Sermón sin título (13)

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Las relaciones del ser humano El Creador realizó un diseño original, perfecto y muy bueno, en ar- monía del hombre con Dios; en consecuencia, en armonía del hom- bre consigo mismo, con los demás, con la creación y con el propósito de Dios (Génesis. 1:26-2:25).
96 Quitando Mentiras • Sembrando Verdades Educación Cristiana Integral Basada en Principios Bíblicos El hombre con Dios. En el jardín del Edén, todo era perfecto y había armonía en la relación entre el hombre y Dios. Al ser creado como un ser relacional, el hombre mantenía una relación directa, cercana y perfecta con Dios: “Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día...” (Génesis 3:8). El hombre consigo mismo. Como su relación con Dios era buena y perfecta, el hombre tenía una relación sana consigo mismo. Sa- bía muy bien de dónde venía, quién era, por qué existía y a dónde iba: “Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergon- zaban.” (Génesis 2:25). El hombre con los demás. Al tener identidad, el hombre se en- tendía a sí mismo y era capaz de entender y amar a los demás. En la medida en que su relación con Dios era armónica sus demás relaciones eran afectadas positivamente: “Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada.” (Génesis 2:23). El hombre con la creación. El hombre sabía que Dios había creado la tierra, entonces la cuidaba y la trabajaba: “Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo...” (Génesis 2:20). El hombre con el propósito de Dios. El hombre sabía que el conocimiento venía de Dios, que Él tenía la verdad absoluta. El hombre sabía que tenía un propósito en la vida, cumplía ese lla- mado trabajando según su vocación, ejerciendo dominio sobre la creación. Dios demanda obediencia Dentro de la armonía y perfección, Dios mandó al hombre una sola cosa como señal de su dependencia a Él: Obedecerle. “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer.” (Génesis 2:16). Dios creó al ser humano con voluntad propia y estableció para él una advertencia: “Más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.” (Génesis 2:17).
Capítulo 2 COSMOVISIÓN BÍBLICA 97 Dios ordenó a Adán que no comiesen del árbol del cocimiento del bien y del mal porque les traería muerte. Muerte significa se- paración de su fuente de vida. No sólo era la prueba más sencilla y más fácil sino la única para probar su fidelidad.
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