Sermón sin título (6)

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TODO OBRA PARA BIEN

Romanos 8:28 RVR60
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

INTRODUCCIÓN

En la Biblia tenemos muchas promesas que nos sostienen en medio de cualquier circunstancia. Es cierto que no todo aquel que hace promesas las cumple o es capaz de mantenerlas. Pero cuando Dios es quien promete, sabemos que Él sí cumple y puede llevarlas a cabo.
Este es el caso con la promesa que vemos en Romanos 8:28: Dios promete obrar todo para nuestro bien. Es uno de los versículos mas citados por los creyentes, pero a la vez es uno de los más malentendidos por la iglesia.
Dios no se deleita al ver a sus hijos entendiendo a medias esta promesa. Así que, a continuación, busco ayudarte a entender lo que el Poderoso Dios promete en este versículo con el fin de que tengas una plena convicción en esta palabra que sostenga tu vida. Para esto, quiero dividir el texto en cuatro partes.

LA CERTEZA DE LA SEGURIDAD

Romanos 8:28 RVR60
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Y sabemos que…
El apóstol Pablo no dice esta promesa sin un contexto. Si te das cuenta, puedes ver que el versículo 28 comienza con la conjunción “y”, que conecta lo que está por decir con lo que ha dicho antes. No se puede comprender a plenitud esta promesa sin entender, por lo menos, todo el capítulo 8 de Romanos.
Pablo ha venido hablando que el creyente vive en un mundo caído por el pecado. Un mundo fracturado y desalineado del propósito de Dios (v. 18–22).
Romanos 8:18–22 RVR60
Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;
Es decir, sabemos que lo que vemos a nuestro alrededor en su mayoría no es bueno y recto ante Él.
Ante esta realidad, Pablo consuela al creyente recordándole que este mal tendrá un fin en la nueva creación. Dios hará todo nuevo y disfrutaremos por el resto de la eternidad la redención que fue comprada por Cristo (v. 23–24).
Romanos 8:23–24 RVR60
y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo?
El creyente es consolado al colocar su mirada en la gloria venidera.
Mientras llega esa gloria, Pablo dice que el Espíritu Santo nos ayuda
Romanos 8:26 RVR60
Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
(v. 26). Pero ¿en qué nos ayuda? Vivimos de este lado de la gloria con dificultades y momentos duros.
Muchas veces no comprendemos lo que estamos atravesando. En estos tiempos difíciles y de sufrimiento que todos tenemos (v.18), el Espíritu Santo intercede por nosotros.
Romanos 8:18 RVR60
Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
Dios ha enviado al Espíritu Santo para que nos ayude en nuestra debilidad. Él intercede por ti y por mí, y lo hace con gemidos indecibles conforme a la voluntad del Señor (v. 26-27).
Romanos 8:26–27 RVR60
Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.
El Espíritu Santo nos conduce a conocer la voluntad de Dios en momentos difíciles y de sufrimiento mientras estamos en la tierra.
En todo creyente debe haber un deseo interno, puesto por Dios, de saber y buscar su voluntad. Cuando no sabemos qué orar, tenemos al Espíritu Santo que nos ayuda.
Ahora es cuando Pablo dice: “Y sabemos…”. Ese saber está conectado con la ayuda del Espíritu Santo en guiar nuestra vida.
Él nos conduce a conocer la voluntad de Dios en momentos difíciles y de sufrimiento mientras estamos en la tierra. Ahora, ¿qué es lo que sabemos con confianza y seguridad? Sigamos leyendo.
El Espíritu Santo nos conduce a conocer la voluntad de Dios en momentos difíciles y de sufrimiento mientras estamos en la tierra.

EL ALCANCE DE LA SEGURIDAD

Romanos 8:28 RVR60
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien,
1. a los que aman a Dios…
Algunos creyentes piensan que su amor por Dios es lo que sostiene sus vidas y las promesas de Dios. Quizá sea porque cada vez que ven una promesa, inmediatamente piensan en una condición. “Si todo va a obrar para mi bien, entonces primero tengo que amar a Dios”. Pero eso no es exactamente así.
Recuerda que el apóstol Juan dice: “Nosotros amamos, porque Él nos amó primero” (1 Jn. 4:19).
1 Juan 4:19 RVR60
Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.
1 Juan 4:10 RVR60
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.
Este amor se ve en cómo Dios envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados (1 Jn. 4:10). Este amor tiene en mente que todas las cosas cooperen para tu bien porque eres hijo de Dios. Así que El apóstol Pablo usa las palabras “para los que aman a Dios” como una forma de identificar a los hijos de Dios. Los que son hijos de Dios lo aman porque hay demasiadas razones para amarle, y todas con forma de cruz.
Romanos 8:28 RVR60
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Lo que sostiene la promesa que tienes en Romanos 8:28 no es el amor que sientes por Dios, sino el mismo Dios que es digno de que lo amemos.
En otras palabras, es como si Pablo dijera: “sabemos que para los que son cristianos, los que conocen el evangelio, los que saben quién es Dios y por tanto lo aman… todo obra para el bien de ellos”. Lo que sostiene la promesa que tienes en Romanos 8:28 no es el amor que sientes por Dios, sino el mismo Dios que es digno de que lo amemos.
2.-Todas las cosas les ayudan a bien…
He escuchado a varios predicadores decir que todo obra para que Dios te de algo “mejor” de lo que ya tienes ahora.
Esto es común en el movimiento del “evangelio” de la prosperidad, en donde lo mejor es definido como una mejor salud, un mejor carro, una mejor casa, o un mejor trabajo. Déjame mostrarte por qué esto no es lo que Pablo tiene en mente.
Primero, recuerda el tiempo del bien en esta promesa. ¿Cuándo veremos que todo obra para bien? Si seguimos el pensamiento de Pablo, este bien tiene una idea escatológica.
Es decir, el bien como tal no tiene su realización plena en lo presente, sino en el porvenir.
Mira hacia el futuro para encontrar esperanza y gozo en el ahora. Pablo ya lo explicó en el versículo 18 del mismo capítulo: todo dolor presente no se compara con la gloria venidera.
Lo segundo a entender es que el bien que se menciona en Romanos 8:28 no es un mejor carro, una mejor salud, o una mejor casa.
En cambio, el bien es que seamos más como Cristo en esta tierra, como dicen los siguientes versículos (v. 29-39).
Romanos 8:29–39 RVR60
Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Todo lo que obra para bien está para hacernos conforme a la imagen de Jesús
1 Corintios 15:49 RVR60
Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.
2 Corintios 3:18 RVR60
Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.
Colosenses 3:10 RVR60
y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno,
(1 Co. 15:492 Co. 3:18Col. 3:10).
Esto es importante para el creyente porque de otra manera, ¿cómo una persona que ha perdido a un ser querido o que tiene una enfermedad terminal puede creer que todo obra para bien?
Eres llamado a atravesar todo lo que pasa en tu vida con tu mirada en Cristo.
Por eso eres llamado a atravesar todo lo que pasa en tu vida con tu mirada en Cristo.
Tu esperanza consiste en que Dios te ama en Cristo y te ayuda por medio de su Espíritu, y usa todo sufrimiento o prueba para el fin mayor: que seas más como Jesús porque para eso fuiste llamado. Solo allí está la verdadera paz, tranquilidad, y sanidad. El verdadero bien.

LOS RECEPTORES DE LA SEGURIDAD

Romanos 8:28 RVR60
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
a los que aman a Dios, ... esto es, a los que ... son llamados. (8:28c)
La única condición que debe cumplirse en la promesa maravillosa de este versículo tiene que ver con la actitud de quienes la reciben. Es única y exclusivamente a sus hijos que Dios promete obrar todas las cosas para bien. Los que aman a Dios y los que son llamados son dos de los muchos títulos o descripciones que el Nuevo Testamento aplica a los cristianos. Desde la perspectiva humana nosotros somos los que aman a Dios, mientras que desde la perspectiva de Dios nosotros somos los que son llamados.
LOS RECEPTORES DE SEGURIDAD AMAN A DIOS a los que aman a Dios,
En primer lugar, Pablo describe a quienes reciben seguridad eterna como los que aman a Dios. Nada caracteriza más al creyente verdadero que un amor genuino a Dios.
Las personas redimidas aman al Dios de gracia que les ha salvado. A causa de sus naturalezas pecaminosas y depravadas, los no redimidos aborrecen a Dios, sin importar qué clase de argumentos puedan tener para alegar lo contrario.
Cuando Dios hizo su pacto con Israel a través de Moisés, dejó muy clara la distinción entre los que le aman y los que le aborrecen.
En los Diez Mandamientos el Señor dijo a su pueblo: “No te inclinarás a [las imágenes] ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos”
EX.20:5-6 (Éx. 20:5-6; cp. Dt. 7:9-10; Neh. 1:4-5; Sal. 69:36; 97:10).
Éxodo 20:5–6 RVR60
No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
Deuteronomio 7:9–10 RVR60
Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones; y que da el pago en persona al que le aborrece, destruyéndolo; y no se demora con el que le odia, en persona le dará el pago.
Nehemías 1:4–5 RVR60
Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos. Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos;
Salmo 69:36 RVR60
La descendencia de sus siervos la heredará, Y los que aman su nombre habitarán en ella.
Salmo 97:10 RVR60
Los que amáis a Jehová, aborreced el mal; El guarda las almas de sus santos; De mano de los impíos los libra.
Ante los ojos de Dios, existen únicamente dos categorías de seres humanos, los que aman a Dios y los que aborrecen a Dios. Jesús se estaba refiriendo a esa verdad cuando dijo: “El que no es conmigo, contra mí es” (Mt. 12:30).
Mateo 12:30 RVR60
El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama.
LOS RECEPTORES DE SEGURIDAD SON LLAMADOS a los que ... son llamados.
En segundo lugar, Pablo describe a quienes reciben seguridad eterna como los que son llamados.
Así como nuestro amor se origina en Dios, sucede lo mismo con nuestro llamado para pertenecer a su familia celestial.
En todo sentido, la iniciativa y la provisión para la salvación vienen de parte de Dios.
En su estado caído y pecaminoso, los hombres solamente son capaces de odiar a Dios, porque sin importar qué puedan pensar, son sus enemigos (Ro. 5:10) e hijos de su ira (Ef. 2:3).
Romanos 5:10 RVR60
Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.
Efesios 2:3 RVR60
entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
Cuando Jesús dijo que “Muchos son llamados, y pocos escogidos” (Mt. 22:14), estaba haciendo referencia al llamado externo del evangelio que se extiende a todos los hombres a fin de que crean en Él.
Mateo 22:14 RVR60
Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.
Pablo explica el significado de la expresión los que son llamados en los dos versículos siguientes (29-30), donde habla de aquello a que los teólogos se refieren muchas veces como el llamado efectuado de Dios.
En este sentido, todos los que son llamados son escogidos y redimidos por Dios, y al final van a ser glorificados. Han sido predestinados por Dios con toda seguridad para ser sus hijos y ser conformados a la imagen de su Hijo unigénito.

LA FUENTE DE LA SEGURIDAD

Romanos 8:28 RVR60
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
conforme a su propósito. (8:28d)
Al final del versículo 28, Pablo enseña cuál es la fuente de la seguridad del creyente en Cristo. Dios dispone que todas las cosas obren de manera conjunta para el bien de sus hijos porque esto es algo conforme a su propósito divino.
Brevemente explicado, el propósito más amplio de Dios consiste en ofrecer salvación a toda la humanidad. Como nuestro Señor declaró al principio de su ministerio en la tierra:
“De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él” (Jn. 3:16- 17).
Juan 3:16–17 RVR60
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
En su segunda carta, Pedro afirma que el Señor no desea la condenación de ninguna persona sino que quiere “que todos procedan al arrepentimiento” (2 P. 3:9)
2 Pedro 3:9 RVR60
El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.
El ser más como Cristo es nuestra meta en la vida.
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