Hebreos 4
Cristo es nuestro Sumo Sacerdote
4:1–5 1. El reposo de Dios
La respuesta es un rotundo sí. El mensaje de que hay que entrar en el reposo que Dios promete es el mismo, y demanda todavía su aceptación por la fe
A. Temor.
El escritor es un pastor que, con gran preocupación, lucha por el bienestar espiritual de su gente. No quiere ver caer ni a uno solo de los miembros de su iglesia en el mismo pecado (a saber, el de la incredulidad) que exhibieran los israelitas que murieron en el desierto. El escritor es un pastor que vigila cuidando cada una de las ovejas de su rebaño.
Debiéramos tener presentes a aquellos miembros que pudieran estarse alejando de la verdad en doctrina o conducta, y luego orar con ellos y por ellos. Siempre estamos atentos en la búsqueda de los rezagados
b. Promesa.
Las promesas de Dios siguen siendo invariables en todas las épocas
9 Dios lo hará porque él es fiel para hacer lo que dice y los ha invitado a que tengan comunión con su Hijo, Jesucristo nuestro Señor.
la promesa perderá su significado sólo al fin de los tiempos cuando de hecho el último de los creyentes haya entrado en el reposo de Dios.
C. FRACASO
12 Por lo tanto, amados hermanos, ¡cuidado! Asegúrense de que ninguno de ustedes tenga un corazón maligno e incrédulo que los aleje del Dios vivo
2 Pues esta buena noticia—del descanso que Dios ha preparado—se nos ha anunciado tanto a ellos como a nosotros, pero a ellos no les sirvió de nada porque no tuvieron la fe de los que escucharon a Dios.[a] 3 Pues solo los que creemos podemos entrar en su descanso. En cuanto a los demás, Dios dijo:
«En mi enojo juré:
“Ellos nunca entrarán en mi lugar de descanso”»[b],
pero a ellos no les sirvió de nada porque no tuvieron la fe de los que escucharon a Dios.[a]
3 Pues solo los que creemos podemos entrar en su descanso. En cuanto a los demás, Dios dijo:
«En mi enojo juré:
“Ellos nunca entrarán en mi lugar de descanso”»
El escritor es bien específico. Nosotros; es decir, aquellos de nosotros que hemos creído y que hemos demostrado nuestra fe en Cristo al confesar su nombre
9 Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo