Romanos #6: 3 Consejos a un condenador

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Introducción

Cita bíblica:
Romanos 2:1–4 RVR60
Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo. Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad. ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios? ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?

I. No condenes a otros, evalúate (v. 1)

Todos los hombres son personas que juzgan, en cierta manera todos estamos llamados a juzgar, pero el tenor del llamado a juzgar no es condenatorio, sino con énfasis en la restauración. Cuando Jesús dice en Mateo 7:1No juzguéis, para que no seáis juzgados.” la idea no es “se indiferente ante lo que hace el otro” sino “un reconocimiento de la solidaridad en la culpa”. Cuando Pablo dice “quien quiera que seas tú que juzgas” nos muestra que no importa el grado social, económico, político, eclesial o lo que sea, cualquiera que sea si juzga con condena a otro, debe recordar que él:
Porque no tienes excusa
Y aquí viene la primer razón del primer consejo a los condenadores. El hombre queda sin excusa debido a que no frena lo que hay a su alrededor. Es inexcusable, es decir “sin defensa legal” no hay algo que puedan presentar que legalmente los desligue de culpa cuando ellos aunque no practican, aprueban lo que hacen aquellos que practican los pecados mencionados (Ro. 1:32).
Porque tú mismo te condenas
Ahora, diferente fuera la situación cuando el juicio emitido fuera no con énfasis en condenación sino de restauración. Sin embargo, condenaban algo que ellos también practicaban. Es el caso de David junto a Natán (2 Samuel 12).
Porque haces lo mismo
Todos pecamos, de diferentes maneras, pero lo hacemos, incluso podemos cometer un mismo pecado de diferentes maneras, como diferencia William Hendriksen: “Por ejemplo, los gentiles eran idólatras. Pero muchos judíos, por el alto concepto que tenían de su propia rectitud, hacían un ídolo de sí mismos. Más de un gentil rehusaba arrepentirse. Pero lo mismo hacía, a su manera, más de un judío. Además, tal como el apóstol lo demuestra en 2:21–23, muchos pecados específicos eran cometidos tanto por los judíos como por los gentiles, cada uno a su manera.
El primer consejo para ti es “No condenes a otro, evalúate”. Ten cuidado sobre cómo te diriges de otra personas a otra persona, cuidado que en lo que juzgas y condenas tú mismo te veas condenado.

II. Recuerda que el juicio es de Dios (v. 2-3)

Si alguien condena a las personas es Dios, el juicio de él es basado en la verdad, enfocado en los que hacen injusticia y del cual no hay escape alguno. El juicio de Dios se debe también al pecado. Dios no condena por condenar, sino que él es basado.
Basado en la Verdad
La verdad del juicio se manifestará de dos maneras, porque (1) Dios castigará el pecado sin acepción de personas, en quienquiera que se encuentre; y (2) no atenderá a las apariencias externas, ni se dará por satisfecho con ninguna obra exterior, sino con la que proceda de la verdadera sinceridad de corazón.
Contra los que hacen injusticias
De aquí se sigue que la máscara de una santidad fingida no le impedirá castigar la maldad secreta. Se trata, sin duda, de un modismo hebreo; porque la verdad en hebreo significa a menudo la integridad interior del corazón, y así se opone no sólo a la falsedad burda, sino también a la apariencia exterior de buenas obras. Y sólo entonces se despiertan los hipócritas, cuando se les dice que Dios tomará cuenta, no sólo de su justicia disfrazada, sino también de sus motivos y sentimientos secretos.
No hay escape
Si el juicio es verdadero la sentencia es justa. Todos estos saben que el juicio es llevado a cabo por quien tiene el verdadero conocimiento de las cosas y se ejecuta por ese eterno conocimiento. Todos saben que el juicio de Dios descansa en la realidad, es decir, en la verdad; y el hombre no puede resistir ese juicio cuando es medido por la verdad de Dios.
Ante este juicio nada queda en pie (Sal 130:3), sino que es derribada toda apreciación humana y con ella toda expresión de religiosidad en la que pudiera descansar, que -finalmente- se hace semejante a cualquier perversidad de aquellos que se jactan de ignorar a Dios. El párrafo esta dirigido a judíos que se jactaban de tener la ley, como si el hecho de tener la revelación escrita los hiciese mejores que otros, sin darse cuenta que también ellos están bajo el juicio de Dios (2 Co. 5:10).
Debes tener siempre en la mente que quien juzgará y condenará justa y rectamente es Dios, pues él posee la verdad plena del cual ningún juicio es errado, sino perfecto.

III. No desprecies las riquezas de Dios (v. 4)

El hecho de no tener la inmoralidad, pasión desordenada y mente reprobada, pareciera denotar que Dios no derrama su ira. Pero esto es una falsa seguridad. Cuando el judío reflexiona sobre los vicios de los gentiles, él debe tener en mente que aunque fuera cierto que él no practica ninguno de ellos, aun así, no tiene nada de que alardear. La ausencia de cualquier número de vicios paganos no constituye en sí ninguna virtud. Ni mil millones de ceros juntos llegaría a un sólo número positivo.
No es lo mismo “menosprecias” que “despreciar” lo primero expresa dar poco valor, lo segundo un desechar todo cuanto es.
La benignidad
¿Crees que porque Dios es bueno él no hará nada con el pecado? (Mt. 3:9) Esta palabra significa bondad en general, expresada en la extensión de favores.
La paciencia
“Makrothumia” esespíritu constante que nunca cederá” y también es “el espíritu que podría vengarse, pero que finalmente rehusa hacerlo.
La longanimidad
Tolerancia, lentitud en la imposición de castigos.
En el famoso sermón de Jonathan Edwards, Pecadores en manos de un Dios airado, recordó esto a su pueblo. Dijo: 'Oh pecador, ¿puedes dar alguna razón por la que desde que te has levantado de tu cama esta mañana Dios no te ha matado? Lo que Edwards quería decir era lo siguiente: si consideras honestamente la rebeldía que has practicado desde que te levantaste de la cama esta mañana, ¿puedes dar una explicación racional de por qué Dios ha retenido tu juicio? Si piensas que la razón es que Dios es bondadoso y misericordioso, estarías en lo cierto. Pero algunas personas están perpetuamente enfadadas con Dios, sintiendo que Dios no les ha tratado con justicia. ¿Qué es lo que Dios nos debe?

Aplicación

El término en hebreo significaba un cambio de acciones, mientras que en griego significaba un cambio de mente. Arrepentirse es tener la disposición o voluntad de cambiar la existencia centrada en uno mismo a una vida guiada por la voluntad y la dirección de Dios. Se necesita un cambio de las prioridades y de la esclavitud del yo. Básicamente es una nueva actitud, una nueva manera de ver el mundo, de tener un nuevo dueño. El arrepentimiento es el deseo de Dios para los hijos caídos de Adán, hechos a la imagen de Dios (ver Ez 18:21, 23, 32 y 2 Pe 3:9).
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