El Poder del Perdón
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· 26 viewsA partir de la parábola del Hijo Pródigo anunciaremos el Evangelio de la Gracia de Dios rogando a los hombres que regresen al Padre a quien han ultrajado y reciban la misericordia de Dios en sus vidas
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Lectura Bíblica:
Lectura Bíblica:
11 Jesús añadió: «Cierto hombre tenía dos hijos;
12 y el menor de ellos le dijo al padre: “Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde”. Y él les repartió sus bienes.
13 »No muchos días después, el hijo menor, juntándolo todo, partió a un país lejano, y allí malgastó su hacienda viviendo perdidamente.
14 »Cuando lo había gastado todo, vino una gran hambre en aquel país, y comenzó a pasar necesidad.
15 »Entonces fue y se acercó a uno de los ciudadanos de aquel país, y él lo mandó a sus campos a apacentar cerdos.
16 »Y deseaba llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada.
17 »Entonces, volviendo en sí, dijo: “¡Cuántos de los trabajadores de mi padre tienen pan de sobra, pero yo aquí perezco de hambre!
18 ”Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: ‘Padre, he pecado contra el cielo y ante ti;
19 ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo; hazme como uno de tus trabajadores’ ”».
20 «Levantándose, fue a su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y sintió compasión por él, y corrió, se echó sobre su cuello y lo besó.
21 »Y el hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y ante ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo”.
22 »Pero el padre dijo a sus siervos: “Pronto; traigan la mejor ropa y vístanlo; pónganle un anillo en su mano y sandalias en los pies.
23 ”Traigan el becerro engordado, mátenlo, y comamos y regocijémonos;
24 porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado”. Y comenzaron a regocijarse.
25 »Su hijo mayor estaba en el campo, y cuando vino y se acercó a la casa, oyó música y danzas.
26 »Llamando a uno de los criados, le preguntó qué era todo aquello.
27 »Y él le dijo: “Tu hermano ha venido, y tu padre ha matado el becerro engordado, porque lo ha recibido sano y salvo”.
28 »Entonces él se enojó y no quería entrar. Salió su padre y le rogaba que entrara.
29 »Pero él le dijo al padre: “Mira, por tantos años te he servido y nunca he desobedecido ninguna orden tuya, y sin embargo, nunca me has dado un cabrito para regocijarme con mis amigos;
30 pero cuando vino este hijo tuyo, que ha consumido tus bienes con rameras, mataste para él el becerro engordado”.
31 »Y su padre le dijo: “Hijo mío, tú siempre has estado conmigo, y todo lo mío es tuyo.
32 ”Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este, tu hermano, estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado”».
Contexto:
Contexto:
El Señor Jesús está dando la enseñanza a un grupo diverso de personas, por un lado están:
1 Todos los recaudadores de impuestos y los pecadores se acercaban para oír a Jesús.
y por otro lado, están:
2 Y los fariseos y los escribas murmuraban: «Este recibe a los pecadores y come con ellos».
Comienza contando 2 historias:
La parábola de la oveja perdida:
3 Entonces Jesús les dijo esta parábola:
4 «¿Qué hombre de ustedes, si tiene cien ovejas y una de ellas se pierde, no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la que está perdida hasta que la halla?
5 »Al encontrarla, la pone sobre sus hombros, gozoso.
6 »Cuando llega a su casa, reúne a los amigos y a los vecinos, diciéndoles: “Alégrense conmigo, porque he hallado mi oveja que se había perdido”.
7 »Les digo que de la misma manera, habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento.
y la parábola de la Moneda perdida
8 »¿O qué mujer, si tiene diez monedas de plata y pierde una moneda, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado hasta hallarla?
9 »Cuando la encuentra, reúne a las amigas y vecinas, diciendo: “Alégrense conmigo porque he hallado la moneda que había perdido”.
10 »De la misma manera, les digo, hay gozo en la presencia de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente».
De inmediato el Señor Jesús añade esta parábola, la del “hijo pródigo” “los 2 hijos” “los hijos perdidos” “el desamor de los hijos” “el hijo muerto que volvió a vivir” “el padre misericordioso” etc.
Analicemos la historia:
I. El hijo menor
I. El hijo menor
11 Jesús añadió: «Cierto hombre tenía dos hijos;
12 y el menor de ellos le dijo al padre: “Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde”. Y él les repartió sus bienes.
Este hijo, es por definición un pecador descarado, que quiere “salirse con la suya” al que no le importan ni le avergüenzan sus pecados y gastará todo lo que tiene en ellos.
A. La petición
A. La petición
¡Dame la parte de la hacienda que me corresponde!
¿Qué significa lo que el hijo está pidiendo?
Le está pidiendo su herencia, sin que el Padre haya muerto.
El hijo menor quiere los bienes y bendiciones del Padre, pero no quiere al Padre, quiere los privilegios, pero desearía que el Padre estuviera muerto.
B. La respuesta
B. La respuesta
12 y el menor de ellos le dijo al padre: “Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde”. Y él les repartió sus bienes.
¡Fue impresionante:!
El Padre repartió sus bienes (su vida, lo que tiene en su haber, su tierra). Al primogénito le tocaba doble, por lo que al menor le tocaba 1/3 parte de todo lo que el Padre poseía.
Si la petición impresionó a la audiencia, la respuesta del Padre debió dejarlos “boquiabiertos.”
Debemos observar que en esta historia están reflejados 2 diferentes tipos de hijos y un solo Padre.
Este Padre es la ilustración de Dios, y vemos aquí la bondad, longanimidad y paciencia del Padre para con sus hijos, en específico con el menor, que abiertamente rechaza el amor y cuidado del Padre y desea irse a “hacer su propia voluntad.”
C. El Resultado:
C. El Resultado:
13 »No muchos días después, el hijo menor, juntándolo todo, partió a un país lejano, y allí malgastó su hacienda viviendo perdidamente.
14 »Cuando lo había gastado todo, vino una gran hambre en aquel país, y comenzó a pasar necesidad.
15 »Entonces fue y se acercó a uno de los ciudadanos de aquel país, y él lo mandó a sus campos a apacentar cerdos.
16 »Y deseaba llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada.
Cuando el hijo menor recibe la herencia, la vende, reúne su dinero y se va, a malgastar todo lo que le dieron, a vivir perdidamente.
Aquí está la definición de “pródigo” según la RAE.
“Dicho de una persona: Que desperdicia y consume su hacienda en gastos inútiles, sin medida ni razón.”
“Que desprecia generosamente la vida u otra cosa estimable. O alguien Muy dadivoso.”
Cuando está en la miseria, en el fango, cuando lo ha perdido todo, incluso sus amigos lo han abandonado. Comenzó a pasar necesidad.
Fue a trabajar con un hombre extranjero, a cuidar cerdos (actividad impura para los judíos) y aun deseaba comer lo que comían los cerdos.
La desesperación era grande.
Es ahí donde ¡Recapacita!
D. El Plan
D. El Plan
17 »Entonces, volviendo en sí, dijo: “¡Cuántos de los trabajadores de mi padre tienen pan de sobra, pero yo aquí perezco de hambre!
18 ”Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: ‘Padre, he pecado contra el cielo y ante ti;
19 ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo; hazme como uno de tus trabajadores’ ”».
El hijo menor idea un plan, cuando se da cuenta dónde está y lo mal que ha hecho.
Él sabe que ha violado la moral de su familia, de su pueblo, de su gente. Él sabe que no basta con una disculpa y nada más, por lo que planea regresar a casa de su Padre, confesar su pecado, y aceptar la culpa por todo el daño que ha hecho.
Desea regresar a casa de su Padre y trabajar para Él como un jornalero, ¡Él desea pagar por su restitución, para poder ganarse su lugar en la familia de nueva cuenta!
E. La llegada
E. La llegada
20 «Levantándose, fue a su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y sintió compasión por él, y corrió, se echó sobre su cuello y lo besó.
21 »Y el hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y ante ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo”.
El hijo llega arrepentido, confesando su pecado, expuesto a la vergüenza de enfrentar todo lo que había hecho y dispuesto a “pagar los platos rotos.”
Una muestra clara del arrepentimiento genuino.
II. El Padre
II. El Padre
22 »Pero el padre dijo a sus siervos: “Pronto; traigan la mejor ropa y vístanlo; pónganle un anillo en su mano y sandalias en los pies.
23 ”Traigan el becerro engordado, mátenlo, y comamos y regocijémonos;
24 porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado”. Y comenzaron a regocijarse.
El Padre lo ve y sale a su encuentro, no permite que se realice el plan del hijo, sino que decide recibirlo como su hijo, insertándolo de nuevo en la familia, asumiendo el costo.
Vemos que en esta escena el Padre:
No le reprocha
No le maltrata
No le condena
Algo que es difícil para la mayoría de las personas aceptar, incluido el hijo mayor.
El Padre incluso tiene que salir a buscar a su hijo mayor.
31 »Y su padre le dijo: “Hijo mío, tú siempre has estado conmigo, y todo lo mío es tuyo.
32 ”Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este, tu hermano, estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado”».
Vemos características del Padre:
Amoroso
Busca al perdido
Habla con compasión
Se alegra de recibir a sus hijos
III. El hijo Mayor
III. El hijo Mayor
25 »Su hijo mayor estaba en el campo, y cuando vino y se acercó a la casa, oyó música y danzas.
26 »Llamando a uno de los criados, le preguntó qué era todo aquello.
27 »Y él le dijo: “Tu hermano ha venido, y tu padre ha matado el becerro engordado, porque lo ha recibido sano y salvo”.
28 »Entonces él se enojó y no quería entrar. Salió su padre y le rogaba que entrara.
29 »Pero él le dijo al padre: “Mira, por tantos años te he servido y nunca he desobedecido ninguna orden tuya, y sin embargo, nunca me has dado un cabrito para regocijarme con mis amigos;
30 pero cuando vino este hijo tuyo, que ha consumido tus bienes con rameras, mataste para él el becerro engordado”.
Incluso podemos ver como válidas las cosas que dice el hijo mayor, pues tenemos ese sentido de justicia dentro de nosotros (pero para los demás y no para nosotros mismos).
Este hijo se enojó a tal grado que salió de la casa.
Vemos aquí, que el hijo perdido estaba a salvo y celebrando dentro de la casa y el hijo que parecía ganado, ahora está perdido, enojado y afuera de la casa del Padre.
La intención de Jesús es que su audiencia se identificara con los personajes, el hijo menor o mayor, pero nunca con el Padre, ese solo puede ser Dios.
Por un lado, los pecadores:
Diccionario Strong de Palabras Originales del Antiguo y Nuevo Testamento 7563. רָשָׁע rashá
una persona (activamente) mala:—condenado a (muerte), condenar, culpable, delincuente, impío, inicuo, mal, malo, maltratar, malvado, pecador, perverso.
lo opuesto a los justos, eran los pecadores, entre los que se destacaban los recaudadores de impuestos y las rameras. (a quienes citó en varias ocasiones) como en Mt 21.28-32
28 »Pero, ¿qué les parece? Un hombre tenía dos hijos, y llegándose al primero, le dijo: “Hijo, ve, trabaja hoy en la viña”.
29 »Y él respondió: “No quiero”; pero después, arrepentido, fue.
30 »Llegándose al otro, le dijo lo mismo; y este respondió: “Yo iré, señor”; pero no fue.
31 »¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?». «El primero», respondieron* ellos. Jesús les dijo*: «En verdad les digo que los recaudadores de impuestos y las rameras entran en el reino de Dios antes que ustedes.
32 »Porque Juan vino a ustedes en camino de justicia y no le creyeron, pero los recaudadores de impuestos y las rameras le creyeron; y ustedes, viendo esto, ni siquiera se arrepintieron después para creerle.
Nos quedamos con el amor del Padre demostrado en esta historia por ambos hijos.
Tanto el descarado como el que estaba junto a Él pero tampoco le amaba.
Todos nosotros, sin Cristo, debemos identificarnos con el hijo menor, porque no escatimamos y malgastamos nuestra vida y todo lo que Dios nos dio en vanidades, y placeres inútiles.
Y todos en Cristo, debemos identificarnos con el hijo mayor.
Aunque en el lado positivo, porque usualmente lo hacemos muy bien en el lado negativo.
Si el Padre no reprochó, el hijo mayor sí lo hizo.
Si el Padre no humilló o despreció, el hijo mayor sí lo hizo.
Si el Padre salió a buscar a su hijo, el hijo mayor no lo hizo.
¿En qué sentido debemos ser como el hijo mayor?
En el sentido de apoyar y respaldar al Padre en su decisión, bondad, compasión y recepción de su hermano malvado.
Un buen hermano mayor hubiera dicho al Padre, ¡No te preocupes, yo iré a buscar a mi hermano, y lo traeré de regreso!
Un buen hermano hubiera absorbido el costo de reincorporarlo a la familia.
Un buen hermano hubiera amonestado y confrontado a su hermano menor para que corrigiera su conducta.
El ejemplo perfecto del hijo mayor es Cristo, quien vino a salvarnos y rescatarnos. Quien dio su vida por nosotros, quien nos hizo herederos junto con Él del reino de Su Padre.
IV. El Concepto del Perdón.
IV. El Concepto del Perdón.
Kittel, G., Friedrich, G. y Bromiley, G.W. (2002) Compendio del diccionario teológico del Nuevo Testamento. Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
ἀφιέναι Puede tener matices tan variados como «soltar», «lanzar», «dejar en paz», «perdonar».
ἄφεσις, otra variante, se usa para «liberar» (de un cargo, una obligación, una deuda, un castigo). «remitir» o «exención de impuestos» quedando totalmente cancelados.
Cuando pensamos en el perdón, generalmente lo vemos en la perspectiva de Dios hacia las personas.
Y así es principalmente. pero...
¿y nosotros, qué rol jugamos?
Si la relación solamente tiene incumbencia entre los involucrados;
¿entonces nosotros qué?
Vine, W.E. (1999) Vine diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo. electronic ed. Nashville: Editorial Caribe.
El perdón humano tiene que ser estrictamente análogo al perdón divino (Mt 6:12). Siempre y cuando se cumplen ciertas condiciones, no hay limitaciones a la ley del perdón dada por Cristo (Mt 18:21-22).
21 Entonces acercándose Pedro, preguntó a Jesús: «Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí que yo haya de perdonarlo? ¿Hasta siete veces?».
22 Jesús le contestó*: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Las condiciones son la confesión y el arrepentimiento (Mt 18:15–17; Lc 17:3).
3 »¡Tengan cuidado! Si tu hermano peca, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo.
Para algunos, la iglesia debe funcionar como el hermano mayor, no se meten en los asuntos de su hermano menor, y dicen:
“Que cada quien se ocupe de sus propios asuntos y que nadie se meta en la vida de nadie, pues solo así nos llevaremos bien...”
o también;
“No es bueno andar metiéndose en la vida de las personas o de lo contrario, la iglesia terminará por quedará vacía...”
Existe muy poco compromiso de los miembros de las iglesias en rendir cuentas en estos días. por lo que, si no hay rendición de cuentas, tampoco hay una relación genuina entre miembros y tampoco podemos confrontarnos y corregirnos mutuamente para abandonar el pecado que nos asedia y nos quiere esclavizar de nuevo.
No debemos temer a que nos confronten por nuestros pecados, más bien debemos temer cuando no lo hacen, porque entonces normalizamos lo malo y cada vez serán más graves nuestros pecados.
“Este es un llamado y exhortación a que podamos recibir de buena gana la confrontación y corrección de los hermanos por nuestros pecados.”
Tomaremos como base, los principios que enseña la Palabra de Dios con respecto a los hermanos que están pecando dentro de la iglesia para cuidar a todo el rebaño.
Lo que iniciamos en el Faro, fue en esencia, confrontar y corregir a los hermanos para que pudieran vivir vidas que glorifiquen al Señor y ministerios que reflejen Su carácter.
Algo debemos dejar muy en claro aquí:
“Si no aprendemos de nuestra historia, estamos condenados a repetirla.”
Por lo tanto, quiero hacer una invitación a que todos pongan atención a este mensaje y lo tomemos con humildad, para poder recibir la confrontación y corregir nuestras vidas delante del Señor y ante los hombres.
Todos somos la Iglesia, si bien, el Señor ha designado Ancianos / Pastores / Supervisores para cuidar el rebaño, esto no exime de la responsabilidad a los demás hermanos, (Gál 6.1-2)
1 Hermanos , aun si alguien es sorprendido en alguna falta, ustedes que son espirituales, restáurenlo en un espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.
2 Lleven los unos las cargas de los otros, y cumplan así la ley de Cristo.
Habla de los hermanos, que con madurez espiritual animarán a otros para corregir lo deficiente. Recordando, que los “pastores también son ovejas.”
Cuando hay pecado en alguno de los miembros de la iglesia, lo más amoroso que podemos hacer es:
¡Confrontarlo! pero a cada uno según la madurez que tenga en el Señor, algunos necesitarán ser instruidos y esperar con mucha paciencia para que el Señor transforme su mente para aceptar la voluntad de Dios con respecto a lo que está haciendo mal.
Pero habrá otros que, por su mayor experiencia y madurez, se espere más de ellos y se les exige más.
Pero todo esto, con amor, paciencia, misericordia y en oración para que el Señor obre en cada uno y sigamos adelante como iglesia.
Cuando las personas son confrontadas, es normal que se sientan “atacados o juzgados” y que comiencen a defenderse con los mismos ataques hacia quien los confronta o hacia otros, pero a lo que estamos llamados es a “recibir la exhortación con mansedumbre.”
(Col 1.28-29)
28 A Él nosotros proclamamos, amonestando a todos los hombres, y enseñando a todos los hombres con toda sabiduría, a fin de poder presentar a todo hombre perfecto en Cristo.
29 Con este fin también trabajo, esforzándome según Su poder que obra poderosamente en mí.
(Col 3.16)
16 Que la palabra de Cristo habite en abundancia en ustedes, con toda sabiduría enseñándose y amonestándose unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en sus corazones.
Hermanos, deseamos hacer esta función de hermano mayor, para ir a buscar a nuestros hermanos que están fallando en obedecer a Dios, para su bien, para que regresen al Padre y para regocijarnos todos juntos.
No te ofendas si cuidamos de ti, no estés a la defensiva, ¡Escucha la exhortación y ponla en práctica!
¡No vaya a ser que lo pierdas todo, que malgastes tu vida y que no recapacites, entonces te perderás para siempre!
La historia del hijo pródigo nos hace ver el final feliz, pero hay muchos finales tristes porque no recapacitan para volver al Padre.
¡Vuelve al Padre!
¡Habrá gozo por un pecador que se arrepiente!
¡Si eres un hermano mayor, no te enojes de que el Padre recibe al hijo menor descarriado!
Esto lo digo para todos nosotros, que nos podemos extraviar de poco a poco, sin el cuidado de nuestros hermanos mayores.