Convirtiéndonos en los Hombres que Dios nos Llamó a Ser

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Introducción:
- Cálido saludo y una breve presentación de mí mismo.
- Compartir una experiencia personal relacionada con mi viaje de fe (hablando de mi antiguo yo).
I. Comprendiendo el Antiguo Yo:
¿Qué significa el "antiguo yo", especialmente para los hombres que creen en Dios? Incluso si estás aquí y no crees en Dios, todavía quiero que explores lo que significa el "antiguo yo". El primer paso para mejorar en nuestro comino con Jesús es entender esta idea.
En Romanos 6:6, el apóstol Pablo nos dice: "Sabemos que nuestra vieja naturaleza fue crucificada con él para que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder, de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado". A través de Cristo, nuestras viejas naturalezas han sido crucificadas. Ya no somos esclavos de nuestra naturaleza pecaminosa. En su lugar, estamos llamados a vivir una vida liberada de la esclavitud de nuestros antiguos seres.
Efesios 4:22-24 refuerza esta idea, diciendo: "Ustedes fueron enseñados a desechar su antiguo modo de vivir, su viejo yo que se corrompe por los engañosos deseos, y a renovarse en la actitud de su mente; y ponerse el nuevo yo, creado para ser como Dios en verdadera justicia y santidad". Estos versículos ilustran el poder transformador de la gracia de Dios, que nos permite a los hombres desprendernos de nuestros antiguos seres y abrazar la nueva creación que llegamos a ser en Cristo.
Ahora, tomemos un momento para reflexionar sobre las luchas reales que muchos hombres enfrentan al lidiar con sus antiguos seres. Vivimos en un mundo lleno de tentaciones, distracciones y presiones que a menudo nos arrastran de vuelta a nuestras formas anteriores.
- Algunos de nosotros podemos luchar con la ira, el orgullo o el egoísmo, que son rastros de nuestros antiguos seres.
- Algunos de nosotros podemos luchar contra adicciones, vicios o hábitos poco saludables de los que es difícil liberarse.
- No es raro que los hombres sean acosados por errores del pasado, cargando el peso de la culpa y la vergüenza.
Pero aquí está la hermosa verdad. No estamos definidos por nuestro pasado ni por nuestros antiguos seres. A través del trabajo redentor de Jesucristo, tenemos el poder de romper las cadenas que nos atan a nuestras viejas formas. Nuestro antiguo yo fue crucificado con Cristo, y estamos llamados a caminar en la novedad de vida que Él ofrece.
II. El Llamado a la Transformación:
Como hombres de Dios, estamos llamados no solo a entender el concepto del "antiguo yo", sino también a abrazar el poder transformador de Dios en nuestras vidas. En Romanos 12:2, Pablo nos ofrece una profunda visión de esta transformación:
Romanos 12:2 dice: "No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta".
¿Qué está diciendo Pablo aquí?
1. Renovación de la Mente:
Dios quiere que cambiemos la forma en que pensamos. No se trata solo de comportarnos de manera diferente; se trata de ver el mundo a través de los ojos de Dios. Hacemos esto leyendo la Biblia, reflexionando sobre las promesas de Dios y pidiéndole ayuda en nuestras oraciones. Esto nos ayuda a tener una perspectiva fresca.
2. Cambio desde Adentro:
La transformación es como un cambio profundo dentro de nosotros. No se trata solo de cambiar cómo actuamos; se trata de permitir que Dios cambie nuestros corazones. Esto significa darle permiso a Dios para que nos ayude con nuestros miedos, preocupaciones y deseos. Debemos soltar por completo a nuestros antiguos seres y confiar en que Dios nos hará nuevos por dentro.
3. El Papel de la Fe y la Rendición:
La fe significa creer en las promesas de Dios y confiar en que Dios sabe mejor que nosotros. Incluso cuando nos sentimos atrapados en viejos hábitos, podemos creer que Dios puede cambiarnos. La rendición es como darle el control a Dios. Confiamos en que los planes de Dios son mejores que los nuestros y dejamos de lado lo que queremos. Es un acto de decir: "Confío en ti, Dios".
Lo que estoy tratando de decir aquí es que recuerden que convertirse en los hombres que Dios nos llamó a ser es un viaje, no una solución rápida. Se trata de cambiar la forma en que pensamos, permitir que Dios nos transforme por dentro y tener fe y confianza en Él. Este es un proceso de toda la vida, pero vale la pena convertirse en los hombres que Dios quiere que seamos.
III. Los Salvados y los No Salvados:
Hay dos tipos de personas aquí hoy: aquellos que siguen a Jesús y aquellos que no lo hacen.
1. La Diferencia Entre Ambos:
Algunos de nosotros hemos dicho "sí" a Jesús, y otros no lo han hecho. Cuando decimos "sí" a Jesús, comenzamos un viaje de fe y transformación. Nos convertimos en parte de la familia de Dios. Aquellos que no han dicho "sí" a Jesús pueden no conocerlo todavía o han elegido no seguirlo.
2. Cómo los Hombres Salvados Pueden Ayudar a Otros:
Si has dicho "sí" a Jesús, tienes un papel especial. Puedes ayudar a otros a conocerlo también. No solo hablando de Jesús, sino mostrando su amor a través de tus acciones y palabras. Cuando las personas ven la bondad de Jesús en ti, pueden sentir el deseo de conocerlo también.
3. Historia de Transformación:
Podemos encontrar historias de transformación en la Biblia. Toma, por ejemplo, la historia de Zaqueo, Pedro y Pablo.
Había un hombre llamado Saúl que solía perseguir a los cristianos. No creía en Jesús. Pero un día, mientras viajaba, tuvo un encuentro con Jesús. Su vida cambió por completo. Se convirtió en uno de los seguidores más dedicados de Jesús y cambió su nombre a Pablo. Pablo continuó difundiendo el mensaje de Jesús a muchas personas, casi la
mitad del Nuevo Testamento.
IV. Entrando en el Propósito de Dios:
Quiero que demos un paso hacia el Propósito de Dios como HOMBRES.
1. Lo que Dios Ha Llamado a los Hombres a Ser:
Dios nos ha dado orientación en Su Palabra. En Miqueas 6:8, dice: "Él te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios". Lo que Dios está diciendo aquí es que Él desea que vivamos con justicia, mostremos amor y compasión, y caminemos humildemente en nuestra relación con Él.
En 1 Corintios 16:13-14, Pablo nos anima con estas palabras: "Velen, estén firmes en la fe, sean valientes; manténganse fuertes. Que todo lo que hagan sea hecho con amor". Pablo nos recuerda que debemos ser fuertes en nuestra fe, actuar con valentía y, sobre todo, permitir que el amor sea la fuerza impulsora detrás de todo lo que hacemos.
2. Aquí hay algunas Cualidades que Definen a los Hombres de Dios:
Como hombres de Dios, estamos llamados a encarnar ciertas cualidades. La integridad, por ejemplo, significa ser honesto y fiel a nuestra palabra. El amor se trata de cuidar a los demás y mostrar amabilidad y compasión. La humildad es ser humilde, reconociendo que no somos perfectos y dependiendo de la guía de Dios.
Estas cualidades deben brillar a través de nuestras vidas, mostrando al mundo el carácter de Cristo en nosotros.
3. Viviendo como Ejemplos para los Demás:
Nuestras vidas deben reflejar el propósito de Dios para nosotros. Al vivir con integridad, amor y humildad, nos convertimos en ejemplos para nuestros amigos, comunidades y especialmente nuestras familias. Cuando otros nos ven caminando en los caminos de Dios, pueden inspirarse para hacer lo mismo.
No solo estamos llamados a seguir el propósito de Dios, sino también a liderar con el ejemplo. Al alinear nuestras vidas con la voluntad de Dios, nos convertimos en una luz en el mundo, señalando a otros hacia el amor y la verdad que se encuentran en Jesús.
V. Pasos Prácticos para la Transformación:
Quiero terminar con cómo pueden tomar medidas prácticas para dejar atrás sus antiguos seres y abrazar el llamado de Dios en nuestras vidas.
1. Dejar Ir al Antiguo Yo:
Para comenzar el proceso de transformación, debemos dejar atrás nuestras antiguas formas. Esto significa decir adiós a hábitos, pensamientos y comportamientos que no se alinean con la voluntad de Dios. Es como limpiar el armario de nuestros corazones.
2. Abrazar el Llamado de Dios:
Para abrazar el llamado de Dios, debemos buscarlo activamente. Aquí hay algunos pasos prácticos para ayudarnos en este viaje:
- Oración: Pasen tiempo hablando con Dios. Compartan sus esperanzas, temores y deseos con Él. Pidan su guía y fortaleza.
- Leer la Biblia: La Palabra de Dios es un mapa para nuestras vidas. Leer la Biblia nos ayuda a entender su voluntad y a conocerlo mejor.
- Unirse a un Grupo de Hombres: Rodéense de hermanos en la fe con ideas afines. Un grupo de hombres brinda apoyo, responsabilidad y un espacio para crecer juntos.
- Servir a los Demás: Jesús nos mostró que la verdadera transformación ocurre cuando servimos a los demás. Busquen oportunidades para ayudar a quienes lo necesitan.
Historias Personales de Transformación:
Permítanme compartir una historia con ustedes. Hubo un tiempo en el que enfrenté tentaciones abrumadoras, luché contra la adicción y estuve consumido por el egoísmo. Quería todo para mí, pasando mi tiempo jugando videojuegos y viendo deportes, como si no tuviera una esposa o hijos que necesitaban mi amor y atención. Mi corazón se había endurecido, y vivía solo por los placeres del mundo.
Pero luego, algo increíble sucedió. Encontré a Jesús. Fue un punto de inflexión en mi vida. A medida que comencé a tomar estos pasos prácticos que hemos estado discutiendo, sentí un cambio profundo dentro de mí.
A través de la oración, encontré la fuerza para resistir la tentación y liberarme de la adicción. La Biblia se convirtió en mi guía, ofreciendo sabiduría y esperanza donde me había sentido perdido. Me uní a una comunidad de hombres con ideas afines que me apoyaron y alentaron, ayudándome a superar mi egoísmo.
Conclusión:
Hombres, quiero hacer un llamado sincero a cada uno de ustedes que se han reunido aquí hoy. Es hora de comprometernos con este poderoso proceso de transformación. No nos conformemos solo con escuchar la Palabra, sino hagámonos hacedores de la Palabra, viviendo nuestra fe en nuestra vida cotidiana.
Como hombres de Dios, estamos llamados a liderar con el ejemplo. Nuestras acciones, actitudes y relaciones deben reflejar el amor y la gracia de Jesucristo. Tenemos la oportunidad de impactar positivamente al mundo que nos rodea.
Y para aquellos entre nosotros que quizás aún no conocen a Jesús o sienten la necesidad de volver a comprometerse con Él, les insto a no demorar. Mañana no está garantizado, y hoy es el día de la salvación. Hagamos ese compromiso ahora, en este mismo momento.
Salgamos de este evento con una determinación renovada de vivir vidas transformadas, de ser verdaderos hombres de Dios y de ser una luz brillante en este mundo. El momento de cambio y renovación es ahora. Tomemos ese paso juntos.
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