¿Qué buscas?

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Reflexionar acerca de nuestros propósitos por lo que seguimos a Jesús.

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HABLEMOS DE LA VIDA

Por eso, la increencia de nuestros días ha sido calificada de «posreligiosa» y «poscristiana». ¿Qué significa esto? que ya no se rechaza la idea de Dios en la sociedad, como sucedía a comienzos de la modernidad: sencillamente se le ignora.
Muchos cristianos la consideran un peligro que viene de fuera y puede arrasar lo poco que queda de vida cristiana entre vosotros.
Para otros cristianos, la increencia es una tentación. Su fe ha estado hasta ahora muy fundamentada en la tradición familiar y el ambiente social, y ahora se defienden como pueden: viven en una «crisis de fe» permanente.
Para otros cristianos, es una llamada a la conversión personal sobre la que descansa siempre la vida cristiana; una llamada a la renovación interior de nuestro modo de vivir la fe; una llamada a convertirnos en verdaderos discípulos desde la sensibilidad de nuestros tiempos.
Todo esto nos está exigiendo despertar en nosotros la «actitud de búsqueda». No podemos seguir viviendo la fe como la hemos estado viviendo hasta ahora. Hemos de ser testigos de un «Dios contemporáneo», es decir, del Dios vivo, encarnado en Jesús y presentado a los hombres y mujeres tal como son realmente hoy. Más aún. Hemos de buscar ser «fieles al futuro», pues el Espíritu empuja siempre a la Iglesia hacia adelante, «a anunciar el Evangelio hacia una historia que todavía no ha llegado».

ESCUCHEMOS A DIOS

Juan 1:35–36 RVR60
El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos.Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios.
De pronto, Juan ve que Jesús «pasaba» por allí. No se nos dice de dónde viene ni adónde se dirige. No se detiene junto a Juan. Va más lejos que este grupo que busca ser limpiado de su pecado en las aguas del Jordán. Juan se fija en él e inmediatamente lo comunica a sus discípulos: «Este es el Cordero de Dios».
Juan 1:37–38 DHH-LA
Los dos seguidores de Juan lo oyeron decir esto, y siguieron a Jesús.Jesús se volvió, y al ver que lo seguían les preguntó: —¿Qué están buscando? Ellos dijeron: —Maestro, ¿dónde vives?
1. ¿QUE BUSCAN?
Los dos discípulos que han escuchado a Juan comienzan a seguir a Jesús sin decir palabra alguna. Todavía no ha habido un contacto personal con él. Hay algo en Jesús que los atrae, aunque todavía no saben quién es ni hacia dónde los lleva. Sin embargo, para seguir a Jesús no basta escuchar lo que otros nos dicen de él. Es necesario vivir una experiencia personal.
Es Jesús quien rompe el silencio. Durante un cierto tiempo, los discípulos caminan tras él y Jesús es consciente de que le siguen. El texto sugiere que, cuando alguien se está acercando a Jesús, es él quien sale a su encuentro.
«¿Qué buscan?». Es la primera palabra de Jesús en el evangelio de Juan y también la pregunta que, desde el Evangelio, Jesús nos hace a los lectores de todos los tiempos: ¿qué buscan? ¿Qué esperan de mí? ¿Por qué me seguen precisamente a mí?
Juan 1:38 (DHH-LA)
Ellos dijeron: —Maestro, ¿dónde vives?
2. ¿DÓNDE VIVES?
«Maestro, ¿dónde vives?». La respuesta de los discípulos es decisiva en este relato evangélico. Ya el título con el que se dirigen a Jesús es significativo: «Maestro».
Los dos discípulos sienten que Jesús es alguien que les puede enseñar a vivir. Más aún. Están dispuestos a convertirse en “aprender de él un modo diferente de vivir que todavía no conocen: les atrae aprender a vivir como él.
El texto nos plantea a quienes queremos vivir como Jesús esa misma pregunta: ¿dónde podemos encontrar hoy a Jesús? ¿Dónde experimentar su estilo de vivir?
Juan 1:39 DHH-LA
Jesús les contestó: —Vengan a verlo. Fueron, pues, y vieron dónde vivía, y pasaron con él el resto del día, porque ya eran como las cuatro de la tarde.
3. VEN Y MIRA
«Venid y lo veréis». Esta es la respuesta de Jesús. Vivan la experiencia ustedes mismos. No busquen por fuera información de otros. Venid a vivir conmigo y descubriréis cómo vivo, cómo oriento mi vida, a qué me dedico y qué es lo que me hace vivir. Esto dice el texto evangélico: solo teniendo la experiencia de un encuentro personal y vivo con él es posible ser discípulo de Jesús.

RESPONDAMOS A LA VIDA

Los tres verbos que emplea el autor expresan de forma precisa y clara el camino que conduce a la verdadera fe. Para conocer a Jesús no basta con oír hablar de él, no es suficiente obtener información sobre sus hechos y sus dichos. Es necesario encontrarnos con él, experimentar dónde vive y quedarnos con él.
Pensemos:
— ¿He sentido alguna vez que Jesús pasaba por mi vida? ¿Estará pasando hoy? ¿En estos momentos? ¿Qué es lo que me atrae a encontrarme con Jesús?…
—¿Qué buscáis?: ¿Cómo respondo yo a esta pregunta de Jesús? ¿Qué busco sobre todo en estos momentos? ¿Qué espero de él?
—Maestro, ¿dónde vives?: ¿Siento a Jesús como Maestro?… ¿Estoy dispuesto a dejarme enseñar por él? ¿Me atrae aprender a vivir como él? ¿Qué es lo que más necesito aprender de él?
—Venid y lo veréis: ¿Cómo respondo yo a esta llamada de Jesús? ¿Me siento llamado a buscarlo en mi interior como Maestro?
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