Ley y evangelio
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· 1 viewLa ley, que da testimonio de la gracia de Dios, señala hacia su cumplimiento y culminación en el evangelio de Jesucristo. El evangelio no cancela la ley, sino que lo cumple, haciendo que pueda ser vista en su luz apropiada.
Notes
Transcript
Los seres humanos no pueden cumplir la ley por sus propios esfuerzos
Los seres humanos no pueden cumplir la ley por sus propios esfuerzos
Ro 3:20; Gl 2:15–16
Ver también Hch 13:39; Ro 4:13–15
La ley trae el conocimiento del pecado humano y la necesidad de redención
La ley trae el conocimiento del pecado humano y la necesidad de redención
porque por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de Él; pues por medio de la ley viene el conocimiento del pecado.
Ver también 1 Ti 1:9–10; 1 Jn 3:4
La ley señala a la venida de Jesucristo
La ley señala a la venida de Jesucristo
De manera que la ley ha venido a ser nuestro ayo para conducirnos a Cristo, a fin de que seamos justificados por fe.
Los creyentes no son justificados por las obras de la ley sino por la fe en la sangre de Jesucristo
Los creyentes no son justificados por las obras de la ley sino por la fe en la sangre de Jesucristo
Ro 3:28; Gl 3:11
Ver también Hab 2:4; Ro 4:1–5; Gl 3:10–14; Ef 2:15
La relación entre los creyentes y la ley
La relación entre los creyentes y la ley
Muriendo a la ley por medio de Jesucristo
Muriendo a la ley por medio de Jesucristo
Pues mediante la ley yo morí a la ley, a fin de vivir para Dios.
La ley sigue siendo válida para los creyentes
La ley sigue siendo válida para los creyentes
Ro 7:11–12; 1 Ti 1:8; 1 P 1:15–16
Ver también Lv 11:44–45; Lv 19:2; Lv 20:7; Ro 7:7–11; Ro 13:8–10; Stg 2:8–11
El Espíritu Santo capacita a los creyentes para cumplir la ley por medio de Jesucristo
El Espíritu Santo capacita a los creyentes para cumplir la ley por medio de Jesucristo
Pues lo que la ley no pudo hacer, ya que era débil por causa de la carne, Dios lo hizo: enviando a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado y como ofrenda por el pecado, condenó al pecado en la carne, para que el requisito de la ley se cumpliera en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Ver también Jr 31:31–34; Ez 11:19–20; Gl 5:13–18