martes
Sermon • Submitted • Presented
0 ratings
· 5 viewsNotes
Transcript
BAJO EL PODER DEL ESPÍRITU SANTO
BAJO EL PODER DEL ESPÍRITU SANTO
INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,
idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,
envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
Pablo después de hacer la lista de las obras de carne del v 19 al 21 ahora, va a contrastar esta repulsiva lista con el FRUTO DEL ESPÍRITU, es decir, con el resultado natural de depender y de andar en el Espíritu Santo, que es quien los produce, y NO nosotros por nuestros esfuerzos.
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
Cuando el Espíritu Santo controla, gobierna y dirige la vida del creyente, da como resultado, o produce en él 9 características o aptitudes conectadas entre sí, y que Cristo las llevó al clímax durante SU vida terrenal aquí;
por algo el Espíritu Santo nos está haciendo cada vez más como El Hijo y menos como nosotros, como dice en
Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
(Santificación) Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Sólo (repetimos, sólo) en Cristo se ha manifestado de una forma continua, total y plenamente el Fruto del Espíritu; PERO cualquiera que sea guiado por el ES, que sea santificado por ÉL, también llevará el Fruto del Espíritu
Es Jesús viviendo SU Vida en Nosotros, a través nuestro, y por eso debemos permanecer en ÉL como dice en
Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
La lista de 9 se puede dividir en 3 clases o apartados de 3.
1.- NUESTRA ACTITUD HACIA DIOS
1.- NUESTRA ACTITUD HACIA DIOS
El Amor Ágape, es el primero y más importante, donde Pablo lo analiza en 1ª Corintios 13:1-7; y alude al respeto, devoción y afecto voluntario e incondicional, sacrificándose uno mismo en pos del prójimo. Todas las demás virtudes emanarán de este Amor
Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.
Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.
Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;
no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.
Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El Amor Ágape, es el primero y más importante y alude al respeto, devoción y afecto voluntario e incondicional, sacrificándose uno mismo en pos del prójimo.
El Gozo es la plena satisfacción que brota de nuestra relación con Dios; es una plena felicidad que descansa y se basa en ÉL y en SUS Promesas aún en las circunstancias más dolorosas y adversas (Juan 16.20-22)
De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo.
La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo.
También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo.
La Paz es la calma interior como consecuencia de la Salvación, la Justificación y de una relación vital con Cristo, donde se refleja la noción de tenerlo Todo, de manos del Príncipe de Paz. NO tiene nada que ver con las circunstancias personales ni temporales (Juan 14:27, Romanos 8:28)
La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
2.-NUESTRA ACTITUD HACIA EL PRÓJIMO
2.-NUESTRA ACTITUD HACIA EL PRÓJIMO
Paciencia o Longanimidad , es la capacidad para soportar ataques infligidos por otros, y aguantar tranquilamente situaciones irritantes o dolorosas.; es de cir, es ua actitud que NO se irrita fácilmente (1ª Pedro 2:23)
quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente;
Benignidad es la amabilidad sincera hacia los demás, es decir, todo lo contrario a un trato duro y áspero. Así trata El Señor a los creyentes (Lucas 7, Mateo 1:28-29, 2ª Timoteo 2:24)
Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido;
Bondad es la excelencia moral, espiritual, la nobleza de carácter y la raíz de la benignidad.
Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno.
3.-NUESTRA CONDUCTA CRISTIANA PROPIA
3.-NUESTRA CONDUCTA CRISTIANA PROPIA
Fe o Fidelidad, no es el medio por el cual recibimos la salvación, sino que es la actitud que da crédito y fiabilidad a una persona.
Mansedumbre es la actitud de humildad y amabilidad que, a pesar de la ofensa, se somete con paciencia y sin deseo alguno de interés o de venganza. es muy similar a la benignidad, NO siendo para nada cobardía ni debilidad
Templanza o Dominio Propio alude a restringir las pasiones y apetitos. (1ª Corintios 9:25, 2ª Pedro 1:5-6); es el autocontrol de la carne
Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.
vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento;
al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad;
a. La séptima manifestación de fruto del espíritu santo Fe.
a. La séptima manifestación de fruto del espíritu santo Fe.
Fe “Pistis” también se puede traducir fidelidad y es la manifestación del fruto del Espíritu que se relaciona con los conceptos de lealtad y confiabilidad. Jeremías declaró que “por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias”
Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.
Dios debe ser reconocido por su fidelidad: "Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones" (Dt. 7:9).
Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones;
A pesar de cualquier circunstancia, la fidelidad de Dios es inalterable (2 Ti. 2: 13) Si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo.
Si fuéremos infieles, él permanece fiel; El no puede negarse a sí mismo.
Porque Dios es fiel es digno de confianza, ya que hace honor siempre a todas sus promesas y cumple su palabra (He. 10:23) Mantengamos firme la esperanza que profesamos, porque fiel es el que hizo la promesa.
Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.
Del mismo modo sus hijos deben ser distinguidos porque los hombres pueden confiar en ellos. Un título de Cristo es el de testigo fiel y verdadero (Ap. 1 :5)
y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,
De modo que cada uno de los creyentes, en quienes Su vida se hace vida, deben ser como Él, hasta alcanzar la expresión de la máxima fidelidad que es dar la vida (Ap. 2: 13) Sé dónde vives: allí donde Satanás tiene su trono. Sin embargo, sigues fiel a mi nombre. No renegaste de tu fe en mí, ni siquiera en los días en que Antipas, mi testigo fiel, sufrió la muerte en esa ciudad donde vive Satanás.
Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás; pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los días en que Antipas mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás.
Una entrega de esta dimensión solo es posible por la acción del Espíritu que reproduce la fidelidad de Jesús en la vida del creyente.
La fidelidad es un principio de vida cristiana, no sólo en relación con Dios, sino con sus semejantes en todos sus actos (Col. 3:9) Dejen de mentirse unos a otros, ahora que se han quitado el ropaje de la vieja naturaleza con sus vicios, Todas las esferas de la vida cristiana han de corresponderse con la fidelidad, propia del nacido de nuevo; en los negocios, matrimonio, amistades, relaciones laborales, etc.
No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos,
Por cuanto Jesús fue fiel, Él “se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. A su vez, en vista de la fidelidad de su Hijo, Dios el Padre “también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre” (Fil. 2:7–9).
sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;
y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,
Además, así como Él fue fiel en venir por primera vez a la tierra, será fiel en regresar tal “como le habéis visto ir al cielo” (Hch. 1:11). “Fiel es el que os llama”, dijo Pablo, “el cual también lo hará” (1 Ts. 5:24). En su gran visión en Patmos, Juan vio a Cristo sentado sobre “un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea” (Ap. 19:11)
los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.
Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.
Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea.
Los “servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios” deben ser como su Señor, de tal modo “que cada uno sea hallado fiel” (1 Co. 4:1–2). “Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida” (Ap. 2:10).
Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios.
Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.
No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.
b. La octava manifestación del fruto del Espíritu es mansedumbre.
b. La octava manifestación del fruto del Espíritu es mansedumbre.
Mansedumbre “Prautēs” incluye la idea de amabilidad, “no solo consiste en la conducta externa de una persona, tampoco en sus relaciones con sus semejantes y mucho menos en su mera disposición natural. Más bien es una gracia del alma entretejida en sus fibras más íntimas, cuyo ejercicio se dirige primero y por encima de todo a Dios. Es el temperamento espiritual que nos permite aceptar su trato hacia nosotros como bueno, y en consecuencia lo hacemos sin debate ni resistencia”. Esa es la actitud humilde y amable que permite la sumisión paciente en medio de las ofensas, libre por completo de cualquier deseo de venganza o retribución.
En el Nuevo Testamento prautēs se emplea para describir tres actitudes: sumisión a la voluntad de Dios (Col. 3:12) Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia ,disposición a recibir la enseñanza de la Palabra de Dios (Stg. 1:21) Por esto, despójense de toda inmundicia y de la maldad que tanto abunda, para que puedan recibir con humildad la palabra sembrada en ustedes, la cual tiene poder para salvarles la vida. y consideración de los demás (Ef. 4:2) siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor.
Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia;
Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.
con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,
Aunque Él es Dios, mientras Jesús vivió en la tierra como el Hijo del Hombre, fue “manso [prautēs] y humilde de corazón” (Mt. 11:29; cp. 21:5; 2 Co. 10:1). Al igual que su Señor, los creyentes deben procurar de manera activa el ser mansos y amables (1 Ti. 6:11), y cubrirse con estas virtudes entrañables como un vestido (Col. 3:12).
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
Yo Pablo os ruego por la mansedumbre y ternura de Cristo, yo que estando presente ciertamente soy humilde entre vosotros, mas ausente soy osado para con vosotros;
Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.
Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia;
La mansedumbre es la condición que conduce a la sumisión incondicional a la voluntad de Dios. La .mansedumbre, es el justo equilibrio entre Ja incapacidad de airarse y Ja propensión a la ira.
Tan sólo a dos hombres se les llama mansos en la Escritura, a Moisés y a Jesús. De Moisés se dice que era muy manso (Nm. 12:3) A propósito, Moisés era muy humilde, más humilde que cualquier otro sobre la tierra. porque no sólo se sometía voluntariamente a lo que Dios determinaba, sino que ante las críticas que padecía no se airaba, sino que intercedía ante Dios pidiendo misericordia para los ofensores.
Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra.
Para el manso hay una bienaventuranza (Mt. 5:5). La mansedumbre aparece donde debiera haber una ira que castiga. Cuando lo que correspondería desde el punto de vista de la acción del otro, fuese vara, entra en alternativa siempre "amor y espíritu de mansedumbre" (1 Co. 4:21 ).
Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
¿Qué queréis? ¿Iré a vosotros con vara, o con amor y espíritu de mansedumbre?
Cuando un líder deba corregir a quienes se oponen a la enseñanza o a su ministerio lo hará con mansedumbre (2 Ti. 2:25). Si hay que presentar defensa de la fe, ha de hacerse con mansedumbre (l P. 3:15). Finalmente la mansedumbre es la condición para recibir humildemente Ja Palabra (Stg. 1 :21 ).
que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad,
sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;
Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.
c. La última manifestación del fruto del Espíritu es templanza, o tal vez mejor dominio propio.
c. La última manifestación del fruto del Espíritu es templanza, o tal vez mejor dominio propio.
Tiene que ver con la capacidad del control personal. El dominio propio es la expresión natural e imprescindible en Ja vida cristiana (2 P. 1:5-7) vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; 6 al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; 7 a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.
vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento;
al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad;
a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.
En algún momento de Ja historia de Ja iglesia, durante el s. 2, hubo un grupo que se llamaban los ecratitas, que enfatizaban en un ascetismo basado en lo que entendía por dominio propio, estos se abstenían entre otras cosas, de carne y vino e insistían en el celibato como manifestación de dominio propio. Sin embargo el auto control personal o el dominio propio, opuesto a las pasiones de la carne, no surge del esfuerzo humano sino de la obra del Espíritu.
El dominio propio es un testimonio de libertad y pureza que respalda el mensaje del evangelio. El control de las manifestaciones del carácter humano, como realidad del dominio propio, se exigen como condición personal para el anciano (Tít. 1 :8) sino hospedador, amante de lo bueno, sobrio, justo, santo, dueño de sí mismo.
sino hospedador, amante de lo bueno, sobrio, justo, santo, dueño de sí mismo,
Ahora bien, Cristo en su encarnación fue el EJEMPLO de la templanza y el dominio propio. Él nunca cayó en la tentación ni en la trampa de hacer o decir cualquier cosa que no estuviera de acuerdo con la voluntad de su Padre y su propia naturaleza divina.
También como Jesús, todo creyente que lucha por ganar la carrera de la fe “de todo se abstiene” (1 Co. 9:25; cp. 7:9), “poniendo toda diligencia” para añadir a su “fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio” (2 P. 1:5–6).
Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.
Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.
vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento;
al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad;
a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.
CONCLUSIÓN
CONCLUSIÓN
el apóstol, luego de presentar las perfecciones del fruto del Espíritu es sencilla: "contra tales cosas no hay ley"De otro modo, la ley no tiene nada que decir y mucho menos que acusar a quien vive de esta manera en el poder del Espíritu.
Quiere decir que la acción reguladora de la ley consiste en prohibir ciertas conductas, pero el fruto del Espíritu no es posible imponerlo por medio de la ley. Es decir, no se lleva a cabo por obediencia a un determinado mandamiento, sino por sumisión de la vida al control del Espíritu Santo.
El fruto del Espíritu da la experiencia de la verdadera libertad. En esto se demuestra la inutilidad de las propuestas judaizantes, que pretenden una vida bajo la normativa de la ley, que produce inquietud y esclavitud. La vida en el Espíritu es una vida de libertad.
Contra tales cosas no hay ley, dice Pablo al final. Ni siquiera los incrédulos más obstinados hacen leyes en contra de tales cosas como las producidas por el fruto del Espíritu en la vida de los creyentes.
El mundo no tiene leyes contra esa clase de conducta, más bien la valora y la premia. Aun si alguien llegara a considerar tales cosas como síntomas de debilidad, no puede dejar de reconocer que nunca hacen daño.
Por cierto no hay ley de Dios contra tales cosas, porque se trata de las mismas virtudes que Él quiere que tengan todos los hombres, y que Él les da tan pronto depositan su confianza en Jesucristo como Señor y Salvador.
“Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan”, explica Pedro con relación a su lista similar de virtudes cristianas, “no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo” (2 P. 1:8).
Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.
El creyente que anda en el Espíritu y manifiesta su fruto no necesita un sistema de ley para producir las actitudes y las conductas correctas, ya que estas brotan de su mismo interior.