¿Él ha Nacido?

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Nació el Salvador

INTRODUCCIÓN
Todo el mundo esperaba el nacimiento del Mesías, que traducido es “El ungido”, un descendiente de la casa de David, un rey que se levantaría contra la nación de los Romanos para acabar con la crueldad de sus actos y darles la libertad del yugo romano.
Habían pasado milenios de la promesa del Salvador, y aunque todos los hebreos lo esperaban, solo algunos estaban listos para recibirlo. Aunque muchos profetizaban y hablaban de su venida, la mayoría no estaban listos para reconocerlo, y aunque los doctores de la ley proclamaban la venida del Mesías, no entendían lo que hablaban.
FRASE TRANSICIONAL
Hoy vamos a conocer tres perspectivas de grupos bíblicos que recibieron a Jesús.
CONTENIDO
1.- El pueblo de los judíos.
Los judíos eran quienes habían heredado la promesa de la venida del Mesías, habían proclamado su llegada por muchas generaciones. Una de las primeras profecías mesiánicas la encontramos en el momento que Abraham ofrecía a Isaac en sacrificio a Dios en el monte Sinaí, Mhoria, Horeb en génesis 22. Una de las primeras profecías hechas de forma muy específica a la pequeña nación que apenas estaba por nacer.
A pesar de ser los herederos de la promesa, de las bendiciones y de la simiente de la que habla Génesis 3, no estaban listos para recibirlo.
La dedicación de los niños era el momento ideal para reconocer al Salvador. ¿qué simbolizaba la presentación o qué significado tenía para los judíos?
El Deseado de todas las gentes (CAPÍTULO 5: La dedicación)
Dios había prometido dar al Primogénito del cielo para salvar al pecador. Este don debía ser reconocido en toda familia por medio de la consagración del primer hijo. Debía ser dedicado al sacerdocio, como un representante de Cristo entre los hombres
La consagración de los primogénitos había sido recordada al pueblo desde la liberación de los hebreos de mano de los egipcios y así mismo, se practicaba hasta el tiempo de Jesús.
El Deseado de todas las gentes (CAPÍTULO 5: La dedicación)
De modo que la ley de presentar a los primogénitos era particularmente significativa. Al par que conmemoraba el maravilloso libramiento de los hijos de Israel por parte del Señor, prefiguraba una liberación mayor que realizaría el unigénito Hijo de Dios. Así como la sangre rociada sobre los dinteles había salvado a los primogénitos de Israel, así la sangre de Cristo tiene poder para salvar al mundo.
El Deseado de todas las gentes (CAPÍTULO 5: La dedicación)
¡Cuánto significado tenía, pues, la presentación de Cristo! Pero el sacerdote no vio a través del velo; no leyó el misterio que encubría. La presentación de los niños era una escena común. Día tras día el sacerdote recibía el precio de la redención al ser presentados los bebés al Señor. Día tras día cumplía con la rutina de su trabajo, casi sin prestar atención a padres o niños, a menos que notase algún indicio de riqueza o de alta posición social en los padres. José y María eran pobres; y cuando vinieron con el niño, el sacerdote sólo vio a un hombre y a una mujer vestidos como los galileos, y con las ropas más humildes. No había en su aspecto nada que atrajese la atención, y presentaban tan sólo la ofrenda de las clases más pobres.
El sacerdote cumplió la ceremonia oficial. Tomó al niño en sus brazos y lo sostuvo delante del altar. Después de devolverlo a su madre inscribió el nombre “Jesús” en el rollo de los primogénitos. No sospechó, al tener al bebé en sus brazos, que se trataba de la Majestad del Cielo, el Rey de gloria. No pensó que ese niño era aquel de quien Moisés escribiera: “El Señor vuestro Dios os levantará profeta de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis en todas las cosas que os hable”. No pensó que ese bebé era aquel cuya gloria Moisés había pedido ver. Pero el que estaba en los brazos del sacerdote era mayor que Moisés; y cuando el sacerdote registró el nombre del niño, registró el nombre del que era el fundamento de todo el sistema judaico. Ese nombre iba a ser su sentencia de muerte, puesto que el sistema de sacrificios y ofrendas estaba envejeciendo; el tipo casi había alcanzado a su antitipo, la sombra a su sustancia [ver pág. 9].
A pesar de ser los escogidos de Dios para llevar la salvación, la libertad, la felicidad del reino de Dios a todo el mundo, no estuvieron preparados, no se gozaron en el cumplimiento de la promesa, al contrario, cuando Jesús se revela como el que es en Nazaret veamos lo que pasó
Reina Valera Revisada (1960) (Capítulo 4)
28 Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira; 29 y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle. 30 Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue.
Su mismo pueblo quiso matarlo. No lo aceptaron como Salvador, Mesías y como Rey. Lo habían proclamado y ahora cuando el cumplimiento de su proclamación había llegado lo rechazaron.
2.- Los romanos
Los romanos por mucho tiempo habían sido los subyugadores, opresores, la peor maldición que había caído al pueblo de los judíos. Ellos también tenían curiosidad de saber quien sería el mesías, no por el hecho de que sería el libertador, sino porque durante años, durante generaciones habían escuchado de la promesa de un Salvador para los judíos.
Los romanos comenzaron a gobernar la tierra 200 años antes de la venida de Jesús. las generaciones pasaban, las profecías se escuchaban, y el clamor del pueblo por un Salvador se hacía cada vez más fuerte.
Los romanos también esperaban al Mesías, esperaban al Mesías para matarlo.
Muchos conocemos al rey Herodes, pero tal vez pensamos poco en que Herodes no era un Romano, el era un judío, sin embargo, la cálida bienvenida que había encontrado en Augusto Cesar después de que sus amigos, Marco Antonio y Cleopatra fueron, vencidos por Augusto en la batalla de Actium, no la esperaba, y el cobijo por parte de Augusto lo hicieron ceder nuevamente frente a las leyes, solicitudes y normas romanas.
A pesar de haber nacido como un Judío, representaba todo lo que roma era para los judíos. Por esto, cuando escuchó de los magos de oriente a cerca del nuevo Rey que había nacido solicitó saber de donde era. No solo se mantendría la paz en palestina, sino que también conservaría su corona como rey vasallo de los romanos.
Reina Valera Revisada (1960) (Capítulo 2)
16Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos.
Sin embargo, no todos los romanos actuaron de la misma manera. Aunque por décadas, los romanos habían tenido problemas con algunos grupos de judíos rebeldes como lo eran los Zelotes y posteriormente los Macabeos, algunos romanos se acercaban a escuchar a Jesús como lo hacían también algunos al escuchar a Juan el bautista. Al término de su vida, hubo unos hombres, unos romanos que reconocieron quién era Jesús.
Reina Valera Revisada (1960) (Capítulo 27)
51 Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron; 52 y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; 53 y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos. 54 El centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente éste era Hijo de Dios.
3.- Los pastores de ovejas
La profesión de ser pastor era una muy común en los tiempos bíblicos, era común porque se necesitaban ovejas para el servicio en el templo, se necesitaba la lana para hacer telas y vestimentas, se necesitaba la carne y es un animal que se adaptaba bien a las condiciones favorables y a los desafíos que enfrentaba el terreno geográfico de Israel, en especial de Judea.
Los pastores eran humildes, sencillos, no eran personas adineradas o de muchas riquezas, sin embargo, los pastores de los que habla la biblia eran especiales. A pesar de no haber ido a las escuelas de los rabinos, y de heredar una de las profesiones más antiguas y sencillas de la región, no se encontraban perdiendo el tiempo ni en las horas nocturnas de la noche.
El Deseado de todas las gentes (CAPÍTULO 4: Un Salvador ha nacido)
En los campos donde el joven David apacentara sus rebaños, todavía había pastores que velaban por la noche. Durante esas silenciosas horas hablaban del Salvador prometido y oraban por la venida del Rey al trono de David. “Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor”.
Al oír esas palabras, la mente de los atentos pastores se llenó de visiones gloriosas. ¡El Libertador había venido a Israel! Con su llegada se asociaban el poder, la exaltación, el triunfo. Pero el ángel debía prepararlos para reconocer a su Salvador en la pobreza y humillación. Les dijo: “Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre”.
Las mentes sencillas, apacibles, poco contaminadas por las enseñanzas de los doctores de la ley de su tiempo las hacía perceptibles a estudiar y escudriñar las escrituras por su propia cuenta. Eran tierra fértil para la proclamación y para aceptar la invitación de dar la bienvenida a Cristo el Salvador.
¿Cuál fue la reacción de los pastores de las colinas al saber que había nacido el Salvador?
Dejaron todo. Los pastores estaban listos para recibir a Jesús, no porque tenían el mejor regalo, no porque tenían en sus manos mansiones o riquezas, no porque eran los líderes de sinagogas o de sus comunidades ¡No! estaban preparados y listos porque estaban dispuestos a correr a Jesús sin importar lo que dejaban atrás.
Conclusión:
Los judíos no querían dejar atrás costumbres, leyes y tradiciones. El poder religioso se había convertido para ellos su Dios y adoraban más las condiciones humanas que las bendiciones eternas.
Los romanos no querían dejar a un lado el gobierno y el poder que representaban. El poderío que habían desarrollado ya por cera de 200 años era tan grande y conllevaba una responsabilidad enorme. Como nación secular, lo más importante a lo que aspiraban era a ser los mas poderosos y no estaban dispuestos a dejar ese poder, ese estatus, ese nivel que habían alcanzado de influencia.
Sin embargo, los pastores estuvieron dispuestos a dejar todo lo valioso para ellos, no era mucho monetariamente hablando, pero era todo lo que tenían en sus manos, era su sustento diario, era el apoyo que mantenía a sus familias.
LLAMADO
En los tiempos que nosotros vivimos Jesús sigue naciendo, ya no como un niño, no como un bebé indefenso, ahora nace en los corazones de aquellos que están dispuestos a recibirle, nace en los corazones de aquellos que se están preparando para su llegada, nace en aquellos que están dispuestos a dejarlo todo, incluso su sustento si es necesario, con tal de poder ver a Jesús, con tal de poder encontrarse con el Salvador.
¿Estás luchando con algo que te ha costado dejar para venir a Jesús? ¿Estás tomando algo en tu vida que te ha impedido entregarte completamente al Salvador?
“Hoy es el día de buena nueva, hoy es el día de tu salvación”
Hoy Jesús quiere nacer en tu vida, hoy Jesús quiere nacer en tu corazón.
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