Hambre
Hambre
Texto: (Mr 8.1-10).
Introducción: El salmista expresa: “¡Cuan dulce son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.” (Salmo 119:103)
Los que son víctimas del hambre sienten (al principio) un deseo insaciable de comer acompañado de dolor en el estómago y vientre. Al pasar el tiempo el cuerpo se debilita y con la mente aturdida el deseo de comer se van desvaneciendo. Cuando las personas se están realmente muriendo de hambre no tienen deseos de comida aunque se la sirvan. A menudo, las personas que ayudan a remediar el hambre tienen que utilizar métodos para reavivar el sentido del hambre en aquellas personas que están tratando.
El hambre espiritual sigue un proceso muy similar. Si hemos estado alimentándonos con regularidad de la Palabra de Dios, es normal que nos sintamos “hambrientos” si, por el motivo que sea, dejamos de hacerlo. Pero si continuamos sin hacerlo llegaremos a perder todo el deseo de alimentarnos a través de las escrituras.
I. Los hambrientos (1-3)
1. Eran una gran multitud v.1: oclos, multitud de personas, multitud desorganizada.
2. Merecedores de compasión v.2: La falta de alimentos causa un sentimiento especial en el Maestro, “compasión”, esta palabra en griego es splagcnizomai (σπλαγχνίζομαι), ser movido en las entrañas de uno (splagcna), ser movido a compasión, anhelar con compasión.
3. Estaban con Jesús v.2: esta multitud estaba “prosmeno” (προσμένω), lit., permanecer con (pros, hacia o con, y meno, morar). Se utiliza de permanecer fiel al Señor (Hch 11.23: «que … permaneciesen fieles al Señor»). PERSEVERAR cuando trata de continuar, y también DETENER, DILIGENTE, ESTAR, QUEDAR(SE).
4. Se podían desmayar en el camino v.3: la palabra para desmayar es ekluo, dejar ir, como de la cuerda de un arco, relajarse, y por ello debilitar, y se usa en la voz pasiva con el significado estar desmayado, desmayar:
(1) del cuerpo (Mt 15.32: «desmayen», algunos mss. lo tienen en 9.36; Mc 8.3: «se desmayarán»);
(2) del alma (Gl 6.9, última cláusula), al cumplir las propias responsabilidades en obediencia al Señor; en Heb 12.3, de desmayar en la lucha contra el pecado; en el v. 5, bajo la mano disciplinadora de Dios.
Expresa lo opuesto a anazonnumi, ceñir (1 P 1.13).
5. Eran de lejos v.3: Seguidores de Jesús provenientes de zonas muy lejanas y distantes entre sí; pero con todo ellos buscaban acercarse al Maestro; comparar la distinta actitud de los reyes tras la caída de Babilonia en Apocalipsis empleando la misma palabra: hacían el duelo «desde lejos» (gr. apó makróthen hestekótes), como si temiesen que les alcanzase también a ellos el castigo.
II. La estrategia contra el hambre (4-7)
1. ¿De dónde? v.5: Prácticamente le preguntaron ¿Cómo lo haremos?
2. ¿Cuántos? v.6: ¿Cuál es la cantidad de alimento para dar que tienes?
3. Jesús da una orden v.6: El Señor proclamó un mandato o mandamiento. Se usa estrictamente de órdenes recibidas de un superior y transmitidas a otros . Él es el Rey de Reyes; solo queda una opción, la obediencia.
Obediencia: Acto de cumplir con las órdenes o instrucciones de un superior. El término hebreo shama significa “prestar oído, escuchar, oír”, pero en algunas ocasiones se traduce como “obedecer” (“Ahora, pues, hijo mío, obedece a mi voz en lo que te mando” (Gn. 27:8). La obediencia a Dios trae bendición (“Si obedeciereis cuidadosamente a mis mandamientos ... yo daré la lluvia...” [Dt. 11:13–14]). Y la desobediencia produce maldición (“Y quedaréis pocos en número, en lugar de haber sido como las estrellas del cielo en multitud, por cuanto no obedecisteis a la voz de Jehová tu Dios” [Dt. 28:62]. “¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová?” [1 S. 15:22]). Dios envió juicio contra Jerusalén a causa de la desobediencia del pueblo (“Porque dejaron mi ley ... y no obedecieron a mi voz” [Jer. 9:13]).
4. Dar gracias y bendecir vv.6-7: Jesús enseña dos acciones que se deben llevar a cabo para poder suplir la necesidad que aqueja al hombre:
a. Agradecer: es tener gratitud; agradecer y alabar a Dios por lo que se va a recibir. Tener un corazón agradecido.
b. Bendecir: eulogeo, lit.: hablar bien de (eu, bien; logos, palabra; de allí el término castellano «elogiar»). Significa: (a) alabar, celebrar con alabanzas; de aquello que se dirige a Dios, reconociendo su bondad, con deseo de darle gloria a Él (Lc 1.64; 2.28; 24.51,53; Stg 3.9);
(b) invocar bendiciones sobre una persona (p.ej., Lc 6.28; Ro 12.14). El participio presente pasivo, bendito, alabado, se usa especialmente de Cristo en Mt 21.9; 23.39, y en los pasajes paralelos; también en Jn 12.13;
(c) consagrar una cosa con solemnes oraciones, pedir la bendición de Dios sobre una cosa (p.ej., Lc 9.16; 1 Co 10.16); (d) hacer prosperar, hacer feliz, derramar bendiciones sobre, dicho de Dios (p.ej., Hch 3.26; Gl 3.9; Ef 1.3).
III. La necesidad suplida (8-9)
1. Se saciaron v.8: Ese era el tipo de situación a la que estaba dispuesta la mujer sirofenicia (Marcos 7:25-28), ella tenía hambre de un milagro de Dios en su vida.
2. Recogieron las sobras v.8: airo, levantar, alzar, cargar, llevar
3. Los despidió: Jesús se desligo de ellos, esto es, soltó lo que estaba atado.
Conclusión: Solo Dios puede suplir nuestras más profundas necesidades, desatarnos de cualquier ligadura que nos oprime; para lo cual es necesario ser obedientes y agradecidos; tener un corazón agradecido, no importando lo que estemos pasando. Por lo tanto acerquémonos a Él, acampemos cerca esperando su misericordia y que el atienda a nuestras peticiones. Recuerda Dios da hasta llenar, e inclusive sobra para más adelante.
Reina Valera Revisada (1960). 1998 Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
Reflexión en la introducción tomada de La IGLESIA HISPANA DURHAM MEMORIAL.