GUIADOS POR UNA ESTRELLA
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«Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriento iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo» (S. Mateo 2:9–10).
INTRODUCCIÓN: La estrella que los magos vieron en el oriente ha recibido muchas explicaciones: Un círculo de ángeles que volaba sobre la noche. Un cometa que, según los astrónomos, tuvo una aparición para esa fecha bíblica. Una combinación de varias estrellas. Un encuentro entre los planetas Júpiter y Saturno. Personalmente, tengo que decir que esta estrella, al igual que la nube que dirigió a los israelitas en el desierto durante el día, y la llama de fuego que los dirigió de noche, son de un origen sobrenatural y de una procedencia divina.
I. El viaje de los magos requirió fe:
I. El viaje de los magos requirió fe:
1. Salieron de su tierra creyendo que llegarían a su destino.
2. Dejaron atrás muchas de sus comodidades.
3. Por fe verían al niño-Mesías.
4. En Números 24:17 hay una profecía que parece referirse a la misteriosa estrella vista por los magos: «…Saldrá estrella de Jacob…»
II. El viaje de los magos demandó paciencia:
II. El viaje de los magos demandó paciencia:
1. La travesía fue larga y extenuadora.
2. No se desanimaron.
3. Al llegar a Jerusalén estaban un poco desorientados, pero preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle» (Mateo 2:2).
III. El viaje de los magos resultó en gozo:
III. El viaje de los magos resultó en gozo:
1. Camino a Belén, la estrella les apareció de nuevo (Mateo 2:8).
2. Primero habían venido a Jerusalén porque habían visto la estrella. Ahora, la estrella les lleva donde está Jesús.
3. La estrella se detuvo, no sobre el pesebre, sino sobre la casa donde vivían José su padrastro y su madre María.
4. El encuentro de los magos con el niño Jesús no se debe incluir con el encuentro donde estuvieron los pastores. Estos últimos vieron a Jesús recién nacido; los magos lo vieron casi de dos años de edad (léase Mateo 2:16). En el Evangelio apócrifo de la Natividad, leemos: «Después de transcurridos dos años, vinieron a Jerusalén unos magos procedentes del Oriente…» (XVI–1).
5. El final de su recorrido fue coronado por el gozo recibido de ver y adorar a Jesús.
CONCLUSIÓN: El creyente hoy día no es dirigido por estrellas siderales. Nuestro Dios nos dirige con su Palabra y con el Espíritu Santo. Esto requiere fe y paciencia, pero el resultado es gozo. Amén.