QUE ES LA PREDESTINACION

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QUE ES LA PREDESTINACIÓN

La doctrina de la predestinación se presenta en las Escrituras de diversas maneras. Los autores bíblicos la afirman con franqueza, tanto con el uso de terminología técnica
Efesios 1:11 “11 En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad,” como sin él
Romanos 8:28“28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.”
Romanos 11:36 “36 Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.”
Lo más frecuente es que los autores asuman la doctrina a lo largo del relato bíblico, atribuyéndole todos los acontecimientos, por pequeños que sean, a Dios. Por ejemplo, dirán no sólo que “llovió” o que “hubo una sequía”, sino que “Dios envió lluvia”, “Dios retuvo la lluvia” o “Dios envió una hambruna”.
Y lo mismo con respecto a los embarazos de las mujeres: es Dios quien abre y cierra la matriz
Génesis 30:22“22 Y se acordó Dios de Raquel, y la oyó Dios, y le concedió hijos.”
Salmo 127:3“3 He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre.”
Is 66).
Aparte de su voluntad, ni un cabello ni un gorrión caen
Mateo 10:29–30“ ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. 30 Pues aun vuestros cabellos están todos contados.”
El tiempo (Job 38:26; Sal 135:5–7; Nah 1:3), la vida animal (Sal 104: 21), los objetos inanimados (Prov 16:33), los corazones de los reyes (Prov 21:1), el ascenso y la caída de las naciones (Is 40:15–17; Dn 2:21; 4:35) y la vida humana con sus múltiples e intrincados asuntos (Sal 139:16; Stg 4:15) son todo lo mismo: el desarrollo de su propósito integral.
Lo más fundamental para los autores bíblicos es que la predestinación es una consecuencia necesaria del monoteísmo. El Dios que creó todas las cosas gobierna y dirige esas cosas hacia sus fines previstos. No deja su creación al albur (deísmo), ni ninguna parte de su creación está más allá de su control (una noción que colocaría a Dios por debajo de su creación).
Dios creó todas las cosas para cumplir su propio propósito (Ap 4:11; . Rom 8:28; Ef 1:11).
Además, afirmar que Dios es un Dios personal es afirmar que lo que hace lo hace intencionadamente. Esta “intención” es la predestinación. Decir “Dios” en el sentido del monoteísmo bíblico es decir “predestinación”.
Muy relacionado con esto está la doctrina de la soberanía divina y la presentación bíblica de Dios como rey creador. Debido a su autoridad como creador (Sal 24:1), Dios tiene derechos de propiedad sobre todo lo que existe, y en virtud de su señorío absoluto, su voluntad nunca puede verse frustrada. Él hace todo lo que le place (Sal 135:5–7), siempre y sin interrupción (Dn 4:35). Cualesquiera otros poderes y autoridades que existan, no obstante, son suyos (1 Cr 29:10–12) y están ahí para servir a su propósito (Ap 4:11).
La predestinación está íntimamente relacionada con la doctrina de la elección, y la salvación es el enfoque principal (aunque no el único) de esta palabra en el uso neotestamentario. Pero ambos términos no son equivalentes exactos. La elección es la designación de Dios de a quién va a salvar (2 Tes 2:13); la predestinación es el decreto de Dios para asegurar ese fin. Además, la predestinación es un término más general que se puede usar en relación con la salvación (Rom 8:28–30; 1 Cor 2:7; Ef 1:5) o con el propósito predeterminado de Dios para todas las cosas (Hch 4:28; cf. Sal 139:16; Ef 1:11; 2 Tim 1:9). La doctrina de la reprobación, que concierne al decreto de Dios para condenar a aquellos a quienes ha elegido no salvar, también está estrechamente relacionado.
La doctrina de la predestinación también tiene fuertes vínculos con la doctrina de la providencia divina. La predestinación es la intención y el decreto de Dios; la providencia es el desarrollo de esa intención y decreto. El decreto de Dios es uno (Job 23:13) y lo abarca todo (Rom 8:28; Ef 1:11), incluso los actos pecaminosos de los hombres (Hch 4:28), que él dirige providencialmente para su propia alabanza (Sal 76:10).
Si la predestinación se basa exclusivamente en Dios o tiene en consideración alguna otra cosa fuera de sí mismo es la cuestión que divide a los intérpretes ortodoxos, que en su totalidad afirman la “predestinación” (después de todo, es una palabra bíblica). Los arminianos hacen hincapié en la libertad humana, mientras que los calvinistas enfatizan la libertad divina.
Unos afirman una especie de libertad humana ácrata, mientras que los otros argumentan que tal afirmación convertiría a Dios en contingente y sujeto a su propia creación en lugar de ser Señor sobre ella. Ambas partes admitirían cierto grado de misterio, pero lo que dirige la interpretación son las preocupaciones divinas o humanas, según sea el caso.
Los intérpretes reformados señalan que los autores bíblicos nunca mitigan la doctrina de la predestinación. Más bien, afirman sistemáticamente tanto la predestinación divina como la responsabilidad humana, e identifican como fundamento de esa responsabilidad humana la elección voluntaria de los pecadores. Los pecadores nunca son obligados por Dios a pecar, sino que pecan voluntariamente y debido a su propia disposición malvada (Stg 1:13–14).
El decreto integral de Dios conlleva las acciones pecaminosas de los hombres, pero la culpa por el pecado es de los pecadores que eligen el pecado (Hch 2:23; 4:28). Dios está detrás de todas las cosas, pero no de la misma manera: él es la causa inmediata del bien, pero los pecadores son la causa inmediata del pecado.
La Confesión de Fe de Westminster, como es bien sabido, resume el asunto de esta manera: “Dios desde la eternidad, por el sabio y santo consejo de su voluntad, ordenó libre e inalterablemente todo lo que sucede. Sin embargo, lo hizo de tal manera que Dios ni es autor del pecado, ni hace violencia al libre albedrío de sus criaturas, ni quita la libertad ni contingencia de las causas secundarias, sino más bien las establece”.
La doctrina de la predestinación se presenta en las Escrituras como el fundamento más profundo de la confianza en Dios. Podemos confiar en Dios precisamente porque sabemos que él hace que todas las cosas funcionen de acuerdo con su propio propósito, y que nada podrá jamás interferir siquiera con ese propósito. Él no sólo controla sino que dirige todas las cosas según sus propios fines designados (Sal 76:10; Rom 8:28; Ap 4:11).
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