Cualidades para un nuevo año I
Presta atención a las palabras en las que el Señor habla de Su relación con el Padre y observa cómo de manera incesante hace uso de las palabras “no” y “nada”. El “no yo”, por medio del cual Pablo expresa su relación con Cristo, es el mismo espíritu que afirma Cristo sobre Su relación con el Padre.
“No puede el Hijo hacer nada por sí mismo” (Juan 5:19).
“No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad” (Juan 5:30).
“Gloria de los hombres no recibo” (Juan 5:41).
“Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad” (Juan 6:38).
“Mi doctrina no es mía” (Juan 7:16).
“Y no he venido de mí mismo” (Juan 7:28).
“Y que nada hago por mí mismo” (Juan 8:28).
“Pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió” (Juan 8:42).
“Pero yo no busco mi gloria” (Juan 8:50).
“Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta” (Juan 14:10).
“La palabra que habéis oído no es mía” (Juan 14:24).