Cómo vivir la vida al máximo
Cómo vivir la vida al máximo
10/15/2006
Eclesiastés 2: 4-11
4 Acometí grandes obras, me edifiqué casas, planté viñas para mí; 5 me hice huertos y jardines, y planté en ellos toda clase de árboles frutales. 6 Me hice estanques de aguas, para regar de ellos el bosque donde crecían los árboles. 7 Compré siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en casa. Tuve muchas más vacas y ovejas que cuantos fueron antes de mí en Jerusalén. 8 Amontoné también plata y oro, y preciados tesoros dignos de reyes y de provincias. Me hice de cantores y cantoras, y de toda clase de instrumentos musicales, y gocé de los placeres de los hijos de los hombres. 9 Fui engrandecido y prosperé más que todos cuantos fueron antes de mí en Jerusalén. Además de esto, conservé conmigo mi sabiduría. 10 No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni privé a mi corazón de placer alguno, porque mi corazón se gozaba de todo lo que hacía. Esta fue la recompensa de todas mis fatigas. 11 Miré luego todas las obras de mis manos y el trabajo que me tomé para hacerlas; y he aquí, todo es vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.
Al preguntarles lo que quiere decir vivir la vida al máximo, muchos piensan en las riquezas y las ganancias materiales. No obstante, los beneficios y logros materiales no duran mucho y, por cierto, no pueden producir paz, gozo o satisfacción que sean duraderos.
Al leer las epístolas de Pablo, descubrimos rápidamente que, para él, vivir la vida al máximo no tenía nada que ver con lo que poseía ni en dónde vivía. En cambio, sí implicaba tener una relación personal con Jesucristo.
En efecto, hubo ocasiones, en que parecía que cuando tenía menos o que la adversidad era más severa, él estaba más contento y podía aseverar:
2 Corintios 12:9-10.
“Dios me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad... Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”
Las posesiones materiales, la gente y las ambiciones van y vienen. Sólo una cosa permanece constante y es eterna: el amor de Dios por nosotros. Lo más importante para Pablo era Cristo y la relación que disfrutaba con él. ¿Qué es lo que usted considera más preciado en su vida? ¿Es su relación con Dios, o acaso algún evento, deseo u objeto el centro de sus afectos? Cualquier cosa que cautive su corazón y su mente es precisamente lo que controla su vida.
Muchos quieren saber cómo sacar más provecho de la vida. La respuesta es: manteniendo una relación íntima con el Señor Jesucristo. La plenitud de vida no demanda que abandonemos nuestros sueños ni esperanzas; significa volver a enfocar nuestra vida de manera que todo lo que hagamos y deseemos comience y termine con Jesucristo.
Cuando le entregamos nuestras vidas, él le da sentido de dirección a todo lo que hacemos. Súbitamente la vida adquiere mayor significado. Los deseos, sueños y metas que nos fijamos tienen mayor razón de ser cuando le pedimos a Dios que los coloque dentro del contexto de su voluntad y de sus objetivos para nosotros.
“Como vivir la vida al máximo” es el título del mensaje de esta mañana. En este mensaje aprenderemos que Dios tiene planes y propósitos para nuestras vidas. él jamás nos olvida; su mayor deseo es que le conozcamos más íntimamente y anhelemos tener comunión con él.
Pocos de nosotros, por no decir que ninguno, queremos una existencia aburrida y sin propósito. Al contrario, anhelamos tener una vida espléndida; también queremos crecer emocional y mentalmente, y buscamos nuevas formas de ampliar nuestra visión y disfrutar de la vida al máximo.
Dios desea que crezcamos y que lleguemos a ser todo lo que él quiere que seamos. él nos creó para la excelencia, y desde su perspectiva, no existen los fracasos, únicamente las posibilidades. Sin importar cuántas malas decisiones hayamos tomado, Dios sabe cómo volver a orientar nuestras vidas y hacernos volver a la senda correcta. Se trata del Dios que nos brida una oportunidad tras otra. En otras palabras, él es el Dios de la segunda, la tercera, la cuarta... y de las incontables oportunidades.
1. EL AMOR QUE PRODUCE SATISFACCIÓN
Debido a que él es omnisciente, jamás se decepciona de nosotros. él ya sabe todo en cuanto a nosotros: sabe lo que hemos hecho en el pasado y lo que haremos en el futuro. Lo maravilloso sobre el amor de Dios es que nunca cesa. él nos ama hoy igual que ayer, y su amor por nosotros no cambiará mañana. Cuando pensamos que hemos fracasado en la vida, Dios acude a nosotros y levanta bandera: un estandarte de esperanza a favor de nosotros:
(Isaías 59:19)
19 Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol, su gloria, porque él vendrá como un río encajonado, impelido por el soplo de Jehová.
Teniendo esta verdad presente, ¿por qué tantas personas acaban viviendo una vida que ni siquiera es provechosa? La respuesta se halla en nuestra capacidad para aceptar y aplicar a nuestros corazones una verdad tan fundamental: el amor incondicional de Dios es el que nos transforma y el que produce una satisfacción duradera. Una vez que hayamos aceptado que no existe mayor amor que el amor de Dios, entonces estaremos preparados para dar el siguiente paso para vivir la vida al máximo.
¿Cuáles metas le gustaría alcanzar? ¿Cuál es el sueño que Dios ha puesto en su corazón y que usted anhela ver convertido en realidad? Hay una forma en que puede vivir contento, satisfecho y lleno de bendiciones, cada día.
Las palabras “vivir la vida al máximo” hacen que muchas personas piensen de inmediato en lograr ya sea la seguridad económica o el éxito en su trabajo. Su búsqueda de la satisfacción tiene que ver más con logros que con vivir la vida que Dios les ha dado para que la disfruten. Si las metas que procuramos alcanzar no se logran según el plan de Dios, percibiremos el vacío de nuestra vanidad.
2. LA BÚSQUEDA DE LA SATISFACCIÓN
Desde el punto de vista material, la satisfacción no garantiza que podrá aplacarse la sed interna que yace en lo profundo de nuestras almas. Y esto se debe a que la verdadera satisfacción no viene como resultado de poseer una casa grande y bonita, conducir un automóvil nuevo o tener mucho dinero en el banco. La verdadera satisfacción viene como resultado de una relación personal con Jesucristo. Pablo afirma:
Filipenses 3:
7 Sin embargo, todo aquello que para mí era ganancia, ahora lo considero pérdida por causa de Cristo. 8 Es más, todo lo considero pérdida por razón del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo he perdido todo, y lo tengo por estiércol, a fin de ganar a Cristo.
Algunas de las personas más acaudaladas en el mundo son las más solitarias; éstas utilizan su dinero para viajar y comprar todo lo que sus corazones desean, pero la búsqueda de la verdadera felicidad continúa en sus corazones. Muchos de ellos creen erróneamente que la verdadera satisfacción está en lograr que se realice un gran proyecto financiero. Pero, lo que en realidad necesitan es una unión de corazón y alma con Jesucristo.
En Deuteronomio, Dios nos da un principio espiritual para que lo utilicemos en nuestras vidas a manera de brújula.
Deuteronomio 6:18
“Y has lo recto y bueno ante los ojos de Jehová, para que te vaya bien, y entres y poseas la buena tierra que Jehová juró” “él te amará, te bendecirá y te multiplicará”
Este es el resultado de la obediencia; y aunque este principio se le dio al pueblo de Israel, se trata también de un mandato al que hemos de prestar atención. Cuando declaremos nuestro amor por el Señor y sometamos a él nuestras vidas, él nos bendecirá, nos guiará, y traerá a nuestros corazones una sensación de sincera satisfacción.
¿Están nuestros corazones inclinados hacia Dios o están concentrados en otras cosas?
3. PASOS PARA ALCANZAR LA SATISFACCIÓN
La satisfacción es el resultado de la presencia de Dios, el cual vive en nosotros mediante el poder del Espíritu Santo. Todo lo que usted haga en la vida debería reflejar la bondad y misericordia de Dios. ¿Cómo puede usted alcanzará la verdadera satisfacción?
La verdadera satisfacción:
a. Llega cuando usted se da cuenta de que no es cuestión de posición o autoridad terrenal.
Se trata de amar a Dios y de permitir que él le ame a usted. Todo lo que necesita para sentirse satisfecho es que Jesucristo viva en usted. De hecho, usted, como creyente, tiene tanto autoridad como posición. Usted es un hijo amado de Dios, un heredero al trono divino. No existe llamamiento más elevado que éste, ni mayor posición que el lugar que usted ocupa en su familia.
¿Qué puede hacer usted si la vida ha perdido su sentido de entusiasmo o si ya no hay en usted esa sensación de optimismo para el mañana? Necesita darse cuenta de su posición en la familia de Dios y que no tiene por qué contentarse con menos; usted puede estar satisfecho ahora mismo.
b. Llega cuando usted acepta a Cristo como su Salvador.
Sin Jesucristo, no hay manera de experimentar la verdadera satisfacción (“Mi paz os dejo, mi paz os doy, no como el mundo la da, Yo os la doy”). Muchos lo han intentado, pero han quedado con una sensación de vacío y soledad. Jesús, antes de su muerte, les aseguró a sus discípulos que nunca los dejaría; y así fue.
Juan 14:18-20
18 »No os dejaré huérfanos; volveré a vosotros. 19 Todavía un poco, y el mundo no me verá más, pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. 20 En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí y yo en vosotros.
Tres días después de su crucifixión, él se levantó de la tumba, y vive hoy en todos los que han hecho esta sencilla oración:
“Señor Jesús, confieso que te necesito. Reconozco que he pecado contra Dios y siento mi vida vacía y sin esperanza. Sé que tú eres la esperanza de todo hombre y mujer. Te pido que me perdones de mis pecados y que me des una nueva oportunidad de vivir para ti. Anhelo vivir mi vida al máximo, y comprendo que para empezar debo entregarte mi vida. Te pido que me salves y me des una nueva vida”.
Sólo existe una puerta por la que usted puede pasar para experimentar la vida al máximo, y se trata de Jesús la puerta que le conduce al corazón de Dios.
c. Llega cuando usted cambia su vida y sus deseos por la vida de Cristo y los deseos que él tiene para usted. (“Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”)
Su vida ha sido separada para Dios. Aun antes de que lo conociéramos personalmente, él nos conocía en forma íntima. Sus planes para nosotros son de esperanza y para la vida eterna:
Jeremías 29:11
11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz y no de mal, para daros el fin que esperáis.
Al entregarnos a Dios, obtenemos en cambio nuevos pensamientos, sentimientos y emociones; y es la fe la única forma en que podemos lograrlo. Es por la fe que creemos que Dios es quien dice ser y que hará exactamente lo que nos ha prometido.
Podemos alcanzar nuestras metas, superar nuestros fracasos y disfrutar del éxito, pero con un móvil diferente. En vez de jactarnos de lo que hemos logrado, podemos disfrutar de lo que Dios abundantemente nos ha dado. Nuestras vidas se convierten en el reflejo de su vida y amor en lugar de una lista de logros humanos.
d. Llega cuando usted se somete a Dios.
La satisfacción vendrá cuando usted decida amar a Dios y entregarle todo su ser.
No quiere decir que renuncie o deje de hacer aquello para lo cual se ha preparado. Se trata más bien de llegar al punto en que usted le pide a Dios que le utilice al máximo para que otras personas puedan llegar a conocerlo a él y experimentar su amor y perdón incondicional.
él ha entregado a cada uno de nosotros un don espiritual que debemos utilizar para su gloria y su obra. Así como tenemos talentos, también tenemos dones, y Dios desea que descubramos los que él nos ha dado. Si oramos y pedimos a Dios que nos revele sus deseos para con nosotros en este campo, él lo hará (lea 1 Corintios 12).
No le va a ser posible vivir la vida al máximo hasta que haya entregado su vida a Cristo. Los que nunca han descubierto el gozo maravilloso que surge de vivir para Dios y servirle, son los mismos que aún no conocen su satisfacción eterna.
él tiene un magnífico plan para usted: una vida que es excepcional, pues él es; en todo sentido, glorioso, y está dispuesto a enseñarle a vivir al máximo de su potencial y sin estar limitado a las circunstancias, si usted está dispuesto a confiar en él y buscarlo sólo a él.