La Ansiedad y el Evangelio
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Introducción
Introducción
4 Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!
5 Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca.
6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.
7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Estrés, Ansiedad, Preocupación, Tensión, Agobio
Son palabras sinónimas que identifican a un mal muy común en nuestra sociedad:
Es mas las estadísticas nos demuestran que:
• La ansiedad es el trastorno mental más común en EE. UU. y afecta a 40 millones de adultos. (Fuente: Anxiety and Depression Association of America, 2020).
Tan alarmante es este problema que una encuesta que recientemente llevo a cabo la reconocida cadena CNN junto con la colaboración del Kaiser Family Foundation llegó a la conclusión de que:
“El país está experimentando una crisis de salud mental”
Lamentablemente este no es un problema que esta afectando únicamente a la sociedad sino que también a la iglesia de Cristo.
Cada vez son mas los cristianos que acuden a consejería, terapias e incluso tranquilizantes para tratar de reducir el estrés o la ansiedad que enfrentan constantemente.
Ignorando que Dios nos a revelado en su palabra, la forma mas efectiva de luchar contra la Ansiedad.
Y esto es lo que estaremos considerando en esta mañana;
No obstante, creo que antes de proseguir con el tema,
Es necesario definir lo que significa Ansiedad;
La ansiedad se define como “un estado de intensa agitación, incertidumbre y temor que resultan de la expectativa de un evento o situación amenazadores, a menudo al punto de desestabilizar el funcionamiento físico y psicológico”
En otras palabras, la ansiedad es una emoción que se caracteriza por sentimientos de tensión, pensamientos angustiantes, preocupación extrema por la incertidumbre del futuro.
Incluso la palabra en ingles “worry” que al español se traduce como preocupación proviene de un termino alemán que significa: Sofocar.
lo cual ilustra a la perfección el sentimiento que experimenta una persona que sufre de ansiedad.
Sin lugar a duda, la mayoría de nosotros, hemos experimentado este sentimiento;
pero es necesario que sepamos que los creyentes no debemos de permitir que la Ansiedad nos esclavice.
Debemos de saber que uno de los mandatos que Cristo expresó con mas frecuencia durante su ministerio terrenal fue:
“No temáis” “No os afanéis”
o como dice (Juan 14:1)
1 No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
Este es el mismo mandato, al cual el apóstol Pablo hace referencia en
6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.
Notemos el alcance de este mandato;
“No se preocupen por nada” NVI
Y algunas personas al escuchar esto pude que piensen:
¿Y como no me voy a preocupar? Si tu supieras las noticias que acabo de recibir del medico, o llevo varias semanas sin poder conseguir trabajo y se aproxima la fecha que tengo que pagar la renta y las utilidades de mi hogar, lo años no se detienen y Dios no me ha proveído con un esposo o una esposa o hijos en mi matrimonio, los escenarios pueden ser muy diversos, pero quiero afirmar lo que la escritura claramente enseña.
Cuando la Escritura dice:
“POR NADA ESTEIS AFANOSOS” PREOCUPADOS, ANGUSTIADOS.
Ese por Nada, Significa Literalmente por nada;
De modo que comprendemos que la voluntad de Dios para el creyente es que
Vivamos libres de Ansiedad, Estrés y preocupaciones.
es mas, si recordamos las palabras del verso 4, nos daremos cuenta que
como creyentes no solamente debemos y podemos vivir sin las ataduras de la ansiedad sino que incluso podemos vivir una vida llena de Gozo:
Filipenses 4:4 (RVR60)
4 Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!
El gozo del Señor es lo opuesto a la Ansiedad y la preocupación;
28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
25 ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.
26 Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.
5 Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes.
6 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo;
7 echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
22 Dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis.
23 La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido.
24 Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves?
25 ¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo?
26 Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás?
27 Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos.
28 Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?
29 Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud.
30 Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas.
31 Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.
32 No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino.
33 Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye.
34 Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.