Consejo y oración de hoy
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14 de diciembre
14 de diciembre
Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo.
Una verdadera conversión, precedida de un sincero arrepentimiento a Dios es el comienzo del camino de la religión verdadera.
La vida espiritual de la mayoría de nosotros se basa en una serie de ritos y prácticas de culto sobre las cuales construimos nuestra relación con Dios (o sea nuestra religión).
El rasgar los vestidos era una práctica común entre los judíos en señal de arrepentimiento y dolor.
Pero el rasgar los vestidos y otras señales externas de una religión emotiva, son fácilmente manifestadas y frecuentemente son hipócritas; pero sentir verdadero arrepentimiento es mucho mas difícil y consecuentemente menos común, dice el predicador Carlos Spurgeon.
Una genuina conversión no es el producto entonces de un emotivo momento en un ambiente rodeado de ritos religiosos sino la experiencia espiritual de ser movidos por El Espíritu Santo a desistir de vivir en la práctica del pecado; a volvernos arrepentidos de lo mas profundo de nuestro corazón a Dios por nuestras acciones que le han ofendido.
Esa genuina conversión siempre es medida por el resultado de disfrutar del perdón que Dios nos da como muestra de su misericordia para con nosotros y la confianza que tenemos que su ira de ha alejado de nosotros.
Cuando me arrepiento reconozco el peso de la prueba condenatoria que hay sobre mi y estoy consciente de la culpa por los hechos cometidos.
Cuando he pasado por un genuino proceso de conversión es porque he experimentado la misericordia de Dios a través del medio que me ofrece para alcanzarla: Por medio del sacrificio de Jesucristo que murió por mi en la cruz.
Volverme a El sinceramente es el llamado que Dios me hace cada día para derramar su bendición sobre mí.
Una genuina conversión solo puede serlo cuando esta basada en la confianza de lo que Cristo hizo por mi en la cruz y no en lo que yo pueda hacer en mi religión.
Voy a vivir cada acto religioso de mi vida, como el producto de haber reconocido la misericordia que Dios me ofrece por medio de Jesucristo de manera gratuita.
Oremos,
Padre tu me pides un corazón sinceramente arrepentido para convertirlo en un corazón sumiso a ti. Por esto, rindo mi voluntad a ti.
Te doy gracias por extender tu ofrecimiento de amor hacia mi, a pesar de haber pecado, ofendiendo tu santo nombre.
Te pido perdón por mi rebeldía, mi ignorancia, mi indiferencia, mi rechazo, mi desobediencia a tu Palabra.
Y oro por los que sin conciencia del pecado y sus consecuencias persisten en desobedecerte, pasando por alto la advertencia a su extravío. Que tu amor los alcance donde han caído.
En el nombre de Jesús, amén.
Para consejo y oración escriba a: sbustilloier@gmail.com