VARON PERFECTO...!
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Transcript
»Hice un pacto con mis ojos, de no mirar con codicia sexual a ninguna joven.
»¿Acaso he mentido o he engañado a alguien?
Si me he desviado de su camino, o si mi corazón ha codiciado lo que vieron mis ojos o si soy culpable de cualquier otro pecado,
»Si mi corazón ha sido seducido por una mujer, o si he codiciado a la mujer de mi prójimo,
»Si he sido injusto con mis siervos o con mis siervas cuando me han presentado sus quejas,
»¿He rehusado ayudar al pobre o he acabado con las esperanzas de las viudas? ¿He sido tacaño con mi comida o me he negado a compartirla con los huérfanos?
»Si he levantado la mano contra un huérfano sabiendo que los jueces se pondrían de mi parte,
»¿He puesto mi confianza en el dinero o me he sentido seguro a causa de mi oro? ¿Me he regodeado de mi riqueza y de todo lo que poseo?
»¿He mirado alguna vez al sol que brilla en los cielos o a la luna que recorre su sendero de plata, y he sido seducido en lo secreto de mi corazón a lanzarles besos de adoración?
»¿Me he alegrado alguna vez cuando una calamidad ha herido a mis enemigos o me entusiasmé cuando les ha tocado sufrir? No, nunca he pecado por maldecir a nadie ni por pedir venganza.
»¿He intentado ocultar mis pecados como hacen otros, escondiendo mi culpa en el corazón?
COMO HACER PARA HACER FRENTE A TODO ESTO.
Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.
Pues la ley nunca perfeccionó nada, pero ahora confiamos en una mejor esperanza por la cual nos acercamos a Dios.
hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
Pues todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios.
Sin embargo, con una bondad que no merecemos, Dios nos declara justos por medio de Cristo Jesús, quien nos liberó del castigo de nuestros pecados.
¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?
Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.
sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.
Concentren su atención en las cosas de arriba, no en las de la tierra,
pues ustedes han muerto y su vida está escondida con Cristo en Dios.