Los que anuncian el Evangelio, vivan del Evangelio

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Introducción

1 Corintios 9:13–14 RVR60
13 ¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan? 14 Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.
Amados hermanos, el día de hoy el Señor desea que meditemos en un tema por el cual esta iglesia ha estado y está orando, que según el consejo de Palabra es claro y sencillo pero por un mal uso de parte de falsos maestros e incluso herejes, el tema se ha tornado en oscuro y complejo, a saber, el sustento de los ministros del evangelio. (título del sermón)
La corrupción y los escándalos financieros han sido dos factores que han despertado en las personas un repudio al hecho de que la iglesia tenga que administrar dinero. El movimiento de la teología de la prosperidad a convertido el consejo del Señor en un trueque egoísta que los corazones no regenerados aman.
Pero más allá de estos abusos (los cuales no ignoramos), hemos de decir amados hermanos, que el aspecto de sostenimiento económico de una iglesia local y de sus ministros es una enseñanza bíblica fundamentada en el ordenanza de Cristo mismo Mateo 10:10 “El obrero es digno de su alimento.”.
En esta tarde, tengo la tarea desginada por mi Señor a llevarlos a través de las escrituras para revisar algunas doctrinas importantes y así (con la ayuda del Señor) tener un concepto claro y sencillo del sustento de los ministros.
Bosquejo
Exposición del pasaje
Analogía apostólica
Sustento de los ministros de la Iglesia Israelita
Sustento de los ministros de la Iglesia Cristiana
Implicacias doctrinales del pasaje
La Mayordomía
El diezmo
Las ofrendas
Aplicaciones experienciales

Exposición del pasaje

1 Corintios 9:13–14 RVR60
13 ¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan? 14 Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.
Estos pasajes nos enseñan en relación a que:
"Los sacerdotes levitas eran ministros de la Iglesia israelita; el Señor les asignó el sustento de su ministerio; por lo tanto, en los ministros de la Iglesia cristiana debe observarse la misma equidad en la actualidad. Ahora bien, los ministros de la Iglesia cristiana son los que predican el Evangelio"
— Juan Calvino
De esta enseñanza se desprenden 3 cosas:

Analogía apostólica

Primeramente, el apostol Pablo en el contexto del capitulo 9 presenta una defensa sobre los derechos que tiene un apóstol como así, aquellos que son llamados al ministerio de la Palabra. (Explicar brevemente pasaje por pasaje la defensa de Pablo)
Ahora al llegar a los pasajes que estamos meditando, Pablo inspirado por el ES realiza una analogía, es decir, una comparación equivalente. ¿Qué comparará? La forma de sustento económico de los sacerdotes y levitas del antiguo pacto con la forma de sustento económico de los ministros del evangelio del nuevo pacto.

Sustento de los ministros de la Iglesia Israelita

¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan?..
Los sacerdotes y levitas en el AT servían en el templo, trabajaban en las cosas sagradas y participaban de lo que el Señor les había otorgado (leer capítulo 18 de Números)
El Señor les otorga a los levitas los diezmos para su sustento.
Los levitas aún debían dar el diezmo del diezmo para el Señor.

Sustento de los ministros de la Iglesia Cristiana

Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio...
Este pasaje es importante para entender la analogía antes mencionada. El apóstol Pablo toma directamente el principio de sustento del oficio sacerdotal del AT y lo aplica directamente al sustento de aquellos que se encuentran en el ministerio de la Palabra.
Pablo dice: “Así también lo ordenó el Señor” ¿Qué ordenó el Señor y dónde? (Leer Mateo 10:5-15) y de la misma forma Pablo afirma esta enseñanza en 1 Timoteo 5:18 “18 Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario.”
Amados del Señor, este pasaje nos está mandando a que aquellos que participan del trabajo de los anunciantes del evangelio, es decir, de la predicación de la Palabra, deben proveer para su sustento económico.

Implicacias doctrinales del pasaje

La Mayordomía

LA MAYORDOMÍA. Es un claro reconocimiento de que la humanidad es la criatura más beneficiada de la bondad divina, tanto en la creación como en la redención. Desde el comienzo, el hombre recibió dominio sobre la creación de Dios, como don y tarea, y por consiguiente se estableció una íntima relación personal entre Dios y el hombre.
“Mayordomía” es la traducción de κονομια (oikonomía) en el NT. La palabra griega es un compuesto de οικος (oíkos), “casa”, y νομος (nómos), “ley”. Por lo tanto se refiere a la administración de una casa o de los asuntos del hogar.
El hombre fue creado para glorificar a Dios su creador, una manera de hacerlo es ser fieles cuidadores de su mundo. Él nos asigna a cada uno de nosotros ciertas cosas de las que somos responsables.
Salmo 24:1 RVR60
1 De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan.
Salmo 89:11 RVR60
11 Tuyos son los cielos, tuya también la tierra; El mundo y su plenitud, tú lo fundaste.
Esto significa que nuestra propiedad es una “administración”.
Un porcentaje de los bienes del Señor que nos da a administrar, su Palabra nos enseña que debemos llevarla al Señor.

El Diezmo

Hay muchos pasajes en la palabra de Dios que mencionan el “diezmo”. La palabra "diezmo" significa "diez por ciento". En el Antiguo Testamento está representado por la palabra hebrea ma'aser (מעשר). En el Nuevo Testamento es la palabra griega dekatae (δεκατη). Ambas palabras significan "décimo".
Antes de intentar decidir entre los diversos puntos de vista actuales, es importante rastrear este principio a través de sus usos en las Escrituras.

El Diezmo en el AT

Este principio económico básico de darle a Dios una décima parte de tus ganancias parece haber sido conocido por el pueblo de Dios en los primeros capítulos del Libro del Génesis. Aunque se registraron muy pocos detalles sobre la vida diaria en ese período de la historia, la palabra de Dios menciona la entrega del diezmo en esos primeros capítulos de su palabra.
Génesis 14: Abram diezmó el botín de guerra a Melquisedec, quien no solo era el rey de Salem, sino que también era un sacerdote de Dios. Abram hizo esto para honrar a Dios como el “Dueño del cielo y de la tierra” (Génesis 14:20-22).
Génesis 28: Dios le prometió a Jacob prosperidad y bendición. En agradecimiento, prometió ser fiel en diezmar todo lo que Dios le había dado. Génesis 22:22
La conciencia de este principio claramente es anterior a las leyes levíticas dadas muchos siglos después a través de Moisés. No se nos dice cómo Dios les hizo saber que esa era la cantidad adecuada para dar. La Biblia no registra todo lo que ordenó a su pueblo que hiciera en aquellos primeros días antes de que existiera una Biblia escrita. No sabemos qué medios usó Dios para comunicar el mandato de orar, adorar, cesar el trabajo en sábado, ayudar a nuestros vecinos necesitados y otras cosas similares. Fueron claramente comprendidos por aquellos en las largas épocas anteriores a la época de Moisés.
De estos primeros ejemplos se desprende que el diezmo era un porcentaje comprendido por el pueblo de Dios en aquellos primeros momentos de la historia registrada. A estas cosas las llamamos “Principios de la Creación”, ya que fueron parte de nuestros deberes para con Dios desde el principio. Estas no son actividades redentoras centradas en restaurar al pueblo de Dios de su caída en el pecado. El enfoque es el reconocimiento de Dios como Señor y Creador Soberano, Santo y Glorioso.
Muchos confunden el principio básico del diezmo con los diezmos adicionales levíticos, las reglas complejas agregadas para su administración y las otras ofrendas requeridas agregadas en la época de Moisés. Las leyes y ordenanzas añadidas fueron principalmente redentoras. Se centraron en la promesa del pacto de expiación y salvación mediante la venida de Cristo. Las leyes levíticas estaban dirigidas a Israel como nación teocrática de Dios. Son estas leyes, no los principios de la creación, las que se cumplieron en la obra de nuestro Salvador.
De esos breves pasajes se desprende que la décima parte de lo que alguien llega a poseer a través de sus labores es la porción que Dios llamó a devolver como parte de la adoración de su Creador y Proveedor. Debía usarse para apoyar la preservación y presentación de la verdad y los caminos de Dios, para proveer adoración y para ofrecer consejo, consuelo y ayuda material a la comunidad de personas de Dios.
Si una persona retenía su diezmo para usarlo para sus propias necesidades, placeres o inversiones, en Malaquías 3:8 se le llamaba robar a Dios. Allí nuestro Señor dice: “¿Robará el hombre a Dios? ¡Sin embargo, me habéis robado! Pero vosotros decís: '¿En qué te hemos robado?' En diezmos y ofrendas”.
Robar es cuando alguien viola estas legítimas transferencias de propiedad. Ese fue uno de los pecados devastadores en la época de Hageo. Los Profetas a menudo advertían al pueblo que no descuidara el diezmo. Cada vez que Israel dejó de diezmar, enfrentó dificultades económicas. El texto de Malaquías es un ejemplo de ello. Cada vez que llegaba la reforma, el pueblo arrepentido restablecía inmediatamente el diezmo y los tiempos económicos difíciles terminaban.

El Diezmo en el NT

Jesús sólo comentó una vez sobre el diezmo, pero mostró su apoyo. En Mateo 23:23 dijo: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque pagáis el diezmo de la menta, del anís y del comino, y habéis descuidado las cosas más importantes de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto deberías haberlo hecho, sin dejar de hacer los demás”.
Aunque Jesús los criticó por descuidar las otras leyes “más importantes” de Dios, dejó en claro que todo lo que mencionó (específicamente los diezmos) eran cosas que no deberían haber dejado sin hacer.
El diezmo continuó en la Iglesia Apostólica. Hebreos 7:1-5 utiliza la entrega del diezmo a Melquisedec por parte de Abram para ilustrar cómo Jesús debe ser honrado de una manera mayor, no menor. El diezmo nunca es criticado, condenado o apartado en ninguna parte del Nuevo Testamento.
Dar a Dios la porción que le corresponde era una cuestión importante en el Nuevo Testamento para asegurar la supervivencia de la iglesia y la temprana difusión del evangelio. Si bien los diezmos adicionales relacionados con el sistema levítico ya no nos obligan, el principio básico de la creación nunca fue directamente abrogado en la palabra de Dios.
El diezmo era tan generalmente aceptado en la iglesia primitiva que no fue un tema debatido como una de sus controversias. Ya en la época de Ireneo (120-202 d. C.), toda la línea de líderes cristianos primitivos hablaba constantemente del diezmo como una obligación continua.
El diezmo regular en los primeros siglos hizo posible que las iglesias establecieran hospitales, clínicas, escuelas, programas para los necesitados, apoyo a las artes y muchos otros esfuerzos que realmente ayudaron a la comunidad y al mismo tiempo dieron toda la gloria a Dios como proveedor. Fue un elemento económico clave que condujo a una civilización próspera y en auge.
Los reformadores, y aquellos que dejaron que la Biblia estableciera sus prioridades, han reconocido consistentemente el mandato bíblico del diezmo para la iglesia de Cristo en la era posterior a la resurrección.
Hay una advertencia importante que debemos agregar aquí. Aunque el diezmo es lo que debemos dar a Dios de todo lo que producimos y ganamos, no existe ningún mecanismo para que la iglesia lo haga cumplir. No vemos a los Ancianos autorizados a investigar ni a recibir informes sobre ingresos individuales y familiares.
El juicio que cayó sobre Ananías y Safira en Hechos 5 fue un acto especial de Dios. Su pecado fue una mentira intencional acerca de dar más allá del diezmo. En ese caso, la iglesia recibió la información a través de una revelación especial, no mediante ninguna investigación o auditoría mencionada. Los individuos y las familias quedan librados a su propia conciencia y al amor del Señor para honrar este Principio de la Creación.
Después de esta breve explicación hemos de concluir que el principio de la creación que es el diezmo debe ser cumplido para el sustento de nuestros ministros en la congreagación. Ahora bien, claramente se dice, sustento, no lujos ni extravagancias. Se debe observar una medida, que no sea demasiado pequeña y menos de lo suficiente para el sustento honesto del pastor y su familia; ni demasiado grande, que conduzca al lujo y al orgullo más de lo que es suficiente y necesario.

Las Ofrendas

Este es el término más conocido en la iglesia cristiana en la actualidad, pero tristemente mal utilizado para excusarse e incluso no dar para el sustento de los ministros en la iglesia.
Se ha creído que los pasajes de:
1 Corintios 16:2 RVR60
2 Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.
2 Corintios 9:7 RVR60
7 Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.
Enseñan sobre el sustento de la iglesia local, pero en su contexto se está refiriendo a la ayuda económica de la iglesia de Corinto a la iglesia en Jerusalén, es un motivo diferente del que el Señor nos manda en el pasaje que aprendimos hoy.
1 Corintios 9:13–14 RVR60
13 ¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan? 14 Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.

Aplicaciones experienciales

Siendo miembros del pueblo del pacto es necesario obedecer al Señor por medio del mandato bíblico que aprendimos hoy. Así como el pueblo del pacto del pasado se ocupaba del sostén de los sacerdotes, el pueblo del pacto de la actualidad debe ocuparse de sostener a sus ministros.
¿Tenías este entendimiento?
¿Te propones meditar y orar para reformar este ordenanza de Cristo?
El principio de la creación que es el diezmo, no se trata de dar a la iglesia, sino de la mortificación de nuestra carne.
¿Cómo administras los bienes del Señor? ¿te cuesta dar?¿eres mas ahorrativo que dador?
¿Entregas el diezmo con un corazón alegre, sabiendo que por gracia estas promoviendo el avance del reino de Dios?
¿Te acuerdas de los pobres? ¿De las viudas y huérfanos?
¿Cómo están viviendo tus ministros ahora? ¿los has visitado?¿tienen necesidad?
Puede que tengan dinero por un trabajo secular, pero quiero que contemples que la obra del Señor los necesita a tiempo completo, para que vivan del evangelio.
Si no tienen dinero y están viviendo a lo justo, los miembros deberían preocuparse por su pastor.
Ministros: Debes examinar la vida de la iglesia en la que sirves, puede que debas sguir trabajando aparte para que la obra avance, pero eso no debe distraerte de enseñar sobre esta obligación de la iglesia hacia sus ministros. Piensa en las próximas generaciones, puede que tu tengas trabajo, pero los otros puede que no.
Miembros: El hecho que se sustente a los pastores nunca debe llevarles a pensar que los pastores deben hacer lo que uds. quieren porque los mantienen, eso es malévolo y diabólico.
Incrédulo: El amor al dinero o la búsqueda del sentido de la vida a través de él, es tu perdición. Luc 9.25, nada de lo que tu dices tener es tuyo, sino de Dios.
Lucas 9:25 RVR60
25 Pues ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo?
Lucas 12:20 RVR60
20 Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?
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