XXIII. Eclesiastés
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XXIII. Eclesiastés
A. Introducción
1. Título
1. Título
a. Hebreo: “Qohelet” – el que convoca la asamblea, un predicador b. LXX: “Eclesiastés” el “predicador”
2. Fecha a) De los hechos: 970-931 a.C.
2. Fecha a) De los hechos: 970-931 a.C.
b) Del manuscrito: 935-931 a.C.
b) Del manuscrito: 935-931 a.C.
3. Autor
3. Autor
El libro afirma que su autor fue: “hijo de David, rey de Israel” (1:1) y “rey sobre Israel en Jerusalén” (1:12), por lo que esta descripción solamente puede referirse a Salomón. Además, su título como el “predicador”, su sabiduría y todas sus experiencias son reflejados en la descripción de Salomón que tenemos en Reyes y Crónicas.
Ec 1:12-16: "Yo el Predicador fui rey sobre Israel en Jerusalén. Y di mi corazón a inquirir y a buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo; este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los hombres, para que se ocupen en él. Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu. Lo torcido no se puede enderezar, y lo incompleto no puede contarse., Hablé yo en mi corazón, diciendo: He aquí yo me he engrandecido, y he crecido en sabiduría sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y ciencia."
Salomón concuerda con esto
Ec 2:4-10: "Engrandecí mis obras, edifiqué para mí casas, planté para mí viñas; me hice huertos y jardines, y planté en ellos árboles de todo fruto. Me hice estanques de aguas, para regar de ellos el bosque donde crecían los árboles. Compré siervos y siervas, y tuve, siervos nacidos en casa; también tuve, posesión grande de vacas y de ovejas, más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén. Me amontoné también plata y oro, y tesoros preciados de reyes y de provincias; me hice de cantores y cantoras, de los deleites de los hijos de los hombres, y de toda clase de instrumentos de música. Y fui engrandecido y aumentado más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; a más de esto, conservé conmigo, mi sabiduría. No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena."
Un hombre especial en cuanto a entendimiento
1R 3:10-12: "Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto. Y le, dijo Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oír juicio, he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú."
1R 4:29-30,34: "Y Dios dio a Salomón sabiduría y prudencia muy grandes, y anchura de corazón como la arena que está a la orilla del mar. Era mayor la sabiduría de Salomón que la de todos los orientales, y que toda la sabiduría de los egipcios. … Y para oír la sabiduría de Salomón venían de todos los pueblos y de todos los reyes de la tierra, adonde había llegado la fama de su sabiduría."
1R 10:14-16,18-23: "El peso del oro que Salomón tenía de renta cada año, era seiscientos, sesenta y seis talentos de oro; sin lo de los mercaderes, y lo de la contratación de especias, y lo de todos los reyes de Arabia, y de los principales de la tierra. Hizo también el rey Salomón doscientos escudos grandes de oro batido; seiscientos, siclos de oro gastó en cada escudo. … Hizo también el rey un gran trono de marfil, el cual cubrió de oro purísimo. Seis gradas tenía el trono, y la parte alta era redonda por el respaldo; «y a uno y otro lado» * tenía brazos cerca del asiento, junto a los cuales estaban colocados dos leones. Estaban también doce leones puestos allí sobre las seis gradas, de un lado y de otro; en ningún otro reino se había hecho trono semejante. Y todos los vasos de beber del rey Salomón eran de oro, y asimismo toda la vajilla de la casa del bosque del Líbano era de oro fino; nada de plata, porque en tiempo de Salomón no era apreciada. Porque el rey tenía en el mar una flota de naves de Tarsis, con la flota de Hiram. Una vez cada tres años venía la flota de Tarsis, y traía oro, plata, marfil, monos y pavos reales. Así excedía el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riquezas y en sabiduría."
1R 10:24-29: "Toda la tierra procuraba ver la cara de Salomón, para oír la sabiduría que Dios había puesto en su corazón. Y «todos» * le llevaban «cada año» *, sus presentes: alhajas de oro y de plata, vestidos, armas, especias aromáticas, caballos y mulos. Y juntó Salomón carros y gente de a caballo; y tenía mil cuatrocientos carros, y doce mil jinetes, los cuales puso en las ciudades de los carros, y con el rey en Jerusalén. E hizo el rey que en Jerusalén la plata llegara a ser como piedras, y los cedros como cabrahigos de la Sefela en abundancia. Y traían de Egipto caballos y lienzos a Salomón; porque la compañía de los mercaderes del rey compraba caballos y lienzos. Y venía y salía de Egipto, el carro por seiscientas, piezas de plata, y el caballo por ciento cincuenta; y así los adquirían por mano de ellos todos los reyes de los heteos, y de Siria."
A este se le reconoce por la sabiduría, tenía todo lo demás riquezas.
El autor de este libro se identifica como el predicador o convocador.
Convocador en hebreo: se utiliza en 1 reyes 8 para hablar de Salomón cuando convoca al pueblo en la dedicación del templo
1R 8:1: "Entonces Salomón reunió ante sí en Jerusalén a los ancianos de Israel, a todos los jefes de las tribus, y a los principales de las familias de los hijos de Israel, para traer el arca del pacto de Jehová de la ciudad de David, la cual es Sion."
1R 8:2: "Y se reunieron con el rey Salomón todos los varones de Israel en el mes de Etanim, que es el mes séptimo, en el día de la fiesta solemne."
Entonces esto es evidencias que fue Salomón el que escribió este libro en los últimos días de su vida, después de haber experimentado lo vació de sus experiencias.
B. Contexto Histórico
Ningún otro hombre ha podido experimentar la vanidad de la vida como hizo Salomón. Él era el hombre más sabio de la tierra, atrayendo a los reyes del mundo para escucharle. Tristemente, al final no prestó atención a su propio consejo. En vez de temer a Dios, buscó los placeres del mundo. Al final de su vida, después de haber experimentado todo, llegó a la misma conclusión del principio: todo fue vano y hubiera sido mucho mejor temer a Dios desde el inicio. Por lo tanto escribió el libro de Eclesiastés para que otros jóvenes no cayeran como Él. Aunque Salomón fue sabio en gran manera descubrió, tristemente, que el intelecto está muy lejos de la madurez espiritual. La madurez y el discernimiento espiritual no se logran al estudiar y experimentar más, sino que se desarrollan por la continua práctica de la obediencia (He. 5:14).
1. Tema:
1. Tema:
1) la Vanidad entera del mundo sin Dios
Vanidad: En hebreo hebel —1,2; 2,1; 4,4; 6,2, 11; 7,15; 8,14; 9.9 — básicamente significa «vapor» o «aliento», como el vapor que se disipa enseguida cuando uno exhala en un día frío. Con esta palabra el predicador describía toda búsqueda mundana como la riqueza, el honor, la fama y diversos placeres, comparándolos con el desesperado intento por retener aire en el puño de la mano (2.17). Algo absurdo, inútil. Jeremías usó la misma palabra para decir que la idolatría es «inútil» (Jer 18.15) y Job la empleó para lamentar lo breve de la vida humana (Job 7.16). El predicador de Eclesiastés, sin embargo, usó esta palabra más que cualquier otro autor del AT. Según él toda la vida es vanidad a menos que uno reconozca que todo proviene de la mano de Dios (2.24–26).
Las «vanidades» de Eclesiastés (1.2; 12.8)
1. Sabiduría humana 2.14–16
2. Esfuerzo humano 2.18–23
3. Logro humano 2.26
4. Vida humana 3.18–22
5. Rivalidad humana 4.4
6. Sacrificio humano egoísta 4.7, 8
7. Poder humano 4.16
8. Avaricia humana 5.10
9. Acumulación humana 6.1–12
10. Religión humana 8.10–14
2) la verdadera satisfaccion en este mundo proviene de Dios.
3) el odjeto del trabajo del hombre.
4) el peligro de vivir solamnete para lo temporal.
5) la necesidad de vivir para la gloria de Dios.
6) la futilidad de vivir separado de Dios.
7) la necesidad de temer a Dios para vivir correctamente.
2. Propósito:
2. Propósito:
advertir a que cualquier hombre que quiere vivir sin Dios va a vivir en vanidad. unicamente aquel que teme a Dios y obedece sus mandamientos puede experimentar una vida gozosa y digna.
A pesar de la futilidad aparente de la existencia del hombre, el sabio debe temer a Dios y disfrutar de su vida como un regalo de Dios.
El propósito de todo el libro: es una sabia reflexión de como uno debe relacionarse con Dios, y con su mundo caído que a la misma vez es hermoso porque es creación de Dios.
13 El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.
14 Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.
3. Resumen: Después de haber probado todas las delicias de este mundo, Salomón llega a la conclusión de que todo es vanidad. Por lo que, una vez demostrada la futilidad de todas sus experiencias, explica que el hombre debe buscar en esta vida el temer a Jehová y estar satisfecho con guardar Sus mandamientos.
D. Bosquejo
D. Bosquejo
INTRODUCCIÓN 1:1-1:11
INVESTIGACIÓN 1:12-6:9
CONCLUSIONES 6:10-12:8
CONSEJO FINAL 12:9-12:14
I. Introducción (1.1–11)
A. Título (1.1)
B. Poema: Una vida de actividad que parece cansada (1.2–11)
II. La investigación de Salomón (1.12—6.9)
A. Introducción: El rey y su investigación (1.12-18)
B. Investigación de búsqueda de placer (2.1-11)
C. Investigación de sabiduría e insensatez (2.12-17)
D. Investigación de trabajo y recompensas (2.18—6.9)
1. Uno tiene que dejárselas a otro (2.18-26)
2. Uno no puede encontrar el tiempo correcto para actuar (3.1—4.6)
3. Uno repetidamente debe trabajar solo (4.7–16)
4. Uno puede fácilmente perder todo lo que adquiere (5.1—6.9)
III. Las conclusiones de Salomón (6.10-12.8)
A. Introducción: El problema de no saber (6.10-12)
B. El hombre no siempre puede descubrir qué ruta es la más exitosa que él puede tomar, porque su sabiduría es limitada (7.1—8.17)
1. De la prosperidad y la adversidad (7.1-14)
2. De la justicia y la impiedad (7.15-24)
3. De las mujeres y la insensatez (7.25-29)
4. Del hombre sabio y el rey (8.1-17)
C. El hombre no sabe lo que vendrá después de él (9.1-11.6)
1. Él sabe que morirá (9.1–4)
2. Él no tiene conocimiento en la tumba (9.5-10)
3. Él no conoce su tiempo para morir (9.11, 12)
4. Él no sabe lo que sucederá (9.13—10.5)
5. Él no sabe qué mal vendrá (10.16-11.2)
6. Él no sabe qué bien vendrá (11.3-6)
D. El hombre debe disfrutar la vida, pero no el pecado, porque el juicio vendrá sobre todos (11.7—12.8)
IV. El consejo final de Salomón (12.9-14)
CRISTO EN… ECLESIASTÉS
CRISTO EN… ECLESIASTÉS
SALOMÓN ESCRIBIÓ ECLESIASTÉS como advertencia a quienes intentan encontrar gozo sin Dios. De hecho, vivir sin Dios es imposible, porque él es el que «ha puesto eternidad en el corazón de ellos» (3.11). La búsqueda de la felicidad de Salomón, por medio de las experiencias y la filosofía, no lleva a nada sin Dios.
Cristo no vino al mundo para hacer que la vida de los humanos fuera soportable. Vino a darnos vida «en abundancia» (Jn 10,9,10)
. Cristo sigue siendo el único Pastor, fuente de toda sabiduría (12.11). Por eso, sin Cristo toda búsqueda será inútil e infructuosa.