Adoración y liturgia Aspecto bíblico (Teología bíblica)
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I. La adoración en Israel
I. La adoración en Israel
En el A.T. se rige por tres bases. No sólo se adora a Dios cuando se viene al templo, o mientras se está en el servicio dominical (liturgia-programa) sino que cada momento de nuestra vida es para adorar a Dios. Dice Jerry Bridges, “es el acto específico de rendirle a Dios la gloria, majestad, honra y dignidad que son suyos”. La adoración es un acto de reconocimiento, exaltación y glorificación del nombre de Dios.
¿Cómo expresó el pueblo de Israel la adoración a Dios? ¿Cuál fue la forma de adoración que emplearon los judíos para exaltar y honrar a Dios? La adoración que se practicó en el Antiguo Testamento: gira alrededor de un lugar, es dirigida por una persona y es de carácter individual y comunitario demostrada por ofrendas y sacrificios e instrumentos.
Gira alrededor del Templo
La adoración en el AT se limita a una celebración dentro del templo. Siete veces al año era obligado todo el pueblo a visitar el templo para rendir adoración a Dios. En nuestros tiempos, la adoración ha sido condicionada por elementos que evitan la originalidad y la sinceridad de los adoradores. Algunos de estos elementos son la historia, la tradición, la herencia cercana y el concepto limitado de lo que es adoración. En la revelación progresiva de la adoración en la Biblia, experimenta cambios, sin apartarse de la revelación misma dada por Dios ya que la adoración debe regirse por la Palabra y el Espíritu Santo.
Desde Adán hasta Jacob
La adoración se expresó por medio de sacrificios en calidad de ofrenda para perdón de pecados, y agradecimiento por los favores hechos por Dios. Desde Adán hasta Abraham, los hijos de Dios construían altares en los cuales sacrificaban animales delante de él, se postraban delante de Dios para agradecer y pedir ayuda. Ej: Caín y Abel (Gé. 4:3-5), Noé agradece a Dios (Gé.8:20-21). Desde Abraham hasta Moisés se mantuvo la misma práctica de adorar a Dios por medio de ofrendas y sacrificios. Sin embargo, Abraham cuando adoró agregó el respeto (actitud interna) y los sacrificios (calidad externa). La adoración a Dios debe ser de calidad, con excelencia, debe entregarse todo.
De Jacob hasta Moisés
Hay por lo menos cinco elementos a destacar Génesis 28:10-22:
La convicción que en ese lugar estaba Dios “lo sintió”“lo creyó”“lo vio” (v.16)
Al adorar se está en la presencia de Dios (v.16)¡Cuan terrible es este lugar! Otra traducción “terrible-es temible”. Isaías 6:3b-5 amplía esto.
La idea primera de un lugar que será la casa de Dios, lugar para adorarlo (v.16)
Se integran dos elementos importantes en la adoración a Dios: el voto y la promesa, compromiso y desafío (v.18). Hizo un altar, se comprometió hacer en este lugar una casa para que Dios fuese adorado y proclamado.
Prometió traer a ese lugar los diezmos de todo lo que Dios le diera.
Nuevamente con José en Gé. 37:5-11 revela otros conceptos sobre la adoración a través de los sueños, los que había aprendido de su padre Jacob. Primero, en la adoración participan dos personas; el que adora y el adorado, el que adora en un nivel inferior y el que es adorado en un nivel superior, sus hermanos adoran a José. Segundo, la actitud del que adora no solo es interna de sumisión sino que es movido a “inclinarse, postrarse” como comprobación de lo interno. Tercer lugar, el que es adorado, muestra misericordia y satisfacción en respuesta de la adoración recibida. José perdonó a sus hermanos y les ayuda. La adoración que agrada a Dios está acompañada de un corazón limpio y un cuerpo humillado.
Moisés y el tabernáculo o santuario móvil
Es en el desierto, después de ser liberado el pueblo de millón y medio, donde Dios ordena a Moisés construir un Tabernáculo para ser la morada, y residencia de Dios (Éx. 25:8-27:22), en donde habitará en medio de ellos. El 26:33 revela que el Tabernáculo tendrá dos partes: el lugar santo donde todo el pueblo llegará 7 veces al año y el lugar santísimo donde sólo el sacerdote podrá entrar una vez al año para llevar los pecados del pueblo (Éx. 34:23). En el capítulo 29:42-46 especifica que el Tabernáculo será el lugar donde se reunirá Dios con su pueblo. El pueblo vendrá para adorarlo, pero para que Dios acepte la adoración, es necesario que el pueblo sea santificado. El 33:7-10 enseña que en ese lugar estaba la presencia de Dios, shequina. El único lugar donde se encontraba la presencia de Dios era el santuario, tabernáculo, y el acercarse demandaba santidad.
La adoración en el templo.
Desde el año de la salida de los judíos de Egipto hasta la construcción del primer templo hay unos 700 años. Fecha de construcción, 1006 a.C. por el rey Salomón por orden de Dios 1 Reyes 6:1-38. En 1 Reyes 8:12-19 en la dedicación del templo observe la actitud de Salomón al orar como parte de su adoración: se arrodilló y con manos extendidas al cielo, oró y suplicó. Es importante el v.58 “incline nuestro corazón hacia él para que andemos conforme a todos sus caminos, y guardemos sus mandamientos, los estatutos y decretos que mandó cumplir a nuestros padres”. Luego ofreció Salomón ese día 22 mil bueyes y 120 mil ovejas.
Resumen: La adoración en el Antiguo Testamento en primer lugar giró alrededor del templo ya que todos sabían que allí estaba Dios. Quien venía adorar a Dios debía: santificarse, reconocer que estaba en la presencia de Dios, ofrendar sacrificios para perdón de pecados, y mantener una actitud de profundo respeto al inclinarse y postrarse ante Dios.
Es dirigida por un sacerdote escogido por Dios
Después del templo, el sacerdote era la segunda figura más importante que representaba el sistema religioso, litúrgico y de adoración en el pueblo según la Ley. El sacerdote (Éxodo 29) se encarga del sistema de sacrificio, representa al pueblo delante de Dios una vez al año en el lugar santísimo, y trae la voluntad de Dios al pueblo. Este es el concepto de adoración de ese tiempo, tiene que ver con la vida espiritual de Israel y el cuidado del tabernáculo (Núm. 1:49-54, 4:1- 49). La vida espiritual del pueblo de Israel dependía en gran manera de la guía del sacerdote. El sacerdote es el que invita, enseña, exhorta y promueve la adoración hacia Dios. Es por ello que mientras había templo y sacerdote, los judíos mantenían la actitud de adoración, visitar la casa de Dios y su vida espiritual se mantenía fuerte. Pero cuando el templo desaparecía, hasta los sacerdotes dejaban su ministerio y como consecuencia el pecado controlaba sus vidas y recibían el castigo de Dios (Salmo 137:3-4).
Resumen: La adoración del pueblo de Israel era continua mientras tenían un sacerdote que les dirigía, les motivaba, les enseñaba y un templo donde el sacerdote ministraba a Dios y al pueblo. Mientras el pueblo se mantenía adorando a Dios, eran fuertes espiritualmente, pero cuando no lo hacían, fracasaban. Aprendemos entonces que, un corazón sincero que se mantiene adorando a Dios está fuerte espiritualmente.
Es de carácter individual y comunitaria.
Los altares, el arca, el templo, los sacrificios y los sacerdotes son símbolos teológicos con grandes implicaciones de adoración. El arca producía un espíritu de respeto, reverencia y adoración. Era una adoración externa y cultural (Isa. 29:13). Este pasaje hace un equilibro entre el ritualismo externo con el fanatismo interno. Dios desea una adoración que brote de un corazón humillado y que se exprese a través de vidas llenas de gratitud y regocijo. Los Salmos describen la adoración del Antiguo Testamento, como individual y colectiva, interna y externa.
2. La adoración en el Nuevo Testamento
2. La adoración en el Nuevo Testamento
Corresponde averiguar la perspectiva de la adoración en el Nuevo Testamento para determinar el factor histórico de la adoración, pues si no se comprende, esto afecta en la filosofía de adoración dentro de la iglesia hoy. La pregunta básica es ¿Cómo adoró a Dios la iglesia primitiva? ¿Qué elementos, instrumentos, ritmos, estilo, y forma de adoración utilizó? ¿Es la adoración de la iglesia hoy igual a la adoración que practicó la iglesia del N. T.?
Gran parte de la vitalidad la iglesia radica en la calidad de adoración, alabanza y liturgia que da a Dios. La adoración, la oración y la palabra son ingredientes fundamentales para el crecimiento de la iglesia, por tanto, no se debe descuidar ninguno de estos es responsabilidad primera de la Iglesia.
LA ADORACIÓN EN EL N. T. TIENE SUS RAICES EN EL CULTO JUDÍO DE LAS SINAGOGAS (Lc.4:16-30).
Se supone haberse originado durante el exilio babilónico. En un esfuerzo por mantener viva la adoración a Jehová, los judíos en Babilonia se reunían a leer la ley y enseñarla a sus hijos.
A los judíos les gustó tanto los cultos y ceremonias religiosas en la sinagoga que cuando regresaron a Palestina los conservaron y edificaron sinagogas. En el tiempo de Jesús había sinagogas en las principales poblaciones y ciudades (diez familias podían comenzar una). También continuaron la adoración en el templo.
Les gustaba la sinagoga por su informalidad y su hincapié en el estudio del Antiguo Testamento. Los cultos eran sencillos presididos por un hombre llamado gobernador o anciano. Llegó a ser el centro educacional y social de la comunidad así como el centro religioso. Fue de enorme ayuda en la enseñanza de los judíos así como en difundir la enseñanza de Jehová a los gentiles.
La sinagoga fue una transición entre el ritualismo elaborado del culto en el templo y la sencilla pero significativa adoración de la iglesia. La sinagoga proveyó a los apóstoles y predicadores del Señor un lugar para hablar y fue de gran ayuda para preparar a los gentiles para el cristianismo por medio de la enseñanza del único Dios verdadero.
Este pasaje revela algunos aspectos ya diferentes al Antiguo Testamento:
Primero, el lugar de reunión no es un templo sino una sinagoga (Lc 4:16) (el templo estaba en construcción), 64 d.C fue terminado por Herodes, en el año 70 fue destruido.
Segundo, había un programa acostumbrado que desarrollaban, pues Mateo 26:30 y Marcos 14:26 dicen que Jesús y los discípulos al final de la Cena cantaron un himno.
Tercero, había un director que no era el sacerdote necesariamente, acá se llama “ministro” (Lc.4:20).
Cuarto, había personas que participaban en la lectura de la Palabra, y en este turno le tocó a Jesús para cumplimiento de la profecía (Lc. 4:16).
En el púlpito o estrado permanecía un pergamino del Antiguo Testamento “libro” de Isaías. Es posible que en ese tiempo ya tenía forma de libro el AT, o cada libro de los 39 estaba empastado por separado. Pero al decir que fue enrollado el libro, implica que tenía forma de un pergamino (v.20). Finalmente, se sentó, indica que el programa seguía, la liturgia o el acto público de adoración continuaba.
Según otros pasajes como Hch. 2:46; Ef. 5:18-20; Col.3:16; 1 Ti. 4:13, el programa de culto o la liturgia o el culto público de adoración de la iglesia naciente incluía los siguientes elementos: alabanzas, salmos, himnos espirituales, cánticos, lectura bíblica, enseñanza, exhortación, oración, ayuno, santa cena, predicación, doctrinas, e intercesión y ayuda a necesitados. Un elemento para destacar es que en la iglesia primitiva no se mencionan los instrumentos. Por consiguiente, la desmedida importancia y altos sonidos que se da hoy a los instrumentos musicales en el tiempo de la alabanza es una incorrecta percepción de lo que es verdaderamente adoración a Dios.
Ilustración: En Estados Unidos, una de las iglesias más grandes que no usan instrumentos en el tiempo de la alabanza es la Iglesia de Cristo, más que todo en Texas. Significa que solo la música no es suficiente para el crecimiento de una Iglesia.
LA ADORACIÓN EN EL N.T. ESTÁ PREOCUPADA EN LA CONDUCTA DEL QUE ADORA MÁS QUE EN LA FORMA.
El Dr. Núñez insiste en que la conducta es para el Señor más importante que el culto que se rinde a él en público (1 Ti.2:8). El Nuevo Testamento recalca ya no el ritualismo, los sacrificios, las ofrendas, el ceremonial externo del tiempo de Moisés, sino que insiste que es más importante quién lo hace que cómo lo hace, Carson. Claro que esto no da oportunidad para justificar ritmos, estilos, formas que crean desorden e indecencia porque Pablo escribió que debe hacerse todo decentemente y en orden (1 Co.14:40).
Las diferencias entre la adoración del Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento están en el enfoque exterior e interior que tienen ambos.
El AT se preocupa por lo externo y la forma; mientras que el NT se preocupa por lo interno, la persona, la conducta; en el corazón del adorador.
La adoración del N.T. no se limita al templo físico como el A.T., pues ahora el corazón de cada cristiano es el templo y la morada de Dios, de la presencia divina y en todo lugar puede adorar a Dios. Es más, todos estamos obligados a adorar a Dios (1 Co. 6:19-20).
En la adoración en el A.T. era imprescindible la presencia de un sacerdote para representar nuestra adoración delante de Dios, en cambio en el N.T. cada cristiano es un sacerdote y puede entrar a la presencia de Dios para adorarlo sin intermediarios (1 Pe. 1:9).
En el A.T. sólo el sacerdote podía entrar a la presencia de Dios, el lugar santísimo y el pueblo sólo podía visitar el templo unas cuantas veces, pero en el N.T. con la muerte de Cristo, tenemos entrada libre al lugar santísimo todas las veces que lo deseemos (He. 10:19- 25). Sólo que es necesario hacerlo con reverencia, santidad, respeto, alabanza, y confianza.
En el A.T. los israelitas tenían que ofrecer sacrificios, ofrendas vegetales como parte de su adoración y liturgia. Nosotros hoy confiamos en el sacrificio de Cristo ofrecido una sola vez y para siempre (He. 9:10).
El sistema religioso de sacrificios antiguo testamentario quedó atrás. La adoración en el Nuevo Testamento, aunque está preocupado más en la conducta y el corazón del adorador y no tanto en la forma como se adora; no deja libertad para que nos apartemos del principio regulador de “hacerlo todo, en el culto público, decentemente y con orden” (1 Co. 14:40).
LA ADORACIÓN EN EL N.T. ESTÁ REGIDA A LA PALABRA DE DIOS Y DIRIGIDA POR EL ESPÍRITU SANTO.
En los cuatro evangelios es usada la palabra “adorar” (proskyneō) unas 15 veces y se refieren a la acción de postrarse delante de Jesucristo para reverenciarle, mostrarle fe, gratitud, y reconocerlo como alguien superior.
Por ejemplo, en Mateo 2:2 cuando los pastores del oriente adoraron al niño Jesús. Mateo. 4:9,10, con Lc. 4:7,8 es cuando Satanás exige que Jesús lo adore y Jesús le contesta que sólo el Señor Dios debe ser adorado.
En el N.T. hay muy poca referencia a la adoración como culto público, excepto en Hch. 2:42-47, 16:30-34, 20:7; 1 Co. 14, Ef.5:18-20; Col.3:16-17; 1 Ti. 2.
Al final, es Apocalipsis que nos da una cátedra sobre la adoración perfecta que Dios recibe de los 24 ancianos y la iglesia en el cielo en los capítulos. 4 y 5.
Sin embargo, es Jesús quien señaló lo más importante que él espera en la adoración según Juan 4:21-26:
Primero, Jesús enseña que la adoración ya no se limitará a un sólo lugar, en Jerusalén, sino que todos los hijos de Dios donde se encuentren pueden adorarlo. (1 Co.10:31)
Segundo, Dios es el único que debe ser alabado porque de él viene la salvación por medio de los judíos.
Tercero, la adoración debe estar regida por la Palabra revelada por Dios y escrita por los santos hombres de Dios y por el Espíritu Santo quien guía a cada cristiano a adorar a Dios con corazón limpio, reverente, humillado y de manera creativa, dinámica, alegre, ordenada, agradable, y consciente que es para exaltar, honrar, y glorificar el nombre de Dios (v.23-24).
Cuarto, la adoración que Jesús espera de cada cristiano debe ser integral: alma, mente, cuerpo, emociones, convicciones, corazón y conducta, “en espíritu y en verdad”. No podemos adorar a Dios separando la mente del cuerpo y el cuerpo de las emociones, y las emociones de las convicciones, y la forma de la conducta.
¿Qué significa “los que lo adoran, en espíritu y en verdad es necesario que lo adoren?
En el contexto de Juan 4:21-26; lo que Jesús está enseñando es que con su llegada; traerá salvación a todos los que crean en él, la diferencia entre judíos y samaritanos desaparecerá en la medida que crean en Jesús; el lugar de adoración ya no solo estará en Jerusalén, sino que en todo lugar donde haya hijos de Dios. Y que, a partir de este momento, la adoración a Dios deberá ajustarse a la Palabra enseñada por Jesús y los apóstoles y a la dirección del Espíritu Santo.
En fin, La adoración debe ser discernida, pensada, reflexionada, y expresada con convicción, creatividad y dinamismo. En las Escrituras, el espíritu siempre es lo que da vida y produce actividad. La adoración espiritual no implica anulación de las emociones. Sin embargo, la coherencia en la adoración se da cuando se adora en espíritu y en verdad. Quien adora experimenta una vida transformada y controlada por el Espíritu Santo. De manera que, la adoración basada en la enseñanza del Nuevo Testamento debe estar ajustada a la verdad revelada por Dios, animada, dirigida y controlada por el Espíritu Santo.
CONCLUSIÓN
CONCLUSIÓN
Hoy hemos aprendido que la adoración en el Nuevo Testamento 1) tiene sus raíces en el culto judío de las sinagogas, 2) está enfocada en la conducta, en el adorador más que en la forma de adorar, y 3) está regida a la Palabra y a la guía del Espíritu Santo.
La adoración en el NT no da detalles del uso de instrumento, ni de la forma en que se adoraba, pero si establece principios reguladores para hacerlo: “hacedlo todo decentemente y en orden” “hacedlo todo para la gloria de Dios” (1 Co.10:31, 14:40).
Dios es adorado cuando el que le adora está acompañado de una vida recta, y reverencia. Quien está en perfecta relación con Dios, dará lo mejor a Dios, obedecerá la Biblia y a el Espíritu Santo. El resultado de esta integración bajo la perspectiva bíblica es el crecimiento individual y colectivo de la iglesia. Solo quien tiene a Jesús en su corazón puede ofrecer verdadera adoración.