El Camino que no existía

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1. Debemos vivir bajo la dirección de Dios (aunque no siempre entendamos)

Éxodo 14:1–4 RVR60
Habló Jehová a Moisés, diciendo: Di a los hijos de Israel que den la vuelta y acampen delante de Pi-hahirot, entre Migdol y el mar hacia Baal-zefón; delante de él acamparéis junto al mar. Porque Faraón dirá de los hijos de Israel: Encerrados están en la tierra, el desierto los ha encerrado. Y yo endureceré el corazón de Faraón para que los siga; y seré glorificado en Faraón y en todo su ejército, y sabrán los egipcios que yo soy Jehová. Y ellos lo hicieron así.

2. El mundo se opone a la voluntad y los propósitos de Dios

Éxodo 14:5–9 RVR60
Y fue dado aviso al rey de Egipto, que el pueblo huía; y el corazón de Faraón y de sus siervos se volvió contra el pueblo, y dijeron: ¿Cómo hemos hecho esto de haber dejado ir a Israel, para que no nos sirva? Y unció su carro, y tomó consigo su pueblo; y tomó seiscientos carros escogidos, y todos los carros de Egipto, y los capitanes sobre ellos. Y endureció Jehová el corazón de Faraón rey de Egipto, y él siguió a los hijos de Israel; pero los hijos de Israel habían salido con mano poderosa. Siguiéndolos, pues, los egipcios, con toda la caballería y carros de Faraón, su gente de a caballo, y todo su ejército, los alcanzaron acampados junto al mar, al lado de Pi-hahirot, delante de Baal-zefón.

3. Los hijos de Dios experimentamos dudas cuando el mundo nos amenaza

Éxodo 14:10–12 RVR60
Y cuando Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a Jehová. Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto? ¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los egipcios? Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto.

4. La fe consiste en expresar confianza en Dios aunque todo se vea mal, y Dios nos seguirá habando en cuanto a lo que tiene planeado

Éxodo 14:13–18 RVR60
Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos. Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco. Y he aquí, yo endureceré el corazón de los egipcios para que los sigan; y yo me glorificaré en Faraón y en todo su ejército, en sus carros y en su caballería; y sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando me glorifique en Faraón, en sus carros y en su gente de a caballo.

5. No hay experiencia más enriquecedora que la de ver a Dios obrando a nuestro favor, utilizándonos a nosotros mismos.

Éxodo 14:19–29 RVR60
Y el ángel de Dios que iba delante del campamento de Israel, se apartó e iba en pos de ellos; y asimismo la columna de nube que iba delante de ellos se apartó y se puso a sus espaldas, e iba entre el campamento de los egipcios y el campamento de Israel; y era nube y tinieblas para aquéllos, y alumbraba a Israel de noche, y en toda aquella noche nunca se acercaron los unos a los otros. Y extendió Moisés su mano sobre el mar, e hizo Jehová que el mar se retirase por recio viento oriental toda aquella noche; y volvió el mar en seco, y las aguas quedaron divididas. Entonces los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas como muro a su derecha y a su izquierda. Y siguiéndolos los egipcios, entraron tras ellos hasta la mitad del mar, toda la caballería de Faraón, sus carros y su gente de a caballo. Aconteció a la vigilia de la mañana, que Jehová miró el campamento de los egipcios desde la columna de fuego y nube, y trastornó el campamento de los egipcios, y quitó las ruedas de sus carros, y los trastornó gravemente. Entonces los egipcios dijeron: Huyamos de delante de Israel, porque Jehová pelea por ellos contra los egipcios. Y Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre el mar, para que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre sus carros, y sobre su caballería. Entonces Moisés extendió su mano sobre el mar, y cuando amanecía, el mar se volvió en toda su fuerza, y los egipcios al huir se encontraban con el mar; y Jehová derribó a los egipcios en medio del mar. Y volvieron las aguas, y cubrieron los carros y la caballería, y todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó de ellos ni uno. Y los hijos de Israel fueron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas por muro a su derecha y a su izquierda.

6. Es maravilloso recibir una nueva revelación de Dios cuando le vemos obrar en nuestras vidas

Éxodo 14:30–31 RVR60
Así salvó Jehová aquel día a Israel de mano de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar. Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió a Jehová, y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo.
Se destacan muchas cosas en esta historia, pero una que parece sobresalir es el conocimiento y control que tiene Dios de toda la situación.
- Dios no está mirando desde cierta distancia lo que hacen Moisés y el pueblo de Israel. Dios está guiando al pueblo, está presente con ellos, incluso de forma perceptible, visible, en la columna de humo y fuego. A cada paso que dan, Dios sabe perfectamente lo que van a vivir a continuación, incluyendo las actitudes y pensamientos de sus enemigos, que Él no solamente conoce sino que los provoca.
- Dios conduce el pueblo de Israel hacia el punto exacto en que se va a producir su encuentro con sus enemigos. Pi-hahirot, la boca del canal (tal es el significado), es el lugar que Dios elige para que ellos acamparan, y Dios sabe lo que el faraón va a pensar y el plan que va a desarrollar como consecuencia.
¿No va esto haciendo sonar ciertas alarmas en tu interior? Dios sabe exactamente donde estás, lo que estás viviendo, lo que te está pasando y hasta lo que piensan los que quieren hacerte mal. Dios lo sabe todo. Dios no se limita a observar desde una distancia sino que interviene personal y poderosamente en las circunstancias de los suyos.
Los que creemos en Dios a veces podemos confundirnos y podemos llegar a creer que cuando estamos en una buena relación con Él se nos terminan los problemas, que ya no enfrentaremos desafíos ni temores. Si eso es lo que piensas, por favor, vuelve a leer este pasaje, porque te demostrará que no es así.
Dios estaba dirigiendo a su pueblo, y en su santa y perfecta voluntad los llevó exactamente hacia el encierro entre la costa y las montañas, el lugar donde hubieran sido presa fácil para el ejército del faraón. Puedes estar en el centro de la voluntad de Dios, y justo allí, haciendo lo que Dios quiere que hagas, te verás rodeado de peligros, amenazas, dificultades y obstáculos. Es así que funciona la fe: no es necesaria si todo está bien, si no hay que superar la dificultad.
Si estás en medio de una situación complicada y difícil, si ves que se te cierran los caminos y no encuentras salida, tienes que saber que eso no significa que Dios te haya abandonado. Al contrario, Dios está contigo tal como lo prometió, y ya tiene preparado un plan perfecto por medio del que tú saldrás victorioso y Él será honrado.
¿Será que podemos comprender que necesitamos vivir teniendo a Dios como el protagonista estelar de nuestra vida? ¿No te das cuenta en esta historia que todo tiene que ver con Dios y gira a su alrededor?
Puede parecer "problemático", como una dificultad de este pasaje el hecho de que sea Dios mismo quien (lo dice más de una vez) endurece el corazón del faraón (Dios lo anuncia y luego lo concreta). Dios no está violentando la voluntad de aquel gobernante, no lo está obligando a hacer lo que no quiere, sino que simplemente está dejando que caigan sobre él las consecuencias de sus propias actitudes alejadas de la voluntad de Dios.
Los israelitas, el pueblo victorioso en esta victoria, no son los héroes de la historia. Aparecen dudando, cuestionando, asegurando la inminente derrota y habiendo pedido permanecer en la esclavitud porque podía ser mala pero se veía segura. Seguramente estamos bien representados por ellos en esta historia. Dios tiene misericordia de nosotros muy a pesar de nuestras dudas (sí, esas dudas tan reales que tantas veces te asaltan), nuestra rebeldía (sí, Dios también la conoce) y nuestros temores. ¿Recuerdas que Jesús le llamaba a sus discípulos "hombres de poca fe"? ¡Estaba hablando de una condición que ha caracterizado a los seres humanos a lo largo de toda la historia! ¡Así somos!
Lo que se destaca en esta historia es el impresionante poder de Dios, su eterno y poderoso dominio por sobre todas las cosas, donde la creación obedece y se somete a sus órdenes, incluso aquellas que Dios pone en boca de quienes le sirven.
¿Tú hubieras extendido tu mano como Moisés? ¿Lo harías hoy si Dios te lo ordenara? ¡Vaya desafío! ¡Qué expresión de confianza!
Conoce a Dios. Sé como Moisés. Aprende a confiar en su presencia, su poder y su obra, aunque no entiendas ni el 1% de lo que hace. Simplemente confía.
El evento del cruce del Mar Rojo es algo realmente desconcertante y maravilloso, aún al considerarlo en nuestros días, miles de años después de que haya sucedido. Quisiera remitirme a lo que se destaca luego de leer el mismo pasaje en diferentes traducciones, pero una y otra vez me vuelve a impactar la realidad espiritual de lo ocurrido: ¡Cuánta diferencia hace la presencia y la intervención de Dios en las situaciones humanas!
A lo largo de la historia deben haber existido otros grupos humanos que se hayan visto perseguidos y encerrados, quedando a merced de un ejército enemigo. Si esta misma situación se hubiera presentado sin la intervención de Dios, el resultado habría sido el opuesto, el anunciado por la incredulidad de los propios israelitas que acusaron a Moisés de haberlos llevado hasta allí "para morir en el desierto". Sí, habrían muerto. Pero la presencia, la intervención y la autoridad de Dios lo cambiaron todo.
Los que creemos en Cristo Jesús caminamos con el mismo Dios al que clamó Moisés aquel día. "¿Cómo?", podríamos preguntar, "¿Es exactamente aquel mismo Dios, con el mismo poder, interviniendo de aquella manera en las situaciones humanas?". Responderíamos que sí lo es, aunque algunos interpondrían el cuestionamiento de que no lo ven intervenir vidas humanas de esa manera hoy en día. Bueno, es que la mayoría de nosotros no estamos siendo perseguidos por el ejército egipcio ni nos encontramos frente al Mar Rojo. Pero que Dios interviene poderosa y milagrosamente en nuestras vidas, nadie lo puede negar.
Algo me impactó especialmente de la visión que Dios sabía que Faraón tendría al considerar el camino por el que Él los había llevado: "...dirá de los israelitas: 'Andan vagando sin rumbo por la tierra. El desierto los ha encerrado." He estado allí. Otros me han visto encerrado y sin esperanza. Sin embargo, Dios me levantó, abrió un camino donde no existía y transformó la muerte en vida y el fracaso en victoria. Cuando Dios dirige tu vida, digan lo que digan los demás, vean lo que vean los otros, jamás andas sin rumbo por la vida.
Los protagonistas de este pasaje:
- Los israelitas. Son los que vienen saliendo de la opresión y la esclavitud. Son los que clamaron a Dios en medio de su situación insostenible. Son los que fueron escuchados por Dios, que los ama, y recibieron su poderosa intervención. En el pasaje reaccionan simplemente como humanos ante lo que les está ocurriendo. Por un lado están viviendo situaciones inesperadas e inexplicables, producto de la sorprendente presencia de Dios con ellos. Están siguiendo al líder que Dios les envió, y dejan entrever como lo cuestionaron desde el comienzo. Sus reacciones son las mismas que tenemos nosotros cuando consideramos las circunstancias utilizando la lógica humana, nuestro humano razonamiento. Aquellos israelitas, como nosotros tantas veces, terminaron descubriendo que Dios obra más allá de lo razonable y comprensible, que las reglas físicas, científicas, naturales y humanas no se le aplican al Creador del universo.
- Faraón. Es el líder del pueblo que está perdiendo la mayor fuerza laboral con la que contaba. Todavía cree que no puede estar ocurriendo lo que sucede ante sus ojos asombrados. Había sido testigo de las diez plagas, incluyendo la muerte de los primogénitos que incluyó la de su propio hijo, pero algo en su corazón seguía rebelándose contra el poder irresistible de Dios.
- Los egipcios. Siguen el liderazgo de su Faraón y sus generales. Saben que son uno de los ejércitos más poderosos del planeta, y no conocían muchas derrotas. Sus armas y su tecnología los hacían sentir poderosos, capaces de controlar la situación. Al final de sus vidas tuvieron que reconocer que "el Señor pelea por ellos". Dios habla de glorificarse - ser honrado, recibir la gloria - por medio de ellos, y darse a conocer de tal manera que conocerían que hay Dios en Israel. Y vaya si lo hizo.
- Moisés. El asombrado líder que Dios le había enviado a Israel para su liberación. Era un hombre común y corriente experimentando una apasionante relación con Dios, y había aprendido que a Dios se le obedece aunque la mayoría del tiempo no se comprenda qué ni cómo va a obrar. Experimentó con paciencia y tolerancia los cuestionamientos del pueblo, clamando a Dios por ayuda. Pronuncio unas palabras de esperanza históricas al alentar al pueblo en cuanto a que Dios los iba a librar de la muerte y les iba a dar la victoria sobre sus enemigos. Esas palabras nos remueven el corazón hasta el día de hoy, llamándonos a substituir nuestro temor por la confianza en la obra inexplicable y poderosa de nuestro Dios. Por medio de sus palabras, Dios nos vuelve a invitar hoy a dejarnos sorprender por la obra que solamente Él puede hacer.
- Dios. Todos los demás son actores secundarios. El protagonismo no es de Moisés, ni del pueblo. El protagonismo le pertenece a Dios. Es asombroso reconocer su absoluto dominio y completo control de la situación en todo momento. Dios sabe lo que está haciendo. Cuando leemos los evangelios, nos sorprende encontrar esa misma seguridad en Jesús, que revela una vez más al Dios que todo lo controla. El plan es de Dios, el poder es de Dios, la gloria es para Dios. El pueblo se salva porque Dios interviene. El mundo entero, por todas las generaciones, se entera de que existe un Dios todopoderoso para el que no existen los imposibles.
Mis propias referencias cruzadas:
Juan 8:12 RVR60
Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Jesús promete que quien le siga no va a andar a oscuras, sino que tendrá la luz de la vida. Moisés y los israelitas estaban siendo dirigidos por Dios. Cualquiera podría estar a oscuras, pero no ellos. Dios se manifestaba como una columna de nube y de fuego, de manera que ni siquiera durante la noche andaban a oscuras. El mismo Dios que les acompañó a ellos es el que se revela en Jesús. Ese Dios es el que entiende y tiene control sobre todo lo que nosotros los que creemos en Jesús no podemos manejar. Los discípulos de Jesús podemos no entender lo que ocurre en nuestras vidas y por qué nos sucede esto o aquello, pero podemos estar seguros de que el que nos ama, el que nos salvó y el que nos dirige no ha perdido el control. Ya no andamos a oscuras. Nunca más.
Salmo 23:3–4 RVR60
Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Así como para David, Dios es nuestro Buen Pastor. David fue bien elocuente para describirlo en estas palabras, de las más populares que se han pronunciado en toda la historia de la humanidad. Dios es quien me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Justamente a continuación afirma que aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo... Cuando Dios nos dirige, muchas veces nos lleva a atravesar el valle de sombra de muerte, y sabe lo que hace. El tránsito por el valle no es sinónimo de derrota, porque con la presencia de Dios en nuestras vidas el fracaso directamente no existe. Dios no patrocina derrotas. Cuando atravesamos el valle de la sombra de muerte tomados de la mano del que nos ama y nos salvó, solo anticipamos su gran victoria, tal como lo experimentaron Moisés y el pueblo de Israel.
Romanos 8:35–39 RVR60
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
¿Pudo el ejército del Faraón separar al pueblo de Israel del fiel y eterno amor de Dios? ¡NO! Ni la muerte, ni la vida, ni lo alto, ni lo profundo, tiene ese poder. Puede ser que por causa de Él seamos contados como ovejas de matadero y muertos todo el tiempo, pero nada ni nadie, por poderoso y amenazante que se muestre, nos puede separar del inconmovible amor de Dios. Lo que estás viviendo, sea lo que sea, no te puede separar de Dios y su amor. Confía. Dios sabe lo que está haciendo.
Jeremías 33:2–3 RVR60
Así ha dicho Jehová, que hizo la tierra, Jehová que la formó para afirmarla; Jehová es su nombre: Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.
Dios mismo nos invia a que clamemos a Él, y promete que cuando lo hagamos se pondrá en movimiento y traerá una nueva revelación de su persona y su obra. La oración sí funciona. Cuando los israelitas se vieron alcanzados por el ejército egicio, muy a pesar de sus quejas contra Moisés y aún contra Dios, clamaron a Dios. Y, ¿qué hizo Dios? Les mostró cosas grandes y ocultas que no conocían. Clama a Dios. No dudes en llamarlo. Pídele ayuda, invítalo a lo que estás viviendo. Dios va a abrir tu corazón con una nueva revelación de su gracia, su poder y su amor. Lo hizo, y lo va a volver a hacer.
Salmo 37:7 RVR60
Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, Por el hombre que hace maldades.
Las referencias son interminables. ¿De dónde habrá sacado Moisés la paciencia para responder a las quejas y la declaración de derrota del pueblo anunciándoles que estaban a punto de ser testigos de la poderosísima obra del Creador? Sí, la sacó del mismo Dios a quién estaba anunciando. Sus palabras me recordaron de alguna manera estas del Salmo 37. "No se alteren", parece decirles, "que Dios ya se está haciendo cargo de esto; ya no digan nada y dedíquense a confiar en el Señor, esperen en Él; ya no se alteren". ¿No te sucede a ti también que a veces necesitas que Dios te recuerde estas palabras, que te llame a dejar a un lado tu ansiedad para confiar en Él? Sí, lo necesitas. Escucha a Dios llamándote a calmarte, a confiar más allá de la lógica humana. Shh... Guarda silencio ante Dios y dedícate a esperar en lo que Él va a hacer.
Mateo 14:31 RVR60
Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
"Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?" (Mateo 14.31) reprendió Jesús a Pedro mientras lo rescataba del mar en el que se hundía. ¿Podría haberle dicho lo mismo a aquellos judíos que se consideraban muertos antes de ser tocados por la espada? Sí, por supuesto. El corazón humano sigue siendo igual, y tantas veces la preocupación, el temor, la ansiedad se dedican a llenar nuestros corazones cuando miramos a nuestras circunstancias en vez de mirar a nuestro Señor. Pedro miró al mar en vez de a Jesús. Los israelitas miraron a los enemigos que se acercaban en lugar de afirmar su mirada en la columna de fuego que los guiaba. ¿Todavía no lo entiendes? ¡Tienes que mirar al Señor! La explicación de lo que ocurre está en Él, y lo que pasa a tu alrededor no determina tu futuro ni tu presente. ¡Reacciona! ¡Dios tiene el control!
Dios hace lo imposible. Camina con Dios y experimentarás su intervención en tu vida llevándote a través de las circunstancias y revelándote su grandeza, amor y poder.
- Déjate guiar por Dios.
- Confía en Él aunque no entiendas.
- Cuando se presenten los desafíos, evita que las amenazas de las circunstancias te distraigan, y vuelve a concentrarte en Él, su obra y su amor.
- Conoce a Dios a través de su obra poderosa en tu vida.
El camino del pueblo de Israel hacia su libertad estaba hacia el este. Dios los dirigió deliberadamente hacia el sur, permaneciendo por más tiempo en el territorio de los egipcios. Fueron de frente hacia el mar, teniendo las montañas del otro lado. La conclusión de Faraón de que estaban encerrados en aquella tierra, era materialmente correcta. El hecho es que cuanto más imposible sea el desafío, más será la gloria que Dios recibe al desmenuzarlo.
Una vez más, la actitud de Moisés al responder al pueblo exacerbado con la calma y la fe con que lo hizo, es digna de admiración. La diferencia estaba en la perspectiva: el pueblo miraba al ejército enemigo que ya casi los alcanzaba, mientras Moisés todavía miraba a la columna de fuego que representaba la presencia, el cuidado y el cumplimiento de Dios a sus promesas.
Dios no necesitaba - en absoluto - de Moisés para hacer lo que hizo. Dios no necesitaba de ninguna vara que se agitara frente al mar para dividirlo y trazar un camino donde no existía ninguno. Pero fue así que marcó un precedente para destacar lo que siempre se ha propuesto y la manera en que siempre ha actuado y actúa. Dios decide actuar en relación con los frágiles humanos. ¿Podía Dios dividir el Mar Rojo sin la intervención de Moisés? Cien millones de veces, sí, podía. Pero Dios esperó la oración del hombre, la fe del hombre puesta de manifiesto en la mano que se movía con la vara. Podemos encontrar cientos de ilustraciones bíblicas e históricas de la misma realidad. Dios no necesita que tú hagas algo para que sea hecha su voluntad, pero elige obrar contigo, para otorgarte el beneficio de conocerle, para asombrarte con su gracia y su poder.
"Las dramáticas lecciones de las plagas fueron olvidadas rápidamente —tal es la condición del corazón del hombre caído— y Faraón y sus consejeros volvieron a hacer sus cálculos con olvido completo de lo que Dios les había manifestado. He aquí sus reacciones después de desvanecerse al terror de la noche de la Pascua: “¿Cómo hemos hecho esto de haber dejado ir a Israel, para que no nos sirva?” “¡Qué locura la de habernos dejado impresionar por unos fenómenos algo misteriosos —exclaman en efecto— perdiendo así una vasta reserva de mano de obra barata!”"Trenchard, E., & Ruiz, A. (1994). El libro de Éxodo (p. 128). Grand Rapids, MI: Centro Evangélico de Formación Bíblica.
El cruce del Mar Rojo, con su realidad histórica incluida, representa una inmensa ilustración acerca de la redención que Jesús nos otorga a los que creemos en Él. La Biblia nos enseña con toda claridad - y la realidad lo confirma - que el pecado nos esclaviza a un estilo de vida contrario a todo lo que nos hace bien, contrario a la voluntad de Dios. En Jesús, Dios nos proveyó un libertador, que nos lleva milagrosamente a la libertad de semejantes ataduras. ¿Experimentaron los israelitas lo imposible? ¡Vaya si lo hicieron! Lo mismo se puede decir de todos los que creen en Jesús. La ruptura con el imperio del pecado es imposible para la persona sin Cristo, pero la simple y sencilla fe en Jesús nos abre la puerta para el milagro de la liberación. Aunque nuestra fe sea poca, extendemos nuestra mano aferrándonos al que murió en la cruz pagando nuestra condena, y aún contra todo pronóstico recibimos perdón, gracia, liberación, y traslado al reino de Dios por la fe. Es imposible, y Dios lo hizo en Jesús.
Principios teológicos presentes en el pasaje:
- Dios ama a los suyos, y responde a su clamor. Clama, que Dios va a responder, porque te ama.
- Dios dirige a sus hijos conforme a su voluntad. Puede resultarte difícil de comprender a veces, pero desde que creíste en Jesús Dios está dirigiendo tu vida conforme a su voluntad. Nada de lo que ocurre es mera coincidencia.
- Dios pelea a favor de sus hijos. Hay cientos de pasajes bíblicos que lo confirman y lo repiten. Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?, declararía el apóstol Pablo siglos más tarde. La defensa de Dios no es una licencia para vivir de cualquier forma, a nuestra manera. Dios defiende así a los que caminan con Él por la fe, a los que se dejan dirigir por Él.
- Nada es imposible para Dios. Aquellos a los que la tierra encerró encontraron un camino transitable que solamente Dios podia trazar. La misma realidad se repite en las vidas de los que creemos en Jesús.
Pon esto en práctica:
- Escucha a Dios. Él quiere enseñarte y dirigirte.
- Confía en Dios, aunque todo y todos a tu alrededor anuncien tu derrota. Dios sabe lo que está haciendo y puedes confiar en Él.
- Dios quiere hacer su voluntad en relación contigo, no aparte de ti. ¿Podría hacerlo sin ti? ¡Por supuesto que sí! Pero eligió que lo conozcas mientras obra en tu vida y tus circunstancias usándote a ti. Mueve la mano cuando Dios te diga, usa lo que tienes en tus manos cuando Dios te diga que lo uses, dí las palabras que Dios te enseña. Lo verás a Dios moviéndose poderosamente.
Así como los israelitas, muchas veces no veo la salida y me siento amenazado por las fuerzas hostiles que me rodean. Pero Dios me recuerda que Él hace caminos donde no los hay, Dios no se intimida por los obstáculos que a mí me detienen, y para Él no hay nada imposible. Mi trabajo es confiar. Él me está dirigiendo, y hará su poderosa obra.
No merezco que Dios me use, y Él puede hacer su obra sin mi intervención, pero ha querido usarme. Quiero ser el nuevo Moisés, quiero extender mi vara (lo que Dios mismo ha puesto en mis manos) y ver la poderosísima mano de Dios en movimiento. Quiero conocerte, Señor, viéndote obrar en mi vida y a mi alrededor, haciendo los milagros que solamente tú puedes hacer. Dame ese deleite, Señor, que mi alma tiene sed de ti.
Dios se revela para que recibamos su amor y su gracia. Dios muestra que quiere dirigirnos y liberarnos por su poder.
Es interesante que Dios no hace este milagro solamente a una persona, sino a todo un pueblo, bien numeroso. Hoy en día, ese pueblo somos nosotros, los que creemos en Jesús, aquellos que pintamos los dinteles de nuestras puertas con la sangre del Cordero. Dios es nuestra común liberación, el que nos dirige, no solo personalmente sino como pueblo.
Enfrentamos la misma lucha que aquellos israelitas - los que habían pintado los dinteles de sus puertas con la sangre del cordero y habían visto la muerte de los primogénitos en Egipto - y muchas veces reflejamos sus mismas dudas. Nos manejamos en términos de imposibles, como humanos que somos. Necesitamos aprender a confiar en nuestro Dios. Que el Espíritu Santo sea para nosotros como aquella columna de nube y fuego, para recordarnos constantemente la presencia poderosa del que nos ama, para que en cada situación que enfrentamos podamos experimentarlo y crecer en conocerlo. Dios nos quiere llevar a experimentarlo.
Espero que Dios despierte la fe en el corazón de mis hermanos al considerar de qué manera poderosa quiere intervenir en sus vidas, y en nuestras vidas como comunidad de sus hijos, para que le conozcamos y demos a conocer su salvación.
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