Cómo detectar el evangelio de la prosperidad

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Lucas 16:13 RVR60
Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
¿Cómo se reconoce la teología de la prosperidad cuando no es tan obvia? ¿Cuáles son algunos indicadores clave para discernir una teología de la prosperidad “suave”?
Este movimiento, aunque muy popular, trae terribles consecuencias al seno de la iglesia. Aquí menciono 6 formas de detectarlo.

1. No existe una doctrina robusta del sufrimiento

Observa la ausencia de una doctrina seria sobre la necesidad bíblica y la normalidad del sufrimiento; es decir, nota la ausencia de una doctrina del sufrimiento. Mientras Pablo recorría las iglesias, dijo que el discipulado básico era enseñar que hay que entrar en el reino a través de muchas tribulaciones.
Hechos de los Apóstoles 14:22 RVR60
confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.
¿Es esta la enseñanza doctrinal básica en la iglesia? Las tribulaciones son necesarias, hay muchas y debes pasar por ellas.
Jesús dice en Juan 15:20: «Si me persiguieron a Mí, también los perseguirán a ustedes». ¿Se enfatiza que un cristiano fiel será perseguido?

2. No hay un llamado claro a negarte a ti mismo

Presta atención si no hay una doctrina clara y prominente sobre negarse a sí mismo; es una pista de que algo no va bien. Jesús dijo:
Mateo 16:24 RVR60
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.
Pablo dijo:
Filipenses 3:8 RVR60
Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo,
En otras palabras, el progreso normal en la vida cristiana pasa por decir «¡no!» a las cosas de menor valor y «¡sí!» a Cristo. Muchas de esas cosas de menor valor son el tipo de placeres a los que los predicadores de la prosperidad no les gusta decir «no». Entonces, ¿existe una buena doctrina sobre negarse a sí mismo?

3. No hay una exposición seria de la Palabra

Fíjate en la ausencia de una exposición seria de las Escrituras. ¿La predicación se toma la Biblia en serio, explicando lo que realmente hay en los textos? ¿Examina los pasajes de la Escritura, explicando el flujo de pensamiento? ¿O da la sensación de que el pastor tiene sus temas favoritos y da vueltas sobre ellos una y otra vez, haciendo que unos pocos textos sirvan a su propósito?
Así que observa si hay un manejo cuidadoso y continuo de las Escrituras de una manera expositiva. Pero sospecha si todo lo que recibes es una predicación temática con algunos de los temas favoritos del pastor que se inclinan hacia la prosperidad.

4. No se lucha con las tensiones

Observa si no se tratan las tensiones en las Escrituras. Es decir, ¿el predicador trae a colación los pasajes que parecen contradecir los textos que está exponiendo y luego da explicaciones cuidadosas para mostrar cómo realmente encajan juntos? ¿O se contenta con decir lo que parece haber en un texto y ni siquiera plantea el problema? Puede haber otros diez textos que parezcan decir otra cosa.
Creo que es una mala señal si semana tras semana piensas: ¿No se da cuenta de que lo que acaba de decir de este texto se contradice en algunos otros lugares de la Biblia? Y parece que no está enterado o no le interesa. Ese es un problema serio.

5. Hay estilos de vida exorbitantes

¿Los líderes de la iglesia tienen estilos de vida exorbitantes? ¿Conducen vehículos, viven en casas, visten ropa y viajan a lugares a los que solo los muy ricos pueden ir o que solo los muy ricos pueden poseer? ¿Vive el pastor por encima del promedio de la gente de su comunidad? ¿Por qué? Sé que puede haber razones culturales y tradicionales para ello, pero ¿hay razones bíblicas para ello? Trata de descubrirlo.
¿Qué mueve a este pastor? ¿Por qué se preocupa tanto por la ropa que viste, por el automóvil que conduce, por el barrio en el que vive, por la forma en que viaja y por las comodidades que obtiene en sus viajes? Algo así no luce como el Jesús que no tenía donde recostar su cabeza (Mt 8:20).

6. Hay demasiado ego

¿Hay una prominencia del yo y una marginación de la grandeza de Dios? ¿Parece que el predicador se exhibe a sí mismo? ¿Interviene demasiado en la conversación? ¿Es la grandeza, la majestad y la gloria de Dios el centro de todo lo que dice y hace? ¿Está el predicador enamorado de la gloria de Dios en el evangelio? ¿Está quebrantado de corazón por su pecado? ¿Está contrito y es humilde? ¿Busca no llamar la atención a su persona? ¿Se arrepiente de sus pecados y da ejemplo de cómo apropiarse diariamente de la dulzura de lo que Jesús hizo por nosotros en la cruz? ¿O margina la majestad de la gracia mientras se exalta a sí mismo?
Estas serían algunas de las cosas que se tendrían que tomar en cuenta al tratar de discernir si una iglesia se desvía hacia el evangelio de la prosperidad.
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