La eternidad de la Palabra de Dios
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La eternidad de la Palabra de Dios
6 Una voz dijo: «¡Grita!».
Y yo pregunté: «¿Qué debo gritar?».
«Grita que los seres humanos son como la hierba.
Su belleza se desvanece tan rápido
como las flores en un campo.
7 La hierba se seca y las flores se marchitan
bajo el aliento del Señor.
Y así sucede también con los seres humanos.
8 La hierba se seca y las flores se marchitan,
pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre».
B. Importancia de la Palabra de Dios en la vida del creyente
Tema: La brevedad de la vida y la Palabra eterna de Dios
Texto base: Isaías 40:6–8 (NVI)
6 Una voz declara: "Proclama". Y yo pregunto: "¿Qué he de proclamar?" "Que toda la humanidad es como la hierba, y toda su gloria es como la flor del campo.
7 La hierba se seca y la flor se marchita, porque el aliento del Señor sopla sobre ellas. Sí, la gente es como hierba.
8 La hierba se seca y la flor se marchita, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre".
Punto 1: La brevedad de la vida humana
- La comparación de la humanidad con la hierba y la flor del campo nos recuerda la fragilidad y transitoriedad de nuestra existencia terrenal.
- A menudo nos afanamos por alcanzar logros, fama y éxito, pero la realidad es que nuestra vida es efímera y pasajera.
- La vida humana puede ser comparada con la hierba que se seca y la flor que se marchita. Nuestra vida está sujeta a la temporalidad y a las inclemencias del tiempo.
Punto 2: La obra soberana de Dios
- Aunque nuestra vida sea breve y frágil, debemos reconocer que detrás de todo hay un Dios soberano que controla cada aspecto de nuestras vidas.
- Es el aliento del Señor el que sopla sobre la hierba y la flor, provocando su marchitamiento. Esto nos hace conscientes de nuestra dependencia total de Dios y de su voluntad.
- En medio de la brevedad de nuestra vida, podemos confiar en que Dios tiene un propósito y un plan eterno para nosotros.
Punto 3: La Palabra eterna de Dios
- A pesar de la transitoriedad de la vida humana, hay algo en lo que podemos encontrar estabilidad y seguridad: la Palabra de nuestro Dios.
- La Palabra de Dios permanece para siempre, es duradera e inmutable. No está sujeta a los cambios y fluctuaciones del mundo.
- La Palabra de Dios es un faro en medio de la oscuridad, una guía segura en un mundo incierto. En ella encontramos consuelo, dirección y esperanza para nuestras vidas.
Conclusión:
La brevedad de la vida humana nos invita a reflexionar sobre nuestras prioridades y a reconocer la soberanía de Dios en cada área de nuestra existencia. Mientras nuestras vidas sean como la hierba que se seca y la flor que se marchita, recordemos que la Palabra de nuestro Dios permanece para siempre. En ella encontramos consuelo, dirección y fortaleza para vivir en este mundo cambiante. Aprovechemos cada día para buscar la voluntad de Dios y para compartir su Palabra con aquellos que nos rodean, sabiendo que es lo único que perdurará más allá de la fugacidad de esta vida terrenal.