Sermon de malaquias 3 de diciembre

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Malaquias

«mi mensajero». Profeta y autor del último libro del AT (Mal. 1:1); sólo se le conoce por este escrito. Como Malaquías significa «mi mensajero», ciertos comentaristas han pensado que no es un nombre propio, sino un título de un escriba, quizá del mismo Esdras. Sin embargo, por cuanto cada uno de los libros de los profetas mayores y de los once menores dan en el encabezamiento el nombre de su autor, lo plausible es que éste sea también el caso en este libro.

Malaquías vivió durante un período de inestabilidad política y pobreza espiritual en Israel. Malaquías se concentra en la agitación social y espiritual del momento, mientras que también mira hacia la futura venida del que preparará el camino para el Mesías (Luc 1:17; comparar Mat 17:10–13).
Comentario Bíblico Mundo Hispano Tomo 13: Oseas-Malaquías V. DIOS REPRENDE A LOS QUE LE ROBAN, 3:6-12

En su libro Patas arriba (p. 7), Eduardo Galeano dice lo siguiente respecto del mundo moderno:

En el mundo tal cual es, mundo al revés, los países que custodian la paz universal son los que más armas fabrican y los que más armas venden a los demás países; los bancos más prestigiosos son los que más narcodólares lavan y los que más dinero robado guardan; las industrias más exitosas son las que más envenenan el planeta; y la salvación del medio ambiente es el más brillante negocio de las empresas que lo aniquilan. Son dignos de impunidad y felicitación quienes matan la mayor cantidad de gente en el menor tiempo, quienes ganan la mayor cantidad de dinero con el menor trabajo y quienes exterminan la mayor cantidad de naturaleza al menor costo.

3:16
tomar nota
siempre hay un grupo pequeño que responde
aceptemos un llamado profetico
volvamos a la palabra
Comentario Bíblico Mundo Hispano Tomo 13: Oseas-Malaquías V. DIOS REPRENDE A LOS QUE LE ROBAN, 3:6-12

Malaquías 3:10 nos da dos lecciones:

1. Existe un desafío de fe y confianza en tiempos de escasez. Cuando las personas viven en estrechez económica y material es muy fácil caer en la tentación de justificar la retención de lo que le pertenece a Dios: “Dios sabe que somos pobres; él no va a despojarnos de lo poco que tenemos”. Frente a esta actitud está el ejemplo de dos mujeres: (a) la viuda de Sarepta (1 Rey. 17:8–24; comp. Sal. 37:25) y (b) la viuda que dio todo lo que tenía (Mar. 12:41–44).

2. La presentación de diezmos no se establece como ley en el NT; sin embargo la demanda de dar a Dios lo que le corresponde es bien radical: Dios pide toda la vida (Rom. 12:1, 2). Y es ante esta demanda que cada uno de nosotros debe hacerse la pregunta: “¿Robará el hombre a Dios?” (Mal. 3:8).

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