Consejo y oración de hoy
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12 de diciembre
12 de diciembre
Juró Jehová, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre Según el orden de Melquisedec.
El sacerdocio establecido por Dios aseguraba el acceso de las personas viviendo en un mundo caído a su presencia. Es a través de ese sacerdocio que podíamos ser escuchados. Melquisedec es el primer sacerdote que en el Antiguo Testamento recibió ese privilegio. Este es el misterioso personaje a quien Abraham dio los diezmos de todo porque Dios le había permitido liberar a su sobrino Lot de sus enemigos. Luego después de que el pueblo de Israel saliera de la esclavitud en Egipto, Dios escogió una familia de Israel, los Levitas, para ejercer el oficio sacerdotal. Ellos se encargaban de presentar los sacrificios por los pecados del pueblo a Dios.
Pero desde el principio Dios había hecho una promesa darnos un sacerdote superior a Melquisedec, eterno, por el cual tuviésemos la seguridad de obtener el perdón completo de nuestros pecados a través de un sacrificio perfecto. Ese Sacerdote, es el mismo Hijo de Dios, que se hizo hombre naciendo en Belen para poder cumplir su tarea de ser,, él mismo ese sacrificio.
El libro de Hebreos en el capitulo 10 explica mas ampliamente la obra sacerdotal de Jesús y en versículo 14 afirma los resultados de su obra:
porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
Es por esto, que el escritor del Libro de Hebreos hace las siguientes afirmaciones acerca de las bendiciones obtenidas por medio de Jesucristo:
- Podemos acercarnos a Dios con total sinceridad, llenos de fe, con corazones puros y limpios libres del pecado.
- Podemos mantenernos firmes en nuestra esperanza, por la fidelidad del sacerdote que nos ha dado sus promesas.
- Podemos amarnos y servirnos unos a otros viviendo para seguir su ejemplo.
- Podemos vivir con la seguridad de que estamos preparados para encontrarnos con él nuevamente.
Dios me da la seguridad bajo juramento que mi fe puesta en Jesucristo, no requiere de ninguna obra extra para alcanzar mi justificación, de ningún hombre o mujer alguna que realice la intermediación para obtener su perdón y su gracia, de ningún rito religioso que necesite practicar para poder tener acceso a su presencia. Jesucristo es mi sacerdote eterno.
La promesa más segura que Dios nos ha hecho tiene que ver con el perdón de nuestros pecados para obtener la seguridad de una salvación eterna, esa promesa está hecha sobre el fundamento del sacrificio perfecto de Cristo en la Cruz.
Hoy también puedo acercarme al trono de la gracia, donde está sentado mi Señor, mi gran intermediario, mi gran intercesor quien con su sacrificio hizo aceptable mi súplica, perfeccionó mi corazón, hizo grata mi adoración.
Voy a buscar acercarme a Dios cada vez con plena confianza en la suficiencia de su gracia, de la seguridad de sus promesas, el poder de sus obras.
Oremos,
Padre nuestro que estas en los cielos me acerco a ti, con la plena certidumbre de fe que al orar en el nombre de Jesús mi oración será contestada.
Gracias porque hoy puedo caminar libre del pecado, pues mis culpas fueron quitadas por quien murió por mi en la cruz.
Hoy te pido que pueda mantenerme firme en esa promesa de seguridad tan hermosa: Que puedo acercarme al trono de tu gracia, que mi corazón ha sido purificado y limpio para poder hacer las buenas obras que tu has preparado para que yo ande en ellas.
Te pido por aquellos que tienen dudas acerca de como obtener el perdón por el pecado cometido, acerca de la seguridad donde pasaran la eternidad que puedan confiar en Jesucristo que con un solo sacrificio nos ha perfeccionado.
Te lo pido en el nombre de Jesús, amén.
Para consejo y oración escriba a: sbustilloier@gmail.com