Consejo y oración para hoy
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10 de noviembre
10 de noviembre
y llamó su nombre Noé, diciendo: Este nos aliviará de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos, a causa de la tierra que Jehová maldijo.
Cada vez que un hijo nace, hay para cada padre una esperanza que ese hijo sea el portador de bendiciones, de parabienes para su familia.
Noé sería el descanso, el consuelo para su padre Lamec, quien mitigaría la dureza de la labor y del esfuerzo del trabajo realizado en una tierra maldecida por Dios, donde el ser humano vivía para caer finalmente bajo la sentencia divina condenatoria por su pecado, la muerte.
¿Quien no ha sentido los rigores de esta vida, que no haya suspirado por un alivio mientras lucha por sobrevivir con dolor y esfuerzo?
¿Quien no ha temido los días de adversidad, donde la opresión se hace más pesada, donde la distancia del camino se hace más larga y la tormenta no pasa?
¿Quien no ha experimentado que la esperanza se acaba cuando las bienes materiales no son suficientes para aliviar los males terrenales, cuando el dolor de la muerte deja de ser una posibilidad para volverse una realidad?
Lamec no esperaba solo un hijo que le permitiera tomar vacaciones de su trabajo, pagar la última cuota de la hipoteca, él esperaba mucho más que eso, esperaba por alguien que redimiera su vida de la maldición del pecado.
En su limitada percepción de su realidad espiritual, Lamec creía que podría haber un hombre que le diera esa esperanza, Pero Noé solo sería un modelo limitado del Hijo que nacería para redimirnos del pecado.
Debemos reconocer en nuestras mas profundas tristezas y alegrías, mientras vivimos en esta tierra, el consuelo y el descanso que necesitamos solo puede venir de Dios.
Pero Dios redimirá mi vida del poder del Seol, Porque él me tomará consigo. Selah
La búsqueda de aquello que me de alivio y descanso en la agitada y sacrificada vida que llevo solo podrá terminar cuando tenga un encuentro personal con la única persona que se ofreció para llevar la culpa de mi pecado, la vergüenza de mi condena y la carga de mi maldición. Esa persona es Jesucristo, mi salvador
Puedo confiar que, en el nombre de Jesús, Dios traerá todo lo necesario a mi vida para hacer mi yugo fácil y ligera mi carga. Puedo esperar en él una vida bendecida por una descendencia fructífera.
Debo orar con confianza a Dios pidiendo que el tome mis cargas y bendiga el trabajo de mis manos.
Oremos,
Padre solo tu puedes proveer bendición en un mundo maldecido por el pecado.
Quisiera pedirte por nuestros hijos, que tu bendigas sus vidas y ellos puedan bendecir las nuestras, cuando ya no podamos llevar la carga del trabajo diario.
También oro por los que están en el proceso de criar hijos para hacer de ellos personas rectas y justas, oro por las luchas que viven diariamente para poder darles alimento, abrigo, educación y salud.
Oro en el nombre de Jesús, amén.
Para consejo y oración escríbame a: sbustilloier@gmail.com