¿Fructífero o inútil? - Marcos 11:11 - 12:12
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INTRODUCCIÓN
Buenas tardes amados hermanos y amigos que hoy nos visitan. Es un gusto como siempre estar juntos para escuchar la palabra de Dios.
Entre las muchas cosas que Cristo enseñó a sus discípulos, podemos encontrar mensajes como: amad a vuestros enemigos, orad por los que os persiguen, no paguéis mal por mal, sino paga mal con bien. Sed vosotros siervos, el que quiera ser el primero, deberá ser el último, el más humilde, el que sirva a los demás. Cristo también dijo a sus seguidores, vosotros sois la luz del mundo, la sal de la tierra. Cristo llamó a sus discípulos a ser, no solo diferentes a la sociedad, sino buenos para la sociedad.
Cristo nos llamó para vivir vidas diferentes, vidas que impacten a la sociedad, vidas fructíferas. Él mismo lo dijo en Juan 15:16 "No me elegisteis vosotros a mi, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo de" Unos versículos antes, en Juan 15:8 "En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos", o en otras palabras, y confirméis así que realmente sois mis discípulos.
El apóstol Pablo, uno de los máximos contribuyentes del Nuevo Testamento dijo en:
Romanos 6:22 "Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna"
Romanos 7:4 "Así también, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios".
2 Corintios 9:10 Pablo promete que Dios "... aumentará los frutos de justicia"
Efesios 5:9 "Porque el fruto del Espíritu es en toda bondad"
Filipenses 1:10 - 11 "para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo, llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios"
Y podría seguir toda la tarde mencionando todas las veces en las que el Nuevo Testamento afirma que el creyente ha de llevar una vida fructífera para con Dios. Solo en el Nuevo Testamento hay más de 30 referencias a la vida llena de fruto que debe tener un cristiano.
Ahora, la palabra fruto en la Biblia tiene únicamente dos usos; en primer lugar está el uso literal para referirse a una fruta, el alimento que proviene de un árbol. Pero, también tiene un segundo uso, de manera figurativa se refiere al fruto que produce la vida del creyente. El resultado, las acciones que lleva a cabo el creyente. Esta palabra es empleada para referirse a la ganancia que produce para el Reino de Dios la vida del creyente. Una palabra que puede describir bien la vida del creyente, es productiva, que genera ganancias para el Reino de Dios pero no en el sentido financiero sino espiritual. Este término no tiene que ver con el dinero en absoluto. Sino que el provecho que genera la vida del creyente en traer gloria a Dios como consecuencia de la manera en la que vive.
Lo opuesto a una vida fructífera es una vida vana, o inútil. Literalmente inservible.
El apóstol Pedro en 1 Pedro 1:18 "sabiendo que fuisteis rescatados de vuestras vana manera de vivir..." Vana manera de vivir. Literalmente, sin efecto, sin uso productivo. Sin provecho alguno. Es como un árbol sin ramas ni fruto. No sirve para dar sombra, no sirve para dar fruto ni alimento, no sirve para nada. Mejor es que sea cortado y que el espacio que ocupa, sea empleado en otra cosa. Así es la vida de una persona que no lleva fruto para con Dios.
Y es precisamente, esto lo que vamos a ver en nuestro pasaje el día de hoy. El Señor Jesús confrontando la vida de personas que se supone debía llevar frutos para con Dios, pero vivía vidas sin provecho alguno para Dios.
Y quiero que prestemos especial atención a cómo Marcos usa tres figuras para mostrar este mismo punto, hoy veremos la lamentable realidad de:
Un árbol que no dio fruto a su Hacedor.
Un templo que no dio gloria a su Dios.
Quiero que lo recuerden bien, así que lo repetiré.
Pero antes de comenzar, vamos a inclinar nuestros rostros y pedir al Señor su guía.
ORACIÓN
I. EL ÁRBOL SIN FRUT0 (Marcos 11:11-14; 20-21)
Lo primero que encontramos en nuestro pasaje, es que Jesús, después de su entrada triunfal a Jerusalén, pasa la noche en Betania, probablemente porque en Jerusalén no había sitio y estaba atestada de gente dada las festividades y el hecho de que Jesús estaba en el lugar. Al siguiente día, van a regresar a Jerusalén, pero en el camino, encontramos la primera gran decepción.
Marcos 11:13-14 "Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos. Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos"
Muchos se preguntan, si el pasaje claramente dice que no era tiempo de higos, entonces, ¿por qué Jesús fue a ver si hallaba higos en el árbol?, Y si no era temporada de higo, ¿por qué maldijo al árbol cuando no halló higos en él? ¿Será que Cristo se equivocó al esperar algo que no debía estar ahí? ¿Fue acaso el Señor muy duro al maldecir al árbol por no dar frutos fuera de tiempo?
Las higueras son árboles muy interesantes y particulares. Un hecho muy conocido en la cultura judía de la época, era que a diferencia de otros árboles, en la higuera, el fruto comienza a salir antes que las hojas, para cuando las hojas en la higuera han salido, el fruto, aunque no esté completamente maduro, ya ha crecido y puede incluso comerse. Por eso el pasaje resalta el hecho de que este árbol tenía hojas pero no fruto. El hecho de que tuviese hojas. era un indicativo de que debía tener fruto en él, aún no siento temporada de higos. Era normal esperar encontrar fruto en él, pero no fue así. Este era un árbol de que lejos parecía fructífero pero de cerca era completamente incapaz de proveer alimento. Era un árbol que invitaba a venir a él para comer del fruto que debía proveer pero que al acercarte, lo único que encontrarías serían ramas vacías, completamente inútil.
Dios mismo había comandado a los judíos sacar provecho de los árboles del campo, lea conmigo Deuteronomio 20:19 "Cuando sities a alguna ciudad, peleando contra ella muchos días para tomarla, no destruirás sus árboles metiendo hacha contra ellos, porque de ellos podrás comer; y no los talarás, porque el árbol del campo no es hombre para venir contra ti en el sitio" Pero mire lo que dice el siguiente versículo "Mas el árbol que sepas que no lleva fruto, podrás destruirlo y talarlo, para construir baluarte contra la ciudad que te hace la guera..."
Por eso el Señor condena a este árbol. Por el engaño de sus hojas. Por la falta de alimento que se suponía debía proveer. Este árbol que no dio fruto a su HACEDOR, terminó siendo juzgado por el Señor. El creador del universo, el arquitecto que diseño toda la creación, venía a su creación para encontrar alimento, venía a su creación para disfrutar del fruto que se supone debía dar. Pero lo único que encontró fue ramas vacías.
Ahora, en Lucas 13:6-9 "Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra? Él entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella y la abone. Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después".
Cuando un árbol no daba fruto, se cortaba por varias razones obvias, en primer lugar, no daba fruto. Sencillamente no estaba cumpliendo el propósito para el cual había sido plantado. En segundo lugar, ocupaba un espacio valioso que otro árbol que si diera fruto podía ocupar. Y en tercer lugar, poco a poco iba deteriorando la tierra, pues aunque no diera fruto, seguía "nutriéndose" de los minerales de la tierra. Recursos eran invertidos en él aunque no sacara ningún provecho.
Ahora, esto no solo es en un sentido literal, si bien es cierto que todo esto se hacía con árboles literales, en un sentido espiritual, se aplica al pueblo de Diosa. En el Antiguo Testamento, la figura de la higuera, así como la de la vida, son usadas para referirse al pueblo de Israel.
Joel 1:6-7 "Porque pueblo fuerte e innumerable subió a mi tierra; sus dientes son dientes de león, y sus muelas, muelas de león. Asoló a mi vid, y descortezó a mi higuera; del todo la desnudó y la derribó; sus ramas quedaron blancas" Haciendo referencia a los pueblos que conquistaron a Israel cuando entraron en desobediencia.
Oseas 9:10 "Como uvas en el desierto hallé a Israel; como la fruta temprana de la higuera en su principio vi a sus padres. Ellos acudieron a Baal-peor, se apartaron para vergüenza, y se hicieron abominables como aquello que amaron"
Salmo 80:8-10 "Hiciste venir una vida de Egipto; echaste las naciones, y la plantaste. Limpiaste sitio delante de ella, e hiciste arraigar sus raíces, y llenó la tierra. Los montes fueron cubiertos de su sombra, y con sus sarmientos los cedros de Dios"
Esa higuera de la que Cristo esperaba comer, pero que terminó condenando, es un símbolo de Israel. Es una representación del pueblo que Dios había escogido para que diese fruto para la gloria de Dios, para que otras naciones pudieran venir a él y encontrar el alimento necesario para sus almas, pero al igual que esta higuera, Israel era una nación con apariencia pero sin fruto.
II. EL TEMPLO SIN GLORIA (Marcos 11:15-20)
La ilustración de la higuera era un vivo reflejo de la vida espiritual de Israel. Sino lea conmigo los siguientes verísculos Leer Marcos 11:15-18
Cuando Jesús entra al templo en el tiempo en el que personas de todas partes de la región, venía a ofrecer sacrificios y adorar a Dios, lo que ve es una escena nuevamente decepcionante. El templo que se suponía debía ser un lugar de adoración para las naciones, se convirtió en una especie de antro donde los religiosos mercadeaban la gloria de Dios para llenar sus bolsillos.
De hecho, quiero que lea conmigo lo que dice Isaías 56:6-7 "Y a los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová para servirle, y que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos; a todos los que guarden el día de reposo para no profanarlo, y abracen mi pacto, yo los llevaré a mi monte santo, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos"
Estas son las palabras que el Señor cita en el versículo 17 "¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones". El templo, al igual que ese árbol, debía atraer a la gente para proveer alimento físico y espiritual. Cuando las naciones viniesen al templo, debía poder hallar la salvación para sus almas, la palabra de Dios predicada, el carácter de Dios revelado por medio de los frutos que daba la vida de su pueblo, pero lo único que encontraron fue corrupción.
Al igual que el árbol sin fruto, lo que vemos aquí es un templo sin gloria. Un templo que se negó a dar gloria a su Dios. Un templo que se negó a cuidar la presencia de su Dios sino que prefirió intercambiar esa gloria divina para llenar sus bolsillos. El resultado es el mismo, la gente no pudo tampoco comer del fruto que se suponía debía dar. De hecho, si leemos el versículo 18, vemos el fruto que daban los religiosos de este templo Marcos 11:18 Y lo oyeron los escribas y los principales sacerdotes, y buscaban cómo matarle..."
Y el Señor, en su autoridad, de la misma forma que había pronunciado juicio sobre aquella higuera, pronunciaba juicio sobre estos sacerdotes y escribas. Y valla que la voz de Cristo tiene autoridad. Mire lo que le sucedió a la higuera. Dice el versículo 20 que "pasando por la mañana, vieron que la higuera se había secado desde la raíz".
Amados hermanos y amigos que hoy nos visitan. El Señor Jesús vino a este mundo para rescatarnos de nuestra vana manera de vivir. Por eso murió en la cruz, porque nuestra vida en vez de producir frutos para con Dios, producían frutos de muerte. Y este mismo Señor, que vino para darnos vida, vendrá otra vez, y su segunda venida no será como la primera. En esta segunda venida vendrá en juicio. Y todo aquel que no de frutos para con Dios será cortado y echado al lago de fuego.
Amados, escuchen lo que dice Mateo 7:19 "Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego". Cristo vendrá nuevamente a juzgar a este mundo. Él tiene la autoridad para juzgar y desechar a todo aquel cuyo fruto sea nulo o malo.
III. LOS TRABAJADORES ASESINOS (Marcos 11:27-12:12)
La primera gran ofensa del evangelio, esta es la verdad que el mundo no solo no quiere escuchar sino que rechaza con toda sus fuerzas, que todo absolutamente todo le pertenece a Cristo.
Colosenses 1:16 lo dice claramente, "... todo fue creado por medio de Él y para Él".
Nuestra vida, creamos en Dios o no, no es nuestra. Nuestra vida, creamos o no en Cristo, le pertenece a Él. La falta de fe del ser humano en Dios no anula la autoridad que Dios tiene sobre la vida del hombre. La rebelión de la humanidad no se traduce en que Dios pierde su derecho a reclamar lo que es por ley suyo, pues toda vida en este mundo ha sido nada por Dios. Eso es lo que los fariseos no entendían.
Leer Marcos 11:27-12:12
Los escribas, los principales sacerdotes y los ancianos, vinieron a Jesús cuestionando la autoridad con la cual él pronunciaba juicio sobre sus vidas "¿con qué autoridad haces estas cosas, y quién te dio autoridad para hacer estas cosas?", y la respuesta del Señor, sirve para exponer la ignorancia que ellos tenían acerca de los propósitos de Dios. Ni siquiera podía reconocer a un verdadero profeta de Dios como lo era Juan el Bautista, y pretendían cuestionar la autoridad del Hijo de Dios. No tenía la capacidad de discernir si Juan el Bautista venía de Dios, y pretendían juzgar a Cristo. Por eso sus frutos no eran frutos de justicia, sino que al igual que esa higuera, tenían apariencia de vida, mas eran incapaces de proveer el alimento que las naciones necesitaban. Eran incapaces de producir los frutos para los cuales Dios los había escogido.
Esta vid, que Dios había hecho subir de Egipto, esta higuera que Dios había plantado en su tierra para que todos los pueblos viniesen y gustaran de su fruto de justicia, se había corrompido.
Por eso Cristo cuenta la siguiente parábola. Para ilustrar la realidad de esa vida escogida que era Israel, pero que era pura apariencia sin fruto. Cuando los judíos se apartaron de Dios, en el Antiguo Testamento, Él les envío profetas para demandar de ellos el fruto de justicia que debían dar. La vid representaba al pueblo de Israel, esa vid había sido encargada a los reyes y sacerdotes para que cuidaran de ella y la abonaran a fin de que diese fruto para su Dios. Pero lo que hicieron fue todo lo contrario. Cuando los profetas de Dios vinieron a estos reyes y sacerdotes para demandar el fruto, éstos mataron a eso profetas, los golpearon, rechazaron y enviaron devuelta con manos vacías. Ninguno de los profetas del Antiguo Testamento pudo cosechar el fruto que Dios espera de Israel.
Peor aún, Dios mismo envió a su Hijo, para que demandara de Israel el fruto que debía dar, ¿Y cual fue la respuesta de ellos? Le mataron.
Aquella vid escogida, aquella higuera plantada, respondió desechando y asesinando a aquel que la había plantado.
Y es ésta, la segunda gran ofensa del evangelio, que el ser humano es incapaz de producir frutos de justicia por sí mismo. Somos incapaces. Todos los frutos de la vida del hombre están llenos de muerte y maldad.
Esto lo podemos ver en el día a día, mire cómo son nuestras relaciones, primeramente con el Creador, luego con nuestros semejantes, y en última instancia, con nosotros mismos ¿Acaso no vivimos las consecuencias de sociedades corruptas? ¿Acaso no vivimos las consecuencias de nuestra propia corrupción?
Esto aplica tanto para creyentes como para no creyentes. Si vemos el ejemplo de los Gálatas, es exactamente esto. Buscaban dar frutos apartados de Cristo. Quería dar frutos siguiente reglas y preceptos humanos.
Gálatas 3:3 "¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?" es lo que Pablo le dice a los Gálatas, y lo mismo es para nosotros. A menos que permanezcamos en Cristo, no podremos dar frutos de vida.
IV. LA RAIZ QUE DA VIDA (Marcos 11:20-33)
Esto me lleva a reflexionar sobre mi propia vida, y te exhorto y espero que también sea así para ti. Si evaluara el fruto que produce mi vida, ¿podría Dios invitar a las naciones a comer de él? ¿Podría Dios llamar a las naciones y que vean los frutos de justicia que hay en mi vida? ¿Podría Dios recibir gloria y honrar por los frutos que hay en mi vida? ¿Es mi vida provechosa para el reino de Dios, o al igual que esa higuera son completamente inútil e inservible, listo para ser desechado?
¿Pueden acaso aquellos que se acercan a nosotros nutrirse del fruto espiritual que produce nuestra vida? ¿Fruto de amor, santidad, fe, humildad, paciencia, bondad, servicio? ¿O es que acaso estamos viviendo para sacar provecho para nosotros mismos?
¿Puede el Señor decir que tú eres esa vid escogida y plantada que da fruto para su gloria? Y, si no es así, ¿cómo podemos dejar de vivir una vida vana e inútil, y comenzar a vivir una vida fructífera para con Dios?
La respuesta, la vemos de manera indirecta en el capítulo 11:27-33, ya hemos comentado que los judíos desconocían la autoridad de Cristo, y como consecuencia no daban buen fruto. De modo que lo primero que debemos hacer es reconocer la autoridad de Cristo sobre mi vida.
Si no lo has hecho aún, si no eres un creyente verdadero aún, entonces eso comienza por reconocer que Cristo es el Señor y que como Señor tiene autoridad para demandar de tu vida todo lo que Él considere bueno. Y reconocer, que todo este tiempo, tú no has vivido según su autoridad sino bajo la tuya propia. Reconocer que todo este tiempo no has vivido bajo el reinado de Cristo sino que te has convertido en tu propio rey. Que has tomado el lugar de Cristo para determinar lo que es bueno y lo que es malo en tu vida. Reconocer esto, te va a llevar directamente al arrepentimiento. A esto era a lo que se refería Juan el Bautista cuando dijo "haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento" en Mateo 3:8
Pero, si por el contrario, eres creyente y aún sigues viendo en tu vida áreas que no son muy fructíferas, también deber reconocer la autoridad de Cristo sobre tu vida. Si realmente quieres ser un creyente maduro, no lo harás por medio de tus propias fuerzas u opiniones, sino al reconocer que Cristo es el Señor en cada área de tu vida. No hay tal cosa como un Señor a medias, o Cristo es el Señor en tu vida, o no lo es. Te exhorto hermano, y me exhorto a mí mismo, a reconocer su Señorío, aunque vaya en contra de nuestros propios deseos.
El primer paso para una vida fructífera, es reconocer la autoridad de Cristo.
En segundo lugar, vemos la respuesta que Jesús dio a los discípulos cuando le mencionaron que la higuera se había secado. Acompáñeme a leer Marcos 11:20-26
Leyendo este pasaje, fue difícil ver a simple vista porqué Jesús responde de esta manera. Hay una conexión fundamental entre una vida fructífera y la fe. Jesús reprueba a la falta de fe de los discípulos. Les costaba creer que por el simple hecho de que Jesús pronunciase esas palabras, la higuera se había secado hasta la raíz. Por eso Jesús les dijo: "Tened fe en Dios". Fíjense en la conexión que hay en estos pasajes:
Juan 15:5-7 "Yo soy la vida, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mi no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queréis, y os será hecho"
Juan 15:16 "No me elegisteis vosotros a mi, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo de"
Hay una clara conexión entre dar fruto y la fe. Una fe que no duda del poder ilimitado de Dios para hacer lo que sería imposible por medios humanos. Cuando el Señor dice pedid lo que queráis, tenemos que tener en mente que una persona que reconoce la autoridad de Cristo, una persona en quien la palabra de Cristo permanece, va a pedir aquello que es conforme a la voluntad de Cristo. No es pedir lo que se me antoje y porque dije la frase "en nombre de Cristo" Dios ahora está obligado a dármelo, como si fuese un mantra mágico que te concederá todos los deseos egoístas de tu corazón. No. Se refiere a una persona que está sumisa a la voluntad de Dios, dando frutos para la gloria de Dios, y que pide conforme a la voluntad de Dios.
Es esa fe, que cree en el ilimitado poder de Dios para hacer lo sobrenatural conforme a su voluntad.
Cuando el Señor dice "el que dijere a este monte, quítate y échate en el mar" no lo dice en forma literal. Esto, de hecho, era un dicho muy popular usado por los rabinos de la época para referirse a aquellos que podían resolver problemas muy complicados, dando soluciones o haciendo aquello que rayaba en los imposible. Era un refrán.
Cristo afirma que para tener una vida fructífera es necesario reconocer su autoridad, pero también tener fe en que Dios puede hacer lo imposible según su voluntad.
Esta semana me reuní con uno de los hombres de la iglesia, para abrir mi corazón y confesar aquellas áreas en mi vida que no están dando fruto para con Dios. Y este hombre me dijo, entre otras cosas, "arrepiéntete, y no dudes de lo que Dios puede hacer en ti". Ése es el tipo de fe que debemos tener si es que queremos vivir vidas fructíferas para con Dios, una fe que no limita el poder de Dios en nuestra vida. Si ves que hay algo con lo que estás luchando, y no estás dando mucho fruto, te extiendo las mismas palabras que mi amigo me extendió esta semana, "arrepiéntete y no dudes de lo que Dios puede hacer en tu vida", después de todo él dijo que nos limpiaría para que demos aún más fruto.
Pero hermanos, y amigos, esto no termina acá, una vida fructífera es una vida que reconoce la autoridad de Cristo, está marcada por una fe que no limita el poder de Dios para hacer lo imposible según su voluntad, y por último, es una vida que extiende el perdón de Cristo a otros.
Marcos 11:25-26
Efesios 4:32 "Antes, sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo"
El centro del evangelio es el perdón y la misericordia que Dios extiende a pecadores inmerecedores como tú y como yo. En el perdón podemos ver varios frutos espirituales que son provechosos para con Dios, en primer lugar vemos misericordia, liberando al ofensor de la culpa y no retribuyendo su mal con mal. En segundo lugar, humildad, pues reconocemos que no somos jueces de aquel que nos ha ofendido, sino que Dios es el único Juez justo y que no soy quien para seguir castigando a esa persona con mi falta de perdón, sino que soy humilde y reconozco que no soy nadie y que solo Dios puede juzgar. En tercer lugar, vemos bondad, porque no buscamos venganza que satisfaga nuestra ira, sino que deseamos lo mejor para la persona, que sea restaurada y perdonada por su ofensa. Así es como se ve una vida que da fruto y es provechosa para el Reino de Dios.
El contraste aquí es claro, amigos y amados hermanos, esta higuera, este templo y esos sacerdotes no podían dar buenos frutos, sino que eran inútiles porque se negaban a reconocer la autoridad del Hijo de Dios, no creían en su poder ilimitado, y se negaba a extender perdón y misericordia a otros.
La pregunta es, ¿queremos vivir vidas fructíferas, o deseamos seguir siendo inútiles, sin provecho alguno, vanos en el reino de Dios?
Oremos.