Sermón sin título (4)

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Notes
Transcript

(MATHEW)
Los discípulos habían confundido la destrucción de Jerusalén con el fin del mundo. Cristo corrigió este error y demostró que el día de la venida de Cristo y el día del juicio serán después de aquella tribulación. Aquí anuncia la disolución final del marco y trama presentes del mundo. Además, predice la aparición visible del Señor Jesús que viene en las nubes y la reunión de todos los elegidos con Él.
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(COLLINS)
La venida de Cristo en el aire para arrebatar a su iglesia es el siguiente evento en el calendario profético de Dios. Será seguido por la gran tribulación que durará por siete años. Inmediatamente “después de aquella tribulación”, Cristo vendrá en gloria para comenzar su reino milenial. La gran tribulación será seguida por fenómenos astrales (13:24–25).
(1 Tesalonicenses 4:13–18) 13Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. 14Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. 15Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. 16Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. 18Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.
“Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria” (13:26). Mateo lo expresa así: “Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo” (Mateo 24:30). Evidentemente, su venida misma en forma visible con gran poder y gloria es la señal. Después de venir con gran poder y gloria, enviará a sus ángeles para juntar a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo (13:27). Probablemente los escogidos son el remanente de Israel que será salvo durante la tribulación.
__________________________________________________________________ (JOSE TOMAS)
Todos estos cataclismos naturales simbolizan el fin del orden presente y la venida de una nueva realidad, la que trae Dios por medio de su Enviado. Aunque todas estas señales de la naturaleza parecen apuntar al estado de caos previo a la creación (cf. Gén. 1:2), la idea que se pretende trasmitir aquí es que finalmente habrá control sobre el caos, el mal, que es destruido con la venida del Hijo del Hombre. De hecho, Jesús alude a los poderes de los cielos, que se creían entonces eran poderes malignos que controlaban los astros, y que serán sacudidos con la venida del Hijo del Hombre, que llega con gran poder y gloria (cf. Isa. 51:6). Es la victoria del poder de Dios sobre el poder de Satanás, de lo cual se ha dado ya evidencia en el ministerio de Jesús. La sacudida de los cielos es otra descripción de la reacción que provoca la venida triunfal de Dios en un terrible juicio sobre la tierra (cf. Isa. 13:10; 34:4).
El resultado positivo de todo esto, junto con la destrucción del mal, es que los escogidos de Dios serán reunidos. Esto será por medio de sus ángeles, lo cual destaca la soberanía de Cristo, que reunirán a los escogidos, dispersos por toda la tierra. La referencia a que los elegidos serán recogidos no solo de los cuatro vientos y de los extremos de la tierra (expresión que en la antigüedad refería al mundo; cf. Eze. 37:9), sino también de los extremos de los cielos, parece apuntar a que no solo irán con el Hijo del Hombre aquellos escogidos que le vean venir en su gloria, sino también aquellos que creyeron en él pero que ya han muerto (cf. 1 Tes. 4:15–17).
Ninguno de los elegidos será dejado. Aunque no se dice aquí, este evento parece incluir la resurrección de los santos del A.T. y de los creyentes que sufrieron el martirio durante la tribulación (cf. Dn. 12:2; Ap. 6:9–11; 20:4). Nada se dice aquí acerca de los que no estén entre los escogidos (cf. 2 Ts. 1:6–10; Ap. 20:11–15).
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(JOHN)
Sin embargo, algunos intérpretes sostienen un punto de vista postribulacionista del arrebatamiento. Ellos identifican a “los escogidos” de esta porción como los redimidos de todas las eras, pasada, presente y futura. Esta interpretación requiere que la resurrección de todos los que han muerto como justos tenga lugar al final de la tribulación, y junto con todos los creyentes que estén vivos, ellos serán arrebatados para encontrarse con el Hijo del Hombre que regresa, y que descenderá a la tierra en ese tiempo. De este modo la iglesia, el cuerpo de Cristo, se queda sobre la tierra durante el período de tribulación, es protegida sobrenaturalmente como una entidad a través de la misma, es arrebatada al final de ella, y regresa de inmediato a la tierra para participar en el milenio. Pero a la luz de la discusión precedente sobre Marcos 13:17 y la discusión subsiguiente del versículo 32, es preferible el punto de vista pretribulacionista.
No está claro el orden específico de estos sucesos del fin del mundo. Pablo creía que el creyente ya estaba con Cristo desde el momento de su muerte (ver 2 Co 5:6, 8). Primera Tesalonicenses 4:13–18 enseña que aparentemente algo de nuestro cuerpo físico quedará atrás, y se reunirá con nuestro espíritu en la venida de nuestro Señor; lo cual implica un estado incorpóreo entre la muerte y el día de la resurrección. No muchos datos revelados en la Biblia acerca de los hechos escatológicos y de la vida después de la muerte.
¡Manténganse despiertos! La exhortación a la vigilancia cobra mayor densidad con su repetición en la conclusión del discurso de Jesús sobre el fin del mundo. El llamado a permanecer alerta es tan importante para nosotros hoy como lo fue para los discípulos que escucharon estas palabras de nuestro Señor en primer lugar.
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