Una autoridad que viene de Dios

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Introducción

Hoy queremos seguir meditando en el capítulo 2 de la primera carta de Pablo a los tesalonicenses, especialmente en los argumentos de la defensa que Pablo presenta a esta iglesia.
Recordando, como dijimos el pasado domingo, que el deseo de Pablo no es defender su reputación, ni la de sus compañeros, sino defender el mensaje del Evangelio que con tanto trabajo y dedicación plantó en los corazones de los tesalonicenses.
Corazones que estaban dando mucho fruto.
Y más que defender el mensaje del Evangelio de aquellos enemigos internos y externos, o sea, de aquellos que se estaban dedicando a minar su credibilidad y la validez de su mensaje, el deseo de Pablo era proteger el corazón de los tesalonicenses.
La iglesia era la verdadera preocupación de Pablo. Su verdadero temor era que la iglesia cayera en el engaño y en la mentira y se dejara influenciar por aquellos emisarios de Satanás que estaban atacando el Evangelio.
Pablo sabía que la iglesia; que las ovejas necesitan pastores que las protejan del engaño y la mentira.
Pablo sabía que las palabras del profeta Zacarías: Hiere al Pastor y se dispersarán las ovejas, seguían siendo válidas. O, mancha el testimonio del pastor y se dispersarán las ovejas.
Porque ovejas dispersas producen un vacío de la presencia del evangelio. Donde las ovejas se dispersan el Evangelio no se encarna. Y donde el Evangelio no se encarna tampoco se extiende.
Esta era la verdadera preocupación de Pablo.
En los primeros versículos de este capítulo 2 Pablo les recuerda a los tesalonicenses que ellos eran el mejor testimonio de la veracidad y de la contundencia del Evangelio.
También les recuerda, que el hecho de ellos haber llegado a Tesalónica en primer lugar fue un milagro. Que solo el valor que Dios puso en su corazón y en el de sus compañeros hizo posible que el Evangelio llegara hasta Tesalónica y fuese plantado en sus corazones.
Entonces Pablo continúa diciendo en los versos 3 y 4:
1 Thessalonians 2:3–4 NBLA
3 Pues nuestra exhortación no procede de error ni de impureza ni es con engaño, 4 sino que así como hemos sido aprobados por Dios para que se nos confiara el evangelio, así hablamos, no como agradando a los hombres, sino a Dios que examina nuestros corazones.

Nuestra exhortación no procede de error, ni de impureza, ni de engaño.

Basándonos en los argumentos de Pablo, es muy probable que aquellos que estaban tratando de manchar su testimonio y su trabajo en Tesalónica estuviesen pregonando que el mensaje de Pablo era falso, inmoral y engañoso.
Sin embargo sabemos que la sociedad en Tesalónica estaba más que acostumbrada a escuchar todo tipo de argumentos retóricos y de ideas religiosas y filosóficas. Esta era la norma en el mundo greco-romano.
Había un tipo de tolerancia y hasta atracción a nuevas ideas.
Y nuestra sociedad no es muy diferente. Todos los días vemos cómo la gente se va tras lo novedoso; lo que está trending; lo que está de moda.
Sin embargo, algo hizo que el mensaje del Evangelio no fuera bien recibido por algunos en Tesalónica.
Y esto me hizo recordar cuando Pablo le dice a los corintios:
1 Corinthians 1:18 NBLA
18 Porque la palabra de la cruz es necedad para los que se pierden, pero para nosotros los salvos es poder de Dios.
¿Por qué el mensaje del Evangelio es necedad para los que se pierden?
¿Por qué el mensaje del Evangelio produjo la oposición de algunos en Tesalónica?
Simplemente, porque, de todas las religiones y las filosofías del mundo, el Evangelio es el único que es una verdadera buena noticia.

Una creencia totalmente contraria y opuesta

Todas las religiones del mundo establecen un sistema de reglas y normas morales que hay que cumplir para alcanzar la salvación o para alcanzar el nirvana, en el caso del budismo; ese estado de liberación trascendental.
Todas las religiones de este mundo establecen que para obtener la salvación se requiere un esfuerzo humano; una colaboración del ser humano con lo divino.
Todas las religiones de este mundo establecen que es el humano el que busca y se acerca a lo divino. Que es el humano quien con su esfuerzo busca ganarse el favor divino y la salvación.
Incluso el ateísmo, que afirma no creer en Dios, cree que es el esfuerzo humano o el conocimiento que adquirimos lo que nos lleva a un estado de libertad, bienestar y prosperidad.
Pero solo el cristianismo tiene un mensaje distinto, contrario y totalmente opuesto a las demás religiones y filosofías de este mundo.
Solo el cristianismo afirma que Dios es tan santo, tan sagrado, tan puro, tan exaltado, tan glorioso, tan majestuoso y los seres humanos tan impuros, tan bajos, tan pecadores, tan miserables que no hay manera; no hay forma; no hay esfuerzo humano que nos haga ganarnos Su favor.
Este fue precisamente el argumento de los reformadores.
No hay oraciones, ni meditaciones, ni lecturas, ni ayunos, ni peregrinaciones, ni indulgencias, ni liturgias, ni sacramentos, ni obras de caridad, ni sacrificios, que nos acerquen ni siquiera un milímetro al Dios del Universo.
Solo el cristianismo afirma que es humanamente imposible agradar a Dios. Que es humanamente imposible llegar a Él, buscarlo y alcanzarlo.
El profeta Isaías afirma:
Isaiah 64:6–7 NBLA
Todos nosotros somos como el inmundo, Y como trapo de inmundicia todas nuestras obras justas. Todos nos marchitamos como una hoja, Y nuestras iniquidades, como el viento, nos arrastran. Y no hay quien invoque Tu nombre, Quien se despierte para agarrarse de Ti. Porque has escondido Tu rostro de nosotros Y nos has entregado al poder de nuestras iniquidades.
El apóstol Pablo le escribe a los romanos:
Romans 7:24 NBLA
¡Miserable de mí! ¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte?
Al gran pastor y predicador ingles del siglo 19, Martyn Lloyd-Jones, se le atribuye la siguiente expresión:
El cristiano no es un buen hombre. Es un vil miserable que ha sido salvado por la gracia de Dios.
¿Te atreves afirmar eso de ti?
Pero, a diferencia de las demás religiones y filosofías de este mundo, el cristianismo también afirma:
Luke 18:27 NBLA
«Lo imposible para los hombres es posible para Dios», respondió Jesús.
El cristianismo es quien único declara:
John 3:16 NBLA
»Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, sino que tenga vida eterna.
Solo el cristianismo afirma que es Dios quien busca al ser humano y no al revés. Él es el iniciador. Él es quien da el primer paso. Él es el que se mueve. El que se enrolla las mangas y se ensucia las manos.
Es Dios quien se acerca, es Dios quien cruza al otro lado, es Dios quien sale de su zona de comodidad, es Dios quien se humilla, es Dios quien se despoja de su gloria, es Dios quien provee el sacrificio perfecto, es Dios quien abre la puerta y allana el camino para que entonces los seres humanos podamos tener la oportunidad de hacer la paz con Él.
El Dios del cristianismo es el único que dice:
Matthew 11:28–30 NBLA
»Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar. »Tomen Mi yugo sobre ustedes y aprendan de Mí, que Yo soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para sus almas. »Porque Mi yugo es fácil y Mi carga ligera».
Jesús no dice: Vengan a Mí, todos lo que están cansado y cargados, y Yo les daré más trabajo. O, Yo les diré las cosas que tienen que hacer para ganarse mi favor. O, Yo les daré las reglas que tienen que seguir y las directrices que tiene que cumplir.
¡No! Él dice: Vengan a Mí…y Yo los haré descansar. Vengan a Mí y acuéstense aquí tranquilitos.
Vengan a Mí, porque en lugares de verdes pastos los haré descansar. Junto a aguas de reposo los conduciré.
Si vienen a Mí no tendrán que hacer nada. Porque Yo lo haré todo por ustedes.
Vengan a Mí porque para los que vienen a Mí yo soy manso y humilde de corazón.
Vengan a Mí e intercambien su yugo por el Mio y su carga por la Mia. Y verán que Mi yugo es fácil y Mi carga ligera. O sea, Mi yugo no es ni ningún yugo y Mi carga no es ninguna carga. Por eso van a poder descansar.
Si tú estás aquí hoy, porque tu corazón, por mucho o poco, desea buscar a Dios, la única explicación es porque Él te buscó primero. Él te trajo. Él te amó. Él puso fe en tu corazón. Él cambió tus afectos y tus deseos. Él hizo que lo miraras a Él. Él hizo que lo buscaras.
Por eso este mensaje es locura para los que se pierden. Por eso este mensaje fue locura para algunos en Tesalónica.
Ellos decían: Esto tiene que ser un engaño. Too good to be true.
¿Cómo me vas a ofrecer una religión donde yo no tengo que hacer nada para ganarme el favor de Dios? Si todas las religiones del mundo afirman eso. Tú lo que me estás ofreciendo es una falsa. Un engaño.
Algo te estás tramando. Algún truco tienes debajo de la manga. Algo tienen que decir las letras pequeñas.
Me estás pintando una creencia demasiado de fácil.
Me imagino que se decían unos a otros:
Este Pablo es un buscón. Tiene que estar detrás de nuestro dinero o de nuestras mujeres o de nuestros niños.
Por eso su mensaje tiene que ser un error, tiene que ser inmoral, tiene que ser un engaño.
Y para complicar la situación, el cristianismo no solo tiene unos postulados totalmente contrarios a las demás religiones a las que estaban acostumbrados los Tesalonicenses sino que también reclamaba exclusividad. Reclamaba ser la única religión verdadera. Haciendo falsas a todas las demás.

El único camino

La cultura greco-romana era una cultura politeísta donde todas las religiones eran bienvenidas. Claro esta, siempre y cuando todos reconocieran que el Cesar era el señor.
Para nuestra cultura esta idea se define como la doctrina del pluralismo religioso. Todos los caminos conducen a Dios.
Cuando escuchamos expresiones como: Todas las religiones son iguales. O: Solo existe un Dios y las religiones son diferentes caminos para llegar a Él.
Esto es pluralismo religioso.
Pero al igual que en la época de los tesalonicenses el problema del pluralismo religioso, su aguijón, sigue siendo el cristianismo. El cristianismo sigue siendo el enemigo de esa doctrina.
Y todo el problema viene a causa de un simple versículo en la Biblia. El Dios del cristianismo es el único dios que ha hecho la siguiente afirmación:
Juan 14:6 (NBLA)
...«[Porque] Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por Mí.
Si creemos que el Dios del cristianismo declaró ser el Camino, la Verdad y la Vida, por consiguiente, los dioses de otras religiones son un camino incorrecto, son una mentira y conducen a la muerte.
Y hasta aquí llegó la tolerancia. Hasta aquí llegó el interés por nuevas ideas. Hasta aquí llegó la armonía social. Hasta aquí llegó el pluralismo religioso.
Por lo tanto Pablo exhorta; alerta a los tesalonicenses a que recuerden los postulados del Evangelio.
De hecho la palabra que se traduce como exhortación en el verso 2, paraklesis, tiene el sentido de una solicitud seria o urgente; un pedido fervoroso.
Pablo le suplica fervorosamente a los tesalonicenses que no olviden que el Evangelio no es un error sino la verdad. Que no solo es la verdad, sino la única verdad.
Que el Evangelio no procede de impureza. O sea, no busca dañar a nadie; ni al cuerpo, ni al espíritu, ni a la mente. Al contrario, el Evangelio da vida a todos los que lo reciben; al cuerpo, al espíritu y a la mente.
El Evangelio hace al ser humano florecer, no marchitarse. Prosperar, no arruinarse. Ser vivificado, no agonizar.
Que el Evangelio no es engañoso, ni listo, ni oportunista, ni corrupto. No busca engañar a la gente para beneficiar a unos pocos.
El Evangelio enseña que todos somos iguales antes los ojos de Dios y tenemos el mismo valor. El Evangelio no es un instrumento para obtener ganancias mal habidas o para que unos se enseñoreen de otros.
En otras palabras, no hay razón para que nos avergoncemos de proclamar el mensaje del Evangelio. No hay razón por la cual desviarnos ni a izquierda ni a derecha.
Porque el Evangelio es la verdad, es puro y es genuino.

No como agradando a los hombres

Pablo no solo les recuerda a los tesalonicenses la veracidad y la contundencia del mensaje del Evangelio sino que también les recuerda que no deben sorprenderse, ni preocuparse, ni alarmarse cuando la gente se ofenda, o se moleste, o se incomode cuando escuche el mensaje del Evangelio.
Pablo les recuerda que ellos mismos cuando llegaron a Tesalónica, hablaron, no como agradando a los hombres, sino a Dios.
De forma similar Pablo le escribe a los Gálatas:
Galatians 1:10 NBLA
Porque ¿busco ahora el favor de los hombres o el de Dios? ¿O me esfuerzo por agradar a los hombres? Si yo todavía estuviera tratando de agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo.
El Evangelio es totalmente contrario al espíritu de este mundo. Por lo tanto no debe sorprendernos que encontremos oposición. De hecho, esa debe ser la norma.
Incluso, usted mismo, nunca se sorprenda si la predicación lo incomoda, o si lo molesta, o si hasta lo ofende. No se sorprenda cuando esté leyendo la Biblia y hayan pasajes que no le gusten.
Déjeme decirle que eso es bueno. Porque eso significa que el Evangelio esta haciendo lo suyo. Que la Palabra está penetrando en su corazón como una espada de doble filo. Y no para dañarlo. Sino para santificarlo.

Se nos ha confiado el Evangelio

Finalmente, Pablo les recuerda a los tesalonicenses que él fue aprobado por Dios para que se le confiara el Evangelio.
Y al decir esto, Pablo no está siendo orgulloso ni altanero. Todo lo contrario. Él está reconociendo la autoridad que le fue dada por Dios para proclamar el evangelio a los gentiles.
Pablo no tiene ningún problema en reconocer la autoridad que Dios le ha dado. Él vivió totalmente confiado de eso a pesar de la oposición.
La historia nos recuerda que el mismo Señor Jesús le dijo a Ananías, aquel discípulo de Damasco:
Hechos de los Apóstoles 9:15–16 (NBLA)
...«Ve, porque él (Pablo) es Mi instrumento escogido, para llevar Mi nombre en presencia de los gentiles, de los reyes y de los israelitas;
porque Yo le mostraré cuánto debe padecer por Mi nombre».
La autoridad de Dios conlleva padecimiento.
Cuando Dios llama a un hombre y la iglesia reconoce ese llamado, imponiéndole las manos y ordenándolo al ministerio, lo menos que ese hombre puede hacer es acobardarse.
Lo menos que ese hombre debe hacer es como el rey Saúl que se escondió en medio del equipaje.
Y Dios sigue llamando y levantando a hombres aprobados por Él para confiarles Su Evangelio. Hombres cuya lealtad sea solo a Dios y a Su Palabra.
Yo tengo una certeza y una confianza enorme de que aquí, en medio nuestro, hay hombres que Dios va a llamar, que va a levantar y que va a aprobar para confiarles el Evangelio.
Por eso, sigamos orando al dueño de la cosecha para que siga enviando obreros al campo.
Dios no solo nos ha dado un mensaje contundente. Que se defiende por sí mismo. Que se sostiene por su propio peso. Que hace sentido. Que es lógico. Que es razonable. Que es un ancla. Un puerto seguro. Una roca firme. Que ha resistido lo embates del mundo por 2,000 años.
Pero en Su providencia, en Su soberanía y en Su gracia, inexplicablemente, a decidido, como le escribe Pablo a los corintios:
2 Corinthians 4:7 NBLA
Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la extraordinaria grandeza del poder sea de Dios y no de nosotros.
Incomprensiblemente, Dios ha decidido depositar este tesoro del Evangelio en vasos de barro; frágiles, imperfectos, pecadores, débiles, miserables.
Y a través de esos vasos, Él sigue extendiendo y estableciendo su Reino en este mundo. Para que solo Él se lleve la gloria.
Tenemos un mensaje que no se esparcirá solo. Sigamos encarnándolo. Sigamos extendiéndolo. Sigamos proclamándolo a tiempo y fuera de tiempo.

Conclusión

El Señor nos ha dado un mensaje que no procede de error, ni de impureza, ni de engaño.
¿Lo creemos?
Entonces pidámosle en este día al Señor que afirme y reafirme Su Verdad en nuestros corazones.
Y si hubiese alguien entre nosotros que aun no ha creído nuestro mensaje, pidámosle al Señor que en este día abra sus ojos, quite las escamas, quite las vendas y rompa las cadenas. Que este día sea día de salvación.
El Señor nos ha confiando un mensaje que es totalmente contrario y opuesto al espíritu de este mundo.
Pidámosle en este día que nos de el valor de defenderlo y proclamarlo donde quiera que nos paremos.
El Señor nos ha dado un mensaje que es la única verdad.
Pidámosle que nos ayude a no desviarnos ni a izquierda ni a derecha.
El Señor nos ha aprobado y nos ha confiado Su mensaje.
Pidámosle que nos ayude a serle fiel y agradarle a Él antes que a los hombres.
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