Los creyentes, y especialmente los pastores o encargados de cualquier ministerio, han de prepararse para ser probados duramente, y para reconocer la prueba cuando viene; no vendrá con el rótulo puesto de “prueba”, sino que requerirá que reconozcamos la dimensión espiritual de cada circunstancia que vivimos; somos probados en cuanto a nuestros conocimientos, carácter, integridad, sabiduría, fidelidad, relaciones, en suma, todo; “prueba” y “tentación” traducen la misma palabra griega, peirasmós (v. 12)