Dios me ha adiestado El como de las misiones
Dios me ha adiestrado para esto
Pasaje: Salmo 18:32 – 34
32 Dios es el que me ciñe de poder,
Y quien hace perfecto mi camino;
33 Quien hace mis pies como de ciervas,
Y me hace estar firme sobre mis alturas;
34 Quien adiestra mis manos para la batalla,
Para entesar con mis brazos el arco de bronce.[1]
Enseñanza:
Dios ha hecho lo necesario para cada uno de sus hijos tenga éxito en la tarea de predicar el evangelio de salvación.
Sujeto:
3 Cosas que Dios ha hecho para que todo hijo suyo se desempeñe exitosamente en su responsabilidad de predicar.
Bosquejo:
V. 32.
ME ROBUSTECE PARA SOPORTAR LOS VIENTOS CONTRARIOS QUE INTENTAN DESVIARME.
V. 33.
ME DA LA LIGEREZA PARA CAMINAR CON RAPIDEZ Y CON SEGURIDAD EN LOS PEÑASCOS DEL TERRENO.
Me da la gracia de un ciervo, que es elogiado en otros pasajes:
1. Se cuenta entre los animales limpios Dt. 14:5.
2. Es aprobado para comerlo. Dt. 12:15
3. Se servía en la mesa de Salomón. 1 Rey. 4:22-23
4. Es tímido y cariñoso. Prov. 5:19
V. 34.
ME ENSEÑA ESTRATEGIAS PARA VENCER EN LA BATALLA.
DA DESTREZA A MIS MANOS PARA USAR LO QUE NUNCA HE USADO.
INTRODUCCIÓN.
Una de las batallas más largas y duras del creyente ha sido tratar de vivir sobre las expectativas que demanda el ser hijo de Dios. Sobre el paso del tiempo, diferentes costumbres se han introducido a la iglesia cristiana y han marcado el nivel hasta donde los hijos de Dios deben llegar.
Esta mañana, estamos en el día de Misiones de su iglesia y el motivo de estar aquí es para alentar a la iglesia a involucrarse en las misiones. Planteémonos la pregunta, ¿como?. Este es un tema que a muchos nos intriga y nos quita el sueño. Muchos, jóvenes en especial, nos preguntamos ¿yo, podré hacer lo que Dios me manda a hacer?. Y la respuesta es SI. Dios nos ha capacitado para esto.
Tratando de pensar en un paralelo de relación entre la iglesia, el creyente y la manera de hacer la tarea que Dios nos ha dado, creo que he llegado a la conclusión de que muchas personas están tratando de llevar sobre sus hombros la carga de hacerlo por sobre las expectativas que el resto del mundo exige, o por lo menos quienes conforman su mundo.
Creo que cuando queremos darles en el gusto a todos, solamente llegaremos a agotarnos y a ser infelices en la manera de cómo hacemos lo que Dios quiere que hagamos.
La primera cosa que Dios ha hecho para que nos desempeñemos exitosamente en la responsabilidad de predicar el evangelio es:
V. 32.
ME ROBUSTECE PARA SOPORTAR LOS VIENTOS CONTRARIOS QUE INTENTAN DESVIARME.
- Como hijo de Dios y hacedor de Su voluntad, siempre estamos bajo la mira de Satanás para desviarnos.
- Como buenos hijos de Dios debemos retornar a la presencia de Dios para saciarnos de su agua de vida.
- La misma palabra de Dios es nuestro canal de riego.
- Nos da poder para continuar en la batalla.
- Endereza nuestra vereda para que lleguemos a la meta deseada.
Fíate de Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos y Él enderezará tus veredas. Prov. 3:5-6.
Debemos regresar a la misma presencia de Dios cuando vemos que hemos perdido el rumbo o cuando el cansancio nos ha agotado hasta desistir de continuar y queramos regresar.
Sólo así aseguraremos nuestras fuerzas. Un creyente que quiere llegar al tope de las expectativas por si solo, se encontrará con la triste realidad del fracaso.
Debemos buscar como el ciervo las corrientes de las aguas para saciar nuestra sed de Dios, de su palabra, de su Espíritu.
La segunda cosa que Dios ha hecho para que nos desempeñemos exitosamente en la responsabilidad de predicar el evangelio es:
V. 33.
ME DA LA LIGEREZA PARA CAMINAR CON RAPIDEZ Y CON SEGURIDAD EN LOS PEÑASCOS DEL TERRENO.
Me da la gracia de un ciervo, que es elogiado en otros pasajes:
Es hermoso ver que el hijo obediente de Dios es comparado a un siervo.
Mis pies como de ciervas = Rapidez, agilidad.
Para escapar de las trampas del enemigo. Para entrar en zonas escabrosas a rescatar a una cría y aun no perder su ligereza.
Para llegar alto en el cumplimiento de las expectativas de Dios sin sentir vértigo y resbalar.
Hay muchos creyentes que se sienten en altos cargos y pretenden haber llegado solos. Es allí que debemos agradecer a Dios por este gran privilegio y pedir de su humildad para saber mantenernos sirviendo a nuestros hermanos y agradando a Dios.
Un hombre que es un obrero de Dios es comparado a un ciervo
- Se cuenta entre los animales limpios Dt. 14:5.
- Es aprobado para comerlo. Dt. 12:15
- Se servía en la mesa de Salomón. 1 Rey. 4:22-23
- Es tímido y cariñoso. Prov. 5:19
La tercera cosa que Dios ha hecho para que nos desempeñemos exitosamente en la responsabilidad de predicar el evangelio es:
V. 34.
ME ENSEÑA ESTRATEGIAS PARA VENCER EN LA BATALLA.
DA DESTREZA A MIS MANOS PARA USAR LO QUE NUNCA HE USADO.
Como David que su instrucción desde niño fue pastoril, NO PARA LA GUERRA.
Pero le da gracias a Dios que aunque no se entrenó para la guerra, Dios le envió a librar guerras y le dotó de destreza, sabiduría, agilidad.
Hoy en día hay muchos siervos y obreros jóvenes que ven sus deberes como una gran batalla, y lo son.
Pero Dios ha diseñado espiritualmente al siervo para librar esa gran batalla y salir exitosos, siempre bajo el mando de Dios.
Nuestra única responsabilidad es la de siempre presentarnos delante de Dios para recibir esa instrucción personal. Debemos acudir a Dios en busca de ese recurso fortalecedor y eterno de la presencia de Dios, real y diaria en todas las esferas de la vida.
Los siervos mayores, quienes ahora pueden ver el fruto de su trabajo que se ha comprometido en los caminos del Señor, pueden atestiguar que la batalla no ha sido fácil. Varias veces han sentido correr por sus mejillas las lágrimas de la derrota y del desánimo. Pero Dios ha regado su sendero con esas mismas lágrimas y ahora están cosechando el fruto de su labor.
CONCLUSIÓN.
La bendición más grande que Dios nos ha dado es la salvación. A través de esta podemos caminar hacia la misma presencia de Dios. En este camino enfrentaremos todo tipo de experiencias. Sentiremos la alegría de la victoria sobre Satanás, pero a veces la frustración y penas de no ver nuestros anhelos realizados pueden dejarnos sin aliento para seguir.
En esos momentos es cuando debemos volver a los fundamentos básicos de nuestro llamado a la vida cristiana.
Dios es quien:
- Nos robustece para resistir los vientos contrarios que intentan desviarnos.
- Nos da la agilidad para caminar con rapidez y seguridad en lo escabroso del sendero.
- Nos enseña estrategias para vencer en la batalla, aunque no seamos llamados a ser soldados.
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[1]Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.