Mi casa, un refugio

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Cuando Miyagui los asusta...

Miyagui, nuestro perro, tiene una tendencia a defender “su territorio” a toda costa.
Si alguien toca a la puerta él saltará de donde quiera que esté y se lanzará ladrando y gruñendo, corriendo a toda velocidad hacia la puerta.
El efecto curioso no solo pasa afuera (la visita se asusta) sino adentro, con ambos niños.
Matías ya se ha adaptado a estos eventos repentinos, lo que hace es regañar a Miyagui, en cambio Benjamín todavía no.
Cuando Benjamín oye el escándalo de Miyagui sale corriendo a todo lo que sus cortos y todavía torpes pasitos se lo permiten, con su carita de asustado y extendiendo sus bracitos hacia dónde estoy.
Su mismo instinto y esa conexión íntima que solo da la familia y la presencia de un padre lo hacen correr hacia un lugar de refugio.
¡Qué bueno es saber a dónde acudir cuando uno necesita refugio, cuando tenemos miedo, cuando nos sentimos inseguros!

¿A dónde acudes cuando tienes miedo?

He notado, en mi ejercicio profesional, que lo hijos no siempre se sienten seguros acudiendo a sus padres. Regularmente escucho: “no se lo digas a mi mamá”.
Tengo el reto de convertirme en una zona de seguridad para mis hijos, no solo cuando se sientan bien, para que quieran venir a la casa o a buscar mi consejo, sino cuando se han equivocado, cuando han hecho lo malo y cuando las cosas van mal por su propia testarudez.
Ser una zona de refugio para mi familia me hace a mí cambiar muchas ideas preconcebidas sobre cometer errores, sancionar las fallas y regañar hiriendo la autoestima.
¿A dónde o a quién acudes cuando tienes miedo? Piensa en esa persona a la que buscas. ¿Qué hace o no hace esa persona que te da seguridad?
¿Alguna vez acudiste a alguien que en vez de brindarte confianza, paz y apoyo más bien te juzgó, te criticó y te expuso?
También me pregunto, las personas que no tienen a Dios, ¿ven la iglesia como un lugar de refugio?
Cuando han pecado y han fallado, cuando han cometido errores y han tomado malas decisiones, las personas ¿piensan en la iglesia?

Ciudades de refugio

Deuteronomio 4:41–42 NVI
41 Entonces Moisés reservó tres ciudades al este del Jordán, 42 para que en alguna de ellas pudiera refugiarse el que, sin premeditación ni rencor alguno, hubiera matado a su prójimo. De este modo tendría a dónde huir para ponerse a salvo.
En Israel el homicidio estaba penado con la muerte, excepto en el caso del homicidio involuntario.
Ojo por ojo y diente por diente, si una persona mataba a otra, el afectado podía matarlo.
Si lo había matado por accidente debía ir a una Ciudad de Refugio y permanecer hasta la muerte del sumo sacerdote sacerdote, solo entonces podía volver a su tierra y retomar sus posesiones.
Eso aplicaba siempre que fuera culpable de la muerte, pero no lo hubiera hecho con intensión.
Se ha calculado que la máxima distancia desde cualquier punto a una de estas ciudades sería de 55 km.

¿Es la iglesia un lugar a dónde huir para ponerse a salvo?

Hay algunos paralelos entre la iglesia y las Ciudades de refugio:
Hay un sacerdote que está a cargo de la iglesia: Jesús.
Quienes acudimos a la iglesia lo hacemos porque hemos transgredido la ley, hemos fallado, hemos pecado y somos merecedores de la muerte.
Acudir a la iglesia es como ir a una Ciudad de refugio, somos culpables, se nos tiene que hacer justicia y debemos pagar.
Es con la muerte del sacerdote que somos libres para retomar la vida. Y ya nuestro sacerdote murió, nuestra culpa fue pagada, nuestro pecado fue limpiado, somos libres si acudimos a la Ciudad de refugio.
En la ciudad de refugio no se evitaba la justicia, más bien se ejecutaba, pero proveía una vía justa. Había una muerte y alguien tenía que pagar. Así es en la iglesia, alguien pagó, pero debemos acudir a la Ciudad de refugio antes de ser alcanzados por el justiciero.

¿Es tu casa un hogar a dónde ir para estar a salvo?

Para que la iglesia se convierta en una Ciudad de refugio, tu casa se tiene que convertir en un hogar.
Nos esforzamos muchísimo para tener una casa, pero no ponemos el mismo empeño en construir un hogar.
Una casa es un lugar dónde dormir, un hogar es un lugar dónde hallar paz.
Una casa es un sitio que te protege de la lluvia, un hogar es un lugar que te protege de las tempestades de la vida.
Una casa es un lugar de donde te vas cuando creces, un hogar es un lugar al que regresas cuando has crecido.
Una casa es un sitio físico, un hogar es un estado espiritual.
Una casa se deprecia y te hace gastar en mantenimiento, un hogar es una inversión que heredes de generación en generación.
Una casa se llena de recuerdos del pasado, un hogar se construye con tus experiencias del presente.
Cuando tu casa sea un hogar, tu iglesia será un refugio.
Tratamos a los no creyentes como tratamos a nuestros hijos.

Conclusión

Proverbios 14:26–27 NVI
26 El temor del Señor es un baluarte seguro que sirve de refugio a los hijos. 27 El temor del Señor es fuente de vida, y aleja al hombre de las redes de la muerte.
Salmo 128
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