El Hijo del Hombre nace en Belén

Un Niño nació en el mundo •

Lucas 2:1–7 RVR60

1 Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. 2 Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. 3 E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. 4 Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; 5 para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. 6 Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. 7 Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.

Jesús no era un personaje de un libro de cuentos viviendo en un cuento de hadas. El fue una persona histórica real como nosotros.

El nació durante el reino de Augusto César, emperador de Roma del año 29 a.C. al 14 d.C. (Lc 2:1). A pesar que Augusto era visto por muchos como un salvador debido a la paz que había traído al imperio, el Salvador y Príncipe de Paz verdadero nació en una esquina pequeña de su imperio.

Jesús nació durante el primer censo administrado por Quirino, un censo ordenado por Augusto César en el año 8 a.C. pero implementado en Palestina entre los años 6 y 4 a.C. Así que los padres de Jesús viajaron a Belén, lo que tomó varios días para cubrir las 70 millas 112 Kilometros, sin mencionar el tiempo que pasaron en Belén (Lucas 2:3–5).

Luego, en vez de dar a luz en privacidad y paz, María estaba rodeada de multitudes ruidosas. En vez de dar a luz en su propio hogar con todo bien preparado, ella dio a luz en un cobertizo de animales (Lucas 2:7).

En vez de apoyarse en su familia por ayuda y apoyo, estaba a merced de extranjeros.

Así que puedes confiar en Jesús: no solo fue una persona real, sino que también conoce las dificultades que enfrentamos.

Un Niño nació para salvar • Lucas 2:8–14

3 Títulos de Jesús

Lucas 2:8–14 RVR60

8 Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño.9 Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor.10 Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo:11 que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.12 Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre.13 Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: 14 ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!

¿Por qué nació Jesús? El ángel nos lo dice dándole tres títulos:

Salvador, Cristo y Señor (Lc 2:11).

Primero, Jesús es Salvador.

Él nació para salvarnos de nuestros pecados (Mt 1:21). Eso significa que nació para morir (Is 53), porque el pecado no puede expiarse sin la sangre de un sacrificio inmaculado (Lv 17:11).

Segundo, Jesús es el Cristo. Él es Mesías esperado por Israel, el que fue ungido por Dios (Dn 9:25–26) para ser tanto Salvador como Rey (Lc 1:32–33).

Tercero, Él es Señor, es decir Dios mismo. Para mostrar lo increíble que esta verdad es, Dios preparó algo increíblemente inusual. Ángeles había dado mensajes en el pasado, ¡pero nunca antes habían estado acompañados por una multitud de huestes celestiales (Lucas 2:13)

¿Por qué tantos ángeles? Porque Dios estaba por exhibir Su gloria trayendo paz a la tierra (Lucas 2:14).

Esto es paz, en primer y último lugar, entre Dios y el hombre (Ro 5:1). Este don de paz es para aquellos en quiénes Él se complace (Lc 2:14). Es para aquellos que Dios ha hecho el objeto de Su amor.

1. ¿Tu actitud acerca del nacimiento de Jesús coincide con lo glorioso que es? ¿Te percatas

de lo grande que es tu problema de pecado, y lo grande que es Jesús?

2. ¿Cómo trata el mundo de crear paz?

¿Funcionará? ¿Cuál es el verdadero problema y la verdadera solución?

Un Niño nació para que confiemos en Él • Lucas 2:15–20

Lucas 2:15–20 RVR60

15 Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado. 16 Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. 17 Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. 18 Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían. 19 Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. 20 Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho.

Si el nacimiento de Jesús fue tan real y glorioso, ¿cómo deberías responder? Como los pastores, deberías creer lo que los ángeles dijeron.

Luego, si verdaderamente crees, obedecerás y te apresurarás a venir a Jesús como lo hicieron los pastores (Lucas 2:15–16), y le dirás a otros que la palabra de Dios es verdad y que El salva (Lucas 2:17).

Las circunstancias de tu vida puede que no cambien, pero serás transformado desde dentro hacia afuera mientras alabas y glorificas a Dios como lo hicieron los pastores (Lucas 2:20).

También, responde como María (Lucas 2:19).

Toma tiempo para meditar, considerar y reflexionar profundamente en esta historia. Medita en la verdad de Dios (1 Ti 4:15), crece en conocimiento (2 P 3:18), y busca conocerle más (Flp 3:10).

Si respondes como los pastores y María, serás salvado, ya que los pastores nos muestran que Jesús salva a personas ordinarias en el mundo ordinario. En vez de sacarte de este mundo, El entra al tuyo. En lugar de sacarte de la dificultad, El pondrá Su vida, gozo y paz en ti en medio de la prueba.

1. ¿Qué muestran tus acciones acerca de lo que verdaderamente crees (Stg 2:18)?

2. ¿Lees o escuchas cosas de la Biblia que no entiendes? ¿Qué haces cuando eso sucede?

Jesús el el Sumo Sacerdote que se compadece

Hebreos 4:14–16 RVR60

14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Jesús entiende tu debilidad. El se compadece porque sabe lo que es ser tentado (Heb 4:15).

El entiende verdaderamente tus pruebas. El nació bajo todos los problemas de la pobreza y opresión.

Siendo Dios, se hizo un hombre humilde (Flp 2:6–7).

Siendo rico, se hizo pobre para que pudiera hacer rica a gente como tu (2 Co 8:9).

Cuando Dios vino a salvar, lo hizo entrando verdaderamente al mundo. El entró en el pasado al tabernáculo cuando estuvo con los israelitas en el desierto (2 S 7:6).

Y El entrará de nuevo en el futuro cuando viva con los redimidos para siempre en los cielos nuevos y tierra nueva (Ap 21).

Pero al centro está la encarnación, cuando el Hijo de Dios se hizo hombre (Lc 2:7; Jn 1:14). Así que cuando seas tentado, ten ánimo. Recuerda que Jesús ha estado allí también.

Su ejemplo nos muestra cómo vencer la tentación sin pecar (1 P 1:21–22),

Su presencia nos fortalece para vencer (1 Jn 4:4),

y Su misericordia nos ofrece perdón cuando pecas (Heb 4:16 ).

1. ¿Es Dios humilde?

¿Por qué es la humildad una buena palabra para describir a Jesús (Flp 2:3–8)?.

2. Cuando la vida es dura, ¿qué puedes recordar para ayudarte a resistir la tentación?