La Dicha del Perdón
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Transcript
Intro:
I. Hay bendición cuando confiesas tu pecado
I. Hay bendición cuando confiesas tu pecado
1-2
La confesión continua del pecado es una indicación genuina de salvación. John Macarthur
II. Hay dolor cuando no confiesas tu pecado
II. Hay dolor cuando no confiesas tu pecado
3-4
San Agustin escribió: Cuando el hombre descubre su pecado Dios lo cubre. Cuando el hombre tapa su pecado, Dios lo destapa. Cuando el hombre confiesa su pecado Dios lo perdona
III. ¿Cómo confesar tu pecado?
III. ¿Cómo confesar tu pecado?
5-7
5 Finalmente te confesé todos mis pecados y ya no intenté ocultar mi culpa. Me dije: «Le confesaré mis rebeliones al Señor», ¡y tú me perdonaste! Toda mi culpa desapareció. Interludio
Como nos resistimos a decirle a Dios el mal que hemos hecho, nadie quiere hacerlo.
La culpa por el pecado es lo que te consume
Palabras de animo para que confieses tu pecado
Palabras de animo para que confieses tu pecado
8-11
Dejate guiar por la mano amorosa y recta de nuestro Dios
¿Por qué nos gusta la mala vida? como las bestias salvajes
Evita dolores al obedecer a Dios
Alegria para los que hacen la voluntad de Dios
Salmo de David.
1 ¡Oh, qué alegría para aquellos a quienes se les perdona la desobediencia, a quienes se les cubre su pecado!
2 Sí, ¡qué alegría para aquellos a quienes el Señor les borró la culpa de su cuenta, los que llevan una vida de total transparencia!
3 Mientras me negué a confesar mi pecado, mi cuerpo se consumió, y gemía todo el día.
4 Día y noche tu mano de disciplina pesaba sobre mí; mi fuerza se evaporó como agua al calor del verano. Interludio
5 Finalmente te confesé todos mis pecados y ya no intenté ocultar mi culpa. Me dije: «Le confesaré mis rebeliones al Señor», ¡y tú me perdonaste! Toda mi culpa desapareció. Interludio
6 Por lo tanto, que todos los justos oren a ti, mientras aún haya tiempo, para que no se ahoguen en las desbordantes aguas del juicio.
7 Pues tú eres mi escondite; me proteges de las dificultades y me rodeas con canciones de victoria. Interludio
8 El Señor dice: «Te guiaré por el mejor sendero para tu vida; te aconsejaré y velaré por ti.
9 No seas como el mulo o el caballo, que no tienen entendimiento, que necesitan un freno y una brida para mantenerse controlados».
10 Muchos son los dolores de los malvados, pero el amor inagotable rodea a los que confían en el Señor.
11 ¡Así que alégrense mucho en el Señor y estén contentos, ustedes los que le obedecen! ¡Griten de alegría, ustedes de corazón puro!