Mateo 1:1-17
Estudio de Mateo • Sermon • Submitted • Presented
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En el inicio de su Evangelio Mateo incluye la genealogía de Jesús, una serie de nombres de los antepasados de Jesús. ¿Qué podemos aprender de una genealogía?
Vamos a hablar sobre ese tema en este video.
Tabla genealógica de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham:
El primer versículo del Evangelio según Mateo establece un fundamento crucial para toda la obra: "Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham." Esta introducción inicial es fundamental y establece vínculos esenciales que se desarrollarán a lo largo del Evangelio.
La Conexión con David y Abraham: Importancia y Significado
La Conexión con David y Abraham: Importancia y Significado
Conexión con David: Mateo inicia con "hijo de David", subrayando la descendencia real de Jesús. Esta conexión con David es crucial porque en el Antiguo Testamento, Dios promete que el Mesías vendrá de la línea de David (2 Samuel 7:12-16). Identificar a Jesús como descendiente de David confirma Su derecho al trono de David, cumpliendo así las profecías mesiánicas.
Conexión con Abraham: La mención de "hijo de Abraham" remonta la genealogía de Jesús a los inicios de la historia de Israel. Esto recuerda la promesa que Dios hizo a Abraham, donde prometió que en su descendencia serían benditas todas las naciones de la tierra (Génesis 12:3). Mateo, al relacionar a Jesús con Abraham, resalta Su papel como el cumplimiento de la bendición para todas las naciones.
El Propósito de Mateo y la Genealogía
El Propósito de Mateo y la Genealogía
El propósito de Mateo al establecer la genealogía de Jesús desde David y Abraham es presentar a Jesucristo como el Mesías esperado y prometido en las Escrituras del Antiguo Testamento. Al destacar estas conexiones, Mateo busca validar la autoridad de Jesús como el verdadero Rey y Salvador, cumpliendo las profecías mesiánicas y estableciendo Su linaje divino.
Esta genealogía no solo proporciona un respaldo histórico para la legitimidad de Jesús como Mesías, sino que también destaca Su relevancia universal. Mateo, al vincular a Jesús con David y Abraham, apunta a la importancia tanto para los judíos (conexión con la promesa davídica) como para los gentiles (cumplimiento de la promesa abrahámica).
Abraham fue el padre de Isaac;
Isaac, padre de Jacob;
Jacob, padre de Judá y de sus hermanos;
Judá, padre de Fares y de Zera, cuya madre fue Tamar;
Fares, padre de Jezrón;
Jezrón, padre de Aram;
Aram, padre de Aminadab;
Aminadab, padre de Naasón;
Naasón, padre de Salmón;
Salmón, padre de Booz, cuya madre fue Rajab;
Booz, padre de Obed, cuya madre fue Rut;
Obed, padre de Isaí;
e Isaí, padre del rey David.
David fue el padre de Salomón, cuya madre había sido la esposa de Urías;
El pasaje de Mateo 1:1-6a presenta la genealogía de Jesucristo, enfocándose en la ascendencia desde Abraham hasta el rey David. Estos versículos contienen nombres clave que tienen una relevancia histórica y teológica significativa en la genealogía de Jesús.
Exploración de los Antepasados Destacados
Abraham: Considerado el padre de la fe en el judaísmo, su inclusión destaca la promesa divina de que en su descendencia serían benditas todas las naciones (Génesis 12:3). Esto muestra el vínculo espiritual y la universalidad del propósito mesiánico de Jesús.
Isaac y Jacob: Representan la continuidad de la promesa de Abraham y la elección divina de una línea específica para la descendencia mesiánica.
Judá y sus hermanos: La tribu de Judá fue la tribu real. La mención de Judá resalta la conexión real de Jesús con la línea davídica, ya que David proviene de esta tribu.
Significado Histórico y Teológico de la Inclusión de estos Nombres
Significado Histórico y Teológico de la Inclusión de estos Nombres
Enseñanza de la Gracia Divina: La presencia de nombres como Tamar ilustra la gracia de Dios al trabajar a través de circunstancias complicadas y, al mismo tiempo, subraya la inclusión de personas marginadas en la genealogía de Jesús.
En Génesis 38 se cuenta la historia de Tamar quien se hizo pasar por una prostituta para tener un hijo de Jacob.
También se incluye a Rajab, quien fue una prostituta en Jericó y a Rut, quien tampoco era del pueblo de Israel ya que era Moabita.
No era común en una genealogía en aquel tiempo incluir los nombres de mujeres, pero si Mateo lo hace aquí es porque tiene un propósito del cual hablaremos más adelante.
e Isaí, padre del rey David.
David fue el padre de Salomón, cuya madre había sido la esposa de Urías;
Salomón, padre de Roboán;
Roboán, padre de Abías;
Abías, padre de Asá;
Asá, padre de Josafat;
Josafat, padre de Jorán;
Jorán, padre de Uzías;
Uzías, padre de Jotán;
Jotán, padre de Acaz;
Acaz, padre de Ezequías;
Ezequías, padre de Manasés;
Manasés, padre de Amón;
Amón, padre de Josías;
y Josías, padre de Jeconías y de sus hermanos en tiempos de la deportación a Babilonia.
Esta sección de la genealogía revela una línea directa desde el Rey David hasta el exilio, mostrando figuras importantes como Salomón, Roboam y otros líderes destacados.
Salomón:
Salomón, hijo de David y Betsabé, fue conocido por su sabiduría, la construcción del Templo de Jerusalén y su reinado próspero. Es destacado por haber llevado al Reino de Israel a su época de mayor esplendor y por su contribución a la construcción del templo, símbolo central de la adoración israelita.
Roboam:
Roboam, hijo de Salomón, se convirtió en rey después de la muerte de su padre. Su reinado fue problemático y marcado por la división del reino, donde las diez tribus del norte se separaron y formaron el Reino de Israel, mientras que Roboam gobernó solo sobre Judá.
Abías y Asá:
Estos dos reyes sucedieron a Roboam en el trono de Judá. Abías reinó por poco tiempo, mientras que Asá se destacó por su fidelidad a Dios, buscando la reforma religiosa y llevando a Judá a un tiempo de estabilidad y paz.
Josafat:
Josafat, hijo de Asá, es recordado por su devoción a Dios y su reforma religiosa. Se le reconoce por su valentía y fe, aunque también enfrentó desafíos durante su reinado.
Joram:
Joram, hijo de Josafat, fue un rey cuyo reinado estuvo marcado por conflictos y desobediencia a Dios. En su tiempo, hubo una decadencia espiritual y moral en Judá.
Uzías y Jotam:
Estos dos reyes, sucesores de Joram, llevaron a Judá a tiempos de mayor estabilidad y prosperidad. Se enfocaron en reformas y en buscar a Dios, aunque también enfrentaron desafíos internos y externos.
Estos líderes representan una mezcla de éxitos y fracasos en la historia de Israel. Algunos, como Salomón, representan la gloria y la grandeza, mientras que otros, como Joram, muestran la decadencia y las consecuencias de la desobediencia. La inclusión de estos nombres en la genealogía destaca la diversidad y complejidad de la historia de Israel, así como el papel que desempeñaron en el linaje de Jesús, el Mesías prometido.
También llama la atención en esta sección la mención a Betsabé la madre de Salomón una mujer que cometió adulterio con el rey David.
Después de la deportación a Babilonia,
Jeconías fue el padre de Salatiel;
Salatiel, padre de Zorobabel;
Zorobabel, padre de Abiud;
Abiud, padre de Eliaquín;
Eliaquín, padre de Azor;
Azor, padre de Sadoc;
Sadoc, padre de Aquín;
Aquín, padre de Eliud;
Eliud, padre de Eleazar;
Eleazar, padre de Matán;
Matán, padre de Jacob;
y Jacob, padre de José, que fue el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.
Así que hubo en total catorce generaciones desde Abraham hasta David, catorce desde David hasta la deportación a Babilonia, y catorce desde la deportación hasta el Cristo.
Los versículos 12 al 17 del primer capítulo del Evangelio según Mateo continúan la genealogía de Jesucristo, desde el exilio en Babilonia hasta la llegada de Cristo. Esta sección es particularmente interesante ya que presenta un cambio en el patrón de enumeración y destaca un aspecto crucial de la genealogía mesiánica.
El Exilio en Babilonia:
Mateo señala el período crítico del exilio babilónico, un momento decisivo en la historia de Israel. Después del exilio, la nación judía experimentó una profunda transformación y un renacimiento espiritual, marcando un cambio significativo en su identidad y enfoque religioso.
Figuras Clave:
Se mencionan catorce generaciones desde el exilio hasta Jesucristo, sin embargo, entre ellos, se omite a varios nombres conocidos en la historia de Israel. Esto sugiere que Mateo utiliza un patrón simbólico, no necesariamente una lista exhaustiva de generaciones, para enfatizar la importancia teológica y simbólica del número catorce.
Enfatizando la Llegada de Cristo:
Mateo concluye esta sección destacando la culminación de la genealogía: "Así que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce; desde David hasta el exilio de Babilonia, catorce; y desde el exilio de Babilonia hasta Cristo, catorce." Esta frase enfatiza la llegada de Jesucristo como el cumplimiento último de las promesas mesiánicas del Antiguo Testamento.
Reflexión.
Reflexión.
La obra de Dios a lo largo de la historia y en las vidas individuales para cumplir Su plan redentor es un testimonio asombroso de Su fidelidad, providencia y amor inquebrantable hacia la humanidad. Observar cómo Él ha dirigido los eventos históricos y ha tejido cada detalle en el tapiz de la historia revela una magnífica obra maestra de su soberanía.
Desde los relatos bíblicos hasta los eventos contemporáneos, vemos cómo Dios ha utilizado a personas comunes y circunstancias aparentemente ordinarias para cumplir Su propósito redentor. Pensemos en los nombres de estas mujeres que aun con sus pecados, aun al ser extranjeras Dios les dio el privilegio de ser parte de la genealogía de Jesús.
La genealogía de Jesucristo, tal como se describe en los Evangelios, es un ejemplo impresionante de cómo Dios obró a lo largo de las generaciones, guiando y moldeando cada línea de ascendencia para cumplir Su promesa de enviar al Salvador.
En estas genealogías, encontramos tanto historias de triunfos como de tragedias, de figuras prominentes y personas desconocidas. Sin embargo, en cada relato, vemos la mano de Dios obrando de manera soberana, incluso en medio del caos humano. A menudo, Dios trabaja a través de circunstancias aparentemente desfavorables para llevar a cabo Sus propósitos, demostrando que Su voluntad prevalece por encima de las limitaciones humanas.
En las vidas individuales, vemos cómo Dios interviene, transformando situaciones difíciles en oportunidades de crecimiento, redención y restauración. A través de historias personales de desafíos, fracasos, luchas y logros, vemos Su mano guiadora, moldeando a las personas para que se conviertan en instrumentos útiles en Su plan redentor.
Esto nos lleva a reflexionar sobre nuestra propia historia y el papel que desempeñamos en el plan de Dios. A menudo, nuestras vidas están entrelazadas con otras en formas que no comprendemos plenamente. Sin embargo, confiar en la providencia divina nos da esperanza y nos recuerda que Dios tiene un propósito para cada uno de nosotros, incluso en medio de las circunstancias más difíciles.
La obra de Dios a través de la historia y las vidas individuales para cumplir Su plan redentor nos desafía a confiar en Su soberanía, a buscar Su dirección en nuestras vidas y a estar abiertos a cómo Él puede obrar a través de nosotros para llevar a cabo Su propósito eterno. Nos recuerda que, aunque no siempre entendamos Su plan, podemos confiar en que Él está obrando en cada detalle para llevar a cabo Su voluntad para el bien de aquellos que lo aman.