Consejo y oración para hoy

31 de octubre

Apocalipsis 21:1 RVR60

Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.

Los cambios se dan por necesidad, cuando todo lo que hemos sido y hemos hecho ha fracasado para dar lugar a algo nuevo en nuestras vidas.

Dios es el único que puede producir cosas nuevas en nosotros por su sabiduria y poder.

La consumación de los últimos tiempos traerá la implantación de cambios radicales que establecerán la pauta de lo que será nuestra vida en la eternidad.

Se nos hace difícil, en nuestra naturaleza humana, entender la necesidad de esos cambios e imaginar como serán hechos.

No podemos imaginar, ni entender un cielo diferente al que hoy contemplamos, una tierra sin dar muestra de agotamiento, vivir sin un mar que señale nuestros limites y levante nuestros temores.

El reconocer la necesidad de ese cambio general que se va a dar, nos invita también a reconocer la necesidad de un cambio personal hacia algo nuevo, algo que sea superior a lo que hoy tenemos que por causa del pecado ha sido afectado.

Debo reconocer que mi corazón, mis relaciones, mi trabajo y posesiones necesitan ser hechas nuevas.

Dios ya ha establecido la manera como ese cambio es posible, a través de una vida bajo el reino de su hijo Jesucristo.

Es a través de la entrega de nuestra vida a El, estableciendo un nuevo pacto por medio de su sangre derramada en la cruz que nosotros podremos empezar a experimentar ese cambio tan necesario en nuestras vidas.

El cambio que Dios quiere hacer en mi vida tiene el propósito de prepararme para disfrutar del cielo nuevo y tierra nueva que El hará.

Dios es capaz de producir los cambios más radicales en el corazón que ha sido destruido por Satanás.

Debemos anhelar ver ese cielo nuevo y tierra nueva donde viviremos por la eternidad, donde cesará la miseria que produce el pecado y estaremos con Jesús, nuestro Señor y Salvador.

Oremos,

Padre así como creo que tu creaste los cielos y la tierra en la cual hoy vivimos, creo también en el cielo nuevo y tierra nueva que tú establecerás para la eternidad.

Gracias por darnos una esperanza gloriosa que un día todo el dolor y sufrimiento de este mundo quebrantado por el pecado cesará, para dar lugar a tu nueva creación.

Te pido fe para mantenerme creyendo en tu promesa, paciencia para esperar que esta se cumpla y fortaleza para enfrentar los tiempos dificiles que vivimos en esta tierra.

Te pido por los que no tienen una esperanza segura donde pasaran la eternidad, porque sus corazones no han sido echos nuevos, que puedan volverse a ti en arrepentimiento sincero y con la confianza que tienen un Salvador que da la seguridad de disfrutar de una vida eterna.

Te lo pido en el nombre de Jesús, amén.

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