fuego en el altar.
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Tenemos que tener bien claro que ya sea un ministerio, un don, un llamado, un talento, y todo lo que tenga que ver con la obra del Espíritu Santo en nuestra vida, Satanás siempre lo quiere apagar, siempre lo querrá extinguir, todo lo que tiene que ver con la obra del Espíritu Santo en nosotros, Satanás lo quiere apagar. No dejes que se apague el fuego del Señor…
I. PERO, PRIMERAMENTE TENEMOS QUE COMPRENDER ALGO MUY IMPORTANTE:
Y el fuego encendido sobre el altar no se apagará, sino que el sacerdote pondrá en él leña cada mañana, y acomodará el holocausto sobre él, y quemará sobre él las grosuras de los sacrificios de paz.El fuego arderá continuamente en el altar; no se apagará.
Altar (מִזְבֵּחַ, mizbeach; θυσιαστήριον, thysiastērion). El lugar donde se ofrecían sacrificios a una deidad o deidades. Los altares solían hacerse de piedra, ladrillos, tierra, madera o metal.
HOLOCAUSTO. Ésta es una de las cinco ofrendas principales de la ley levítica. El sustantivo hebreo ʿōlāh, «subida», probablemente se refiere al hecho de que el sacrificio era del todo quemado. También se le llamaba kālîl, «completo», ofrenda de holocausto.
A. AVIVAR EL FUEGO DE DIOS EN NUESTRA VIDA ES UNA RESPONSABILIDAD PERSONAL.
1) Podemos ver que dentro del tabernáculo donde estaba la presencia de Dios.
2) La responsabilidad de mantener encendido él fuego del altar era un responsabilidad ¿de quien? ¿de Dios? No, era una responsabilidad del sacerdote.
3) La palabra de Dios nos dice que ahora nosotros hemos sido hecho por medio de Jesucristo sacerdotes para Dios.
y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,
y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.
4) Es decir que ahora la responsabilidad de mantener encendido el fuego del Señor es de cada uno de nosotros en el altar de nuestro corazón.
5) ¿Porque dejamos que el fuego de Dios se vaya apagando en nuestro corazón?
II. DEJAMOS APAGAR EL FUEGO POR NUESTRO DESCUIDO.
Porque nuestros padres se han rebelado, y han hecho lo malo ante los ojos de Jehová nuestro Dios; porque le dejaron, y apartaron sus rostros del tabernáculo de Jehová, y le volvieron las espaldas.Y aun cerraron las puertas del pórtico, y apagaron las lámparas; no quemaron incienso, ni sacrificaron holocausto en el santuario al Dios de Israel.
A. LAMENTABLEMENTE ESTE ES UN PROBLEMA COMÚN DE LOS CRISTIANOS, ASÍ COMO CON EL PUEBLO DE ISRAEL.
1) El pueblo de Israel se descuido de su relación con Él Señor,
a) Dejaron que las lámparas del templo y el fuego del altar del holocausto se apagaran,
b) Pero el texto nos enseña como fue que llegaron a ese descuido.
c) ¡Porque le volvieron la espalda a Dios!
2) El descuido del fuego del altar de nuestro corazón es por la misma causa del pueblo de Israel,
a) Por los afanes de la vida,
b) Por los quehaceres del día a día le damos la espalda a Dios,
c) Nos descuidamos de nuestra espiritualidad,
d) No oramos,
e) No leemos su palabra,
f) No ganamos almas
g) Y poco a poco nuestro fuego va disminuyendo.
II. DEJAMOS APAGAR EL FUEGO POR NUESTRA PEREZA.
En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor;
A. ENCENDER UN FUEGO REQUIERE ESFUERZO.
LA ORACION. ORACIÓN. La oración es la comunicación con Dios. Siendo el Creador del mundo, y reinando sobre él, no es un ser impersonal, sino un Dios dispuesto a escuchar a los hombres. Sus leyes no lo limitan; son la expresión de Su propia operación, generalmente uniforme, en providencia y preservación.
No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.
ADORACIÓN. La adoración a Dios ha sido descrita como «la honra y adoración que se le rinden en razón de lo que Él es en Sí mismo y de lo que Él es a aquellos que se la dan» Se presupone que el adorador tiene una relación con Dios, y que hay un orden prescrito del servicio o de la adoración
Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.
Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.
FE—[Del hebr. heemim; del gr. pisteuõ; del lat. fidem] Gracia mediante la cual Dios capacita al hombre para creer en él y confiar plenamente en sus promesas.
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
Es la confianza que ponemos en todas las providencias de Dios. Es la creencia de que El está gobernándolo todo, y que es capaz de mantener las leyes que estableció. Es la convicción de que su Palabra es la verdad. En fin, es la tranquilidad que tenemos en el plan de salvación por Dios establecido, y ejecutado por su Hijo en el Calvario.
Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.
(como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen.
PALABRA (heb. dãbhãr; gr. logos: palabra hablada, término con el que se hace referencia en general a lo que está en la mente del que habla, y rhema, «palabra» considerada en sí misma)
por lo que ni aun me tuve por digno de venir a ti; pero dí la palabra, y mi siervo será sano.
Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido.
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,
1) Toda persona que alguna vez a tenido que encender una fogata y mantener vivo el fuego,
a) Sabe que es una labor que requiere esfuerzo,
b) Para traer la leña,
c) Para juntarla,
d) Para mantenerla encendida,
e) Atizándole
f) Y soplándole el fuego.
2) Igualmente para avivar el fuego de Dios en nuestro corazón.
a) Se requiere esfuerzo,
b) No podemos ser perezosos,
c) Tenemos que ser diligentes,
d) A pesar de los quehaceres del día,
e) A pesar de nuestras actividades laborales,
3) Tenemos que comprender que mantener encendido el fuego en nuestro corazón No es opcional, es una prioridad.
4) Tenemos que tener bien claro en nuestra vida
a) Que así como nos esforzamos y somos diligentes en nuestras actividades laborales,
b) En nuestros quehaceres del hogar,
c) En nuestras actividades académicas,
d) También tenemos que ser esforzados y diligentes en nuestra comunión con Dios.
III. ¿QUE DEBEMOS HACER PARA NO CAER EN EL DESCUIDO NI EN LA PEREZA?:
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
A. TE DOY 3 COSAS QUE HACER.
1) Primero, tenemos que poner bien en orden nuestras prioridades y obrar de acuerdo a esas prioridades.
2) Segundo tenemos que comprender que mantener encendida la llama de nuestra relación con Dios es responsabilidad nuestra.
Diles, pues: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Volveos a mí, dice Jehová de los ejércitos, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos.
3) Tercero, tenemos que reconocer que lo necesitamos somos nosotros No Él Señor.
¿Traerá el hombre provecho a Dios?
Al contrario, para sí mismo es provechoso el hombre sabio.