Un Nivel Más Alto
INTRODUCCION: ¿Sabe usted cuál es la diferencia entre una contribución y un compromiso? Bueno, observe cuando usted pone en un plato al huevo y al jamón. En este caso la gallina hizo una contribución, pero el cerdo se comprometió. Y esto fue lo que sucedió. Así que un día, mientras una gallina y un cerdo daban un paseo por el mercado, y viendo como la gente compraba sus productos, la gallina le preguntó al cerdo: “¿Has visto cómo la gente busca lo que nosotros producimos?”. A lo que el cerdo le respondió: “Sí, solo que mientras tú haces una contribución, yo tengo que hacer un sacrificio”. Hay creyentes que viven solo para la contribución, pero no para el sacrificio. ¿En qué nivel se encuentra usted? Repentinamente en el capítulo 18 de Hechos, Lucas nos cuenta de un tal Apolos. Sus cualidades simplemente eran excepcionales. La manera cómo hablaba, usando una particular oratoria, no tenían competencia. El espíritu con el que utilizaba su verbo encendido, nadie podía igualarlo. Sus enseñanzas para explicar el Antiguo Testamento eran de una alta erudición que no admitía oponentes. Una primera lectura de sus cualidades nos pareciera indicar que a ese creyente no le faltaba nada. Pero un día mientras Apolos estaba exponiendo con gran elocuencia la palabra de Dios, un matrimonio compuesto por Priscila y Aquilas, se dieron cuenta que este hombre estaba en la mitad del camino. Que aun cuando exponía la palabra con toda su fuerza, ese hombre estaba incompleto. Que aun cuando hablaba cosas muy elocuentes, le faltaba algo a su enseñanza. Que aun cuando habla de Jesús, a lo mejor no tenía al Espíritu Santo. Es por eso que este matrimonio les tomó aparte, y procediendo de una manera muy discreta, le llevaron a una relación correcta con el Señor v. 26. En la vida de Apolos nos encontramos con un creyente que asciende de un nivel a otro. Su testimonio es una inspiración para ir más allá de la mitad del camino. Veamos.
I. ¿A QUIÉN TOMA DIOS PARA LLEVARLO A UN NIVEL MÁS ALTO?
1. Al creyente que sigue en serio las Escrituras v. 24. Lucas tuvo que ver y oír a Apolos cuando éste hablaba. Tan impresionado quedó de él que cuando lo describe no ahorra palabras para enaltecer sus conocimientos. Lo primero que destaca es su “elocuencia”. Por cuanto venía de Alejandría tuvo que poseer este arte, seguramente adquirido es las escuelas de filosofías donde estudió. Lucas destaca que era un hombre “poderoso en las Escrituras’. Que se diga de alguien que es bueno en la exposición de las Escrituras ya es una gran cosa, pero que se califique como “poderoso”, es un asunto muy serio. Hay que reconocer que hay muchos creyentes que están lejos de ser “poderosos en las Escrituras”. La verdad más bien es que hay muchas “analfabetas” bíblicos, pues sus conocimientos de las Escrituras no pasan de lo que escuchan en algún mensaje o en algún estudio. Así que los creyentes que son promovidos por Dios a otros niveles, son los que se meten en la palabra. ¿Es usted uno de ellos?
2. Al creyente que se instruye en el camino del Señor v. 25ª. Es posible que Apolos haya sido instruido por alguno de los discípulos de Juan el Bautista, pues solo conocía el bautismo que éste trajo al comienzo de su ministerio. Por lo tanto su instrucción fue limitada. Observe que cuando Pablo tuvo el encuentro con los doce hombres en Éfeso (Hch. 19:1-5), ninguno de ellos había conocido al Espíritu Santo. Apolos estaba en la misma condición. La deducción lógica es que el tampoco había conocido al Espíritu Santo. Así que este hombre había sido instruido en “el camino del Señor”, pero no completamente. La reacción de Priscila y Aquilas pone de manifiesto la necesidad que él tenía de un encuentro más profundo con el Señor. Aquí hay algo que debe decirse, hasta que no tengamos un encuentro real con el Espíritu Santo nuestra vida no tendrá el impacto para el cual fuimos salvados. Hay creyentes como Apolos que pudieran impresionar con su conocimiento, y hasta su elocuencia, pero necesitan pasar a un nivel más alto porque su actuación pudiera ser más de “humana sabiduría”. Pero bueno es Dios que está interesado en usarnos. Para ello nos invita a subir un peldaño más en nuestra capacitación. La medida de mi instrucción me levanta a un nivel mayor.
3. Al creyente que es de un espíritu fervoroso v. 25b. Apolos, como predicador al fin, era vivaz y afectuoso, de espíritu ferviente. Era un hombre poseído de celo por la gloria de Dios y la salvación de las almas preciosas, aunque estaba limitado. Por supuesto que esta cualidad es tan fundamental para hacer la obra de Dios. Ojalá todos poseamos esta clase de espíritu. Pero tenemos que reconocer que el entusiasmo es una de las grandes carencias en la vida de algunos creyentes, aunque tengamos al Espíritu santo. Qué bueno que el espíritu fervoroso que mostramos cuando hay algo que nos gusta sea el mismo que presentamos para hacer la obra del Señor. Observe que Apolos también “hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor”. ¿Quién pudiera pensar que este hombre necesitaba algo más en su vida espiritual? ¿Quién no deseara tener las características de Apolos? Sin embargo, hay que ir a un nivel más alto. No es suficiente el conocimiento obtenido, pues podemos estar en la mitad del camino.
II. ¿CÓMO TOMA DIOS A UN CREYENTE A UN NIVEL MÁS ALTO?
1. A través del proceso de crecimiento, 25a. Cuando Lucas aclara que Apolos solo conocía el bautismo de Juan, era muy evidente que este hombre necesitaba ir a un nivel mayor y a un crecimiento más avanzado. Mattew Henry lo explica de esta manera: “Apolos enseñaba el evangelio de Cristo hasta donde el ministerio de Juan lo había dejado, y no más allá. No podemos dejar de pensar que sabía de la muerte y resurrección de Cristo, pero no estaba informado acerca de su misterio. Aunque no tenía los dones milagrosos del Espíritu, como los apóstoles, usaba los dones que tenía”. Y entre esos dones que usaba muy bien era el de hablar, lo cual hace suponer que el Espíritu Santo tomaría ese talento natural de la elocuencia y lo convertiría en un don espectacular, sobre todo cuando más adelante se enfrentaría a los judíos. Así que la información que este hombre tenía de Jesucristo la exponía con mucha entrega y determinación. De esta manera, no será ninguna sorpresa para un creyente que hable y enseñe de una manera diligente, que el Señor lo promueva hacia un crecimiento espiritual más grande. Lo único que usted necesita seguir haciendo es mantenerse en el proceso. Dios bendice la diligencia.
2. A través del proceso de relación, 26ª. Hay matrimonios cristianos que son una bendición. Ahora estamos en presencia de uno de ellos. Así que Apolos fue un hombre muy afortunado por haberse topado en su camino con Priscila y Aquila. Su vida sería otra después de haber conocido a esta pareja. Hay dos cosas muy significativas que aprendemos de este encuentro. Por un lado está la forma como estos esposos oyeron al joven predicador y luego lo ayudaron. Lucas no nos dice que fue lo errado que estaría diciendo o enseñando Apolos, pero lo cierto fue que ellos descubrieron una falla en su presentación y lo tomaron aparte, ayudándole a una mejor formación. Por el contexto inmediato se nos ocurre pensar que Apolos fue confrontado con el bautismo del Espíritu Santo, de manera que a partir de allí él sería un hombre nuevo y totalmente equipado. Cuando el error se corrige con mansedumbre los resultados se exponen a la vista. Por otro lado, la actitud humilde de Apolos para recibir el consejo de la pareja nos habla de otra cualidad que sorprende en la vida de este gigante de la palabra. Lo cierto es que esta intervención oportuna produjo en Apolos un gran giro que le ayudaría por el resto de su vida. Feliz la iglesia que cuenta con parejas al mejor estilo de ésta; que lejos de criticar y ahuyentar a los que se inician, los amparan y le dan dirección para que sigan a mayor nivel espiritual.
3. A través del proceso de maduración, 26b. No sabemos quién tomaría la iniciativa en la conducción y discipulado de Apolos,
aunque el nombre de Priscila aparece siempre en primer orden. Ya sabemos que hay hermanas que toman la iniciativa en el hablar, sobre todo si el esposo es medio tímido o no dado a tomar la iniciativa. Lo cierto es que esta pareja llevó a Apolos a un proceso de maduración mucho más grande, por cuanto le expusieron “más exactamente el camino de Dios”. La vida cristiana tiene que ir más allá de una acumulación de conocimientos. Se requiere de un nivel de maduración superior. Priscila y Aquila animaron al joven predicador en su ministerio y lo asistieron. Ellos no despreciaron al hombre ni lo tuvieron en poco ante los demás, sino que mejoraron las desventajas con las que estaba trabajando. Así que lo que ellos habían recibido en su larga relación con Pablo, se lo trasmitieron en su discipulado. Hay una gran bendición cuando los creyentes de poco tiempo pueden ser orientados y discipulados por cristianos de mayor tiempo. En la maduración cristiana, la presencia de una “Priscila y Aquila” hacen la diferencia. ¿Qué tan maduro estoy?
III. ¿POR QUÉ DIOS TOMA A UN CREYENTE PARA LLEVARLO A UN NIVEL MÁS ALTO?
1. Porque tiene futuros planes para él v.27ª. Priscila y Aquila hicieron muy bien su trabajo de discipulado en el joven predicador. Ahora ha quedado listo para mayores desafíos. Note que lo primero que desea es ir a Acaya (donde estaba la ciudad de Corintios), porque allí sentía que Dios le llamaba para desarrollar su ministerio. Lo cierto es que Dios mueve sus piezas de una manera magistral. Si bien es cierto que Pablo estaba siendo muy usado en estos lugares como Atenas, Éfeso y ahora Corintios, la presencia repentina de Apolos vino a darle mucha fuerza al evangelio en estas ciudades y su vez ser un gran apoyo para el apóstol. Apolos era poseedor de un profundo conocimiento de la cultura griega y su filosofía, pero además ya era poderoso en las Escrituras, según quedó demostrado. Era obvio que Dios llevaría a este hombre a un nivel más alto. El creyente que se somete a un discipulado más avanzado, donde el Espíritu Santo hace el trabajo completo, queda preparado para mayores desafíos. Esto hace la obediencia.
2. Porque tiene futuros ministerios para él v. 27b. Hay algo que he aprendido siempre en el llamamiento del ministerio. Ciertamente cuando uno es obediente y le sirve al Señor de corazón, Dios te usará donde estés. Pero es un hecho, que como el “Señor de la mies” conoce donde abunda más necesidad, en esa dirección finalmente él nos ha de llevar. Sucede a menudo que un obrero está sirviendo en un lugar y de repente comienza a sentir que Dios lo está llamando, así como el “varón macedonio”, y al llegar al lugar descubre por qué el Señor lo llevó en esa dirección. Apolos quiso ir a Acaya donde “fue de gran provecho a los que por la gracia habían creído”. Pero previo a eso fue animado y recomendado por los hermanos de Éfeso (v. 27). El trabajo de Apolos fue tan notorio en esa región que Pablo hace referencia de él en varias de sus cartas (1 Cor. 1:12; 3:4; 16:12; Tit. 3:13). Pablo lo consideró como el que “regaba” lo que él sembraba (1 Cor. 3:6). Mis amados, la vida de un creyente llega a tener sentido cuando puede ser invertida para ayudar a los que por la gracia también han creído.
3. Porque tiene futuros desafíos para él v. 28. Ahora vea hasta dónde Dios ha llevado a este siervo suyo. Por cuanto él quiso ir a Acaya, allí lo puso el Señor en un desafío más grande. Ahora Apolo es un convertido y seguramente Dios ha transformado su talento natural del habla y de la elocuencia, en un don del Espíritu con el que era capaz de discutir con “gran vehemencia…” - y refutar- “públicamente a los judíos, demostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo”. Vea la forma cómo el Señor ha traído a Apolos en su caminar cristiano. Él sigue hablando a través de las Escrituras, pero con la diferencia que lo hace bajo el poder del Espíritu Santo, siendo irresistible al momento de hablar de Cristo. El desafío que le espera a una vida que se rinde a Dios simplemente es impredecible. Si bien es cierto que Apolos ya era un líder en la palabra, la experiencia con Priscila y Aquila lo preparó para este desafío mayor. Pero recuerde que Dios no tiene hijos favoritos. Lo hace con uno y lo hace con otro. Lo único que él desea ver es a un hombre y a una mujer aceptando su desafío.
CONCLUSIÓN: Lucas se aseguró de darle un espacio a la vida de este elocuente e importante hombre del evangelio, llamado Apolos. Tanto fue influencia que algunos de sus seguidores utilizaron su figura para formar algún partido, lo cual fue rechazado por Pablo cuando habló de la división que se había dado en la iglesia (1 Cor. 1:12). Pablo reconoce que tanto él como Apolos eran simples siervos del Señor. El asunto es que aun cuando Apolos llegó a estos niveles de notoriedad, tan ascendente en la Biblia, la figura que más resalta de él es la de un siervo del Señor. Y en esto concuerdan estas palabras: “¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor” (1 Cor. 3:5). En el mundo, cuando una persona llega a niveles más altos, los demás hablan de su prestigio y de orgullo. En la iglesia mientras más alto llega un creyente, más siervo de Dios debe hacerse. Si Dios, pues, le llama a un nivel más alto, hónrele desde allí.