EL PACTO Y LA GRACIA COMÚN DE DIOS

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INTRODUCCIÓN

¿Algunas vez has pensado que hay personas no creyentes a las que les va mejor en la vida que a ti? ¿Personas que viven sin temor de Dios pero que parecen disfrutar de bendiciones que a nosotros nos gustaría tener? Generalmente cuando pensamos en esto, estamos hablando de cosas materiales, o logros que han podido alcanzar, ¿Por qué Dios parece que ha dado a no creyentes hijos, estabilidad económica o incluso una buena salud? Para algunos creyentes esto puede ser algo muy problemático. Reconcilia el hecho de que nuestra fe en Dios no nos garantiza una buena vida en esta tierra puede ser muy difícil para algunos.
Creo que el denominado “evangelio de la prosperidad” ha hecho mucho daño en las iglesias. La idea de que si le creemos a Dios, y diezmamos o damos dinero, entonces Dios nos va a bendecir y prosperar en gran manera. La idea de pactar con Dios a través del diezmo es uno de los mayores engaños en el ámbito de la enseñanza bíblica. Ta engañosa es esta enseñanza, que puede ser mucho más sutil y en vez del dinero usar el servicio como medio para pactar con Dios, y entonces decimos: Si estoy sirviendo a Dios en la iglesia, entonces Dios me tiene que prosperar y dar buena salud.
Todo esto amados se desprende de un mal entendimiento del carácter de Dios, y del pacto de Dios.
A lo largo de toda la Biblia vemos como Dios muestra su carácter misericordioso y fiel a través de pactos que ha hecho con seres humanos. El primero de ellos lo vemos en nuestro texto de hoy, lo que se conoce como el Pacto con Noé. Pero, este pacto, será muy diferente al resto de los pactos que vemos en el resto de la Biblia. Dios en Génesis 6:18»Pero estableceré Mi pacto contigo. Entrarás en el arca tú, y contigo tus hijos, tu mujer y las mujeres de tus hijos.” Más adelante con Dios establecerá un pacto con Abraham, que será ratificado a Isaac, a Jacob; y luego establecerá su pacto con el pueblo de Israel en el monte Sinaí, y finalmente con su iglesia en Cristo.
Todos estos pactos muestra la bondadosa gracia de Dios a los seres humanos.
Pero, cuando pensamos en el pacto de Dios con Noé, encontramos algo que no es igual al resto de los pactos descritos en el resto de la Biblia. El pacto de Dios con Noé, a diferencia de los demás, es un pacto con toda la humanidad. De hecho, es un pacto que Dios establece con toda carne, independientemente de su condición espiritual. Dios se compromete a mostrar su bondadosa gracia a toda la humanidad por igual, independientemente de su pecado. En este sentido, el pacto de Dios con Noé es diferente a todos los demás, como veremos más adelante.
Así que, nuestro argumento de hoy es: “El pacto con Noé es una muestra de la gracia común de Dios”.
Oración
Lectura: Génesis 8:16 - 9:17.

I. NOE, MEDIADOR DEL PACTO (Génesis 8:16-9:7)

La primera vez que la palabra pacto aparece en la Escritura es en Génesis 6:18, cuando Dios le dice a Noé que establecerá un pacto con él. Ahora bien, aunque esta sea la primera vez que leemos esta palabra, el concepto de Dios pactando con el ser humano aparece desde el segundo capítulo de Génesis (Génesis 2:16-17). La relación entre Dios y Adán, era una relación concebida en lo que los teólogos han denominado un pacto de obras. Entre tanto que Adán obedeciera a Dios, podría disfrutar de la vida en el Edén. En el momento en que Adán desobedeciera a Dios, entonces, experimentaría la muerte, es decir, el castigo y juicio de Dios. Y bueno, todos sabemos cómo terminó la historia, de hecho, todos seguimos experimentado las consecuencias de la desobediencia de Adán.
Esto nos muestra que Adán era la cabeza del pacto de obras, es decir, Adán fue el representante de toda la humanidad cuando Dios hizo su pacto con él. El hecho de que Adán fuera nuestro representante, quiere decir que su obediencia o caída nos afectaría a nosotros.
Dios escoge a un representante de la humanidad para establecer su pacto con él, pero el alcance de ese pacto no está limitado necesariamente a esa persona únicamente. De hecho, suele involucrar a todos los pueblos y naciones. Así ocurrió con Adán, y de una manera muy clara, la Biblia nos enseña que así también ocurrió con Noé.
Cuando Dios habla a Noé para decirle que establecería su pacto con Él, el alcance de ese pacto fue a toda su familia. Dios dijo, “estableceré mi pacto contigo”, y luego digo: “entrarás en el arca tú, y tu familia”, de manera que Noé era el representante, la cabeza del pacto por así decirlo, pero el alcance era a toda su familia, incluyendo sus nueras. Ahora bien, la familia de Noé, muy seguramente compartía la misma fe y justicia de Noé y por eso son incluidos en el pacto, pero el representante es Noé.
Primero él, y luego él y su familia fueron los representantes del pacto que Dios establecía con la humanidad después del diluvio.
Génesis 9:8–9Entonces Dios habló a Noé y a sus hijos que estaban con él y les dijo: «Miren, Yo establezco Mi pacto con ustedes, y con su descendencia después de ustedes,” ésta idea de representación es mucho más evidente en este texto. Cualquier cumplimiento o incumplimiento por parte de este representante, afecta a todos aquellos que están bajo ese pacto.
Noé, entonces, es una especie de Adán. Hay una gran similitud entre Génesis 1-2 y Génesis 8-9.
La creación de Dios encuentra un espejo claro en esta segunda creación de Dios después del diluvio. Tal como vimos el domingo pasado, la redención que Noé experimento, fue al mismo tiempo, un a nueva creación, una nueva humanidad de la que él ahora sería el representante.
Las mismas palabras que Dios dijo a Adán, también las dijo a Noé. En Génesis 9:1Y Dios bendijo a Noé y a sus hijos, y les dijo: «Sean fecundos y multiplíquense, y llenen la tierra.” Es una clara repetición de Génesis 1:28.
Restaura el dominio del hombre sobre la creación. Génesis 9:2»El temor y el terror de ustedes estarán sobre todos los animales de la tierra, sobre todas las aves del cielo, en todo lo que se arrastra sobre el suelo, y en todos los peces del mar. En su mano son todos entregados.” Los animales antes del diluvio se habían llenado de corrupción, no temiendo al hombre, por eso el texto no solo habla de la maldad del hombre sino que dice toda carne había corrompido su camino en la tierra. Dios dio dominio a Adán, y ahora restaura ese domino con Noé.
Esta proyección de Génesis 1-2 a Génesis 8-9 es tan marcada en la Escritura que, de la misma manera que Adán, el primer representante de la humanidad, cayó en pecado; así también Noé, en Génesis 9 caería en desobediencia y vergüenza.

II. UN PACTO CON LA HUMANIDAD (Génesis 9:9-17)

Pero por ahora, antes de llegar a su caída, el texto nos muestra a un Noé escogido por Dios para ser el mediador de un pacto que tiene efectos y sigue vigente aún en nuestros días. A diferencia del pacto de obras de Dios con Adán, en el que el pecado de Adán tendría consecuencias para toda la humanidad; en el pacto con Noé, Dios muestra su gracia común a todos por igual a pesar del pecado y la maldad del hombre. En Génesis 8:21–22El Señor percibió el aroma agradable, y dijo el Señor para sí: Nunca más volveré a maldecir la tierra por causa del hombre, porque la intención del corazón del hombre es mala desde su juventud. Nunca más volveré a destruir todo ser viviente como lo he hecho. Mientras la tierra permanezca, La siembra y la siega, El frío y el calor, El verano y el invierno, El día y la noche, Nunca cesarán.
No es un pacto que dependa del comportamiento humano, sino de la gracia común de Dios. Ahora bien, ¿qué es la gracia común? El presidente de la agencia Fraternidad Europea Misionera, Andrew Birch la define como:
"Cualquier manifestación de la gracia de Dios hacia las personas en general, con total independencia de su condición espiritual”
Esto es lo que vemos en el pacto con Noé, una muestra de la gracia de Dios a las personas, a pesar de su condición espiritual. No destruiría la tierra por causa del hombre. En este pacto de gracia común, Dios actúa en diferentes ámbitos para preservar la vida:
NO DESTRUIR LA TIERRA
En primer lugar, Dios se compromete a sostener la tierra, a sustentarla para mantener con vida a la humanidad, no destruyendo la creación como lo hizo con el diluvio. Esto no quiere decir que Dios no juzgará la tierra de nuevo, como vimos el domingo pasado, Dios ha establecido un día en el que hará un juicio definitivo sobre el mal, pero hasta entonces, Dios preservará la vida humana al no traer una calamidad global que extermine a todo ser viviente, como lo hizo en el diluvio (Génesis 7:21-23).
En Génesis 9:15–16y me acordaré de Mi pacto, con ustedes y con todo ser viviente de toda carne. Nunca más se convertirán las aguas en diluvio para destruir toda carne. Cuando el arco esté en las nubes, lo miraré para acordarme del pacto eterno entre Dios y todo ser viviente de toda carne que está sobre la tierra.
La única razón por la que seguimos viviendo es porque Dios en su gracia y misericordia mantiene con vida a la humanidad como especie. Lo hace al no traer ninguna catástrofe que destruya el planeta.
Ahora, esto no quiere decir Dios no está levantando la maldición sobre la tierra que pronunció en Génesis 3 como consecuencia del pecado, lo que ha prometido es no destruir la tierra nuevamente, a pesar de la gran decadencia y la corrupción moral que siguen presentes hasta nuestros días.
Si te preguntas, ¿por qué Dios permite que haya gente mala viviendo en este mundo y que no le pase nada? Es porque Dios ha prometido preservar la vida hasta el día del juicio final. El juicio de esas personas no vendrá en esta vida como fue en los días de Noé, sino al final de los tiempos cuando Dios juzgue en toda la tierra a vivos y muertos. El Señor no traerá destrucción global nuevamente.
SUSTENTO PARA LA VIDA
En segundo lugar, Dios muestra su gracia común al garantizar el sustento para el hombre. Génesis 8:22–9:3Mientras la tierra permanezca, La siembra y la siega, El frío y el calor, El verano y el invierno, El día y la noche, Nunca cesarán». Y Dios bendijo a Noé y a sus hijos, y les dijo: «Sean fecundos y multiplíquense, y llenen la tierra. »El temor y el terror de ustedes estarán sobre todos los animales de la tierra, sobre todas las aves del cielo, en todo lo que se arrastra sobre el suelo, y en todos los peces del mar. En su mano son todos entregados. »Todo lo que se mueve y tiene vida les será para alimento. Todo lo doy a ustedes como les di la hierba verde.
Mientras las tierra permanezca, no cesarán la siembre y la cosecha; las estaciones juegan un papel fundamental en esto, el frío, el calor, el invierno y el verano, el día y la noche, todos son referencia a la estabilidad que Dios garantizará en la tierra para que el ser humano pueda seguir viviendo en ella.
Dios provee además todo alimento para que el hombre pueda subsistir, provee todo alimento vegetal y agrega a la dieta todo alimento animal. Incluso, en este punto no hay ninguna distinción entre animales inmundos y limpios. Todo lo ha dado el Señor para el sustento de la humanidad.
Incluso, infunde el temor al hombre en los animales para evitar que estos se revelen contra ellos. Los animales ahora pasan a ser parte de la dieta y sustento del ser humano.
Dios ha provisto para todos los hombres, no importa si eres creyente o no, no importa si le agradeces o no, no importa si lo reconoces como tu Creador o no. La gracia de Dios va más a allá de nuestra ingratitud como creación. Su provisión y generosidad se extiende incluso a aquellos que lo odio y menosprecian.
Quizás habéis escuchado un dicho muy popular que dice: “No muerdas la mano que te da de comer”, haciendo referencia a que cualquier ofensa contra tu jefe, puede resultar en un despido. Con Dios, no hay ese temor, de hecho, hay un gran abuso de su gracia y su generosidad. La gente no reconoce que es Dios quien provee todas las cosas, la gente no agradece que Dios es quien sostiene sus vidas, la gente no está consciente que la mano que blasfeman es la que les da de comer.
Y, es cierto que hay hambre en el mundo, y que hay gente muriendo porque no tienen comida. Pero esto no es por falta de provisión por parte de Dios, sino por la misma corrupción humana que no permite que otros accedan al alimento.
Todos por igual tienen la capacidad de obtener el sustento necesario, y aún de aumentar sus bienes con trabajo y esfuerzo, Dios ha prometido que esto no cesará mientras que la tierra permanezca.
LAS LEYES SON EVIDENCIA DE LA GRACIA COMÚN
Pero no es la única manera, en este pacto, Dios muestra su gracia común al establecer leyes que contengan el mal y la violencia. Génesis 9:4–6 “»Pero carne con su vida, es decir, con su sangre, no comerán. »De la sangre de ustedes, de la vida de ustedes, ciertamente pediré cuenta: a cualquier animal, y a cualquier hombre, pediré cuenta; de cada hombre pediré cuenta de la vida de un ser humano. »El que derrame sangre de hombre, Por el hombre su sangre será derramada, Porque a imagen de Dios Hizo Él al hombre.
La violencia había sido el gran problema del mundo antes del diluvio. Dios responde de dos formas, en su juicio exterminando a toda carne, pero en su gracia establece una ley que sirve como protección contra ese mal. Dios establece la pena de muerte. Todo aquel que asesine, será asesinado. El que a hierro mata a hierro muere. La justicia comienza a ser el regulador de la sociedad.
Amados, para los que venimos de un país en el que la violencia, la impunidad y la muerte reinan en las calles, agradecemos vivir ahora en un país que tiene un nivel de seguridad que garantiza la calidad de vida. Esto es una nuestra de la gracia común de Dios, pues es algo que disfrutamos como sociedad, independientemente del estado espiritual de los individuos que conforman esa sociedad. La seguridad y justicia que nos ofrecen los cuerpos policiales es algo que disfrutamos independientemente de si somos creyentes o no.
Gracias a Dios vives en un país donde muy probablemente no te va a atracar o a asesinar. La gente toma por sentado esta seguridad, ignorando que es Dios en su misericordia quien establece leyes y gobiernos para la paz de la sociedad. Mire lo que dice Romanos 13:3–4Porque los gobernantes no son motivo de temor para los de buena conducta, sino para el que hace el mal. ¿Deseas, pues, no temer a la autoridad? Haz lo bueno y tendrás elogios de ella, pues es para ti un ministro de Dios para bien. Pero si haces lo malo, teme. Porque no en vano lleva la espada, pues es ministro de Dios, un vengador que castiga al que practica lo malo.
Tener buenos policías y buenos gobernantes, independientemente de si son creyentes o no, es parte de la gracia común de Dios. En Génesis 9:4-6, Dios estableció por primera vez esta ley, que luego reforzaría por medio de los gobiernos y cuerpos de seguridad.
Nuestra inclinación al mal es tan grave, que a menos que sea restringida por medio de leyes volveríamos a experimentar niveles de violencia como los de los días de Noé. Mire el mundo actual, mire la violencia que hay aún con tantas leyes, imagínese si no existieran, ¿cómo sería la vida?
Y al igual que ocurre con el alimento, también hay lugares en el mundo donde las leyes se incumplen, pero no es por falta de justicia por parte de Dios, sino por la corrupción humana que ignora al Creador. Todos estos gobernantes corruptos que no gobiernan con justicia y paz darán cuentas a Dios en el juicio final.
PROCRACIÓN
Y finalmente, Dios muestra su gracia común al ordenar que el ser humano se multiplique y sea fructífero poblando nuevamente la tierra. En Génesis 9:7En cuanto a ustedes, sean fecundos y multiplíquense. Pueblen en abundancia la tierra y multiplíquense en ella.” Esta expresión “en cuánto a vosotros” nos muestra el contraste entre el castigo por quitar la vida, y el deseo de Dios. Él no quiere que el hombre muera y por eso castigará a aquel que mate a otro ser humano.
En contraste, ordena que el hombre se reproduzca sobre la tierra y que la llene nuevamente, aún sabiendo que esto significa que su maldad se multiplicará con ellos.
Parte se su gracia común es dar hijos y familias a todo ser humano, independientemente de si es creyente o no. Y en esto, el ser humano puede encontrar gozo, tener un hijo trae alegría al corazón, y es una alegría para todos por igual. No importa si crees en Dios o no.
EL CARÁCTER DE DIOS
Todo esto nos revela el carácter bondadoso, generoso, justo y misericordioso de Dios. El Dios de la Biblia no se complace en la muerte del ser humano, no es ese el deseo de Dios para el hombre. Dios creó al hombre para que viviera para siempre bajo su provisión y protección, pero el hombre al rechazar al Creador se corrompió a tal punto que es merecedor de castigo eterno. Pero Dios, en su infinita misericordia, decide mostrar su favor inmerecido a todo ser humano independientemente de su condición espiritual por medio del pacto de Noé.

III. EL NUEVO PACTO

Ahora, en este punto, la terminología es importante para evitar confusiones, el pacto con Noé es un pacto de gracia en el que Dios se garantiza su favor a toda la humanidad en las formas que acabamos de mencionar, pero este pacto no es en absoluto igual al Pacto de Gracia Especial que tenemos en Cristo.
En primer lugar, la mayor diferencia que tenemos es que este pacto de gracia común, es que Dios opera de manera general para todo ser humano por igual garantizando la supervivencia de la humanidad como especie, mientras que en el pacto en Cristo, su gracia especial es aplicada única y exclusivamente a los creyentes:
Uno es aplicado a toda la humanidad, y otro es aplicado a sus escogidos.
En uno Dios no destruye la tierra, en el otro hace herederos a los creyentes de la nueva tierra.
En uno muestra su favor por medio de bendiciones físicas, en otro por medio de las bendiciones espirituales: regeneración, justificación, santificación, la adopción y glorificación.
Uno es mientras que la tierra permanezca, y el otro es por la eternidad.
En este sentido, Noé no es solo una especie de Adán, sino también de Cristo, ya que de la misma manera que Dios se complace en la obediencia y sacrificios ofrecidos por Noé, y lo hace mediador de este pacto; así también el Padre se complace en la obediencia perfecta, y el sacrificio voluntario de Cristo y lo hace mediador de un nuevo y mejor pacto.
Génesis 8:20–21Entonces Noé edificó un altar al Señor, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocaustos en el altar. El Señor percibió el aroma agradable, y dijo el Señor para sí: «Nunca más volveré a maldecir la tierra por causa del hombre, porque la intención del corazón del hombre es mala desde su juventud. Nunca más volveré a destruir todo ser viviente como lo he hecho.
Asimismo, Jesús ofreció una vida de obediencia perfecta a Dios y entregó su vida como sacrificio voluntario, y fue hecho mediador de un nuevo pacto. En Mateo 26:28 el Señor dijo a sus discípulos que su sacrificio correspondía al nuevo pacto.
Jesús es ahora nuestra cabeza del pacto, Él es nuestro representante delante de Dios, y unidos a Él, somos benefactores de este nuevo pacto de gracia especial que actúa en nosotros para salvación.
Conexión con el evangelio:
Amado amigo, hasta este punto, tú eres al igual que yo, tú has sido benefactor de la gracia común de Dios. Has disfrutado de una vida, que seguramente ha tenido momentos difíciles, pero también momentos dulces. Estás vivo, quizás tienes salud, quizás tienes trabajo, tienes la oportunidad de prosperar y vivir con una cierta calidad de vida. Todo esto es una muestra de la bondad de Dios a pesar de nuestra maldad. Puede que no lo reconozcas, pero lo único que has hecho hasta este punto de tu vida es morder la mano que te da de comer, despreciar a tu proveedor y sustentador. Ignorar que tu Creador te ama y quiere que vengas a Él.
Pero hoy Dios quiere mostrarte su gracia especial por medio de Cristo, invitándote a formar parte de este nuevo pacto. En Jesús Dios nos reconcilia con Él, y nos transforma de manera que ahora aborrecemos el pecado que antes amábamos, y ahora amamos a Dios y lo reconocemos como nuestro Creador. Así te llama a ti hoy, a que vengas a Jesús, 1) reconociendo que tu vida no ha sido vivida agradeciendo y adorando a Dios, sino que has vivido para ti, abusando de su gracia y provisión; 2) confiando en que Dios cumplirá su palabra en Cristo, y que todo el que está en Cristo es perdonado y reconciliado. A esto llamamos arrepentimiento y fe, un deseo de cambiar y una confianza en que ese cambio solo lo puede hacer Jesús en tu corazón. Si esto es algo que deseas, habla conmigo o con Peter al final del culto. Queremos que seas parte de este pacto que Dios ha hecho en su Hijo Jesús.
APLICACIÓN
Cuida tu corazón: Muchas veces cuando vemos a los no creyentes que prosperan o tienen cosas que nosotros deseamos, hijos, marido, trabajo, casa, salud; podemos cuestionar porqué Dios no nos da eso a nosotros que somos sus hijos, y si permite que lo tengan quienes no creen Él. Amado, la gracia de Dios sobre la vida de otros debe ser un motivo de alabanza y gozo para el creyente, especialmente si entendemos que lo único que merecemos es el infierno. Cuida tu corazón de modo que las bendiciones que Dios da a otros, aún a los no creyentes, no te llenen de envidia ni queja. La gracia común de Dios debe ser un motivo de alabanza, no de envidia ni queja.
Imita la gracia común de Dios: Nosotros hemos disfrutado de la gracia común de Dios, pero también de la gracia salvadora de Dios, esto debe movernos a tratar a los demás con gracia independientemente de su estado espiritual o de lo que hayan hecho contra nosotros. El Señor Jesús usó la gracia común de Dios para instarnos a mostrar esa misma gracia a los demás Mateo 5:43–45»Ustedes han oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo”. »Pero Yo les digo: amen a sus enemigos y oren por los que los persiguen, para que ustedes sean hijos de su Padre que está en los cielos; porque Él hace salir Su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos.
Se parte de la gracia de Dios en el mundo: Podemos serlo de dos maneras, primero, por medio de las buenas obras. Dios nos ha llamado a ser de bendición a otros Gálatas 6:10Así que entonces, hagamos bien a todos según tengamos oportunidad, y especialmente a los de la familia de la fe.” Hacer bien es algo que la Biblia nos llama a hacer, y esto es independientemente de la condición espiritual de la persona a quien le estamos haciendo bien. Este texto nos dice que especialmente a los hermanos en la fe, pero no está en ningún momento excluyendo a los demás, de hecho, nos manda a hacer el bien a todos, ¿Cómo has servido o ayudado a una persona esta semana? ¿Has sido de bendición para otros en el trabajo, en el barrio donde vives? ¿Cómo has hecho el bien a todos esta semana? De la misma manera que Dios muestra su favor a todos, también nosotros debemos hacerlo.
Predica el evangelio: Comparte al mundo sobre la bondad y la gracia de Dios.
Que de la misma manera que Dios nos ha mostrado su gracia, no solo común sino especial en Cristo, así también nosotros vayamos por la vida viviendo de tal manera que su gracia se extienda a otros por medio nuestro.
Oremos.
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