Tema: Haciendo cuentas con Dios

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Tema: Haciendo cuentas con Dios
Tema general: La gracia de Dios, nos ofrece la oportunidad de estar a cuentas con Él.
Lectura bíblica: Isaias 1:2-6. Isaias 1.16-20
Texto clave: Isaías 1:18 Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
INTRODUCCIÓN:
Una familia, cuyos padres eran fieles en su servicio a Dios, criaron a sus hijos en el temor al Señor y la obediencia a los preceptos bíblicos. Tal como cada uno de nosotros actualmente debemos de hacerlo.
Sin embargo, el hijo mayor, de más de 15 años, un día fue a sus padres y les comentó que estaba cansado de ir a la iglesia cada domingo y de reunirse con jóvenes aburridos que no apreciaban la vida tal y como él la veía.
Prefería reunirse con los jóvenes de su escuela que se divertían a lo grande en fiestas, reuniones y días de campo, etc., etc. Es más, quería ser como los demás jóvenes “normales”, que a su edad ya vivían fuera del hogar y hacían lo que deseaban sin dar cuenta a nadie.
En ese momento los padres sintieron una gran tristeza y desilusión, la cual creció cuando su hijo, el mayor, su orgullo, se fue del hogar. Por un tiempo le siguieron el rastro, ya que a través de amistades y conocidos sabían sobre él, pero llegó el momento en que desapareció y no se supo nada acerca de su paradero.
Después de varios años de no saber sobre su hijo y con una gran tristeza acumulada, a pesar de tener a sus otros hijos con ellos (porque aunque tengas a tus demás hijos cerca, el que te falte uno te roba la felicidad y la paz de tu vida) recibieron una carta. ¡Era de su hijo!
Daban gracias a Dios porque estaba vivo. En ella, su hijo les menciona que actualmente está bien, que incluso tiene ya una familia, con esposa e hijos, que ha tenido muchos tropiezos, que ha comprendido la falta que le hicieron sus padres en su crecimiento y maduración, y que ahora como padre que él es, entiende lo mucho que debieron haber sufrido por su partida, y que le ha sido muy difícil enviar esta carta, porque no sabe si algún día le perdonaran el que los haya abandonado y el sufrimiento que les causó.
Les comenta que él desea verlos y estrecharlos, mostrarle a su familia, pero les dice también que si no desean perdonarlo, él los entiende y que bien merecido se lo tiene.
Es oportuno mencionar, que de la casa de los padres, podían verse las vías del tren, el cual pasaba cerca de ahí, por lo cual este hijo les escribe a sus padres que él y su familia pasarán en el tren y que al estar a bordo de él, les mostrará a sus hijos y esposa el hogar donde creció y que no debió nunca de abandonar.
Al final de la carta les menciona también que si acaso lo perdonaran, pusieran en el árbol del frente de su casa un moño blanco y que al ver él, desde el tren, ésta señal, pudieran bajarse y atreverse a llegar a su casa para abrazar a “sus viejos” y hermanos.
Cuál sería su sorpresa que al pasar no vio un pequeño moño blanco, sino una grande, muy grande, sábana blanca que cubría por completo el árbol, la cual sus padres habían puesto para que supiera el tamaño de su perdón y lo mucho que siempre lo han amado, ya que para ellos siempre ha estado perdonado, por la sencilla razón de que nunca ha dejado de ser su hijo. A- La condición de las naciones individuos
1) Abierta rebeldía hacia Dios. (Isaías 1:2) 2) Desconocimiento de Dios en sus vidas, ya que abrazaron prácticas idolátricas. (Isaias 1:3) 3) Alejamiento de Dios (Vers. Isaias 1: 4) 4) equivocaron el rumbo de la adoración. (Isaias 1: 10-15), tenía liturgia y grandes celebraciones religiosas, pero esas prácticas carecía de sin sentido, por la ausencia de real justicia en que vivía sus vidas diariamente. 5) Estaban muy mal, pero se empeñaron a quedarse a sí. (Isaias 1: 5-7)
Ahora bien, estas prácticas Dios no lo toleró y los disciplino buscando con ello hacerlos recapacitar, para que vuelvan su voluntad a Dios. (2 Reyes 20:16-19). Sin embargo, se abrazaron más y más en la mentira y simulación, rehusandose a cambiar su modo de ser. (Isaias 1: 5-9).
Ante estas equivocaciones o fracasos de vida como pueblo de Dios, ¿Hay esperanza para ellos? ¿O solo queda la dolorosa corrección disciplinaria, y castigo por esta caprichosa y aferrada mala conducta; y por último destrucción? ¿Qué propone Dios por medio de su profeta, para sanar esta fracturada relación del hombre, hacia su creador?
Ante estas tercas conductas de su pueblo, Dios abre una grande puerta de misericordia, esperanza, perdón y redención. Pero para ello, este pueblo necesita saber arrepentirse y decidirse a renunciar o sacudirse estas malas practicas.
1) Lavaos y limpiaos (Isaias 1: 16)
2) Quitad la iniquidad de vuestras obras
3) Dejad de hacer lo malo, “Renuncia a lo vil, y atrévete a comprometerte a hacer el bien, bien. 4) Aprended a hacer el bien. “El genuino creyente tiene un llamado que envuelve una doble dimensión de vida, las cuales son: “atreverse a dejar las malas prácticas de vida y entrenarse para hacer el bien, bien” ( Isaias 1: 17) 5) Venid, y desgustad el bienestar del perdón y santificación. (Isaias 1: 18)
Conclusión: El llamado a hacer cuentas con El. De que tenemos que dar cuenta Rom. 14:12 Daremos cuenta de toda palabra de nuestra boca aquel dia Mat. 12:36
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