Las Cinco Solas: Sola Gracia

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Introducción

Una vez le preguntaron a un conocido predicador de Estados Unidos lo siguiente:
¿Si una persona cree en otra religión (ejemplo; musulmán, judíos y no en Jesús, también puede ir al cielo?
Cualquier cristiano incluso alguno de sus hijos pequeños muy emocionados contestaría. «No»
Juan 14:6 NVI
—Yo soy el camino, la verdad y la vida—le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.
Esto es lógico y parece ser el ABC del cristianismo, pero la contestación de este predicador increíblemente no fue esta.
Él dijo a millones de personas a través de un programa muy popular de televisión. “Yo no sé”
¿What´s? ¿En serio? ¿Yo no sé?
En este mes celebramos una fecha muy importante para los cristianos, el 31 de octubre. Ese día hace ya mas de 500 años atrás, un hombre se levantó y dijo: «Yo sí sé»
Esto hombre llamado Martín Lutero, movido por Dios clavó sus 95 tesis en la puerta de la catedral de Wittenberg el 31 de Octubre de 1517.
Este llamado a evaluar la doctrina de las indulgencias con los estudiosos fue el despertar de la Iglesia de Cristo ante un gobierno corrupto.
Esta protesta nos da hoy día una mayor claridad de lo que creemos.
Esta protesta, en un principio en contra de las indulgencias, revolucionó el planeta y llevó a todo el mundo a reafirmar e investigar las Escrituras y su fe.
Lutero también pasó por una entrevista, pero mas parecido a un juzdo. Una entrevista de convicciones, conocido como “La Dieta de Worms en abril de 1521”
Esta fue una asamblea de los príncipes del Sacro Imperio Romano Germánico llevada a cabo en Worms.
El aspecto históricamente más relevante de la Dieta fue la comparecencia de Martín Lutero, quien fue convocado para que se retractara de sus famosas tesis.
Del 16 al 18 de abril Lutero habló delante de la asamblea, pero en vez de abjurar, defendió con energía su actitud protestante. Lutero hizo varias declaraciones en su defensa que luego se convertirían en frases célebres.
Admitió ser el autor de los escritos que llevaban su nombre, pero rechazó retractarse de sus enseñanzas. Sostuvo que no podría hacerlo sin estar convencido de que debía hacerlo. Lutero argumentó:
A menos que no esté convencido mediante el testimonio de las Escrituras o por razones evidentes —ya que no confío en el Papa, ni en su Concilio, debido a que ellos han errado continuamente y se han contradicho— me mantengo firme en las Escrituras a las que he adoptado como mi guía. Mi conciencia es prisionera de la Palabra de Dios, y no puedo ni quiero revocar nada reconociendo que no es seguro o correcto actuar contra la conciencia. Que Dios me ayude. Amén.
Con el pasar de los años sus convicciones fueron ecos para escribir lo que hoy conocemos como las 5 Solas.
Sola Scriptura, Sola Fide, Sola Gratia, Sola Christus, Soli Deo Gloria.
El contexto historico de “Sola Gracia”.
Durante la Edad media, había un consenso creciente de que Jesús bajó del cielo y fue crucificado para cumplir con su parte en nuestra salvación y que el Espíritu Santo nos da vida a través de la Iglesia y sus sacramentos. En otras palabras, si la persona cumple con su parte en la salvación —es decir, realizar buenas obras y participar en los sacramentos—, entonces será salva (después de pasar por el purgatorio).
QUIERO PREGUNTAR, QUIENES DE LOS QUE ESTÁN EN ESTA NOCHE EN ESTE LUGAR CREEN QUE SI MUEREN AHORA MISMO VAN AL CIELO.
Por eso es necesario que hablemos de la “Sola Gracia”.

DESARROLLO:

I. La Condición Humana Sin Gracia:

Para entender el valor de la sola gracia, primero debemos comprender nuestra condición humana. Lutero, en sus tesis, señaló la corrupción del corazón humano y cómo todos hemos pecado y carecemos de la gloria de Dios
Romanos 3:23 NVI
pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios,
Sin la gracia divina, estamos perdidos en nuestros pecados.
Romanos 3:10–11 NVI
Así está escrito: «No hay un solo justo, ni siquiera uno; no hay nadie que entienda, nadie que busque a Dios.
No hay nada que pueda hacer el hombre para alcanzar la salvación que Dios regala.
la Gracia de Dios nos es dada por la libre voluntad de Dios y no en respuesta a nuestras acciones. Fue Lutero quien en una ocasión dijo: “Si la Gracia depende de nuestra cooperación, ya no es Gracia”.
Muchos piensan que, para poder ser recipientes de la gracia de Dios, ellos tienen que primeramente dar el paso y abrir la puerta de su corazón para que Dios pueda entrar. Esto ocurre porque el hombre por naturaleza tiene la tendencia a querer tomar para sí, aunque sea un poco del crédito de su salvación.
1 Pedro 1:21 NVI
Por medio de él ustedes creen en Dios, que lo resucitó y glorificó, de modo que su fe y su esperanza están puestas en Dios.

II. La Soberanía y Generosidad de Dios:

"Sola Gracia" nos recuerda que la salvación es un regalo divino.
Efesios 2:8–9 NVI
Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte.
Romanos 11:6 NVI
Y si es por gracia, ya no es por obras; porque en tal caso la gracia ya no sería gracia.
Dos aspectos de la Gracia:
(1) la Gracia es inmerecida y (2) la Gracia es soberana.
Inmerecida porque no podemos hacer nada para merecerla, y soberana porque proviene de Dios, quien es Soberano.
Este concepto de la Gracia Soberana de Dios es el más difícil de aceptar, aunque es fácil de entender.
Es fácil de entender porque es fácil de definir y fácil de ilustrar, como bien dirían muchos “es un don inmerecido”.
Es difícil de aceptar porque no hay nada que el hombre pueda hacer para que Dios derrame Su Gracia sobre él; Dios de manera libre y soberana derrama Su Gracia sobre quien Él quiere.
Romanos 9:16 RVR60
Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.

III. El Sacrificio de Cristo:

La gracia de Dios se manifiesta en el sacrificio de Jesucristo en la cruz.
Romanos 3:23–24 NVI
pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, pero por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó.
Jesús pagó el precio por nuestros pecados, y la gracia de Dios nos justifica y reconcilia con Él.
Romanos 5:8 NVI
Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.

IV. Viviendo en Respuesta a la Gracia:

La "Sola Gracia" no nos llama a la pasividad, sino a la gratitud y a una respuesta de amor y obediencia a Dios.
2 Timoteo 2:1 NVI
Así que tú, hijo mío, fortalécete por la gracia que tenemos en Cristo Jesús.
Nuestra vida debe ser una respuesta a la gracia de Dios.
1 Pedro 1:10–11 NVI
Los profetas, que anunciaron la gracia reservada para ustedes, estudiaron cuidadosamente esta salvación. Querían descubrir a qué tiempo y a cuáles circunstancias se refería el Espíritu de Cristo, que estaba en ellos, cuando testificó de antemano acerca de los sufrimientos de Cristo y de la gloria que vendría después de éstos.
1 Pedro 1:13–14 NVI
Por eso, dispónganse para actuar con inteligencia; tengan dominio propio; pongan su esperanza completamente en la gracia que se les dará cuando se revele Jesucristo. Como hijos obedientes, no se amolden a los malos deseos que tenían antes, cuando vivían en la ignorancia.
Porque soy salvo por gracia, me esfuerzo en esa gracia para no pecar y agradar a aquel que me salvó.
Hoy, en un mundo donde a menudo se nos anima a depender de nuestros esfuerzos, es esencial recordar y abrazar la "Sola Gracia".
Debemos comprender que no podemos ganar la salvación por nuestros méritos, sino que es un regalo inmerecido de Dios. Esto debe inspirarnos a vivir en santidad y gratitud, y aún compartir el evangelio con otros.

Conclusión:

La enseñanza de "Sola Gracia", resaltada en las 95 Tesis de Lutero, es una de las verdades más fundamentales de nuestra fe cristiana. Nos recuerda que nuestra salvación depende completamente de la gracia de Dios y no de nuestras obras.
Que esta verdad nos llena de gratitud, humildad y amor por nuestro Salvador, y que la compartamos con un mundo que necesita conocer la maravillosa gracia de Dios. Amén.
“Sublime gracia del Señor Que a mi pecador salvó fui ciego mas hoy miro yo perdido y él me amó. En los peligros o aflicción que yo he tenido aquí su gracia siempre me libró y me guiará feliz. Su gracia me enseñó a temer mis dudas ahuyentó o cuan precioso fue a mi ser al dar mi corazón. Y cuando en Sión por siglos mil brillando este cual sol yo cantaré por siempre allí su amor que me salvo” -"Sublime Gracia" de John Newton.
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