Predícale y enséñale a tu alma

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A todos alguna vez se nos ha recomendado hablar con alguna persona que puede ayudarnos de alguna manera. Y es muy probable que tú mismo hayas recomendado a alguien hablar con alguien que conoces para que pueda encontrar ayuda en su situación. ¿A quién has recomendado? ¿A quién te han recomendado?
Hoy necesito recomendarte que tengas una conversación con alguien muy especial. De verdad necesitas tener esta conversación, te hará bien hacerlo y vas a salir fortalecido de ella.
¿Con quién tienes que hablar?
¡CONTIGO!
¿Alguna vez te has hablado a ti mismo?
A veces podemos haberlo hecho. Por lo menos hemos tenido ganas de hacerlo. A veces me he querido acusar a mí mismo de tonto o distraído, porque he hecho o he dicho algo que no correspondía o que no era bueno. A veces nos hablamos a nosotros mismos para felicitarnos: “¡Bien hecho!”, nos decimos. En ocasiones podemos hablarnos a nosotros mismos para alentarnos: “¡Sí puedes! ¡Levántate! ¡No te detengas!”.

1. Concentra tu alma en buscar a Dios

Considera ahora cómo aparece este asunto en el libro de salmos.
El libro de Salmos es un cancionero, un compendio de las canciones que los hijos de Dios le han cantado al Padre en diferentes momentos de la historia. El autor que más salmos tiene escritos es David, y este es uno de los que él compuso.
Salmo 103 RVR60
Salmo de David. Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. El es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila. Jehová es el que hace justicia Y derecho a todos los que padecen violencia. Sus caminos notificó a Moisés, Y a los hijos de Israel sus obras. Misericordioso y clemente es Jehová; Lento para la ira, y grande en misericordia. No contenderá para siempre, Ni para siempre guardará el enojo. No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, Ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, Engrandeció su misericordia sobre los que le temen. Cuanto está lejos el oriente del occidente, Hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones. Como el padre se compadece de los hijos, Se compadece Jehová de los que le temen. Porque él conoce nuestra condición; Se acuerda de que somos polvo. El hombre, como la hierba son sus días; Florece como la flor del campo, Que pasó el viento por ella, y pereció, Y su lugar no la conocerá más. Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen, Y su justicia sobre los hijos de los hijos; Sobre los que guardan su pacto, Y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra. Jehová estableció en los cielos su trono, Y su reino domina sobre todos. Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles, Poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra, Obedeciendo a la voz de su precepto. Bendecid a Jehová, vosotros todos sus ejércitos, Ministros suyos, que hacéis su voluntad. Bendecid a Jehová, vosotras todas sus obras, En todos los lugares de su señorío. Bendice, alma mía, a Jehová.
En los salmos vamos a encontrar muchas canciones que se dirigen a Dios, para alabarle, para agradecerle, o para clamar por ayuda. Pero este no es el caso. David le canta a su propia alma.
Salmo 103:1–2 RVR60
Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios.
¿Qué tiene que hacer el alma de David (y la nuestra)?
Bendice, alma mía a Jehová...
David no solamente le ordena a su alma que adore a Dios (que le busque, que esté en comunión con Él, que le honre), sino que se dirige a todo su ser.
Creo que este es un sano ejercicio para todos nosotros. Necesitamos honrar a Dios. Ordénale a tu propia alma, a tu propio ser, que lo haga.
La orden es insistente, se repite.
Además, aquí hay un llamado a no olvidar.
Y no olvides ninguno de sus beneficios.
A veces nos olvidamos de ciertas cosas. Nos distraemos prestando atención a las miles de distracciones que nos rodean y en el proceso puede ser que olvidemos cosas importantes. Llama a tu alma para que ya no haga eso.
No te olvides de los beneficios de Dios.
¿Te ha beneficiado Dios de alguna manera?
¿Cómo lo ha hecho?
¿Cómo lo está haciendo?
No recuerdes solamente algunos de los beneficios de Dios: recuérdalos todos, no olvides ninguno de ellos.
Edifica tu alma llevándola a adorar a Dios.

2. ¿Quién es Dios, a quién buscamos y adoramos?

Salmo 103:3–6 RVR60
El es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila. Jehová es el que hace justicia Y derecho a todos los que padecen violencia.
Las listas son importantes.
Una sana recomendación: es útil hacer una lista de las cosas que uno necesita comprar en el supermercado. ¿Tú la haces? Eso te evita volver a casa para descubrir que no compraste lo que necesitabas.
David acaba de programar su propia persona para buscar a Dios, indicándole que no debe olvidarse de ninguno de sus beneficios.
Pero, ¿cuáles son esos beneficios?
Esos beneficios definen quién es Dios, con quien tratamos. ¿Cómo es el único Dios verdadero?
El contenido de estos versículos tendría que formar parte de nuestro testimonio personal con respecto a nuestra relación con Dios.

Él es quien perdona todas tus iniquidades...

Dios perdona. Sí, Dios está listo para ofrecer el perdón de nuestros pecados, con los que le hemos ofendidos y conforme a los que nos hemos alejado de Él. El pecado SIEMPRE requiere un pago como consecuencia.
Hebreos 9:22 RVR60
Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.
Pero Dios ha enviado a Jesús, su Hijo, para que todo el que crea en Él sea perdonado. Si vienes a Jesús, Él perdona tus pecados, porque sufrió el castigo que te correspondía en aquella cruz. Honra a Dios por el más poderoso de sus dones: Él perdona tus pecados cuando crees en Jesús.

El que sana todas tus dolencias

Todos estamos expuestos a la enfermedad. Hay virus, bacterias, infecciones, complicaciones de diferente índole que nos pueden llegar a afectar. Dios tiene el poder sobre todos ellos, sin excepción. Hasta el día de hoy estás aquí, y Dios te ha sostenido, y cuando pasaste por la enfermedad Él te ha sanado. ¿De cuántas cosas te ha sanado el Señor? A veces podemos “seguir adelante en la vida” luego de ser sanados, olvidándonos de agradecer. ¿Recuerdas la historia de los diez leprosos que fueron sanados por Jesús (Lucas 17:11-19)? El Señor preguntó donde estaban los otros nueve, cuando uno solo de ellos regresó a agradecer. Sé ese leproso que recibe el beneficio y le da la honra al Salvador.

El que rescata del hoyo tu vida

Dios te ha rescatado y te rescata. A veces por la intervención de otros, a veces como resultado de tus propias malas decisiones, a veces por “cosas que pasan”, una y otra vez has terminado “en el hoyo”. ¿Qué es lo que hacemos todos los seres humanos cuando nos vemos amenazados o en problemas? “¡Ay, Dios mío!”, decimos, sin importar si somos “muy creyentes” o no. Dios escucha nuestra voz, es inmensamente fiel y nos defiende, nos rescata, nos libera, nos ayuda a salir adelante. Reconócelo como el que te ha rescatado y te rescata. No sigas adelante sin reconocerlo.

El que te corona de favores y misericordias

Dios te ha bendecido. Analiza lo que tienes. Considera lo que has comido, lo que tienes puesto, el lugar en el que vives… Son muchos los beneficios con los que Dios te ha provisto. Los favores y misericordias de Dios pueden manifestarse por medio de cosas, personas o situaciones. No dejes de agradecerle a Dios por lo que ha hecho y está haciendo en tu vida.

El que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila

Reconoce la provisión de Dios. Sí, trabajamos, nos esforzamos, luchamos, enfrentamos dificultades con tal de tener lo que tenemos, y podríamos caer en el error de considerar que lo que tenemos solamente viene de nuestro propio esfuerzo. Eso sería tremendamente soberbio. Dios te ha dado salud, te ha dirigido para que tengas oportunidades, te ha presentado con las personas adecuadas y mucho más. Todo eso ha redundado en que has mejorado, has estado en paz, te has alegrado, te has rejuvenecido, has engordado, te has vestido mejor, y mucho más. ¿Ya estás listo para decir “Gracias, Señor”?

Jehová es el que hace justicia Y derecho a todos los que padecen violencia.

Sí, Dios también interviene para romper con los ataques de los injustos, para devolver la libertad a los que han sido acusados injustamente y para librar a los que han sido envueltos en mentiras. Alguna vez has sido tratado con injusticia, y Dios ha intervenido para defenderte, para que pudieras superar la prueba. Y a veces has seguido adelante, como si los beneficios simplemente hubieran ocurrido. No, reconoce que Dios ha estado allí. Alábale. Agradécele. Humíllate delante de Él.

3. Dios trata con nosotros conforme a su misericordia

Salmo 103:7–13 RVR60
Sus caminos notificó a Moisés, Y a los hijos de Israel sus obras. Misericordioso y clemente es Jehová; Lento para la ira, y grande en misericordia. No contenderá para siempre, Ni para siempre guardará el enojo. No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, Ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, Engrandeció su misericordia sobre los que le temen. Cuanto está lejos el oriente del occidente, Hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones. Como el padre se compadece de los hijos, Se compadece Jehová de los que le temen.
Sí, Dios no nos trata como nosotros le tratamos a Él. Tampoco nos trata conforme merecen nuestras acciones, con las que le hemos ofendido y agredido muchas veces. ¿Cuántas veces le habremos vuelto la espalda para hacer las cosas a nuestra manera? Dios nos ha tenido mucha paciencia y nos ha cuidado y bendecido, a pesar de nuestros errores. Considera algunas de las cosas que Dios ha hecho y hace por nosotros.

a. Se comunica, revela su voluntad.

Salmo 103:7 RVR60
Sus caminos notificó a Moisés, Y a los hijos de Israel sus obras.
Son muchos los que no saben o no consideran que Dios se comunica, Dios habla. A veces la gente parece preferir considerar que si existe un Dios se encuentra lejano, ajeno, indiferente a lo que ocurre en nuestras vidas. Es todo lo contrario. Dios se comunica. Dios enseña qué es lo correcto, y qué es lo que nos hace bien. Sí, Dios te ha hablado a ti también, así como lo hizo con Moisés y los hijos de Israel. Piénsalo bien: Dios te ha hablado.

b. No reacciona inmediatamente en nuestra contra.

Salmo 103:8 RVR60
Misericordioso y clemente es Jehová; Lento para la ira, y grande en misericordia.
Los seres humanos sabemos que todas nuestras acciones tienen repercusiones y consecuencias. Sabemos que todo lo que sembramos, de eso mismo vamos a cosechar.
Gálatas 6:7 RVR60
No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.
Pero Dios nos ha mostrado su paciencia, nos ha esperado, nos ha vuelto ha enseñar, ha vuelto a llamarnos de regreso. Dios ha sido misericordioso y clemente contigo, mostrándote el camino del perdón y la restauración cuando te apartaste. ¿No te motiva todo esto a acercarte a Dios humillado en su presencia, adorarle y buscarle con todo tu corazón?

c. Nuestras malas acciones promueven su ira, pero no se enoja contra nosotros permanentemente

Salmo 103:9 RVR60
No contenderá para siempre, Ni para siempre guardará el enojo.
Definitivamente, Dios no quiere estar enojado contigo. Dios quiere tratarte como a su hijo, cuidar de ti, intimar contigo, ayudarte en todos los sentidos. Somos nosotros los que nos alejamos. Dios te va a decir una y otra vez que la puerta está abierta. El camino angosto está todavía disponible para que retornes a Él. ¿Vas a permanecer siendo objeto de la ira de Dios porque has hecho las cosas como se te ha ocurrido o te vas a volver a Él, aprovechando la oportunidad que te da, aferrándote a su mano extendida en la cruz del Calvario?

d. No nos da lo que mereceríamos, sino que nos trata con amor

Salmo 103:10–11 RVR60
No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, Ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, Engrandeció su misericordia sobre los que le temen.
¿Quieres una definición de misericordia? ¡Aquí la tienes! ¿Necesitas que te expliquen lo que Dios les ofrece a los que creen en Jesús? ¡Aquí está! Dios engrandeció su misericordia sobre nosotros, por lo que debemos estar eternamente agradecidos. Por favor, ¡siente el llamado a buscar a Dios conforme a su eterna misericordia, con la que te ha tratado!

e. Nos separa de nuestras malas actitudes.

Salmo 103:12 RVR60
Cuanto está lejos el oriente del occidente, Hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.
Tú y yo necesitamos ser separados de nuestras malas actitudes, de nuestra soberbia, de nuestra necedad… ¿Se entiende? Eso es exactamente lo que Dios hace con nosotros. Una y otra vez, las personas atentamos contra nosotros mismos, contra nuestro presente y nuestro futuro, contra lo que más amamos. Muchas veces lo hacemos sin darnos cuenta de todas las consecuencias que trae nuestro orgullo y nuestra necedad, pero Dios, en Cristo Jesús, hace esa poderosa obra de separarnos de nuestra rebeldía. Considera la manera en que Dios está obrando y ha obrado en tu vida, alejándote de tu rebelión y sus consecuencias.

f. Dios trata como hijos a los que le temen.

Salmo 103:13 RVR60
Como el padre se compadece de los hijos, Se compadece Jehová de los que le temen.
Compasión: eso es exactamente lo que necesitamos. Observa la comparación que hay aquí: los padres se compadecen de los hijos, y de igual manera lo hace Dios con los que le temen. Nosotros muchas veces hemos actuado como ajenos a Dios, como alejados de Él, y sin embargo Él nos vuelve a tratar como suyos, como su familia. Dios se ha compadecido de ti, como el pastor por aquella oveja perdida a la que no dejó abandonada en la soledad.
¡Agradece! ¡Alaba! ¡Busca a Dios y comprométete con Él!

4. Cómo somos nosotros en nuestras humanas limitaciones comparados con la misericordia de Dios

Salmo 103:14–18 RVR60
Porque él conoce nuestra condición; Se acuerda de que somos polvo. El hombre, como la hierba son sus días; Florece como la flor del campo, Que pasó el viento por ella, y pereció, Y su lugar no la conocerá más. Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen, Y su justicia sobre los hijos de los hijos; Sobre los que guardan su pacto, Y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra.

a. Nosotros somos polvo

Salmo 103:14 RVR60
Porque él conoce nuestra condición; Se acuerda de que somos polvo.
¿Qué somos tú y yo?
Somos débiles, somos frágiles, somos pasajeros. Nos creemos mucho, muy poderosos y grandes, pero en realidad no somos más que polvo.
Dios sabe lo frágiles e indefensos que somos, y no lo olvida.
Somos nosotros los que nos olvidamos o no consideramos nuestra condición. No te creas más de lo que eres. Ponte de acuerdo con Dios en cuanto a tu propia condición.

b. Nosotros somos pasajeros

Salmo 103:15–16 RVR60
El hombre, como la hierba son sus días; Florece como la flor del campo, Que pasó el viento por ella, y pereció, Y su lugar no la conocerá más.
¿Quién puede garantizar nuestra existencia por una semana más? Ninguno de nosotros. Eso nos obligaría a vivir cada día con más cuidado.
La Palabra nos invita a hacer esta reflexión. Dios es grande, es eterno, es poderoso, mientras que nosotros somos frágiles, débiles y pasajeros.
Pongamos nuestras vidas en perspectiva delante de Dios, porque es Él quien nos ha querido dar vida eterna.

c. La misericordia de Dios no tiene principio ni final

Salmo 103:17 RVR60
Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen, Y su justicia sobre los hijos de los hijos;
17 Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad
¿Hasta cuándo nos va a amar Dios? ¿Hasta cuándo nos va a aguantar? ¿Hasta cuándon nos va a tener misericordia? ¡Para siempre! La misericordia de Dios es eterna.
Romanos 8:38–39 RVR60
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Corre a refugiarte en ese eterno caudal de gracia.

d. La misericordia se aplica a los que temen a Dios y a su descendencia

...sobre los que le temen,
Y su justicia sobre los hijos de los hijos;
¿Sobre quien se aplica la misericordia de Dios? Sobre los que le temen. No se trata de miedo, sino de ese profundo respeto que nos motiva a actuar con cautela, considerano lo importante que hay delante de nosotros. ¿Quieres la misericordia de Dios para tu vida y la de aquellos a quienes amas? Teme a Dios. Respétale. Presta atención a su Palabra, su enseñanza, y ya no te apartes de ella.

e. La misericordia de Dios se aplica a los que guardan su pacto y cumplen sus mandamientos

Salmo 103:18 RVR60
Sobre los que guardan su pacto, Y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra.
Esto es una maravilla: el Dios eterno, creador del cielo y de la tierra, no solamente quiere tratar contigo sino hacer un pacto, un acuerdo contigo. Siéntate con Dios y deja que Él te enseñe las condiciones de su pacto. Ese es el pacto que ha sido sellado con la sangre de Jesús, así que tienes que saber que es tremendamente serio. Tiene que ver con toda tu vida, tu manera de comportarte, con lo que haces con tu cuerpo, tu tiempo, tus relaciones, tus recursos, con todo. Dios quiere cubrirte con una justicia que no es tuya, sino suya, con la justicia de Jesús, quien murió por ti. Recuerda los mandamientos de Dios, no solamente para conocerlos sino para aplicarlos a lo que haces, dices y piensas.

5. Dios reina y merece ser adorado

Salmo 103:19–22 RVR60
Jehová estableció en los cielos su trono, Y su reino domina sobre todos. Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles, Poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra, Obedeciendo a la voz de su precepto. Bendecid a Jehová, vosotros todos sus ejércitos, Ministros suyos, que hacéis su voluntad. Bendecid a Jehová, vosotras todas sus obras, En todos los lugares de su señorío. Bendice, alma mía, a Jehová.
Hemos estado hablando de cómo Dios quiere tratar con nosotros, cercana e íntimamente. ¿Te das cuenta de que Dios te respeta más que tú mismo?
Sin embargo, no debemos olvidarnos de quién es Dios y cuánto merece.
Dios es el Creador del universo, el Dueño de todo, el que todo lo puede. No estamos hablando de tratar con uno de nuestros pares, con una persona como nosotros mismos.
Cuando nos comparamos con Dios, podemos considerar su inmensidad.
Todo y todos debemos adorar a Dios, honrarle y servirle. Aquí encontramos esta exhoración a que sus ángeles (mucho más poderosos que nosotros), sus ejércitos, sus obras, honren a Dios.
Tú eres una de esas obras de Dios. Él te hizo bien, te creó con sabiduría y no se ha olvidado de ti. La creación completa le honra.
Hagámoslo también tú y yo.
Adoremos a Dios.
Busquémosle con todo el corazón.
Comprometámonos a caminar con Él en Cristo Jesús.
Es nuestro privilegio no olvidarnos de quién es Él y todo lo que hace por nosotros .
Adórale.
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