Romanos #4: La ira de Dios sobre la humanidad

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Introducción

Donald Grey Barnhouse relata la historia de un grupo de granjeros piadosos que vivían en una comunidad al oeste de los Estados Unidos, quienes estaban irritados un domingo en la mañana a causa del arado que estaba haciendo un vecino en un campo aledaño a la iglesia. El ruido de su tractor interrumpía el culto de adoración, y como se descubrió al final, ese hombre se había propuesto deliberadamente arar ese campo en particular durante la mañana del domingo con el fin de mostrar algo. El escribió una carta al editor del periódico local, afirmando que a pesar de no tener respeto por el Señor ni honrar el día del Señor, estaba produciendo las mayores cosechas en el condado. Él preguntó al editor cómo podrían los cristianos explicar esa realidad. Con prudencia e intuición considerables, el editor publicó la carta y a continuación de ella puso el siguiente comentario: "Dios no ajusta todas sus cuentas en el mes de octubre"
En el evangelio se revela la justicia de Dios para salvación, pero, fuera del evangelio solo se revela la ira de Dios.
“La ira de Dios es siempre una reacción proporcionada a la infracción del mandamiento o a la resistencia ofrecida a su acción que determina la historia; con su ira Dios no sólo quiere castigar la infracción o la resistencia, sino que quiere al propio tiempo restablecer y mantener el orden establecido entre Él mismo y los hombres.” (S. Plath)
Cita bíblica:
Romanos 1:18–20 RVR60
Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad;porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó.Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.

I. Hombres que detienen la verdad (v18)

La ira de Dios se manifiesta en expresiones puntuales sobre actitudes abiertamente contrarias a Él mismo. Por eso es que esta actitud de hombres que detienen la verdad son objeto de ira, no sus actitudes en sí, sino aquellos que las hacen.
La ira de Dios es revelada o manifestada desde el cielo. Esta ira es poder de Dios, no para salvación, sino para condenación y perdición eterna. La ira recae en las siguientes personas. ¿Qué es peor, ser impío o ser injusto?
Impíos
Esto se vincula a aquellos que viven sin tomar en cuenta a Dios (1 Ti. 1:9) El hombre se revela contra Dios y contra el tipo de vida que Dios ordena.
La palabra “impiedad” es la palabra “asebeia” significa “impiedad, ateismo, paganismo, vivir sin tomar en cuenta una creencia o práctica religiosa.” La mención de Pablo de que la ira de Dios se revela contra toda impiedad, nos muestra la realidad de que sin Dios de nuestro lado solo encontraremos una horrenda expectación de juicio (Heb 10:27) y añades a ti mismo ira para el día de la ira (Ro. 2:5). Esto tiene que ver con la religión.
Injustos
Esto tiene que ver con la ausencia de una conducta recta consigo mismo y con los demás, vinculada a la inmoralidad. Todo esto está relacionado con la moral.
La palabra “injusticia” es la palabra “adikia” que se traduce como “hecho injusto, iniquidad, maldad, agravio”.
Estas son dos características sobre la persona que recae la ira de Dios. Si eres impío vivirás en injusticia, pero ambas son razón justa para la ira de Dios. Este hombre impío e injusto evita que la verdad sea mostrada. Se esfuerzan para que la verdad no sea conocida.

II. Hombres que tienen conocimiento (v19)

El conocimiento de Dios está en todo lugar. La teología lo llama la revelación general. En su creación podemos conocer a Dios.
Pueden acceder al conocimiento de Dios
Todos pueden acceder al conocimiento de Dios, y no se habla aquí de un mero conocimiento de una aceptación de la realidad de Dios, sino de conocer lo conocible de Dios. Nadie puede negar la existencia de Dios al ver lo creado. Lo conocible de Dios es manifiesto.
Pueden evidenciar el conocimiento de Dios
La palabra “impiedad” significa ateísmo, es decir sin Dios (Sal 14.1). Es evidente el conocimiento de Dios, se puede conocer a Dios, pero el esfuerzo de los impíos es que no lo conozcan con lo conocible que tenemos a nuestro alcance natural.

III. Hombres que no tienen excusa (20)

La ira de Dios caerá sobre hombre que no podrán presentar excusa alguna. Nadie podrá presentar una defensa de sí mismo delante del juicio de Dios. El ignorar a Dios y el vivir injustamente resulta en un detenimiento de la verdad.
¿Cómo podemos conocer a alguien que no vemos? La respuesta es que, su eterno poder y divinidad se hacen muy evidentes desde la creación. El hecho de mirar la perfección de todo lo creado debe generarnos temor sobre alguien que creó todo eso.
La realidad de que hay un Dios que se encuentra airado con el ser humano, la realidad de que todo lo creado nos revela a un Dios debe generar la pregunta ¿cómo puedo apaciguar la ira de un Dios airado? Y la respuesta es que tú no puedes y esa es la mala noticia. Estás bajo ira y no hay excusa alguna que puedas poner, pero la buena noticia es que hay otro que nos revela también al Padre, ese es su Hijo Cristo.
No se trata solo de entender a Dios como Creador, sino como Ser con carácter moral que es santidad absoluta.
Esta revelación general para el conocimiento de todos los seres humanos es dada para dejar sin excusa a los hombres, para “que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios (Ro. 3:19)”

Aplicación

La ira de Dios por el pecado queda definitivamente detenida para aquél que en un acto de fe se refugia en Cristo y se apropia creyente de la obra sustitutoria del Crucificado. El que no se acoge a la gracia presente, se verá envuelto en la ira futura. ¿Qué vas a hacer?
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