ESPERANZA EN MEDIO DE LA TORMENTA

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Hechos de los Apóstoles 27:21–26 RVR60
21 Entonces Pablo, como hacía ya mucho que no comíamos, puesto en pie en medio de ellos, dijo: Habría sido por cierto conveniente, oh varones, haberme oído, y no zarpar de Creta tan sólo para recibir este perjuicio y pérdida. 22 Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave. 23 Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, 24 diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo. 25 Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho. 26 Con todo, es necesario que demos en alguna isla.

Introducción

¿Alguna vez has pasado por una tormenta que te haya hecho perder la esperanza, y el ánimo de seguir adelante en la vida? No me refiero un huracán, un terremoto o cualquier otro desastre natural; me refiero a las tormentas que afectan nuestro estado físico, mental y emocional; situaciones que nos han hecho sentir miedo, angustia y desesperación; tormentas que nos han llevado a pensar que no hay salida, que todo está perdido, que Dios no escucha la oración, que nos ha abandonado y, por lo tanto, no tenemos esperanza. Si tu respuesta es sí ¡este mensaje es para ti!
Hemos leído parte de la historia del apóstol Pablo, quien sufrió muchas tormentas en su vida, y en esta ocasión le tocó viajar a Roma como prisionero, donde enfrentó una terrible tempestad en el mar que amenazó con hundir el barco y acabar con su vida y la de los demás tripulantes. Sin embargo, Pablo nunca perdió la esperanza ni el ánimo de seguir confiando en Dios y en su palabra, por eso animó a los tripulantes y expresó su confianza en que sucedería como Dios le había prometido. Por eso, hoy puedo decirles que hay Esperanza en Medio de la Tormenta, y esta esperanza se basa en la promesa de Dios, se manifiesta en la acción y se contagia a otros.

Proposición

Hermanos, no hay duda de que todos hemos pasado o pasaremos en algún momento de nuestra vida por situaciones que nos hacen sentir solos, impotentes, desamparados y sin esperanza. Pero debemos recordar que la esperanza es lo que nos mantiene firmes y nos hace ver más allá de las circunstancias; es lo que nos hace testigos del poder de Dios en medio de las tormentas que enfrentamos en la vida, porque lo que nos sostiene y nos da la fuerza para seguir, son nuestra fe y esperanza en Dios.

Oración T.

Vamos a ver cómo tener esperanza en medio de la tormenta, y cómo esa esperanza puede impactar a los que nos rodean.

I. LA ESPERANZA SE BASA EN LA PROMESA DE DIOS, NO EN LAS CIRCUNSTANCIAS.

Hechos de los Apóstoles 27:24 RVR60
24 diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo.

1. Descripción de la tormenta en la vida y sus efectos.

En la vida enfrentamos tormentas, ya sea en forma de problemas familiares, enfermedades o crisis personales. Sin embargo, la esperanza que sostenemos no debe depender de las circunstancias que nos rodean, sino de la promesa inquebrantable de Dios de estar con nosotros en todo momento. Nuestra fe se fortalece cuando confiamos en Él, incluso cuando todo parece estar en contra.

2. La importancia de confiar en las promesas de Dios en lugar de en las circunstancias.

En esta historia la situación era tan desesperada que todos perdieron la esperanza de salvarse, y dejaron de comer y de cuidarse. Pero Pablo no perdió la esperanza ni se dejó llevar por las circunstancias, sino que se mantuvo firme en la promesa de Dios y eso le dio esperanza y ánimo.

3. Ejemplos bíblicos de figuras que mantuvieron la esperanza a pesar de las circunstancias adversas.

Ilustración: "El Faro en la Tormenta"

Imagina un barco en medio de una tormenta en alta mar. Las olas se elevan, el viento sopla con furia y la tripulación está luchando por mantener el control. La desesperación se apodera de todos a bordo. En ese momento crítico, el capitán llama a su tripulación y les dice: "Amigos, estamos en medio de una tormenta, y parece que todo está en contra nuestra. Pero recuerden que nuestro faro de esperanza está en el horizonte. Mientras sigamos enfocados en ese faro, no importa cuán oscura sea la tormenta, sabremos que estamos en el camino correcto y que llegaremos a salvo a nuestro destino".
Esta ilustración nos recuerda que, en medio de nuestras propias tormentas en la vida, Dios es nuestro faro de esperanza. Aunque las circunstancias puedan ser difíciles, si mantenemos nuestros ojos en Su promesa y confiamos en Él, nos guiará de manera segura a través de las tormentas y nos llevará a tierra firme. La esperanza en Dios es como un faro que brilla en medio de la oscuridad, orientándonos hacia la seguridad y la paz. Mantengamos nuestra mirada en ese faro de esperanza, y nunca nos perderemos en el mar de las adversidades.
Nosotros también podemos tener esperanza en medio de la tormenta, si nos basamos en la promesa de Dios y no en las circunstancias. Dios nos ha dado muchas promesas en su palabra, que son fieles y verdaderas, y que podemos reclamar en momentos de dificultad y de prueba. Él nos ha prometido que nunca nos dejará ni nos desamparará
Hebreos 13:5 RVR60
5 Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré;
y que a los que le amamos todas las cosas nos ayudan para bien Romanos 8:28
Romanos 8:28 NVI
28 Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.
y muchas más. Pero estas promesas no dependen de nuestras circunstancias, sino de la fidelidad y el poder de Dios, que es el mismo ayer, hoy y siempre (Hebreos 13:8).
Por eso, cuando enfrentamos una tormenta en nuestra vida, no debemos mirar a las olas, ni al viento, ni al barco, sino a Dios y a su palabra, pues no se trata cuán grande sea el problema, se trata de cuán grande es nuestro Señor.
Decir como Pablo: “Yo confío en Dios que será así como se me ha prometido”.

II. LA ESPERANZA SE MANIFIESTA EN LA ACCIÓN, NO EN LA PASIVIDAD.

Hechos de los Apóstoles 27:25 RVR60
25 Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho.

1. La necesidad de actuar con fe en medio de las tormentas.

Pablo no se quedó sentado esperando que Dios hiciera todo, sino que cooperó con Dios haciendo lo que estaba a su alcance.

2. Cómo la esperanza motiva a orar, buscar soluciones y ayudar a otros.

La esperanza se manifiesta en la acción. En medio de la tormenta, Pablo insta a la tripulación a mantener la calma y a tener confianza en Dios. La esperanza les da el coraje para tomar medidas y actuar de acuerdo con la promesa divina. Cuando enfrentamos dificultades, no debemos quedarnos paralizados por el miedo o la desesperación, sino que debemos actuar con fe y confianza en Dios. La esperanza nos motiva a orar, a buscar soluciones y a ayudar a los demás en sus momentos de necesidad.

3. Testimonios de personas que tomaron medidas valientes en tiempos de crisis gracias a su esperanza en Dios.

En todo momento, Pablo actuó con prudencia, con fe y con amor, buscando el bien de los demás y la gloria de Dios.
La esperanza no significa que nos quedemos de brazos cruzados esperando que Dios resuelva todo, sino que hagamos nuestra parte, usando los medios que Dios nos ha dado, y siguiendo su voluntad. Debemos ser portadores de esperanza en un mundo lleno de incertidumbre y desesperación. Debemos compartir el mensaje de Dios y mostrar a los demás el poder transformador de la esperanza en Cristo. Al hacerlo, no solo fortalecemos nuestra propia fe, sino que también brindamos consuelo y apoyo a aquellos que nos rodean.

III. LA ESPERANZA SE CONTAGIA, NO SE GUARDA PARA SÍ MISMA.

Hechos de los Apóstoles 27:22 RVR60
22 Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave.

1. Compartir la esperanza como un acto de amor y servicio a los demás.

Pablo comparte un mensaje de esperanza con la tripulación y les asegura que Dios cumplirá Su promesa. Esta acción de compartir la esperanza no solo beneficia a los que la reciben, sino que también fortalece la fe de Pablo y la de aquellos que lo rodean. La esperanza es contagiosa, y cuando compartimos nuestras experiencias de fe, estamos construyendo la fe de los demás.

2. Cómo nuestro testimonio puede fortalecer la fe de aquellos que nos rodean.

Queridos hermanos y hermanas, en tiempos de crisis, recordemos que nuestra fe en Dios es un faro de esperanza y una fuente de fortaleza. A través de la presencia de Dios, la confianza en sus promesas, la oración y la certeza de un futuro esperanzador, podemos enfrentar cualquier tormenta con ánimo y esperanza.
Nosotros también podemos contagiar nuestra esperanza a los demás, y no guardarla para nosotros mismos. La esperanza es un don de Dios que debemos compartir con los que nos rodean, especialmente con los que están pasando por situaciones difíciles y necesitan una palabra de aliento y de consuelo. Podemos compartir nuestra esperanza con los demás, contándoles lo que Dios.

3. Ejemplos de cómo la esperanza compartida ha impactado positivamente en la vida de otros.

La esperanza de Pablo no era una esperanza egoísta, sino una esperanza generosa, que se contagia a los demás. Pablo no se guardó para sí mismo la promesa de Dios, sino que la compartió con los que estaban con él en el barco, y les dio ánimo y esperanza.
Gracias a la influencia de Pablo, los demás pasaron de estar desesperados a tener mejor ánimo, y de estar hambrientos a comer con alegría. Gracias a la intervención de Pablo, los soldados no mataron a los presos, sino que los dejaron vivir, y todos llegaron sanos y salvos a la tierra. Gracias al testimonio de Pablo, los habitantes de la isla de Malta recibieron a los náufragos con amabilidad, y vieron el poder de Dios en las señales que hizo Pablo (Hechos 28:1-10).

Conclusión

El capítulo de Hechos 27 nos recuerda que la esperanza en medio de la tormenta es posible cuando confiamos en la promesa de Dios, cuando actuamos con valentía y compartimos esa esperanza con los demás. Es esa esperanza la que nos sostiene en los momentos difíciles.
Nosotros también podemos tener esperanza en medio de la tormenta, si nos basamos en la promesa de Dios, no en las circunstancias. No importa lo que veamos o sintamos, lo que importa es lo que Dios nos dice. Él es fiel y cumple su palabra, aunque las circunstancias parezcan adversas o imposibles; por eso, hay esperanza en medio de tus tormentas.
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