El hombre en el espejo
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El paso de los años
El paso de los años
Ver las fotos del pasado es darnos cuenta de que estamos cambiando.
A veces no notamos cuánto cambiamos hasta que alguien nos lo dice.
Si se trata de nosotros mismos, a veces no notaríamos cuánto cambiamos.
¿Notó su nariz este día? Seguramente, la mayoría de nosotros no se percató de que tenía nariz hasta que se lo mencioné.
Nuestro cerebro es capaz de ignorarla para que no le estorbe en su campo de visión.
Inteligencia + pecado = Autoengaño
Inteligencia + pecado = Autoengaño
Somos seres muy inteligentes, con gran capacidad, con un cerebro muy potente e increíblemente complejo.
Somos seres con una capacidad única, a diferencia de los animales, podemos ser conscientes de nuestra realidad y existencia.
A pesar de nuestra inteligencia, todos tenemos un punto ciego; un lado de nosotros mismos que ignoramos.
Cuando la inteligencia humana se combina con nuestra condición pecaminosa, quedamos expuestos a la realidad del Autoengaño.
Eso quiere decir que podemos vivir equivocados toda la vida creyendo que estamos en lo correcto, y hasta dar nuestra vida por ello ignorando que estamos equivocados.
No podemos confiar en nosotros mismos, porque podríamos estarnos engañando.
9 »El corazón humano es lo más engañoso que hay, y extremadamente perverso. ¿Quién realmente sabe qué tan malo es?
El mundo exalta la seguridad personal y la autoconfianza, pero eso tiene un límite, porque es un riesgo, es un arma de doble filo; estamos expuestos a autoengañarnos.
¿El cristiano se autoengaña?
¿El cristiano se autoengaña?
Empezamos un caminar con Dios, le seguimos y empezamos nuestra vida cristiana queriendo agradar a Dios. Adoptamos una serie de prácticas que nos hacen sentir y creer que estamos en lo correcto.
¿Estamos los cristianos tan expuestos como los no cristianos al autoengaño?
La respuesta es sí. Observe con detenimiento estas palabras de Jesús:
23 pero cuando tu ojo es malo, todo tu cuerpo está lleno de oscuridad. Y si la luz que crees tener en realidad es oscuridad, ¡qué densa es esa oscuridad!
La luz que crees tener, ¿es luz?
El mundo puede estar muy engañado, ir camino al despeñadero, estar confundido y enceguecido con su propio razonamiento. El mundo puede autoengañarse con su filosofía, ciencia e ideología, pero el cristiano también.
Si eres capaz de analizar la historia de la iglesia, la forma en que hacemos culto e interpretamos la biblia, notarás que en algún momento no hemos creído en la verdad sino en la mentira, aunque creíamos honestamente que era la verdad.
Esta es una oportunidad para evaluar lo que crees, lo que vives, lo que practicas, lo que enseñas, los criterios que sigues para tomar decisiones…podrían estar equivocados.
Podrías estar equivocado aun cuando crees que estás en la luz y que el fundamento en la palabra de Dios.
¿Hay una cura para el autoengaño?
¿Hay una cura para el autoengaño?
Afortunadamente sí lo hay.
8 La sabiduría del prudente es discernir sus caminos, pero al necio lo engaña su propia necedad.
Necesitamos discernimiento.
El discernimiento no es un radar para detectar demonios. Tiene una función que muchas veces no descargamos en nuestro ordenador de vida.
El discernimiento es necesario y útil para curarnos del autoengaño, pero funciona como una inyección de insulina en una persona diabética.
No podemos producirla por nosotros mismos lo suficiente como para no volver a inyectarnos. Necesitamos una administrar con frecuencia una dosis de discernimiento.
Si piensas que todo lo que crees y cómo vives está bien, te autoengañaste.
8 Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad.
Discernimiento a través de la palabra
Discernimiento a través de la palabra
¿De dónde obtenemos la dosis de discernimiento que necesitamos? De la palabra de Dios.
Sin el efecto de la palabra, el discernimiento se vuelve sabiduría humana.
La sabiduría humana es buena, necesaria, es un don de Dios y una destacada virtud que Dios nos ha dado a los seres humanos, pero es insuficiente para llegar a la verdad.
18 Dejen de engañarse a sí mismos. Si piensan que son sabios de acuerdo con los criterios de este mundo, necesitan volverse necios para ser verdaderamente sabios. 19 Pues la sabiduría de este mundo es necedad para Dios. Como dicen las Escrituras: «Él atrapa a los sabios en la trampa de su propia astucia».
Podríamos tener mucha inteligencia, destacar académicamente, conocer la historia, manejar datos científicos y hasta adquirir altos niveles de estudios teológicos y todo eso sigue siendo necedad ante Dios. Es insuficiente para ser sabios y para agradar a Dios o decidir conforme a su voluntad.
La única manera en que podamos ser sabios es adquiriendo discernimiento acerca de nuestros caminos y eso solo es posible a través de la palabra.
22 No se contenten sólo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica. 23 El que escucha la palabra pero no la pone en práctica es como el que se mira el rostro en un espejo 24 y, después de mirarse, se va y se olvida en seguida de cómo es. 25 Pero quien se fija atentamente en la ley perfecta que da libertad, y persevera en ella, no olvidando lo que ha oído sino haciéndolo, recibirá bendición al practicarla. 26 Si alguien se cree religioso pero no le pone freno a su lengua, se engaña a sí mismo, y su religión no sirve para nada. 27 La religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro Padre es ésta: atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y conservarse limpio de la corrupción del mundo.
La palabra nos lleva por una vía:
Conocimiento
Obediencia
Arrepentimiento
Cambios de hábitos (interno)
Santidad social (externo)