El trigo y la cizaña

Mateo 13:36–43

“36Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo. 37Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. 38El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo. 39El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles. 40De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo. 41Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, 42y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. 43Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.”

Introducción

El Señor solía enseñar con parábolas para ilustrar sus enseñanzas con acontecimientos de la vida diaria en esta tierra.

Si embargo, a pesar de su sencillez, no todas las personas podían entender la verdad espiritual. Lucas 8:10 “Y él dijo: A vosotros os es dado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan.”

La enseñanza de la parábola del trigo y la cizaña se centra en declarar que en el mundo hay personas que dan fruto bueno para Dios, y hay otras personas que no dan buen fruto para Dios.

Que hay un destino eterno de gloria para los que amaron la verdad y un destino de tormento eterno para los que rechazaron la verdad.

La buena semilla

Mateo 13:37-38 “Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. 38El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo.”

Cuando Dios creó el mundo lo hizo bueno. Génesis 1:31 “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.”

Dios creó al hombre bueno.

Sin embargo, el pecado contaminó al hombre de maldad, de tal manera que hay una diferencia, la buena semilla son los hijos de reino de Dios y la cizaña son los hijos de mal.

El mal no procede de Dios.

El maligno

Mateo 13:39 “El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles.”

Quien sembró maldad en el mundo bueno fue Satanás: Génesis 3:4–5 “4Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.”

En este momento el maligno sembró la semilla de la tentación en la mente de la mujer que produjo pecado, a su vez contagió al hombre quien contaminó a toda la humanidad.

De tal manera que ahora todos nacemos en pecado.

Todos somos cizaña

Esta parábola no pretende enseñar algunos nacen trigo y otros cizaña, porque TODOS nacemos cizaña.

Salmo 14:2–3 “Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, Para ver si había algún entendido, Que buscara a Dios. Todos se desviaron, a una se han corrompido; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.”

Al entrar el pecado en el mundo, contaminó a toda la humanidad destinándola al castigo eterno.

Nadie se merece el cielo, todos merecemos la muerte.

Pero Cristo ha tenido misericordia y nos ha rescatado del castigo eterno.

Dios de antemano puso su mirada en nosotros para rescatarnos. Efesios 1:4 “según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de Él,”

La paciencia de Dios

Mateo 13:30 “Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.”

Habiéndose contaminado su campo, el agricultor preferiría arrancar la cizaña, pero con esta acción estaría arrancando por error también el trigo.

Pero El Señor es paciente, con su poder pudo haber destruido la cizaña desde el principio, pero no lo hizo.

Proporcionó el medio que trajo la esperanza de transformación de cizaña a trigo. Naturalmente es imposible transformar la cizaña en trigo, pero para Dios no lo es, al igual que transformar un pecador en salvo.

Los ángeles podrían estar viendo desde el cielo la maldad de los hombres, esperando la orden de Dios para castigar, pero deben esperar en la paciencia de Dios. 2 Pedro 3:9 “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.”

El fruto

Aunque ahora hay esperanza y oportunidad, llegará el tiempo que terminará.

El trigo se recogerá y se llevará al granero, pero la cizaña se recogerá para ser quemada.

A su tiempo, el trigo se distinguirá de la cizaña por su fruto.

El fruto no es precisamente ser un predicador internacional, pastor de una mega iglesia, tener muchos años de cristiano, tener don de profecía o sanidad.

Vemos lo que distingue el trigo de la cizaña:

Obras de la carne (cizaña)

Gálatas 5:19–21 “19Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones (desacuerdos), herejías, 21envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.”

Fruto del Espíritu (trigo)

Gálatas 5:22–23 “22Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.”

Estas son las características que diferencia el trigo de la cizaña, de una persona salva de una perdida. De esto no hay ninguna concesión (licencia, privilegio permisos).

Conclusión

Lo terrible de esto no es que alguien pueda ser descubierto por su falsedad ante los hombres. Sino en el destino eterno de su alma.

Mateo 13:41–42 “41Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, 42y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.”

El infierno no fue hecho para los hombres: Mateo 25:41 “Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.”

Pero quien ama el pecado, voluntariamente está compartiendo el destino de Satanás y los demonios: el lago de fuego.

Pero Cristo ofrece la esperanza de salvación para todo aquel que cree en Él y le recibe como su Señor y Salvador.

Satanás está interesado en que las personas crean que todos son trigo,

pero la Palabra de Dios es la luz que alumbra tu vida para que examines si el fruto que produces es de vida o de muerte.