Hebreos 5:1-10 - un mejor Sumo Sacerdote
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Introducción
Introducción
Desde que Adán y Eva decidieron pecar contra Dios, todos nos encontramos bajo la sombra del pecado, una realidad inherente a nuestra naturaleza que nos sitúa bajo la mirada justa y la ira santa de Dios. Como descendientes de Adán, nacemos en una condición miserable, incapaces de liberarnos por nosotros mismos de la culpa que pesa sobre nuestros corazones y de la sentencia justa que merecemos por nuestras rebeliones. Deudores ante el tribunal divino, solo merecemos su eterna condenación.
Hermanos, a la luz de esto, todos necesitamos desesperadamente a alguien que abogue por nosotros en el tribunal divino, y es precisamente esta función la que desempeña un sumo sacerdote.
Sin un intercesor que medie por nosotros ante Dios, nos enfrentaríamos solos al juicio divino, sin esperanza de vida más allá de la muerte y sin liberación de la ira justa de Dios.
De manera que todos necesitamos desesperadamente a alguien que pueda abogar por nosotros en el tribunal divino y esto es lo que hace un sumo sacerdote. Sin un abogado que medie por nosotros delante de Dios, nos enfrentaríamos solos al juicio divino, sin esperanza de vida más allá de la muerte y sin liberación de la ira justa de Dios.
Hoy, continuaremos nuestra exposición del Libro de Hebreos, adentrándonos en el capítulo 5, donde el Espíritu Santo nos revela magistralmente cómo Jesucristo es el Sumo Sacerdote que todos necesitamos. Estos capítulos /5-10, según Juan Calvino, son inigualables en su claridad al hablar sobre el sacerdocio de Cristo, exaltando la virtud de su único y verdadero sacrificio, y dejando claro que Cristo es la culminación de la Ley.
Así que vamos a considerar esta mañana como el nombramiento de Cristo como sumo Sacerdote fue mayor que el cualquier otro sumo sacerdote y por esta razón todos los que obedecemos a Cristo podemos estar seguros de nuestra eterna salvación.
Leamos juntos la palabra de Dios:
Porque todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es constituido a favor de los hombres en las cosas que a Dios se refieren, para presentar ofrendas y sacrificios por los pecados. Puede obrar con benignidad para con los ignorantes y extraviados, puesto que él mismo está sujeto a flaquezas. Por esa causa está obligado a ofrecer sacrificios por los pecados, tanto por sí mismo como por el pueblo. Nadie toma este honor para sí mismo, sino que lo recibe cuando es llamado por Dios, así como lo fue Aarón. De la misma manera, Cristo no se glorificó a Él mismo para hacerse Sumo Sacerdote, sino que lo glorificó el que le dijo: «Hijo Mío eres Tú, Yo Te he engendrado hoy»; como también dice en otro pasaje: «Tú eres sacerdote para siempre Según el orden de Melquisedec». Cristo, en los días de Su carne, habiendo ofrecido oraciones y súplicas con gran clamor y lágrimas al que lo podía librar de la muerte, fue oído a causa de Su temor reverente. Aunque era Hijo, aprendió obediencia por lo que padeció; y habiendo sido hecho perfecto, vino a ser fuente de eterna salvación para todos los que le obedecen, siendo constituido por Dios como sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.
Este capítulo continúa con el pensamiento que el autor inició en 4:14. Recordemos que Hebreos 4 nos habló de la superioridad de Cristo como Sumo Sacerdote y su capacidad de compadecerse de nosotros en nuestras debilidades. Ahora el autor inspirado, nos habla de la superioridad de Cristo en su nombramiento como Sumo Sacerdote, un nombramiento que procede únicamente de Dios.
Este capitulo al igual que los versículos finales del capítulo 4, continúa explicando por qué los cristianos podemos mantener firme nuestra profesión en medio de un mundo que intentará a toda cosa arrebatárnosla. La razón es que: tenemos un Mejor Sumo Sacerdote. Este es el titulo e nuestro sermón.
Estos versículos explican como Jesucristo es el sumo sacerdote cualificado perfectamente para esta tarea y lo hace indicándonos como fue establecido este oficio en el antiguo testamento.
Así que dividiré mi sermón en dos puntos: El oficio típico del sumo sacerdote (Hebreos 5:1-4 y nuestro perfecto sumo sacerdote Hebreos 5:5-10).
1. El Oficio Típico del Sumo Sacerdote (Hebreos 5:1-4)
1. El Oficio Típico del Sumo Sacerdote (Hebreos 5:1-4)
Antes de considerar como Jesus esta perfectamente cualificado para ser nuestro Sumo Sacerdote Celestial, necesitamos una descripción detallada de las cosas que cualificaban a un hombre para este oficio. Hay dos cualidades que saltan a la vista: Debía ser capaz de simpatizar con el pueblo que representa y debía ser designado pro Dios para ejercer este ministerio.
A. Debía ser capaz de simpatizar con el pueblo que representa
A. Debía ser capaz de simpatizar con el pueblo que representa
Para esto debía ser un hombre: “tomado de entre los hombres"
Solo un ser humano puede abogar por los hombres, puesto que somos los seres humanos los que estamos en problemas ante el tribunal de Dios por causa del pecado. Por esta razón Dios no eligió ángeles, ni animales para que fueran sacerdotes. Un ángel jamas podría entendernos, ni puede en virtud de su naturaleza tener una relación abierta y directa con nosotros.
Dios eligió hombres para que actuarían en nombre de los hombres.
El sacerdote no solo debía ser hombre, tenía que estar dispuesto a Abogar en favor de los hombres delante de Dios: "es constituido a favor de los hombres en las cosas que a Dios se refieren"
Constituido es un verbo presente, lo que implica que el sacerdocio estaba en pie cuando se escribió esta carta, Dios estaba dándoles una oportunidad a los Judíos de salir voluntariamente del sistema de culto de Israel, antes de que viniera su juicio.
El sacerdote era ordenado para abogar por el hombre. Noten que es Dios quien suple la necesidad de un abogado para nosotros. El pecador no puede elegir a su propio sumo sacerdote. Dios sabe lo que necesitamos y suple la necesidad. Por esta razón fue Dios quien nombró a Aarón y a sus descendientes; el pueblo de Israel no nombró ni podía nombrar al sumo sacerdote.
El sacerdote además debía estar dispuesto a hacer expiación por el pecado del pueblo que representaba:
”Y el sacerdote hará expiación delante del Señor por la persona que ha cometido error, cuando peca inadvertidamente, haciendo expiación por él, y será perdonado.
El propósito de su ministerio era tratar con el problema del pecado. Para hacerlo debía representar a los pecadores ante Dios por medio de ofrendas y sacrificios expiatorios y sabemos que solo lo hacía cada año en el día de la expiación (Levitico 16)
"Por esa causa está obligado a ofrecer sacrificios por los pecados, tanto por sí mismo como por el pueblo."
Como también eran pecadores, Dios les ordenó ofrecer sacrificio por ellos mismo, así les da la oportunidad de sacar la viga de su propio ojo, para tratar con ternura a los que representaba y para que estuviera motivado a ofrecer suplicas a Dios en favor de los pecados del pueblo.
Debía tener sentimientos apropiados
"Puede obrar con benignidad para con los ignorantes y extraviados, puesto que él mismo está sujeto a flaquezas."
Los sacerdotes humanos de Israel eran capaces de tratar amablemente al pueblo pecador porque ellos estaban cortados con la misma tijera, eran un hombres, tentados, probados, que experimentaban debilidades y flaquezas; alguien que compartía sus sufrimientos - podían obrar con benignidad (no eran ni indiferentes, ni irritables con el pueblo).
Ellos desempeñaban este ministerio para favorecer a los ignorantes y extraviados, no a aquellos que pecaban deliberadamente desafiando a Dios, para los tales no había un mediador. Los que menosprecian a Dios y viven sin arrepentimiento no se podían beneficiar de este ministerio
”Pero aquél que obre con desafío, ya sea nativo o extranjero, ese blasfema contra el Señor, y esa persona será exterminada de entre su pueblo.
Tal debía ser la simpatía del sumo sacerdote para con el pueblo que estaba llamado a representar por llamamiento y mandato de Dios. La otra cualidad era que:
B. Debía ser designado por Dios para ejercer este ministerio.
B. Debía ser designado por Dios para ejercer este ministerio.
“Nadie toma este honor para sí mismo, sino que lo recibe cuando es llamado por Dios, así como lo fue Aarón”
Solo los que eran elegidos y llamados por Dios podían ser sacerdotes. Según la ley, cualquiera que oficiara como sacerdote sin ser llamado por Dios estaba en problemas.
Recordemos a Coré, Dathan y Abiram, ellos trataron de hacer las funciones del sumo sacerdote y la tierra se abrió para tragarlos. Dios vindico el sacerdocio de Aaron haciendo florecer su vara seca que estaba puesta en medio de todas las varas que representaban a las tribus de Israel.
En Ezequiel 8-10 leemos como la casa de Dios fue profanada por sacerdotes que no fueron llamados por Dios.
Los verdaderos sumos sacerdotes fueron llamados por Dios, no fueron llamados arbitrariamente por el pueblo, ni fueron seleccionados sobre la base de su propia voluntad.
Hay una implicación importante en este texto para la iglesia hoy, puesto que Dios sigue llamando hombres para el ministerio, ¿Como sabemos que Dios nos ha llamado? en Levitico 16 luego de que la autoridad de Aaron fue desafiada, Dios confirma su misterio haciendo que su vara florezca… Hoy Dios sigue haciendo lo mismo, o con varas por su pyesto, pero si con la vida y el ministerio de un hombre. Hay frutos sobrenaturales que pueden indicarse en el carácter y en los dones que un hombre tiene para el ministerio y están señalados en Timoteo y Tito, la iglesia debe reconocerlos. Nadie puede ser puesto en el ministerio en tanto no cumpla con estos requisitos.
El principio es que no podemos llamarnos a nosotros mismos, hay frutos en el carácter y en el ministerio que pueden ser reconocibles por la iglesia.
Ahora que hemos examinado el oficio típico del sumo sacerdote, y como este debía ser capaz de simpatizar con el pueblo que representa y debía ser designado por Dios para ejercer su ministerio. Consideremos como Jesus esta perfectamente cualificado para este oficio.
2. Nuestro Perfecto Sumo Sacerdote (Hebreos 5:5-10)
2. Nuestro Perfecto Sumo Sacerdote (Hebreos 5:5-10)
El autor inicia su argumento conectando la ultima cualidad que debía tener un sumo sacerdote como Aaron, con la persona de Cristo y su cualificación mas importante para este ministerio:
De la misma manera, Cristo no se glorificó a Él mismo para hacerse Sumo Sacerdote, sino que lo glorificó el que le dijo: «Hijo Mío eres Tú, Yo Te he engendrado hoy»;
Era apropiado que el autor comenzara con este argumento, ya que un hombre podía ser capaz de tener simpatía con el pueblo que representa, pero de nada sirve si no es llamado por Dios y tiene la autoridad para ocupar el cargo.
Siendo designado por Dios, Jesus nunca estuvo motivado a elevarse a si mismo, sino que su deseo fue solo honrar a Dios y servir a los hombres, sin preocuparse por buscar gloria para si mismo:
Jesús respondió: «Si Yo mismo me glorifico, Mi gloria no es nada; es Mi Padre el que me glorifica, de quien ustedes dicen: “Él es nuestro Dios”.
De la misma manera, un ministro que es llamado por Dios y reconocido por la iglesia, tampoco estará buscando gloria para si, como dice el apóstol Pedro:
pastoreen el rebaño de Dios entre ustedes, velando por él, no por obligación, sino voluntariamente, como quiere Dios; no por la avaricia del dinero, sino con sincero deseo; tampoco como teniendo señorío sobre los que les han sido confiados, sino demostrando ser ejemplos del rebaño.
El hecho de que Jesus haya sido llamado por Dios, es de suma importancia para los receptores de la carta. En el Tempo aun tenían un sumo sacerdote ¿Porque debían confiar en Cristo, sin no era de la familia de Aron, ni de la tribu de Levi? ¿Como es que puede ocupar este cargo?.
Dios en su palabra, ya había revelado que él había designado a su hijo para tal cargo. Lo vemos en este primer texto que cita el autor de Hebreos:
«Ciertamente anunciaré el decreto del Señor Que me dijo: “Mi Hijo eres Tú, Yo te he engendrado hoy.
y que fue declarado Hijo de Dios con un acto de poder, conforme al Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos: nuestro Señor Jesucristo.
Noten que la resurrección fueron el cumplimiento de esta cita del Antiguo Testamento y la ocasión del nombramiento de Cristo para entrar en el cielo como Hijo, heredero y sumo sacerdote.
El segundo texto es:
El Señor ha jurado y no se retractará: «Tú eres sacerdote para siempre Según el orden de Melquisedec». El Señor está a Tu diestra; Quebrantará reyes en el día de Su ira. Juzgará entre las naciones, Las llenará de cadáveres, Quebrantará cabezas sobre la ancha tierra.
Dios dice bajo juramento que el Mesías fue ordenado como un Sacerdote Eterno según el orden de Melquisedec citando Genesis 14 - Luego hablara mas de Melquisedec, por ahora nos interesa saber que Jesus es de un orden superior al orden sacerdotal Levita.
El orden Levita era una sombra del sacerdocio del hijo de Dios, venida la realidad, el sacerdocio Levítico ya no era legitimo y estaba pronto a desaparecer. Los Judíos de la iglesia hebrea que se sentían tentados a regresar atrás, deberían saber que el único que Dios ordeno para abogar por nosotros de una vez y para siempre, es Cristo.
No solo es el sacerdote perfecto y superior que Dios ordenó:
B. Jesus Simpatiza plenamente con el pueblo que representa
B. Jesus Simpatiza plenamente con el pueblo que representa
Fue Hombre y estuvo expuesto a las mismas debilidades que nosotros.
El ofreció oraciones y suplicas
¿Cuando? "en los días de su carne"… lo que implica que hubieron días en los que no estaba en la carne, Jesus es el eterno hijo de Dios y para cumplir con su llamado celestial, se hizo hombre (Juan 1:14) vino para cumplir con toda justicia en este mundo bajo maldición. Siendo Dios descendió al desierto donde se encontraban los pecadores:
Por tanto, Yo le daré parte con los grandes Y con los fuertes repartirá despojos, Porque derramó Su alma hasta la muerte Y con los transgresores fue contado; Llevó el pecado de muchos, E intercedió por los transgresores.
¿Como ofreció oraciones y suplicas? "con con gran clamor y lágrimas" el resistió todas las pruebas en debilidad, orando y clamando a Dios por ayuda para él y los suyos, no exigió nada a Dios aunque era el Hijo.
¿Cual fue el Resultado? "fue oído por su temor reverente" no fue oido solo por ser el hijo Dios, él fue tratado por el Padre como a cualquier persona en los días de su carne, solo fué oido por causa de su obediencia o temor reverente. Jesus nunca peco de pensamiento, palabra, obra, ni de omisión, ni aun en las perores circunstancias.
Jesus sabiendo que debía ofrecerse como sacrificio por el pecado de su pueblo, suplico al padre no ser dejado en infierno bajo el ardor de la ira de Dios y Dios lo oye cuando recibe su espíritu en gloria y luego le resucita al tercer día de la muerte.
Jesus no ofreció por él sacrificios para apelar por misericordia a Dios, sino que se ofreció a si mismo como ofrenda de expiación por nuestros pecados, su sangre es el mejor argumento delante de Dios para expiar nuestros pecados, es nuestra mejor defensa.
Al que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en Él.
No podemos realmente imaginar lo que significó para el alma santa y sin pecado del Hijo de Dios cargar con todos los pecados de todos sus elegidos a lo largo de todas las épocas. En reverencia, el Salvador recorrió el camino hacia el dolor, la agonía y la santa maravilla de la cruz.
"Aunque era Hijo, aprendió la obediencia por las cosas que padeció".
A pesar de que era hijo, no recibió un trato especial, tuvo que obedecer en medio del sufrimiento propio de los hombres. Jesus estuvo dispuesto a enfrentarse a este mundo bajo maldición, al horror de la cruz, ira eterna del Padre, se afligió en oración y se sometió al juicio divino como sustituto de nuestros pecados, bebió la copa de la ira de Dios hasta las heces más amargas.
De manera que su simpatía y compasión por nosotros es mucho mayor que la de Aarón; la suya es una compasión que salva. Su compasión no mira impotente nuestra situación presente, sino que es capaz de obrar todo para nuestro bien con el propósito de santificarnos.
Alguien dijo: “Nuestro Sumo Sacerdote comprende nuestras debilidades. Fue tentado desde el pesebre hasta la cruz. Lleva nuestra naturaleza en su trono. Participó en el sufrimiento humano más intensamente que cualquier sufrimiento humano que conozcamos. No pecó en el proceso del sufrimiento y sabe cómo aplicar su mérito a nuestra intercesión; conoce con precisión nuestra necesidad y sabe cómo satisfacerla.
Nuestro Sumo Sacerdote no es una vidriera dormida, torpe, inmóvil, sino el Dios-Hombre, nuestro sacerdote verdaderamente humano. No puedes ver lo que hace; pero, no estás en desventaja por tener un sacerdote en el cielo y puedes confiar en su intercesión. El fue "escuchado a causa de su reverencia", y sus méritos claman eficazmente por nosotros ahora delante del trono de Dios”
Jesus es superior que la orden sacerdotal de Aarón porque ademas “Vino a ser autor de eterna salvación” .
Juan Calvino escribe: "Él se convirtió en el Autor de nuestra salvación porque nos hizo justos a los ojos de Dios, cuando remedió la desobediencia de Adán con un acto contrario de obediencia."
Amados, Jesus aseguró el perdón de nuestros pecados y la vida eterna, por medio de su propia justicia perfecta, justicia que recibimos por medio de la fe-
y habiendo sido hecho perfecto, vino a ser fuente de eterna salvación para todos los que le obedecen,
Jesus no fue un pecador como Aron que fue solo una sombra de su ministerio, Jesus fue mas bien un Salvador del pecado de quienes le obedecen.
Jesús pertenece a una clase aparte como sumo sacerdote, él de hecho es capaz por sí mismo, por la perfección de su ser y de su obra, ser "fuente de salvación eterna". La expiación judía no podía eliminar la culpa moral, no podía proporcionar ninguna salvación permanente. El don de Dios es la vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Israel ha sido salvado por el Señor Con salvación eterna. Ustedes no serán avergonzados ni humillados Por toda la eternidad.
Ojo con esto: Jesus es un sacerdote que salva eternamente, solo a los que le obedecen, que es obedecer aquí:
Entonces le preguntaron: «¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios?» Jesús les respondió: «Esta es la obra de Dios: que crean en el que Él ha enviado».
Obedecer es creer en que él es el ungido de Dios, él único que puede abogar por nuestra causa, es confiar en su persona y su obra sacerdotal, es someternos a él como nuestro rey.
El escritor concluye su discusión sobre el sacerdocio de Jesús volviendo a la realidad de que Dios designó a Jesús como sacerdote según el orden de Melquisedec.
Amados, la seguridad de nuestra fe está en el hecho de que Cristo mismo es un sacerdote para siempre según este orden. Por lo tanto, la seguridad de nuestra salvación y nuestra posición ante el Padre están arraigadas en el sacerdocio de Jesús, un sacerdocio que proviene soberanamente de la designación del Padre. Es un sacerdocio que se perfeccionó mediante el sufrimiento y la muerte en la cruz.
Conclusión:
Hermano, he aquí tu gran sumo sacerdote en la sala del trono de Dios, tu sumo sacerdote divinamente designado y compasivo. La gracia está allí entronizada y nosotros estamos obligados por el peso de su glorioso oficio a venir confiados al Dios de nuestra salvación.
La implicación de esto para nosotros, es que si tenemos tal sumo sacerdote, ¿como no haremos uso de este privilegio?
J. C. Ryle nos desafía diciendo:
Si Cristo es realmente el Sacerdote de nuestras almas, usémoslo regularmente, y no le ocultemos nada. Es un hecho doloroso que muchos creyentes disfrutan del Evangelio mucho menos de lo que deberían, por falta de audacia en el uso del oficio sacerdotal de Jesucristo. Van de luto y de llanto por el camino del cielo, perplejos por sus enfermedades y pecados, y cargando sobre sus espaldas diez veces más peso del que Cristo quiso que llevaran. La ignorancia, la triste ignorancia, es con demasiada frecuencia la simple explicación de la condición de estas personas. Piensan sólo en la muerte de Cristo, y no en la vida de Cristo. Piensan en Su obra consumada en la cruz, pero olvidan Su intercesión sacerdotal. Si este es nuestro caso, pasemos página y cambiemos nuestro plan hoy mismo.
Hermano, piensa en Jesucristo como un Amigo amoroso, a quien podemos acudir mañana, tarde y noche, y obtener alivio de Él todos los días. "Echa tu carga sobre el Señor, y Él te sostendrá". (Salmo 55:22) Vivamos la vida de fe en el Hijo de Dios, y mantengamos comunión con Él continuamente.
Usémoslo cada mañana como una Fuente de gracia y ayuda, y bebamos libremente de esa Fuente.
Usémosle cada noche como una Fuente de absolución y refrigerio, y saquemos de Él agua viva. El que pruebe este plan lo encontrará para la salud de su alma".
Tal vez algunos de los que están aquí hoy son incrédulos. Escucha esto Amigo,
no puedes conocer a Dios sin Cristo.
No puedes ser tu propio sacerdote, y ni siquiera puedes nombrar a tu propio sacerdote.
Aparte de Cristo, estamos condenados por nuestra propia culpa en su tribunal.
Sin Cristo, tu condenación eterna es segura.
Con Cristo, puedes vivir confiadamente en vista del juicio venidero porque, para aquellos que creen en Jesús, no habrá condenación. Puesto que Cristo aboga por ellos. El es nuestra justicia y es quien nos justifica delante del tribunal de Dios.
Que esta verdad resuene en nuestros corazones mientras enfrentamos la vida con la seguridad de que en Cristo tenemos un Sumo Sacerdote eterno, un abogado infalible ante el tribunal divino. Que nuestra confianza en él sea firme, nuestra esperanza en él inquebrantable y nuestro servicio a él sea ferviente.
¡A Él sea toda la gloria, honor y adoración por siempre!
Oremos