David invade el campamento de Saúl
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· 43 viewsLa convicción de David le guardan nuevamente de dañar a Saúl, sabiendo que era el ungido de Jehová.
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David invade el campamento de Saúl
David invade el campamento de Saúl
1º Samuel 26:1–5
1Vinieron los zifeos a Saúl en Gabaa, diciendo: ¿No está David escondido en el collado de Haquila, al oriente del desierto? 2Saúl entonces se levantó y descendió al desierto de Zif, llevando consigo tres mil hombres escogidos de Israel, para buscar a David en el desierto de Zif. 3Y acampó Saúl en el collado de Haquila, que está al oriente del desierto, junto al camino. Y estaba David en el desierto, y entendió que Saúl le seguía en el desierto. 4David, por tanto, envió espías, y supo con certeza que Saúl había venido. 5Y se levantó David, y vino al sitio donde Saúl había acampado; y miró David el lugar donde dormían Saúl y Abner hijo de Ner, general de su ejército. Y estaba Saúl durmiendo en el campamento, y el pueblo estaba acampado en derredor de él.
Introducción
Introducción
Saúl retoma nuevamente la persecución a David, sin considerar que en su último encuentro David le había perdonado la vida.
En esta ocasión, los habitantes de Zif nuevamente informan a Saúl dónde estaba David.
Otra vez David tiene la oportunidad de matar a Saúl y acabar con su suplicio, pero por sus convicciones lo perdona.
Hace quedar en ridículo al ejército de Israel al entrar al campamento sin ser descubierto.
Y esta es la última vez que David se encuentra con Saúl.
La traición de los zifitas
La traición de los zifitas
Habiendo pasado el tiempo y que David tenía más libertad de moverse porque Saúl no lo perseguía, David decide volver a refugiarse en el desierto de Zif, siempre en el territorio de Judá.
Pero la gente de Zif tenía resentimiento contra David, nuevamente informan a Saúl su ubicación.
1º Samuel 26:1 “Vinieron los zifeos a Saúl en Gabaa, diciendo: ¿No está David escondido en el collado de Haquila, al oriente del desierto?”
Como vimos en el capítulo anterior, David y sus hombre no eran abusivos con la gente, sino que los ayudaban y cuidaban, pero aún así la gente de Zif no lo querían, quizá por envidia o por ganarse el favor de Saúl.
Esta traición afectaba a David emocionalmente, pero soportó pacientemente porque confiaba en Dios.
Salmo 109:1–5 “1Oh Dios de mi alabanza, no calles; 2Porque boca de impío y boca de engañador se han abierto contra mí; Han hablado de mí con lengua mentirosa; 3Con palabras de odio me han rodeado, Y pelearon contra mí sin causa. 4En pago de mi amor me han sido adversarios; 5Mas yo oraba. Me devuelven mal por bien, Y odio por amor.”
Una de las pruebas que enfrentamos son las calumnias y chismes.
Esta situación afecta nuestras emociones, sentimientos.
¿Qué acciones debemos tomar? No es prudente actuar guiado por los sentimientos, por las inclinaciones de la carne porque el resultado será más grave.
Cuando calumniaban a Jesús, Él guardó silencio.
Mateo 27:12 “Y siendo acusado por los principales sacerdotes y por los ancianos, nada respondió.”
Dar buen testimonio:
1 Pedro 3:13 “¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien?”
1 Pedro 3:16 “teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo.”
Considera que mientras más orgulloso eres, más te afectará las murmuraciones en tu contra.
David invade el campamento de Saúl
David invade el campamento de Saúl
Cuando David se enteró de Saúl lo perseguía , envió espías, teniendo la información necesaria decide entrar al campamento mientras dormían.
1º Samuel 26:6–7
“6Entonces David dijo a Ahimelec heteo y a Abisai hijo de Sarvia, hermano de Joab: ¿Quién descenderá conmigo a Saúl en el campamento? Y dijo Abisai: Yo descenderé contigo. 7David, pues, y Abisai fueron de noche al ejército; y he aquí que Saúl estaba tendido durmiendo en el campamento, y su lanza clavada en tierra a su cabecera; y Abner y el ejército estaban tendidos alrededor de él.”
David con su sobrino Abisai ingresaron de noche mientras dormían al campamento de Saúl con sus 3000 hombres, guerreros escogidos.
Esta es una acción sumamente temeraria de David… ¿Qué necesidad había de exponerse de esta manera?
Es innegable que David lo hizo en la voluntad de Dios.
David y su hombres era valientes, una cualidad que Dios espera de sus hijos: Josué 1:9 “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.”
Se necesita valor para vivir en este mundo perverso guardando nuestra santidad y testificando de Cristo.
La tentación
La tentación
1º Samuel 26:8–9 “8Entonces dijo Abisai a David: Hoy ha entregado Dios a tu enemigo en tu mano; ahora, pues, déjame que le hiera con la lanza, y lo enclavaré en la tierra de un golpe, y no le daré segundo golpe. 9Y David respondió a Abisai: No le mates; porque ¿quién extenderá su mano contra el ungido de Jehová, y será inocente?”
Nuevamente se le presenta la oportunidad a David de terminar con la injusticia que sufría, Abisai le dice que esta oportunidad se la está dando Dios y que debe aprovecharla.
Nuevamente David echa mano de sus convicciones y fundamentos bíblicos para entender que las palabras de Abisai no vienen de parte de Dios.
Aprovecha la oportunidad para enseñarle que Saúl fue ungido por Dios para ser rey, y será Él quien se encargará de quitarlo del reino cuando fuere tiempo.
1º Samuel 26:10–11 “10Dijo además David: Vive Jehová, que si Jehová no lo hiriere, o su día llegue para que muera, o descendiendo en batalla perezca, 11guárdeme Jehová de extender mi mano contra el ungido de Jehová. Pero toma ahora la lanza que está a su cabecera, y la vasija de agua, y vámonos.”
Solo toma su lanza símbolo de su poder y su vasija de agua símbolo de su sustento vital.
David pudo entrar al campamento de Saúl porque Dios hizo caer en profundo sueño al ejército. 1º Samuel 26:12 “Se llevó, pues, David la lanza y la vasija de agua de la cabecera de Saúl, y se fueron; y no hubo nadie que viese, ni entendiese, ni velase, pues todos dormían; porque un profundo sueño enviado de Jehová había caído sobre ellos.”
El reclamo de David
El reclamo de David
Es muy probable que todavía estaba obscuro cuando David confronta a Abner, el general del ejército de Saúl, por no velar y cuidar la vida del rey. 1 Samuel 26:13-16.
A las palabras de David despertó Saúl, quien nuevamente se conmueve al oír la voz de David. 1º Samuel 26:17 “Y conociendo Saúl la voz de David, dijo: ¿No es esta tu voz, hijo mío David? Y David respondió: Mi voz es, rey señor mío.”
David confronta a Saúl 1º Samuel 26:19 “Ruego, pues, que el rey mi señor oiga ahora las palabras de su siervo. Si Jehová te incita contra mí, acepte él la ofrenda; mas si fueren hijos de hombres, malditos sean ellos en presencia de Jehová, porque me han arrojado hoy para que no tenga parte en la heredad de Jehová, diciendo: Ve y sirve a dioses ajenos.”
David acepta la posibilidad de la persecución que enfrenta viene de Dios por algún pecado, en tal caso está dispuesto a humillarse y ofrecer a Dios sacrificio para clamar por perdón.
Pero si Saúl ha salido a perseguirlo incitado por la mala lengua de los hombres, entonces que reciban la maldición de Jehová por su maldad.
En este caso fueron los hombres de Zif quienes incitaron a Saúl para perseguir nuevamente a David.
David está consternado porque no puede presentar adoración en el tabernáculo de Jehová. Salmo 42:4–5 “4Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí; De cómo yo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios, Entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta. 5¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.”
Estos enemigo serían felices si David fuera exiliado, obligado a adorar dioses paganos.
Conclusión
Conclusión
Estas últimas palabras de David demuestran que a pesar de que habían pasado los años lejos de la casa de Dios, aun anhelaba volver.
Su devoción se debía a un encuentro genuino con Dios, posiblemente durante este tiempo no pudo cumplir con los ritos de la ley, pero nunca dejó de adorar a Dios en el desierto ni orar.
Esto le trajo fortaleza y esperanza.
Esta sería la última vez que se encontrarían David y Saúl.