La despedida de David y Jonatán

1º Samuel 20:1–4

1Después David huyó de Naiot en Ramá, y vino delante de Jonatán, y dijo: ¿Qué he hecho yo? ¿Cuál es mi maldad, o cuál mi pecado contra tu padre, para que busque mi vida? 2El le dijo: En ninguna manera; no morirás. He aquí que mi padre ninguna cosa hará, grande ni pequeña, que no me la descubra; ¿por qué, pues, me ha de encubrir mi padre este asunto? No será así. 3Y David volvió a jurar diciendo: Tu padre sabe claramente que yo he hallado gracia delante de tus ojos, y dirá: No sepa esto Jonatán, para que no se entristezca; y ciertamente, vive Jehová y vive tu alma, que apenas hay un paso entre mí y la muerte. 4Y Jonatán dijo a David: Lo que deseare tu alma, haré por ti.

Introducción

La semana pasada estudiamos la buena amistad que habían entre Jonatán y David.

Jonatán informaba a David sobre las intensiones de su Padre contra él.

Hasta ahora, David por momentos vivía en el palacio y por por momentos debía huir de Saúl.

Se presentaba la fiesta de la luna nueva, una festividad que celebraba el inicio de mes.

Se esperaba que David estuviera presente en el palacio.

Pero David sabía que ya no podia estar delante de Saúl.

Jonatán procura persuadirle de que el enojo de su papá había pasado, pero David no se confía.

Este es un momento en que se definió el destino de David como un prófugo de Saúl, y la despedida de Jonatán, pues nunca más se volverían a ver.

La queja de David

Habíamos visto que, mientras Saúl actuaba como un impío, David era sobrio y prudente en sus acciones.

Sin embargo, llega el momento en que David se siente frustrado por la injusticia padecida y se queja con su amigo Jonatán:

1º Samuel 20:1 “Después David huyó de Naiot en Ramá, y vino delante de Jonatán, y dijo: ¿Qué he hecho yo? ¿Cuál es mi maldad, o cuál mi pecado contra tu padre, para que busque mi vida?”

David no acostumbraba quejarse ante los hombre, pero si ante Dios: Salmo 142:1–2 “Con mi voz clamaré a Jehová; Con mi voz pediré a Jehová misericordia. Delante de él expondré mi queja; Delante de él manifestaré mi angustia.”

Pero por la amistad que los unía, David presenta su queja ante Jonatán. “...¿Qué he hecho yo? ¿Cuál es mi maldad, o cuál mi pecado contra tu padre, para que busque mi vida?”

David sabía que podía confiar en Jonatán porque era un buen amigo que le daría un buen consejo.

No podemos presentar nuestras quejas ante cualquier persona porque seremos decepcionados o defraudados.

Busquemos un buen amigo que esté en nuestro mismo sentir espiritual, y al mejor amigo, Jesús.

El dilema de Jonatán

Por su parte, Jonatán enfrentaba el dilema de ser fiel a su amigo o a su padre. Procuraba reconciliar la amistad de David con su padre, no quería creer que su padre mataría a David.

1º Samuel 20:2 “El le dijo: En ninguna manera; no morirás. He aquí que mi padre ninguna cosa hará, grande ni pequeña, que no me la descubra; ¿por qué, pues, me ha de encubrir mi padre este asunto? No será así.”

Jonatán fue un hombre temeroso de Dios y lleno del Espíritu Santo, esto fue lo que lo unió a una buena amistad con David.

Por otro lado, su padre había perdido el respaldo de Dios y se conducía por influencias demoniacas.

Por tal razón, Jonatán se inclinó por ser fiel a David, sabiendo que él era el ungido de Dios para ser el próximo rey, a costa de perder la relación con su padre: 1º Samuel 20:4 “Y Jonatán dijo a David: Lo que deseare tu alma, haré por ti.”

David no quiere presentarse a la festividad, arman un plan con Jonatán para determinar su Saúl todavía desea la muerte de David, Jonatán comprobó que su padre aun deseaba matar a David.

1º Samuel 20:12–13 “Entonces dijo Jonatán a David: ¡Jehová Dios de Israel, sea testigo! Cuando le haya preguntado a mi padre mañana a esta hora, o el día tercero, si resultare bien para con David, entonces enviaré a ti para hacértelo saber. Pero si mi padre intentare hacerte mal, Jehová haga así a Jonatán, y aun le añada, si no te lo hiciere saber y te enviare para que te vayas en paz. Y esté Jehová contigo, como estuvo con mi padre.”

Por nuestra fe también nos encontraremos en dilema por nuestros parientes que no son cristianos. Lucas 12:53 “Estará dividido el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra.”

Esta es una decisión difícil que deberemos afrontar, pero si nos decidimos por el Señor, tendremos grande recompensa:

Marcos 10:29–30 “Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna.”

La humildad de Jonatán

Jonatán era el heredero al trono, pero sabía que Dios había determinado que el próximo rey es David.

Con humildad y convicción se hace a un lado, renuncia a su posición por amor a Dios y David su amigo.

1º Samuel 20:15 “y no apartarás tu misericordia de mi casa para siempre. Cuando Jehová haya cortado uno por uno los enemigos de David de la tierra, no dejes que el nombre de Jonatán sea quitado de la casa de David.”

Mientras que Saúl se aferraba al trono, Jonatán renunciaba a él, sabiendo que no podía pelear contra Dios. Anteriormente Jonatán había dado a David sus ropas reales, su espada y talabarte como símbolo de entrega del mérito real. 1º Samuel 18:4 “Y Jonatán se quitó el manto que llevaba, y se lo dio a David, y otras ropas suyas, hasta su espada, su arco y su talabarte.”

Todo lo que tenemos lo hemos recibido de Dios, si Él desea quitárnoslo, así lo hará sin que podamos hacer nada. Pero tampoco nadie podrá quitárnoslo si Dios nos lo ha dado.

Por eso debemos fieles administradores de lo que Dios nos ha dado, para que no nos sea quitado. Mateo 25:28 “Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos.”

Jonatán pide a David que haga un pacto a su favor, que tenga misericordia de su casa: 1º Samuel 20:15 “y no apartarás tu misericordia de mi casa para siempre. Cuando Jehová haya cortado uno por uno los enemigos de David de la tierra, no dejes que el nombre de Jonatán sea quitado de la casa de David.”

Jonatán sabía que por el pecado de su padre perecerían él y sus hermanos. Por tanto, pide que tenga misericordia de sus hijos.

David cumplió el pacto con Mefi-boset, hijo de Jonatán, a pesar que Jonatán ya había muerto. 2 Samuel 9

Conclusión

Cuando Jonatán se entera de las intenciones de su padre, se reúne con David en la piedra de Ezel, que significa despedida.

Ahí le declara las intenciones de su padre, ambos lloran porque nunca más se volvería a ver. Se menciona Jonatán hasta el capítulo 31 cuando es muerto por los filisteos.

Vemos en Jonatán un actitud humilde y fiel, un hombre temeroso de Dios y lleno del poder del Espíritu Santo. Por el pecado de su padre murió, pero fue el único que aseguró el bienestar de su hijo por su temor a Dios.

Parece injusto que Jonatán no hubiese reinado, pero así lo determinó Dios.

Lo que si podemos asegurar que ahora Jonatán esta disfrutando de la gloria celestial, que es mucho mejor que los méritos de este mundo.

Debemos procurar ser llenos del Espíritu Santo y buscar amistades que estén en el mismo sentir, para que podamos apoyarnos mutuamente, aconsejando y recibiendo consejos conforme a la voluntad de Dios.

Proverbios 17:17 “En todo tiempo ama el amigo, Y es como un hermano en tiempo de angustia.”

Salmo 1:1–2 “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche.”